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Obras de Diego Catalán

2.- 1. LA SELVA TEXTUAL Y LA ERUDICIÓN PRE-PIDALINA

 

1.   LA SELVA TEXTUAL Y LA ERUDICIÓN PRE-PIDALINA. I. INTRODUCCIÓN. LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA HEREDERAS DE LA ESTORIA ALFONSÍ

      No habían pasado aún dos generaciones desde que el taller historiográfico alfonsí elaboró trabajosamente (en el quinquenio de los 70 del s. XIII) la Estoria general de España, cuando el sobrino carnal de Alfonso X, don Juan, hijo del infante don Manuel, entre 1320 y 1325, siendo tutor de Alfonso XI, estimó útil, para sí y para otros, resu­mir la obra capítulo por capítulo:

"... E esto fizo el por que non touo por aguisado de començar tal obra e tan conplida commo la del rrey su tio, antes saco de la su obra conplida vna obra menor. E non la fizo si non para ssi en que leyese... Pero, ssi alguno otro le­yere en este libro e non lo fallare tan conplido, cate el lugar onde fue sacado en la coronica en el capitulo de que fara mención en este libro..."

      Don Juan Manuel, cuya vocación de escritor empezó a manifestarse con el prólogo personal que encabeza esta su Crónica abreviada1, renunció en la ocasión al deseo de imitar al rey su tío, convencido de que "ninguno non podría y mas dezir ni tan bien" como dijo Alfonso X:

"E esto por muchas rrazones: Lo vno, por el muy grant entendimiento que Dios le dio. Lo al, por el grant talante que auie de fazer nobles cosas e aprouechosas. Lo al, que auia en su corte muchos maestros de las ciencias e de los saberes a los quales el fazia mucho bien (e) por leuar adelante el sa­ber e por noblesçer sus rregnos, ca fallamos que en todas las ciencias fizo muchos libros e todos muy buenos. E lo al, por que auia muy grant espacio para estudiar en las materias que queria componer algunos libros, ca moraua en algunos logares vn año e dos e mas, e avn segunt dizen los que viuian a la su merced, que fablauan con el los que querían e quando [que­rían] e quando el queria, e ansi auia espacio de estudiar en lo que el queria fazer p[or] si mismo e avn para veer e esterminar las cosas de los saberes que el mandaua ordenar a los maestros e a los sabios que traya para esto en su corte"2.

      La admiración y respeto de don Juan Manuel por el saber y el arte expositivo que en esa obra del hermano mayor de su padre descubría3 no es, frente a lo que pudiera pen­sarse, garantía de que la *Crónica manuelina (esto es, el manuscrito que don Juan tra­taba de "saber mejor"), fuese el texto genuino de la Estoria de España, que él creía poseer; bien al contrario, la crítica textual ha hecho ver que, en buena parte de su ex­tensión, se trata de un texto influido ya por la profunda alteración de los principios del arte de historiar que tiene lugar poco después de muerto el rey don Alfonso4.

      El engaño sufrido por don Juan Manuel se repitió innumerables veces durante los si­glos XIV y XV: los que hacían copiar o copiaban manuscritos varios de la historia ge­neral del reino creían, sin duda, manejar la prestigiosa obra del Rey Sabio, pues los textos que transcribían empezaban, por lo general, con el prólogo personal de Alfonso X:

"E por end Nos don Alfonsso, por la gracia de Dios rey de Castiella, de To­ledo, de León, de Gallizia, de Seuilla, de Cordoua, de Murcia, de Jahen et dell Algarue, ffijo del muy noble rey don Ffernando et de la reyna donna Beatriz, mandamos ayuntar quantos libros pudimos auer de istorias en que alguna cosa contassen de los fechos d’Espanna ... et compusiemos este li­bro ... etc."5 .

aunque, luego, su contenido fuera tan vario que, en el siglo XVI, Gonzalo Fernández de Oviedo podría observar, con asombro:

"en todas las que andan por España que General Historia se llaman, a lo me­nos en las que yo he visto, no hallo vna que conforme con otra e en muchas cosas son diferentes"6.

      Fueron, por tanto, injustos con Florián de Ocampo los eruditos de los siglos XVII, XVIII y XIX7 que le criticaron acremente por haber dado a la estampa Las quatro partes enteras de la Crónica de España que mando componer el Serenissimo rey don Alfonso lla­mado el sabio (Zamora, 1541) en un texto con defectos patentes. El cronista del Empera­dor, según advierte en el prólogo, se limitó a "corregir algo de la impresión" del original manuscrito que le prestó el licenciado Martín de Aguilar, sin "mudar el estilo ni la orden ni lo vocablos antiguos"8 y no obró con "mala fe y poca diligencia" —como andado el tiem­po le acusaría el marqués de Mondéjar9— al tener por auténtica versión de la obra de Al­fonso X la que como tal se presentaba en el manuscrito que había obtenido del licenciado.

