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Obras de Diego Catalán

62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE. II. AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

      Tan lejos de olvidarse estaba en al-Andalus la lengua vulgar romance, la «aljamía», que sabemos había entre los musulmanes hispanos muy altos personajes o muy venera­bles por su virtud que sólo se expresaban en ella, por no saber árabe.

      Por ejemplo, el padre del eunuco Násar, favorito de Abderrahman II, no sabía hablar sino en aljamía; así nos lo dice expresamente una anécdota de Aljoxaní al presentárnoslo en una calle de Córdoba, hacia 850, rodeado fastuosaente de su guardia personal y gritando en romance a las personas del séquito del cadí o juez 14. Otra anécdota del mismo Aljoxaní nos cuenta de un piadoso cordobés lla­mado Yenáir (nótese que lleva nombre romance, el moder­no «Gener», «Giner» < Ianuarius), hombre muy popu­lar y venerado por sus ortodoxas doctrinas musulmanas, el cual no hablaba sino romance y en un proceso contra el cadí ante los ministros del califa (hacia 836) declara en aljamía, y califica al acusado con un diminutivo romance tan expresivo, que Abderrahman II, cuando le fue comu­nicado por los ministros el texto de la frase, quedó tan convencido de la culpabilidad del enjuiciado que lo desti­tuyó 15.

       Fuera de estos casos extremos de desconocimiento del ára­be por ciertos muladíes, hemos de suponer que los musulma­nes cultos, al igual que los mozárabes, serían bilingües, como el cadí o juez de Córdoba Suleimán ben Asuad que, en la sala de la audiencia pública, contesta humorísticamente en alja­mía (hacia el año 870) a una pobre mujer que le habla en su lengua romance pidiéndole justicia 16.

      Si un candidato para el cargo de cadí en Córdoba, la capital del califato, podía, según consta, tener en 921 un padre y una madre de familia completamente latinada 17 ¿qué no sucedería en lugares alejados del gran centro ad­ministrativo? Sin duda, en los primeros siglos de domina­ción musulmana el pueblo de al-Andalus hablaba predominantemente en aljamía, en la lengua romance heredada de sus antecesores hispano-romanos o hispano-godos, pues esta población seguía siendo mayoritaria frente a los coloniza­dores beréberes, árabes o sirios.

      A la preponderancia de los muladíes y mozárabes alja­miados contribuía mucho el hecho de que los principales centros de población, como Sevilla y las ciudades de la Frontera («inferior» y «superior»), como Toledo, Mérida y Badajoz, Zaragoza, estaban llenos casi totalmente por los romano-godos; los árabes no gustaban de las ciudades, preferían establecerse en la campiña, en las heredades de los fugitivos o de los desheredados 18.

      Este período se cierra con la rebelión muladí más impor­tante de todas las que desde fines del sigo VIII habían ve­nido produciéndose en el Emirato y Califato cordobés 19, la de la serranía de Ronda, que comenzó en 879 y que lue­go, al año siguiente, fue capitaneada por Omar ben Hafsún, hijo de noble familia goda recién renegada 20. El historiador Ben Hayyán, al referir estas luchas, nos viene a informar de que los andaluces sublevados hablaban en ro­mance. Cuando el sultán Abdállah, después de gran demora, sacó al fin su ejército para combatir a los rebeldes en 891, Omar manifestó su alegría dirigiéndose a su amigo Ben Mastana en unas frases dichas en aljamía que comen­zaban comentando «esto es una bravata 21 de la boyada» y el historiador, para más propiedad, inserta en el árabe la palabra boyata y la explica diciendo «voz que en aljamía quiere decir manada de bueyes» 22. La derrota de Omar, ocurrida en aquella ocasión, inició el lento declive de los rebeldes a la autoridad del Califato 23. El martirio en Cór­doba de santa Argéntea, hija de Omar ben Hafsún, el año 937, puede ser mirado como último episodio de esta edad de entusiasmo nacionalista.

