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Obras de Diego Catalán

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA. I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE

      La multitud de pueblos que habitaban alrededor del Mediterráneo tuvo una primigenia unidad de lengua, como los indoeuropeos tuvieron la suya; unidad debida al origen racial común, y que, a pesar de la ulterior diversificación histórica de los múltiples pueblos, dejó rastros abundantes en los nombres de lugar iguales que hallamos esparcidos por todas las tierras del mar interno, desde el Asia Menor hasta España.

      La base car ‘peña, roca’ entra en el nombre de una región montañosa del Asia Menor, la Cārĭa, famosa por sus canteras y su industria del mármol, productoras del célebre Mausoleo; forma topónimos también en Italia, Fran­cia y muchos en España: Caria > Queira en Galicia, Quero, Quer, Querol en varias provincias, como Chero en Lombar­día, Queirols en Ardèche; Cariōca da Queiroga, Quiroga, nombre que en gallego-portugués es apelativo, queiroga, queiroa ‘urce, planta de los peñascales’; además, el nombre tan conocido Queiroz en Portugal, Quirós en Asturias 2.

      Otro tema mediterráneo canda, ganda es muy fecun­do también. Da un apelativo en retorrománico ganda ‘pe­drera gorronal’, y en gallego-portugués gándara o gandra ‘tierra arenosa, inculta’, asturiano granda ‘terreno pedrego­so e inculto’, y de él salen los nombres de pueblos en Asia Menor, en Italia, en otras regiones de Europa: Κάνδαρα, al Norte de Asia Menor, en Paflagonia; Gandări, que Mela aplica a un pueblo del Cáucaso; Κανδασα, Caria; Κανδανον, Iliria; Candara (doc. latino del año 790) > Kander, río en Baden; Cándaro, caserío en la Basilicata; Gandalou, Gandoulis en Tarne et Garonne; Gandaille en Lot-et-Garonne. Y en la Península Ibérica: Gándara (-ariña, -arinha, -arela, -arilla) en Galicia y Portugal, León, Santan­der, Gandra en Galicia y Portugal, Granda (-dela, -darrasa) en Asturias, Galicia, Gandaran (-darias) en Vizcaya, Gandesa en Tarragona, Gandía en Valencia, Gandul en Sevilla, Gandullas en Madrid, Candanosa en Asturias, Candamia en León, Candamo en Asturias, donde se halló el exvoto de época romana lovi Candamio, revelador de un culto, estric­tamente local, a Júpiter en una advocación protectora de las montañas de aquella comarca llenas de imponentes peñascales 3.

      Aún otro ejemplo semánticamente análogo. Se compren­de que los accidentes pétreos del terreno figuren mucho en la toponimia primitiva. Probablemente dos voces mediterrá­neas *ast ‘peña’ (vasco aitz) y *ura ‘agua’ (vasco uri) dan el nombre Astŭra, afluente del Duero llamado después Éstura, Éstola, hoy Esla. Astŭra es nombre de otro río en el Lacio, y de sendas ciudades en el Nórico sobre el Da­nubio (hoy Klostenburg) y en el Asia Menor en Misia ("Αστυρα)4. De él derivan los nombres de Asturias y de Astŭrĭca > Astorga capital de los astures. En cuanto al componente ur, uri (vasco ’agua’, ’río’), hallamos, en te­rritorios de la Península distantes entre sí: Ura, afluente Sur del Arlanza (llamado así en documento de Silos 919, hoy ’Mataovejas’), y el pueblo Ura sobre ese río, vecino de Puentedura (Burgos), y Urium río en la Bética (hoy ’Ríotinto’). También fuera de España: Uri, río en Cerdeña; Úria, to­rrente en Calabria; Ŭrĭa, ciudad en el Sur de Italia, en la Iapigia. En Plinio: urium ’lodo’.

      Un último ejemplo puede ser la voz alba ’ladera, pendien­te’, que sirve de nombre a muchas ciudades de España, Alba de Tormes, de Aliste, etc., así como a la famosa Alba Longa y otras de Italia, de Creta 5 y otros países. El de­rivado Álvaro, comparable al vasco albarico ‘cuesta muy pen­diente’, es topónimo muy usado en España, en Cerdeña, en el Véneto, y es además nombre personal muy usado en España. El «Campo Hazálvaro» (Fazalvaro en el Libro de Buen Amor) se extiende en un alto paso hacia Ávila viniendo desde el valle del río Moros 6.

      Entre los rasgos pan-mediterráneos de la toponimia, ocu­pan especial lugar varios sufijos extendidos por los más diversos países del mar interno, desde la Península Anatólica hasta la Ibérica.

