11.- 3. EL MANUSCRITO E1 (ORIG) NO ES DE FACTURA UNITARIA. EL «PRÓLOGO» Y EL NÚCLEO MÁS ANTIGUO DE LA ESTORIA DE ESPAÑA
3. EL MANUSCRITO E1 (ORIG) NO ES DE FACTURA UNITARIA. EL «PRÓLOGO» Y EL NÚCLEO MÁS ANTIGUO DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. II LA HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL CÓDICE REGIO ALFONSÍ Y EN LA TRADICIÓN MANUSCRITA.
A pesar de su carácter regio, el manuscrito escurialense E1(orig) no es de factura unitaria. Según ya notó Antonio G. Solalinde27, se distinguen en él varias manos y contiene algunas adiciones de fecha posterior28. El despiece del manuscrito nos revela, también, irregularidades en la estructura del códice, que, probablemente, tienen que ver con el proceso de su formación.
El códice comienza con una hoja de dos folios, que incluye, en el fol. 1 unos versos latinos en loor de Alfonso X, escritos de mano distinta al resto29 (mano a) y una miniatura (de que ya hemos hablado) y, en el fol. 2 el título (en rojo) y el "Prólogo" de la Estoria (mano b). La independencia de estos folios 1 y 2 parece indicativa de que se añadieron después de escrito el primer cuaderno (o varios de los primeros cuadernos) del códice.
La Estoria propiamente dicha se inicia en un cuaderno regular (fols. 3-10) muy curioso: Sus primeros folios, de mano muy distinta (mano c) a la del "Prólogo", se destacan, respecto al resto del códice, por su rica iluminación (llevan 6 miniaturas e iniciales miniadas en color con decoración filomórfica y zoomórfica); pero, súbitamente (en la línea 21 de la columna a del folio 8), la tinta30 y la letra cambian, así como la iluminación, que será en adelante de un estilo muy diferente. La nueva mano (mano b’), que posiblemente se identifica con la que copió el "Prólogo"31, escribe el resto del cuaderno, hasta finalizar el señorío de "los de Affrica", anunciar el comienzo del señorío de los romanos e iniciar el índice correspondiente32.
El siguiente cuaderno tiene sólo cuatro folios (fols. 11-14). En los primeros sigue el índice, hasta alcanzar un total de 89 capítulos, siendo el último el titulado "De los cónsules del primer anno"33, situado en la lín. 7 de la col. a del f. 12. El resto del cuaderno se dejó en blanco34, salvo el verso del último folio (f. 14) en que comienza la historia consular, escrita por una mano al parecer distinta a la que venía escribiendo la materia anterior (mano d)35. Este índice y la factura del códice E1(orig) parecen indicativos de que cuando se empezó a copiar la historia consular no se tenía una idea clara de cómo iba a continuar la historia del señorío de los romanos en el período imperial, o al menos no se sabía cómo iban a ser sus capítulos.
El nuevo copista (mano d) continuó su tarea, en los cuadernos siguientes, hasta rematar la historia consular en medio (f. 58r) de otro cuadernillo de 4 folios (fols. 57-60), dejando el resto de él blanco. Este blanco, de 5 páginas (fols. 58v a 60v), fue rellenado posteriormente por otra mano (mano e) que escribió, sin iniciales ni calderones, la historia del imperio de César y la nómina de los emperadores hasta Honorio y "Teosio" [II]36 (PCG, caps. 117-12137). Este cuaderno anómalo y este blanco muestran que la historia consular y la historia imperial no se copiaron de corrido. Ello era de esperar en vista del índice arriba citado de 89 capítulos, en el cual sólo se anunciaba la materia correspondiente a los caps. 23-116 de PCG.
El despiece del manuscrito denuncia en esta sección de la crónica una irregularidad digna de nota: después de tres cuadernos de 8 folios38 y antes de otros dos también de 8 folios39, hay una hoja suelta constituida por los fols. 39 y 40, en que se transcribieron los caps. 83 a 85 de PCG . Parece claro que estos capítulos se copiaron cuando ya se hallaba escrito el cuaderno siguiente40, pues el verso del f. 40 está casi enteramente en blanco41; pero la letra de estos folios no contrasta con la del contorno.
