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Obras de Diego Catalán

3. 2. DESLINDE Y CLASIFICACIÓN POR MENÉNDEZ PIDAL, A FINES DEL SIGLO XIX, DE LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA

 

2.  DESLINDE Y CLASIFICACIÓN POR MENÉNDEZ PIDAL, A FINES DEL SIGLO XIX, DE LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA. I. INTRODUCCIÓN. LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA HEREDERAS DE LA ESTORIA ALFONSÍ

      En los últimos decenios del pasado siglo, Ramón Menéndez Pidal, seducido por los esfuerzos reconstrucivos de la poesía heróico-popular realizados por Manuel Milà i Fontanals y provisto de los nuevos utensilios críticos que le proporcionaba la metodo­logía filológica transpirenaica, emprendió el estudio sistemático de la historiografía medieval hispánica, con el propósito de descubrir y restaurar el viejo edificio de la épi­ca española cuyas ruinas se reflejaban en la prosa de las crónicas.

      La empresa no era fácil. Pero el entonces joven Menéndez Pidal, bien instruido en los métodos de la crítica textual de tradición lachmaniana, consiguió desembrollar la genealogía de las historias medievales de España, separando y entresacando del haci­namiento en que yacían los tipos más notables que de ellas existieron, y llegó a des­cribir sus características más salientes (especialmente en las secciones de mayor interés para la historia de la epopeya).

      Fiel a los propósitos restauradores de la filología comparatista, el principal objetivo de Menéndez Pidal consistió en reconocer y fijar la "versión matriz", el texto primiti­vo de la Crónica general de Alfonso X, que no dudó en identificar (según habían intui­do Pedro José Pidal, Pascual de Gayangos y José Caveda) con el de los manuscritos escurialenses E1 y E2, manuscritos que consideró identificables con dos volúmenes de un mismo códice (aunque en la Biblioteca del Escorial llevaran signaturas separadas y dispares: Y-I-2 y X-I-4). Llamó a este texto y a los manuscritos hermanos de él11 Primera crónica general de España, y en 1906 lo ofreció íntegramente al público en una edición crítica divulgada por la "Nueva Biblioteca de Autores Españoles"12

      Una vez identificada la "versión matriz", Menéndez Pidal fue descubriendo y des­cribiendo "la serie de sus refundiciones sucesivas", refundiciones que consideró "crónicas" diversas y a las cuales dotó de nombres. Aunque la nomenclatura por él empleada no haya sido respetada posteriormente en su integridad, la identidad de los distintos tipos de "Crónica general" establecidos por Menéndez Pidal a fines del siglo XIX ha sido universalmente aceptada por la crítica.

      Junto a la Primera crónica, el hito más sobresaliente en la evolución de la historio­grafía "general" lo marca la Crónica de 1344, que Menéndez Pidal consideró, durante mucho tiempo, como Segunda crónica general de España.

      Aunque sin llegar a constituir una crónica general propiamente dicha, pues sólo abar­ca la historia de los reyes de León (desde Fruela II a la unión bajo Fernando III del rei­no leonés con el castellano), también tiene una personalidad relevante otra importante refundición de la compilación alfonsí, a la cual Menéndez Pidal bautizó con el nombre de Crónica de veinte reyes (modificando la referencia que proporcionaban algunos de los manuscritos de la obra, que utilizaban el título de "Crónica de once reyes").

      Igualmente limitada a una sección de la historia de España es la refundición que Me­néndez Pidal llamó Crónica de Castilla (o Crónica de los reyes de Castilla), que co­mienza en el reinado de Fernando I y que, en buena parte de su contenido (hasta Alfonso VI) más parece una Crónica particular del Cid que una crónica del reino13.

      Otra versión completa de la historia de España es la que editó Florián de Ocampo en 154114 (que Menéndez Pidal llamó Tercera crónica general), pero, que, atendiendo a su tradición manuscrita, puede considerarse compuesta de dos unidades inconexas: una hasta Vermudo III (la Crónica general vulgata) y otra referente a los reyes de Castilla, desde Fernando I (la Crónica ocampiana).