      Aunque desacreditada por los mejores historiadores, la edición de Ocampo perma­neció insuperada durante los siglos siguientes. Los trabajos iniciados por Tomás Tamayo de Vargas, por mandado de Felipe IV (entre los años 1625 y 1634), por don Juan Lucas Cortés, por orden de Carlos II (hacia 1683), por Francisco Cerdá y Rico, bajo Carlos IV (1798) y por Pascual de Gayangos, el primer marqués de Pidal y José Caveda (hacia 1863) nunca llegaron a producir la deseada edición de la primitiva Estoria de España alfonsí10.

      El fracaso de la crítica de textos históricos, desde el siglo XVII al XIX, en sus in­tentos de recuperar la más venerable producción en lengua vulgar de la historiografía medieval hispánica se explica por la proliferación, desde el propio siglo XIII y a lo lar­go de los dos siglos siguientes, de textos cronísticos herederos de la labor historiográfica alfonsí. La "Crónica general de España", debido a su permanente interés para la "nación" hispana, no sólo fue muy copiada, sino que permaneció "abierta" a constantes intentos de mejorar su contenido. De resultas, la estructura de la obra es extrema­damente variable, aunque, en las más diversas manifestaciones de ella, siempre se reconozca el extraordinario trabajo historiográfico realizado por el Rey Sabio y su equipo de historiadores.

      El campo de estudios constituido por la historiografía alfonsí sólo se hizo transita­ble cuando, a fines de siglo, la filología decimonónica europea, habiendo sobrepasado los Pirineos, vino a servir de guía a la erudición, encaminándola a través de la muy ce­rrada espesura creada por la maraña textual surgida de la proliferación de formas ad­quiridas por la Estoria de España (la "selva selvaggia e aspra e forte", de que, en su vejez, hablaría, bromeando, Menéndez Pidal).

Diego Catalán, De la silva textual al taller historiográfico alfonsí (1997)

NOTAS

1   Según mostré en "Don Juan Manuel ante el modelo alfonsí" (1977). Reproducido en Catalán, La Es­toria de España (1992), pp. 197-229, § 2.

El ms. 7356 (ant. F-S7) de la Biblioteca Nacional de Madrid en que se conserva la Crónica abrevia­da fue publicado por L. y M. B. Grismer, Minneapolis, 1958, y nuevamente por J. M. Blecua, en Don Juan Manuel. Obras completas, II. Madrid: Gredos, 1983, pp. 505-815.

3  Según resulta patente de la lectura del prólogo a la Crónica abreviada (pasaje destacado desde anti­guo por R. Menéndez Pidal, Antología de prosistas castellanos, Madrid, 1898, p. 28; 7a ed. Madrid: CSIC, 1992, pp. 25-26).

4  Que estudié en "Poesía y novela" (1969) y en "Don Juan Manuel ante el modelo alfonsí" (1977). Re­producidos en Catalán, La Estoria de España (1992), pp. 139-156 y 197-229; véase, especialmente, c. VI, §§2-3-4 ye. IX, §11.

5  PCG, p. 4ª21-44

6  G. Fernández de Oviedo, Las Quinquagenas, Quin. III, estanza 4. Cito por el manuscrito, en tres vo­lúmenes, 2217-2218-22]9 de la Bibl. Nacional, Madrid, vol. III, f. 9.

7    Pueden servir de ejemplo Nicholas Antonius, Bibliotheca Hispana Vetus, Roma, 1679-1696 (reed. Matriti, 1788), Lib. VIH, núm. 212; don Gaspar Ibáñez de Segovia, Peralta y Mendoza, marqués de Mon­déjar (c. 1704), Memorias históricas del Rei  don Alonso el Sabio (ed. postuma por F. Cerdá,  Madrid, 1777, pp. 462, etc.) y Corrupción de las Crónicas impresas de nuestros reyes, ms. 10625 (olim Kk 38) de la Bi­blioteca Nacional, Madrid, 1, y J. Amador de los Ríos, Historia crítica de la literatura española, Madrid: José Rodríguez, 1863, III, p. 575.

8   Según expresamente declara el propio Florián d’Ocampo (F. do Campo) Las quatro partes enteras de la Crónica de España que mando componer el Serenissimo rey don Alfonso llamado el sabio... Zamo­ra,  1541, título y prólogo.

9   Mondéjar, Corrupción de las crónicas impresas de nuestros reyes (Bibl. Nac., Madrid, ms. 10625) dedica el primero de sus capítulos a la "Mala fe y poca diligencia de Florián de Ocampo en la edición de la Historia General".

10 Para el detalle de estos proyectos fallidos véase el Prólogo a la primera edición de la Primera cró­nica general de R. Menéndez Pidal (PCG, 1906, pp. I-III). También Ley. Infantes de Lara, pp. 50-52.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

DE LA SILVA TEXTUAL AL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSÍ. CÓDICES, CRÓNICAS, VERSIONES Y CUADERNOS DE TRABAJO.

1.- DE LA SILVA TEXTUAL AL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSÍ. CÓDICES, CRÓNICAS, VERSIONES Y CUADERNOS DE TRABAJO

I. INTRODUCCIÓN. LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA HEREDERAS DE LA ESTORIA ALFONSÍ

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