R. Menéndez Pidal observó en su día42 que Alfonso X, al adaptar para su Estoria de España el prólogo de las obras del arzobispo don Rodrigo Ximénez de Rada, sólo había añadido a la lista de autoridades o fuentes los nombres del propio arzobispo don Rodrigo y de Lucas de Tuy y los de Paulo Orosio y Lucano. Si recordó a Lucano, utilizado sólo para PCG, caps. 6 y 90-106, y olvidó a tantos otros autores a quienes sigue y cita más adelante en el cuerpo de la Estoria, ello sólo se justifica piensa, con razón, Menéndez Pidal suponiendo que, cuando fue redactado el "Prólogo", se acababa de escribir la historia de los cónsules de Roma. La misma explicación vale para la extraña traducción de la frase final del prólogo del Toledano, "et aliis scripturis", por "et d’otras estorias de Roma". Complementariamente, la ausencia, en esa lista retocada de autoridades, del nombre de Suetonio, tan repetidamente citado (vía Vincent de Beauvais) desde el capítulo 117 de PCG hasta el 189, le parece un fuerte indicio de que la historia de los césares estaba aún por escribir cuando fue traducido y adaptado el "Prólogo"43.
En vista de esta observación, Menéndez Pidal consideró que la historia de los señoríos de los griegos, almujuces, africanos y romanos hasta la instauración del Imperio constituyó el núcleo primitivo de la Estoria y que la historia imperial fue redactada algún tiempo después. Como comprobación de la existencia de este núcleo primitivo, Menéndez Pidal adujo una observación lingüística tocante al ms. E1 (orig):
"La apócope de los pronombres personales átonos sigue, desde el comienzo hasta el capítulo 108 un estilo manifiestamente más arcaico que en adelante el resto de la Crónica. La apócope de las formas se, me y te practicada en estos 108 primeros capítulos es inusitada en el resto de la Crónica, y la apócope de le tras una partícula que no sea non y que y tras un sustantivo o adjetivo, es preponderante en esos primeros capítulos, y va disminuyendo, o falta por completo, en los restantes"44.
También se dan en esos capítulos otros casos de apócope extrema del tipo siet, franc, etc.45 Rafael Lapesa, elaborarando las observaciones de Menéndez Pidal, toma como ejemplo el cap. 59 de PCG (que parafrasea la herodía ovidiana de Dido y Eneas) y tras anotar "quet yo enuio", "tomet", "quem lo faze", "dim", "aduxom", uist, fallecist, quebrantest, trist, "por end", dond, recib, adux, señala que, "juntando los casos de m’ y tʹ apocopados con los otros finales de palabras duros, suman el 44,1% frente al 55,9% de vocal correspondiente conservada"46.
Menéndez Pidal habla siempre de los "108 primeros capítulos"; pero en PCG, c. 116, último antes de la utilización de Suetonio (a través del Bellovacense), aparece aún la apócope mouios, análoga a las anteriores, según noté ya en 196247. Y Lapesa apoya esta correción mía aduciendo la presencia de otras apócopes "duras" en esos capítulos: "añádanse ejemplos de delant, adelant (109, 111, 112, 113, 115 y 116); Cornel, Marcel, Orest, dond (112); elephant (cuatro veces), princep, dond, Torquat, part, end, fiziés (113 y 115), fuert (116), etc."48
Está, pues, bien claro que el fin de la apócope "arcaica" coincide con el fin de lo escrito por la mano que tuvo a su cargo la historia consular (folios 14v a 58r), esto es la mano d; por tanto a este cambio de mano hay que atribuir el cambio de criterio49.
La ausencia de esta apócope "arcaica" en los capítulos inmediatos (PCG, caps. 117 a 121) no es sorprendente, dado que los folios 58v a 60v (últimos de un cuadernillo irregular de 4 folios) fueron escritos, como ya hemos dicho, por una mano posterior al resto (mano e). La independencia de estos capítulos, que incluyen la historia "dell empeño de Julio Cesar" y la lista de los emperadores de Roma (en sustitución de una tabla de la historia imperial), no sólo se manifiesta en su factura material50, sino en el detalle de incorporar a las sincronías sendas referencias a los reyes de Judea y Alexandría, contra la práctica de los capítulos que preceden y siguen. Así, en el cap. 117 de PCG los datos
"...e que andaua el comienço dell emperio de Roma en un anno que era aquel primero de Julio Cesar, e el regno de Alexandra reyna de Judea en XIX, e el de Cleopatra reyna de Alexandria en tres"51,
rematan una larga lista de sincronías que relaciona el alzamiento de Julio Cesar "por emperador de Roma" con el comienzo de las cinco edades del mundo y con una multiplicidad de hitos cronológicos de la historia sacra y profana52. Poco después, en el cap. 119 de PCG, unos datos análogos completan el encasillado cronológico de la narración siguiente:
"Quatro annos antes que la era començasse, en el V anno dell emperio de Julio Cesar, quando andaua el regno de Alexandra reyna de Judea en XXIII, e el de Cleopatra reyna de Alexandria en siete, auino assi..."53
La referencia a los reyes de Alexandria no vuelve a darse en las sincronías de la Estoria de España; la de los reyes de Judea sólo reaparecerá en la historia imperial a partir del cap. 149 de PCG54. Es de notar, sin embargo, que la incorporación al ms. E1 (orig) de estos capítulos se hizo en fecha bastante antigua. Cuando se sacó del códice regio la copia que dio lugar a la formación, en la primera mitad del s. XIV, del ms. C, formaban ya parte del texto.