      Entre las refundiciones perdidas se destaca la *Crónica general manuelina, dividi­da en tres libros, la cual tuvo el privilegio de ser el texto manejado y sumariado por don Juan Manuel en su Crónica abreviada (entre 1320 y 1325)15.

      Entre las más tardías de las grandes refundiciones herederas de la compilación al­fonsí se halla la que Menéndez Pidal llamó Cuarta crónica general, cuyo texto descri­bió fijándose en una de las formas más reformadas de las que tuvo esa obra (la que había sido editada en 1893 en la "Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España"); atendiendo a la mixtura que presenta de trechos basados directamente en la obra del arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada y trechos procedentes de la Estoria de Alfonso X, la calificó otras veces de Traducción interpolada del Tole­dano (aquí nos referiremos a ella como una redacción entre las varias de la Estoria del fecho de los godos).

      En fin, otra obra dependiente de la Estoria de España alfonsí complementada con otras fuentes es la Crónica de 1404, escrita en gallego17.

Diego Catalán, De la silva textual al taller historiográfico alfonsí (1997)

NOTAS

11   En la edición de 1906 anunció una descripción de los manuscritos que no se llegó a publicar enton­ces; sólo sería incluida, retocada por los colaboradores que le ayudaron en la reedición de la obra, en la 2a ed. de 1955. Los manuscritos que utilizó de preferencia para anotar a E son C, B, U, N, Q, la ed. Ocampo, L, T, para el primer tomo; I, A′, J, T, G, Z, Y, F, para el segundo (y S, D, ed. Sevilla 1526, en Fernan­do III). Es de notar que, en el segundo tomo (desde Fruela II y desde Alfonso II, respectivamente) se utilizan las siglas B para J y A para A’, siglas que no se corresponden con las que él mismo había intro­ducido en Ley. Infantes de Lara (1896).

12  Primera crón1. Reed. en 1955: Primera crón2.

13  Esa parte se copió, a veces, con independencia y fue publicada en dos ocasiones en el s. XIX: Chronica del famoso cavallero Cid Ruydiez Campeador, por V. A. Huber, Marburg, 1844 y Stuttgart, 1853.

14  En la obra citada en la n. 8.

15   R. Menéndez Pidal, en Ley. Infantes de Lora1 (1896), pp. 52-54 (puede acudirse a la reed. de 1971 que reproduce el texto de 1896 fotográficamente y añade una "Tercera parte"), creyó que debía conside­rarse como testimonio de excepción al intentar identificar el texto primigenio de la Estoria de España; y en Primera crón. (1906) desistió de su propósito inicial de imprimirla como "Apéndice" al observar la per­fecta concordancia del resumen manuelino con su edición (en las partes que por entonces examinó de la Crónica abreviada). Sólo posteriormente se percataría de las profundas divergencias de contenido del Lib. III de la Crónica manuelina respecto a la versión editada.

16  Con el título: Crónica del arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada, tradújola en castellano y la con­tinuó hasta su tiempo don Gonzalo de la Hinojosa obispo de Burgos y después un anónimo hasta el año de 1454 (Bibla. nac. -Dd.-179 CODOIN, CV y CVI, Madrid: J. Perales, 1893. La transcripción del cita­do manuscrito, hoy 9559 de la Bibl. Nacional de Madrid, es poco fidedigna.

17  La describió Menéndez Pidal en su artículo "La crónica general de 1404", RABM, IX (1903), 34-55. Sobre la lengua, véase adelante, cap. II, n. 444.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

DE LA SILVA TEXTUAL AL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSÍ. CÓDICES, CRÓNICAS, VERSIONES Y CUADERNOS DE TRABAJO.

1.- DE LA SILVA TEXTUAL AL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSÍ. CÓDICES, CRÓNICAS, VERSIONES Y CUADERNOS DE TRABAJO

I. INTRODUCCIÓN. LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA HEREDERAS DE LA ESTORIA ALFONSÍ

*    2.- 1. LA SELVA TEXTUAL Y LA ERUDICIÓN PRE-PIDALINA

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Imagen de portada: Nicolas de Nicolaï Traité du jeu d’échecs des marelles et des tables. Siglo XIV , BnF, Manuscrits, latin 10286, f. 126

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