      Uno de ellos es el sufijo colectivo o abundancial -ăr- 7. En España lo hallamos por toda ella: Naccăra, nombre que da Avieno a la Albufera de Valencia; Egăra, en los Iler-getes; Capara, Itinerario de Antonino, Cappara, Anóni­mo Ravennate, Κάπαρα, ciudad de los Vettones en Ptolomeo (hoy Ventas de Cáparra Cáceres); Hactara, Itinerario de Antonino; Káscaras en 956 en León 8 (lugar hoy descono­cido); Tabara en manuscritos latinos del siglo X, Távara en Zamora9; Záncara en Ciudad Real10; Lángara 1025 en Álava11 (quizá el moderno Langarica) y Langarabide ‘camino de Lángara’ (término de Arbulo, Álava), Láncara, León, Lugo (cfr. vasco langa, lanka ‘traviesa, portillo, escaño’); Bracăra (de que hablaremos); la ya citada Gándara; Naiăra > Nájera. El sufijo siguió siendo productivo en tiempos romanos y románicos, ya que se aplicó a topónimos latinos como Cám­para Coruña, femenino adjetival de campus, asturiano campa ‘terreno llano sin árboles’, ‘escampado’ (topónimos Campa, La Campa en Lugo, Asturias, Vizcaya 12) y con apó­cope Cuéllar en Segovia, de cŏllis ‘collado’ 13, Cáñar en Granada, de canna, ‘caña, garganta’ en el sentido topo­gráfico14. Esta variante sin vocal final aclara que Biclăro15  debe de ser el moderno Béjar, de igual tipo que Andújar, Mon­déjar, Al-Muñécar en Granada (hay Muñecas top. en Soria, León y muñeca ibérico16), Fuente-Tójar en Córdoba (hay La Toja en Pontevedra); Modúbar en Burgos (llamado en el si­glo X Moduba)17, arabizado Al-modóbar en Córdoba, Cuenca, Ciudad Real, Beja18; Muciar, Garexar, Aransar en 839 19, hoy Mussa, Greixa, Aransa Lérida, etc.20 Este sufijo, en sus dos formas -ara y -ar, se encuentra también en Cerdeña: Ússara (junto a Ussa), Ardar Ardara, Mascar, Nurkar, Sárdara; y en Córcega: Sáparo apelativo sápara ‘gruta’, Cúccaro junto a Cucco. Se repite mucho en Sicilia: "Υκκαρα, lla­mado así, según Ateneo, por abundar en sus costas el pez "υκκης, lo que comprueba el sentido colectivo del sufijo; Megăra, el riachuelo Asinăro, la isla Lipăra (hoy isole Lipari), Μαζαρα y Μαζαρος río y ciudad que se repiten en Macedonia. También se halla el sufijo en África y Numidia: Ούσαρα, Sissăra, Maccăra, Naraggăra, Safar, Sufasar, Mastar, etc.; y en Asia Menor: Πάταρα, Λάβαρα, "Δγκαρα (y no Ancara), y hasta cuarenta más21. Algunos de estos nombres sufijados con -ăr se hallan idénticos en varios países: Íscar en Valladolid, Íscara en Cerdeña, Zújar en Granada, Zújar río en Badajoz, Zucchăra en Numidia, explicables por el camito-semita *suk ‘zoco, mercado’; Gándara en España (de que ya he­mos hablado) y  Κάνδαρα en Asia Menor (en Paflagonia), Tamăra > Tambre y Tras-Támara en Coruña, Támara en Palencia, Portugal, y Támara, Támar en Cerdeña, Emilia y Vé­neto (y aun al Suroeste del territorio beréber reaparece, en Canarias: Támara, Tamaren, Tamaragáldar), Tamarón en Bur­gos, Segovia y Tamarone en Córcega.

      Igual extensión mediterránea podemos ver en otro sufi­jo átono - ŏba, hallándose en España Cordŭba, Onŭba > Huelva, Ossonŏba, Saldŭba nombre ibérico de Zaragoza; modernamente Gátova en Castellón, Enova, Bótova, Yátova Valencia. En África Thunŭba, Subŭba; en Licia Κάνδυβα, etc.; y con igual nombre que la ciudad española hallamos en el Norte de Italia Córdova (Torino, te­rritorio ligur) y Cordovado (Udino, territorio ilirio).

      El sufijo -issa -essa, pregriego en el Oriente (Λάρισσα  Κηφισός  etc. Ίλισός), abunda en España: Nabrissa Nebrisa > Nebrija; Mentissa > Mentesa en bastetanos (Jaén) y oretanos (Ciudad Real), Minorisa > Manresa en Barcelona, Montesa en Valladolid, Gandesa en Tarra­gona, igual al Cantissa > Chantesse de Drôme e Isère.

      Salvemos en estas coincidencias toponímicas, sobre todo cuando se dan entre regiones muy apartadas entre sí, la po­sibilidad de que se trate de simples homofonías casuales en­tre voces que no remonten a una misma etimología; pero en general semejanzas de nombres como las apuntadas pueden tomarse como residuos de un prehistórico e íntimo parentes­co de idiomas entre los antecesores de los pueblos esparci­dos y diversificados luego por toda la cuenca del Mediterrá­neo antes de la llegada de los indoeuropeos. De modo que estos elementos morfológicos y léxicos no indoeuropeos que hallamos en la toponimia de España comunes con los de todo el Mediterráneo representan lo que de la lengua primitiva conservaban los íberos y demás pueblos afines que hallamos en período histórico sobre el suelo de nuestra Península.