Más interesante que la ausencia de la apócope "arcaica" en los capítulos 117 a 121 es su no reaparición en los siguientes. La mano que, a partir del fol. 61, copió la historia imperial (mano f), se asemeja bastante a la (mano d) que venía transcribiendo la historia consular (hasta el fol. 58r); sin embargo, no practica la apócope en la forma que esta mano lo venía haciendo55. Tampoco utiliza la apócope "arcaica" la mano que escribe desde el capítulo 425 (segundo año de Eurico) en adelante (mano g).
La diversidad de criterios en el empleo de la apócope por los varios copistas que intervinieron en la manufactura del ms. E1 (orig) es pararela a la que se percibe en el conjunto de los códices del scriptorium alfonsí56. Evidentemente, el reinado alfonsí es un período crítico para la suerte de las sílabas trabadas, que tanto predominaban en el castellano de tiempos anteriores y que ahora empiezan a reducirse mediante la reposición o paragoge de la vocal y mediante asimilaciones y metátesis, hasta llegar a la situación del castellano posterior al s. XIV57. Pero la contienda entre la norma "arcaica" y la "moderna" parece manifestarse en la Estoria de España más como una cuestión de preferencias personales de los copistas del scriptorium alfonsí que como un cambio de criterio fundado en razones de estado o como un conflicto cultural entre actitudes universalistas y nacionalistas (según se viene sosteniendo)58.
También se observan contrastes lingüísticos dentro del ms. E1 (orig) en el empleo de las formas del pronombre átono de primera persona (en la función de objeto directo de persona), no sólo en la mayor o menor abundancia de la apócope -l, sino en la frecuencia del leismo y en su distribución (según los diversos verbos).
El fenómeno ha sido estudiado por W. B. Brewer59 y, con mayores precisiones, por M. T. Echenique60, quien examina estadísticamente todos los casos dividiendo la crónica en secciones. Al desconocer el detalle de las varias manos que se distinguen en el ms. E1 (orig)61, establece en él 5 secciones arbitrarias, que llamaremos A, B, C, D y E: la primera (A) abarca el "núcleo primitivo" de Menéndez Pidal, correctamente ampliado hasta el cap. 11662, e incluye, por tanto, las manos a, b~b’, c y d (con apócope extrema); la sección B (PCG caps. 117-385) abarca la historia de los césares, escrita por la mano e, la historia imperial y la de los pueblos bárbaros anterior a los godos, ambas escritas por la mano f, la sección C (PCG caps. 386-432) en su mayor parte (hasta el cap. 424) es obra de la misma mano f, pero los últimos capítulos son ya escritos por la mano g, responsable también de todos los capítulos (PCG 433 a 565 + 566 a 616) de las secciones D y E (salvo el folio final 197 de E1 y el comienzo del 2 de E2, recopiados tardíamente). Lo único estadísticamente destacable63 en lo tocante a E1 (orig) es el muy diverso comportamiento del copista f, respecto al resto64: utiliza poco la apócope65, y mantiene por lo general el lo66, mientras todos los demás son plenamente leistas67 y recurren abundantemente a la apócope.
Como en el caso de la apócope, las diferencias en el uso de lo y le dependen, creo, de criterios personales de los copistas más que de una cambiante política lingüística.
Es de notar que, pese a la continuidad notada entre la Historia imperial y la Historia de los pueblos bárbaros en cuanto a la "mano" que las copia (f), al aparecer estos nuevos dominadores de España cambia un aspecto externo importante: se numeran nuevamente los capítulos (que anteriormente carecían de numeración) y reaparece la foliación, reanudando así dos comportamientos que habían cesado en el f. 11r del códice68.