      Bajo ese emir de Córdoba Abdallah (del año 888 al 912), que en 891 derrota a Omar ben Hafsún y se apodera del castillo de Polei, bastión de su estado rebelde, floreció un poeta ciego de Cabra (la antigua Igabrum, al Sur de Córdoba), llamado Mocáddam (o Mohámmad) ben Mahmud el Cabrí, inventor de un nuevo género de poesía ará­biga, de tipo popular, con tres revolucionarias novedades; estaba escrita en versos cortos (no en largos versos bimem­bres como los usados en la métrica árabe), agrupados en estrofas de rimas cambiantes (mientras la versificación clá­sica de las qasidas era monórrima indivisa) y combinando el árabe literario con unos versos en lengua conversacio­nal, sea en árabe vulgar sea en aljamía, que constituían el markaz, en cuya estructura métrica se apoyaba el poema 24. Este nuevo género de poesía, llamado muwaššaha, alcanzó un gran éxito cortesano, ya que ese poeta vulgar bilingüe fue uno de los poetas favoritos de Abdállah, según nos dice Ben Jaldún 25, y desde al-Andalus la muwaššaha llegó a propagarse al Oriente, a pesar de la incomprensibilidad de sus versos finales cuando reproducían el bilingüismo popular de la España árabe 26.

      Esa última parte de las muwaššahas, llamada también jardya, nos interesa aquí especialmente, dado que en ella puede usarse la lengua romance, sea de forma independiente, sea entremezclada con arabismos sin duda incorporados a la al­jamía en el habla popular. Tras el descubrimiento paulatino de una serie de muwaššahas, tanto en árabe como en he­breo 27, con su jardya en aljamía, compuestas en al-Andalus a lo largo de varios siglos por poetas muchas veces de renom­bre 28, han vuelto a resonar en nuestros oídos, tras novecien­tos años de silencio, las voces cantoras que la crónica latino-mozárabe del siglo VIII creía silenciadas para siempre 29. Los cincuenta cantarcillos de los siglos XI y XII que los poetas árabes y hebreos manejaron han enriquecido extraordinaria­mente, pese a su limitación, nuestro conocimiento de la lengua aljamiada, antes casi limitada al vocabulario proporcio­nado por los botánicos árabes de al-Andalus.

      Con anterioridad al descubrimiento de estas muwaššahas rematadas con canciones líricas hispanas, sólo conocíamos otro importante género de poesía arábigo-andaluza hetero­doxa en sus formas y también influida por la canción popu­lar, el zéjel. Las composiciones zejelescas, en que fue desta­cadísimo poeta Aben Cuzmán, un cordobés de origen hispano (según pone de manifiesto el nombre de «Guzmán») muerto en 1160 30, también eran estróficas y de estructura similar a la de la muwaššaha (pero sin versos finales autóno­mos), y también daban entrada en la poesía árabe al habla vulgar. Aunque no contenían canciones en aljamía, a lo lar­go de toda la composición acogían, según ocurría en el ára­be conversacional popular, voces o expresiones sueltas románicas 31, algunas de ellas reveladoras del conocimiento de una lírica tradicional romance 32. Naturalmente, su información acerca de la vitalidad de la lengua que tradicionalmente se ha venido llamando «mozárabe» era mucho más limitada que la proporcionada por las jardyas.

      Aunque la invención de la muwaššaha remonta a los últi­mos tiempos del período de gran agitación nacionalista de muladíes y mozárabes, las cancioncillas románicas que han llegado hasta nosotros pertenecen ya a tiempos posteriores, cuando la cultura musulmana española florece esplendoro­samente durante el califato y durante los reinos de taifas y la sociedad cristiana de los mozárabes se integra, regular­mente organizada, dentro de la musulmana.

      La lengua escrita de los mozárabes continuaba siendo el latín, según prueban inscripciones latinas halladas en Cór­doba, en Granada o en Malaga 33; aunque culturalmente se hallaban ya muy arabizados. En el s. X los mozárabes de Córdoba servían generalmente de intérpretes a los emba­jadores cristianos del Norte peninsular34. Su lengua con­versacional seguía siendo la romance 35.