      Entre las homonimias que abarcan todo el Mediterráneo ha sido notada desde antiguo, como significativa de unidad racial, la que en los dos extremos de la vasta área medite­rránea ofrecen los íberos de España y otro pueblo de íberos al Sur del Cáucaso. Por otra parte, se sospecha un paren­tesco de la lengua vasca con las lenguas caucásicas más próximo que con las camiticas.

 Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

2  Más derivados de *Cariu > Quer en Guadalajara, Queralt, Querforadat, etc. en Lérida, Barcelona, Caria en Calabria, Sicilia, Chera en Cerdeña, Cheralba en Córcega. Con Quiroga va Careocu en Cerdeña. Del diminutivo *Cariŏlu > Querol en Lérida, Barcelona, Tarragona, Queiroa en Coruña, Cariola en Lombardia, Emilia, Queiroles en Correze.

3  La base ganda es estudiada por V. Bertoldi, «Problèmes de substrat», en el Bull. Soc. Ling. Paris XXXII, 1931, pp. 93-184. Véase sobre este importante estudio mi memoria en las actas del Premier Congrès de Toponymie y en Zeit. f. rom. Phil, LIX, 1939, pp. 189-206; reed. Top. prerrom. 1968, pp. 73 ss. y, mejor, «Sufijos átonos en el Mediterráneo occ.», NRFH, VII, 1953, pp. 40-42.

4  Battisti, en Studi Etruschi VI, 1932, p. 323. Hay que rechazar la analogía del "Αστυρα Στύρα del Lacio con los varios ríos Stura Στουŏρα de Liguria. Humboldt (RIEV, XXV, p. 500 y XXVI, p. 500) rechaza el Astura del Lacio porque la torre y el río de ese nombre se hallan en tierra que carece de peñas en la costa; pero la razón del hidronímico que dio nombre a la torre hay que buscarla, no en su desembocadura, sino en los montes donde nace.

5  En Creta "Αλβα > Arvi situada bajo el monte "Αλβιον, derivado que se repite en Albiones nombre de una tribu astur, ribereña del Navia; en Albion, nombre precéltico de la Britania; y en el monte Albano del Lacio y de Iliria; en el tautológico Montalbán, Montauban, repetido en España y en Francia.

6  El latín tardío tomó alvărus como nombre de un árbol, quizá el ‘álamo blanco’ por etimología popular de albus. Este grupo de voces tienen muchos otros derivados Albareda, Albaredo en España, Alvarinho en Portugal, Alvareto, Alvaredo, Alvarello en Italia.

7  Menéndez Pidal, «Sufijos átonos en el Medit. occ», NRFH, VII, 1953, pp. 34-55.

8  R. Escalona, Hist, del monast. de Sahagún, 1782, p. 400. Com­párese sin sufijo Casco, Cascas Galicia, Portugal, Cascales apellido, vasco kascarr ‘cráneo’.

9  Compárese Tabaretta refugio en los Alpes de Bolzano, Tavarone caserío en Genova.

10  Sin sufijo, Zanca Pontevedra.

11  Cartulario de San Millán, ed. Serrano, 1930, p. 103. Compá­rese Lángaro en Calabria. Sin sufijo, Langa (Ávila, Cuenca, Soria, Zaragoza), Languilla (Segovia), Langaondo (junto a Langa’, en Oyarzun, Guipúzcoa); derivados (Langosto, Langayo, Langata, etc.). Lo mismo en Italia: varios Langa (Liguria, Piamonte, Emilia; véase Berthelot, «Les Ligures», Revue Archéologique, II, 1933, p. 289), y derivados (Langusco, Langasco, etc.).

12  Campa también en Basilicata, Italia.

13  Collar en la crónica latina de Pelayo Ovetense, hacia 1130 (Bibl. Nac, Madrid, ms. 1513). Con sentido abundancial («situa­da entre varias colinas» según el Dicc, geogr. de Madoz).

14  Pues la villa se halla «en medio de un pequeño desfiladero» según el Dicc, geogr. de Madoz (vol. V, p. 485). Frente a él se ha­llaba al Oriente de la Mauritania Tingitana otro Cannăr, pro­montorio descrito en el Itinerario de Antonino.

15  Ciudad hecha famosa por el historiador de tiempos visigóticos Johannis Biclarensis.

16   Véase adelante, cap. III, § 2.

17   Menéndez Pidal, Orígenes del esp., pp. 332-333 (3ª ed., 1950, p. 326).

18  Seybold cree árabe este nombre, interpretándolo por etimo­logía popular al-mudawar ‘redondo’.

19  Dotación de la Catedral de Urgel (Ver W. Meyer-Lübke, en Butlletí de Dialectología Catalana, XI, 1923, p. 5).

20   Es dudoso el caso de Gáldar en Gran Canaria (hay Galdo en Lugo y en Italia).

21   V.  Bertoldi,  «Plurale mediterraneo in residui fossili», en Melanges Jacq. van Ginneken, Paris,  1937, p.  158.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

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