Diego Catalán, De la silva textual al taller historiográfico alfonsí (1997)
NOTAS
27 En el apunte manuscrito cit. en la n. 9.
28 A pesar de que en Primera crón.2, p. LVII, se afirme lo siguiente: "Este volumen está escrito por una sola mano, que insensiblemente desde el principio hasta el fin va ensanchando, redondeando y espaciando la letra, unas veces más y otras menos; el último folio, de letra más pequeña y redondeada, parece escrito algún tiempo después que el resto del tomo por el mismo copista". Atribuyo esta errónea apreciación a J. Gómez Pérez, quien en otro lugar ("Elaboración de la PCG’’, p. 268) dice igualmente: "La letra de este volumen parece toda de la misma mano, aunque existe alguna diferencia en el último folio". R. Menéndez Pidal, en su estudio preliminar, continúa expresando una opinión bien distinta: "Fue manuscrito ... en diferentes épocas y con diferencias de lenguaje" (Primera Crón.2, p. XXV). La tajante afirmación de la p. LVII desorientó a Lapesa, quien en su estudio sobre la apócope en las obras de Alfonso X considera que, de los dos volúmenes escurialenses, E1 y E2, "todo el primero y los comienzos del segundo, hasta el capítulo 616 están redactados en tiempo de Alfonso X y escritos de una misma letra" ("Contienda de normas lingüísticas en el castellano alfonsí", Actas del Coloquio hispano-alemán Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 31 de marzo a 2 de abril de 1978, ed. W. Hempel y D. Briesemeister, Tübingen: Max Niemeyer Verlag, 1982, pp. 172-190. Reed. en Estudios de historia lingüística española, Madrid: Paraninfo, 1985, pp. 209-225. Aquí y en adelante cito por esta ed., p. 219).
29 Su traducción al castellano (PCG, p. 220-25), escrita, en dos columnas, al pie de la miniatura, es un añadido de fecha muy posterior.
30 De ser muy negra pasa a ser parda.
31 La inicial del "Prólogo" (en "Los sabios antigos...") se parece a las de los folios 8-10v (no a las de los folios 3 a 8).
32 El texto acaba en la col. c del f. 10, último del cuaderno; el índice se inicia en la col. d. Hasta este punto los capítulos van numerados por señoríos: I-XIII (= PCG, caps. 1-13), I (= PCG, c. 14), I-VII (= PCG, caps. 16-22) y llevan una foliación: f. 4r GRIE, f. 4v-5r GRIE/GOS f. 5v-6r GRIE/GOS, f. 7v GRIEGOS, f. 8r ALMV, f 8v IUCES, f. 9r AFRI, f. 9v-10r AFRI/CA, f. 10v ROMA; a partir del f. 11r la foliación desaparece. No reaparece hasta concluir la dominación romana.
33 Este titular corresponde a los caps. 111-112 de PCG; o quizá a los caps. 111-116, pues en el ms. E1 los capítulos que siguen al c. 111 de PCG no está claro que tengan independencia respecto al "De los consules del primer anno". Por error, en el índice se pasa de la fórmula "El. LIIIJ" a "E. LV" y luego de "E. LXXXVI" a "ELXXXVII", por lo que el 89 lleva la fórmula "EL XXXIX".
34 El blanco sirvió, en fecha muy tardía, para escribir una continuación del índice. Cuando en la primera mitad del s. XIV se sacó la copia de E1 (orig) que constituye el ms. C, el índice estaba aún sin continuar.
35 No está claro si la sección del índice escrita en los dos primeros folios del cuaderno fue añadida por esta mano o es obra de la anterior. A primera vista se asemeja mucho a la otra sección escrita en el cuaderno que precede, pero un examen más detenido revela notables diferencias en la iluminación entre una y otra.
36 Según comentaremos más adelante (n. 119) otros manuscritos añaden el nombre de Marciano.
37 PCG, pp. 92a29-97a50- La diferente letra se percibe bien en el contraste de las h, s y z.
38 Fols. 15-22, 23-30 y 31-38.
39 Fols. 41-48 y 49-56.
40 Que comienza con un nuevo capítulo: "De las conquistas de Julio et de Ponpeyo".
41 El extraño cuadernillo de dos folios va precedido en el f. 38 del reclamo (en rojo) "De cuemo" (que anuncia el titular del c. 83: "De cuemo uencio Ponpeyo...") y lleva, a su vez, al final, el reclamo (en rojo) "De las conquistas" (que anuncia el titular del c. 86: "De las conquistas de Julio..."). Detrás del reclamo en el f. 38 se advierte: "un plego".