      También entre los musulmanes continuaron usándose las dos lenguas. Cuando uno de los ministros de Abderrahman III, Abulcásim Lope, motejando a otro ante el propio califa, tiene que rimar la forma «qul» (قول) del verbo ’decir’, enjaretó, sin llegar a pronunciarla, la frase romance «su culo» ( شو قول), que Abderrahmen mismo completó entre las risas de todos 36. Y ese bilingüismo se prolongó, no ya sólo a lo largo de los siglos X y XI, sino hasta el siglo XII y aun en el XIII, según nos muestran los zéjeles de Ben Cuzmán y los escritores ára­bes interesados en la nomenclatura de las cosas, desde Ben Jóljol, que en 982 comenta a Dioscórides en Córdoba 37, has­ta el botánico malagueño Ben Albeitar, muerto en 1248 38, que aluden a cada paso a la lengua romance usada entre ellos 39.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

14  Hist,  de los jueces de Córdoba por Aljoxaní, trad, por J. Ribe­ra, 1914,  p. 136.

15  Hist,  de los jueces de Córdoba, trad. Ribera, 1914, p. 118. En la p. 227  se habla de un gran señor que vivía en Córdoba hacia 913 que no hablaba más que aljamía.

16  Hist,  de los jueces de Córdoba, trad. Ribera, 1914, p. 171.

17  Hist,  de los jueces de Córdoba, trad. Ribera,  1914, p. 171.

18  Dozy, Hist, des Musulm., II, 232-233; Recherches, I, 3a ed., p. 295.

19  Zaragoza, desde 788, formó un estado regido por el espa­ñol renegado Muza Ben Fortún, fundador de la dinastía muladí de los Beni Casi, ora fedataria de Córdoba, ora aliada de los toledanos, o de los navarros, o del rey de León Alfonso III, quien enviaba a Zaragoza a su propio hijo Ordoño para que allí fuese educado (hacia 880). Toledo empezó sus sublevaciones a fines del siglo VIII, y, bajo la protección del rey leonés Ordoño I (850-866), se constituyó en una especie de república autónoma. Mérida, rebelde también desde antiguo, fue desmantelada por el emir Mohammed en 868; pero, en seguida, el caudillo emeritense Ben Meruán, de origen muladí, se estableció en Badajoz (875) y fun­dó allí un principado casi independiente, aliado de Alfonso III por los años de 877.

20  Omar acabó por hacerse cristiano públicamente y como cris­tiano sería sepultado a su fallecimiento en el castillo de Bobastro. El apoyo de los mozárabes a la rebelión se hizo bien manifiesto cuando (según cuenta Ben Hayyan), al caer Polei en poder del califa, todos los miles de prisioneros menos uno prefirieron morir degollados a pronunciar la breve fórmula de la profesión de fe musulmana.

21  Según tradujo para mí Ribera: ’cosa hecha para asustar, bravata’.

22  Manuscrito de Oxford, fol. 74.

23  En ese mismo año los mozárabes y muladíes de Sevilla fue­ron exterminados por los árabes. Bajo el fuerte gobierno de Abderrahmen III, los Beni Casi fueron en 924 desposeídos de Zaragoza; el último hijo de Omar ben Hafsun rindió Bobastro en 928; Toledo, tras dos años de cerco, dio entrada al califa en la ciudad en 932.

24  Ben Bassām, que escribía en Sevilla en 1109, describe en su Dajīra las características de la muwaššaha en términos que po­drían ser interpretados de formas diferentes, pero que resultan hoy claros una vez conocidas las que tienen jardya romance au­tónoma. El mismo Ben Bassām nombra tres poetas cordobeses (muertos en 940, 1022 y 1028) que perfeccionaron la nueva poe­sía y complicaron su versificación. El pasaje de Ben Bassām, sa­cado a luz por Julián Ribera en 1915 (reproducido en Disertacio­nes y opúsculos, I, 1928, p. 101), fue mejor traducido por E. García Gómez en Al-Andalus, XXI, 1956, p. 312 (y antes por A. R. Nyki, en Al-Andalus, I, 1933, p. 386).

