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Obras de Diego Catalán

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA. II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS.

      La fraternidad íbero-líbica se ve en la reproducción de toponímicos africanos en el territorio ibérico, como Astapa > Estepa Sevilla, Barca, Abila > Ávila,  Kyrene, etc.36. Nada más característico de la costa de la África Menor y de la Mauritania que nombres compuestos con rus, que se cree libiofenicio37 `cabo, punta de tierra’: Rusicade, Rusuccuro, Rusadir, Ruspino, etc.; un Ruscino hubo en el África Menor, en la bahía de Útica, otro Ruscino, -one es hoy Castel-Roussillon Pyrénées Orientales, y da nombre a la comarca entera del Rosellón. Pero además de topónimos sueltos como éste, se pueden observar procedimientos gramaticales comunes. Las lenguas camito-semitas, entre ellas el libio y los dialectos beréberes (que se extienden desde la Tripolitana al Atlántico incluyendo el guanche de las Canarias, y desde el Mediterráneo al Sudán) forman el femenino mediante la anteposición o posposición de una t; y ese procedimiento parece que era sentido aún en la toponimia española durante el siglo XI de C., cuando el historiógrafo leonés Sampiro decía de la ciudad occidental de Toledo: «Elbora, quae nunc Talavera a populis vocitatur»38. Y este nombre que, además de su t de femenino ofrece la estructura triconsonántica típica de los nombres beréberes, se repite en otras Talavera de Badajoz, Cáceres, Lérida,   y   es   comparable   al   antiguo Talabara en Lusitania, Talaverna > Tálfer torrente del Alto Adige, Alpes39, Talaván en Cáceres, Talavá en Cerdeña, etc., en todos los cuales acaso se halla el líbico *al `fuente’40. Igual procedimiento de femenino revelan pare­jas toponímicas como Arouca y Tarouca que llevan varios lugares, ríos y montes de Portugal; o Arragona cerca de Barcelona, y Tarracona > Tarragona41. Rara vez la t de femenino se halla antepuesta y pospuesta, de lo que pue­de ser ejemplo el Tamariceto de Mauritania, Tamarazaite en Gran Canaria. Esta t de femenino tiene en beréber carác­ter sibilante42, por lo cual acaso podamos identificar Talamanca (Madrid, Barcelona), con Salamanca,  Σαλμάντικα en Ptolomeo, Έλμαντική en Polibio, Elman(tica) en monedas, comparable a Segesta en Hispania, Liguria, Panonia, que en Sicilia vacila, ora Σέγεστα, ora ΄Έγεστα; en Sicilia también Σεργέτιον ofrece la varian­te Έργέτιον.

      Se reconoce un prefijo líbico i- como elemento inestable de ciertas palabras: en la toponimia africana Itūcca jun­to a Tucca; en la Bética Itucci junto a Tucci hoy Mar­tos; Hispalis pronunciado cultamente por los árabes Išbilia, pero en vulgar Sevilla; entre otros de los íberos del Sur, los bastetanos, Ilurco hoy Lorca; entre los íberos del Norte, los ilergetes, Ilerda hoy Lérida. Este mismo prefi­jo se usa entre los vascones, cuya ciudad Iturissa según Ptolomeo (iturri ’fuente’, en vasco) es llamada Turissa por el Itinerario de Antonino y hoy existe un Turiso en Álava. Tam­bién tenemos en vasco ibai ’río’ junto al bai de Baetica, etc. que explican el compuesto Bayona ’buen río’43.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

36    Véase A. Schulten, Numantia, I, 1914, p. 39.

37    G. Mercier, «La Langue libyenne et la toponymie antique de l’Afrique du Nord», Journal Asiatique, CCIV, 1924, p. 260 (pero, ¿cómo no abunda en el África oriental?).

38  Véase Esp. Sagr., XIV, pp. 100, 102. Puede añadirse Λαυάρη Lavare, Ptolomeo, II, 5, 6, identificado con Talavera la Real, Badajoz. Bosch, Etnología, p. 599.

39  Documentado por C. Battisti, Studi Etruschi, II, 1928, p. 663. Añádanse Тαλαμίνη en Galicia, Talamón Santander, Talamone Toscana, Talamona Lombardía. En varios de estos nombres no se tratará de la t de femenino, sino de un radical mediterráneo tala ’tierra’, al que pertenece el Talutium ’aurosa tellus’ recogido por Plinio de la lengua de los mineros ibéricos; véase C. Battisti, en Studi Etruschi VI, 1932, p. 334.

40  al > tala ’fuente’, G. Mercier, «La Langue libyenne et la topón.», Journ. Asiat., CCIV, p. 252.

41  Schulten pensó que Tarraco era etrusco. En contra, C. Battisti (Studi Etruschi, VI, 1932, pp. 287-338) ve en Tar(r)- un elemento del substrato mediterráneo que se halla desde Asia Menor a Iberia, y al cual pertenecen probablemente Tarraco y Tarracina > Terracina (al Sur del Lacio).

42  Sonido intermedio entre t y s, semejante a th inglesa, θ grie­ga, que en algunos dialectos pierde el carácter sibilante y queda simple t. G. Mercier, «La Langue libyenne et la topón.», Journ. Asiat., CCIV, 1924, pp. 245-246.

43  Sobre este prefijo i-, véase Vinson, en Rev. de Linguistique, II,1868, p. 238.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

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