42 Menéndez Pidal, Crón. General-Discurso (1916), pp. 17-18. Reproduce el razonamiento en Primera crón.2, pp. XXII-XXIII.
43 J. Gómez Pérez, "Elaboración de la PCG", pp. 250-251, quiere quitar importancia a estas observaciones, por considerar que al Bellovacense se recurre ya en el cap. 6 y "además son muchos los autores aprovechados en la susodicha porción cronística... [que] no están citados expresamente en el prólogo". Creo, sin embargo, que los redactores alfonsíes no necesitaron acudir a varias de las autoridades que, por iniciativa de Gómez Pérez, se citan en las "Fuentes" de PCG2. Desde luego, el detalle del cap. 4 atribuido en ellas al Bellovacense se explica suficientemente a partir de las otras fuentes del capítulo citadas; en cuanto al pasaje del cap. 6 atribuido al Bellovacense es de notar que la propia Estoria de España cita para él como autoridad a "Lucan" {PCG p. 9a30.55). Aunque es cierto que la noticia se halla en Suetonius, Julius, VI (y en el Bellovacense, Speculum historiale, VII, 36D) la falsa cita alfonsí creo que debe explicarse según lo hace A. G. Solalinde en "Una fuente de la Primera crónica general: Lucano" (HR, IX, 1941, p. 237): "¿Se debe el error a una confusión de autores? Me inclino más bien a suponer que ambos pasajes [se refiere conjuntamente a otro dato extraño a Lucano que allí mismo figura] derivan de algún comentario a Lucano, pues no es el único caso en que en las obras alfonsíes se atribuye a un escritor lo que los redactores hallan en los márgenes de sus códices".
44 Menéndez Pidal, Crón. General-Discurso (1916), p. 19, Primera crón.2, p. XXIII.
45 Véase R. Menéndez Pidal, Antología de prosistas españoles, Madrid: CEH, 1917, p. 10. [En la reed. de Madrid: CSIC, 1992 titulada, como la 1a ed., Antología de prosistas castellanos, p. 9].
46 R. Lapesa, "Contienda de normas2", pp. 219-220.
47 Catalán, De AIfonso X, p. 20, n. 1.
48 Lapesa, "Contienda de normas2" p. 219, n. 40.
49 Ya en De Alfonso X (1962), p. 20, n. 1, destaqué la relación entre el fin de la apócope "arcaica" y el hecho de que en ese capítulo "deja de escribir la mano que inició la historia romana"; pero los estudiosos de la apócope no se dejaron impresionar por la "coincidencia".
50 Recuérdese que carecen de iniciales y calderones, en contraste con el resto de los capítulos.
51 PCG, p. 92b31-35. Señaló ya este hecho, aunque sólo de pasada, J. Gómez Pérez en la p. 632 de su artículo "Fuentes y cronología en la Primera crónica general de España", RABM, LXVII (1959), 615-634.
52 PCG, p. 92b47-b35.
53 PCG, p. 95b53-96a3.
54 Año 39 de Octaviano.
55 Lapesa, "Contienda de normas2" p. 220, observa sobre el conjunto de los capítulos posteriores a PCG, c. 116: "En cambio los capítulos 117-616 usan casi exclusivamente me, te, se, bien andante, semblante, adelante, suerte, monte, siete, muerte, luenne, entonce y similares; quedan, sí, casos de elisión ante vocal (ouieron end usgo, ant aquellos, de part a parte, poc a poco, tod esto); part no seguido de vocal es raro, y más todavía nuef en cualquier posición".