25  Prolegómenos, III (Notices et extraits des mss. de la Bibl. Impériale, XXI, p. 423).

26  Ya en la primera mitad del siglo XI la canción hispano-árabe estaba extendida por todo el mundo musulmán. El gran teó­logo, historiador y poeta cordobés Ben Házam, en su Risála o Epístola sobre las excelencias de al-Andalus, escrita entre 1035 y 1048, aduce el texto del historiador Ben Gálib, quien cita entre los méritos de los españoles «el haber inventado las muwaššahas de las cuales gustan tanto las gentes de Oriente que se han dado a imitarlas» (en al-Makkari, Analectes, II, p. 105. Para la fecha de la Risála, v. M. Asín, Aben Hazam, I, 1927), p. 273. El egipcio Ben Saná’ l-Mulk (1155-1211) formó una famosa antología precedida de un arte poética con preceptos sobre la composición de la jardya y de la muwaššaha.

27  Los hitos principales fueron la publicación en 1948 y 1949 por S. M. Stern de veinte muwaššahas hebreas, fielmente imita­das del modelo árabe, con jardya en aljamía y de una árabe tambien con jardya románica («Les vers finaux en espagnol dans les muwaššahas hispano hebraïques») en Al-Andalus, XIII, 1948, pp. 299-346 y XIV, 1949, p. 214, y la de «Veinticuatro jaryas roman­ces en muwaschahas árabes» por E. García Gómez en Al-Andalus, XVII, 1952, pp. 57-127.

28  Los descubrimientos realizados entre 1948 y 1952 suponen un total de 61 muwaššahas, 39 de poetas árabes y 22 de imitadores poetas hebreos, que nos dan a conocer 50 jardyas, 11 de ellas re­petidas por dos o por tres poetas distintos. Estos poetas pro­ceden de las más diversas regiones del Andalus: Granada, Almería, Córdoba, Sevilla, Badajoz, Murcia, Levante, Toledo, Zaragoza, Lérida, Tudela, según sumario en «La primitiva lírica europea. Estado actual del problema», RFE, XLII, 1960, pp. 279-354. Las muwaššahas conservadas son de los siglos XI y XII en su mayoría. Entre los que las escribieron se hallan los dos poetas hebreos del Andalus más famosos: Mosé ben Ezra y Judá ha-Leví.

29  A que hemos aludido en el § 1.

30  Ben Cuzmán, cuando todavía era muy joven, manifestaba su talento poético en la corte del rey Mutawákkil de Badajoz; cuan­do este rey fue depuesto y muerto por los almorávides, Ben Cuzmán empezó su vida errante por diversas ciudades de al-Andalus y murió ochentón en 1160. El Cancionero de Aben Guzmán (que publicó Nykl en 1933) es la más abundante colección de zéjeles conservada; pero Ben Cuzmán es heredero de una larga tradición poética, no su iniciador.

31  Véase R. Menéndez Pidal, «Poesía árabe y poesía europea», Bull. Hisp., XL, 1938, pp. 407-408, y O.J. Tuulio, «Sur les passages en espagnol d’Ibn Quzman, hispano-arabe du XIIe siècle», Neuphilologische Mitteilungen, XXXIX, 1938, pp. 261-268. En su zéjel 41° Ben Cuzmán dice «cuando venga yenair (’enero’) me pondré mis ropas de fiesta; basta que sea yenair para que yo lo festeje», el zéjel 137° nombra el mayo, el 87° la verbena, la hierba sagrada de los romanos, la que los cristianos ritualmente cogían al alborear la mañana de San Juan, manifestaciones todas ellas de su contacto con el calendario de los mozárabes. Adelante comentaremos (cap. x, § 2) otras frases, expresiones y vocablos que aparecen en los zéjeles de Aben Cuzmán.

32  «Alba, alba, es de luz en un día» (o «... en nueva día») (zéjel 82°), indudable reminiscencia de una albada (poesía en que dos amantes lamentan la llegada del amanecer, la hora de la doloro­sa separación). Véase adelante, cap. X, § 2.

33  Simonet, Hist, de los mozár., pp. 621-&27, 635-636, 651; Gómez Moreno, Iglesias mozár., 1919, pp. 364 y ss. Son, a veces, largos epitafios.

34  F. Codera, Misión histórica a la Argelia y Túnez, 1892, pp. 99, 101 y 103.

35  Como cosa rara se cita el caso de unos mozárabes de Alafoens (al N.O. de Viseo) que hablaban en lengua árabe (Dozy, Scriptorum arabum loci de Abbadidis, II, p. 7).

36  Según Ibn Idārī (Ben Adhari, El Bajan al-Mogrib, II, 243). Citado en Orígenes del esp., ed. 1950, n. 3 de la p. 422 (§ 88j).

37  El cual dice, en varias ocasiones, sobre ciertas plantas «en­tre nosotros se llama en latiní orbaco», «se nombra en latiní vul­gar entre nosotros tornaxole» (Simonet, Glos., p. XXIV).

38  Quien cita unas cuarenta veces nombres de «la aljamía del Andalus» o «de latinía» y atribuye algunas específicamente a «la aljamía del Oriente del Andalus» (casos de bentónica y bobrella); véase Simonet, Glos., pp. Vlll-IX notas y XXV.

39  En los últimos años del s. XI y primeros del s. XII, tanto el botánico anónimo sevillano como Ben Buclárix en Zaragoza, aparte de consignar numerosas voces en «la aljamía de al-Andalus», en general, se preocupan a las veces de especificar que ciertos nombres son los dados a tales o cuales plantas en Córdo­ba, Zaragoza, Toledo, Valencia, en Levante, en la Frontera Supe­rior o, simplemente, en «la Frontera». Véase Menéndez Pidal, Orígenes del esp., ed. 1950, § 8939.

 CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

18.- 2. LA ROMANIZACIÓN

19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO

20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO

CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN

21.- 1. ¿LATÍN VULGAR?

22.- 2. EL LATÍN NUEVO

23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO

24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO

25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLEC­TIVA

26.- 6. ACEPCIONES NUEVAS

27.- 7. FRASEOLOGÍA

28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMA­TICAL

29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE

30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SIN­TAXIS DEL VERBO

31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS

32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS

*   33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSO­NÁNTICO

*   35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS

*   36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO

*   37.- 17. LAS INSCRIPCIONES

B. EL LATÍN DE HISPANIA

CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA

*   38.- 1. LA ROMANIA

*   39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO RO­MÁNICO

*   40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL

*   41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA

*   42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL

*   43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA

*   44.- 7. RELACIONES ENTRE EL LATÍN HISPA­NO Y EL DE LA ROMANIA MERIDIONAL: VOCABULARIO Y FORMACIÓN DE PALABRAS

45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR

*   46.- 9. UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL LA­TÍN DE HISPANIA

*   47.- 10. TOPONIMIA CRISTIANA

PARTE TERCERA: HACIA LA NACIONALIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANIA
A. DESMEMBRACIÓN DE LA ROMANIA. ÉPOCAS VISIGÓTICA Y ARÁBIGA

CAPÍTULO I. EL REINO TOLOSANO Y EL TOLEDANO

*   48.- 1. DISOLUCIÓN Y RUINA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE. CRISIS DE ROMANIDAD

*   49.- 2. NACIONALIZACIÓN DEL REINO VISI­GODO

*   50.- 3. REINO VISIGODO TOLEDANO

*   51.- 4. ONOMÁSTICA GERMÁNICA

*   52.- 5. CAUSAS DE LA FRAGMENTACIÓN ROMÁNICA

*   53.- 6. LA LENGUA COMÚN QUE NO SE ESCRIBE

*   54.- 7. CENTROS DIRECTIVOS DE LA HISPANIA VISIGÓTICA

*   55.- 8. LENGUA CORTESANA VISIGODA

*   56.- 9. EL MAPA LINGÜÍSTICO DEL REINO GODO

*   57.- 10. ORÓSPEDA, CANTABRIA Y VASCONIA

*   58.- 11. NACIONALIZACIÓN LITERARIA. SAN ISIDORO

*   59.- 12. LA ESCUELA ISIDORIANA

CAPÍTULO II.  AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

*   60.- 1. LA ARABIZACIÓN DE HISPANIA

*   61.- 2. LOS MOZÁRABES EN SU ÉPOCA HE­ROICA

Diseño gráfico:
 
La Garduña Ilustrada

Imagen: letra J, alfabeto anglosajón, siglo VIII-IX

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