56 Lapesa, nota que "a juzgar por lo hasta ahora publicado de la General Estoria, el lenguaje de los códices alfonsíes conservados y de algún manuscrito fiel del siglo XIV mantiene pujante la apócope extrema" "Contienda de normas2", § 10, pp. 221 -222); en cambio "el precioso códice alfonsí de los Libros de Acedrex, Dados e Tablas, comenzado y acabado en 1283, meses antes de morir el Rey Sabio, tiene finales duros en los extranjerismos galorrománicos ter, panquist, doblet, uiolet, reencontrat, baldrac, pertenecientes todos a la terminología especial de los juegos; pero junto a laquet, aparece laquete, y los tecnicismos árabes [ruχχ], [šah] y [mãt] toman -e paragógica (roque, xaque, mate; sólo una vez xac e mate). En voces españolas no existe prácticamente apócope extrema: el segundo elemento de los adverbios compuestos de modo es siempre -mientre, y nunca pierden su -e noche, luenne, nueue, fuerte, parte, suerte, hueste, ante, semejante, etc.", ("Contienda de normas2", § 12, pp. 222-223).
57 Expreso mi punto de vista sobre la transformación de la estructura silábica del español a lo largo de la Edad Media en "En torno a la estructura silábica del español de ayer y del español de mañana", en Sprache und Geschichte. Festschrift für H. Meier, München: Fink-Verlag, 1971, pp. 78-110. [Reed. en D. Catalán, El español. Orígenes de su diversidad. Madrid: Paraninfo, 1989, pp. 74-104].
58 Según pensó R. Menéndez Pidal en Cantar de Mio Cid, III. Adiciones, Madrid, 1946, p. 1182 y ha defendido R. Lapesa en varios trabajos: "La apócope de la vocal en castellano antiguo. Intento de explicación histórica", EMP, II, Madrid: CSIC, 1951, pp. 185-226; "De nuevo sobre la apócope vocálica en castellano medieval", NRFH, XIV (1975), 12-23 y, centrándose en el tiempo y obras alfonsíes, en "Contienda de normas" (1982), trabajos reed. en los caps. IX, X y XI de Estudios de historia lingüística española, Madrid: Paraninfo, 1985.
59 A favor del carácter autóctono de la apócope "extrema" hablan muy expresivamente los datos reunidos por W. B. Brewer, "A loista passage of the Primera crónica general", , Hispania, LII (1969), 430-433; "Extent of verbal influence and choice between le and lo in alphonsine prose", HR, XXXVIII (1970), 133-146.
60 M. T. Echenique, "Apócope y leísmo en la Primera crónica general", Studi Ispanici (1979), pp. 43-58.
61 Basándose en Catalán, De Alfonso X, divide correctamente el ms. E2 de acuerdo con sus manos E2a, E2b, E2c, E2d, E2e, E2f pero para E1 sólo pudo tener presente la observación pidalina sobre el "núcleo primitivo".
62 De acuerdo con mi corrección en De Alfonso X, p. 20, n. 1; pero creyendo, incorrectamente, que toda esa sección la escribe una misma "primera mano".
63 En E1 sólo puede notarse una ligera mayor presencia de les (13 %), por los, en el "núcleo primitivo" que en las demás secciones (6.5 %, 3.5 %, 9.5 %, 1.5 %); las restantes diferencias, salvo las comentadas en texto, no son significativas.
64 Dado que no puedo separar en las estadísticas (sin rehacer totalmente el trabajo) los caps. 117-121 (mano e) de los caps. 97-385 (mano f) en la sección B, ni los caps. 425-432 (mano g) de los caps. 386-424 (mano f) en la sección C, no puedo asegurar que del contraste sea sólo responsable una mano (f); pero todo parece indicar que así es.
65 De tal modo que en la sección B sólo ocurre en el 13.5% de los casos y en la sección C (donde el contrapeso de la mano g es más importante) en el 38%, mientras en las secciones A (manos a, b’, c, d), D y E (mano g) las proporciones son 59%, 71% y 67%.
66 En la sección B (predominantemente escrita por la mano f) hay 79% de lo, frente a 1% en el "núcleo primitivo"; en la sección C (mixta de las manos f y g) 37%, frente a 3% y 0 en las secciones siguientes (escritas por la mano g). En la sección B hay 107 verbos que se construyen sólo con lo (frente a 9 sólo con le), mientras en el "núcleo primitivo" únicamente 2 verbos se contruyen con lo (y 54 sólo con le); la sección mixta C utiliza 21 verbos sólo con lo y 14 sólo con le, sin duda por ser "puente" hacia los resultados de las secciones D-E (escritas por la mano g) donde a 5 y 0 verbos que se contruyen con lo hay 33 y 21 que llevan sólo le.
67 Si interpretamos la forma apocopada -/ como -le apocopado (lo cual parece correcto en las secciones en que le predomina sobre lo) tenemos las siguientes proporciones de leísmo: 99% en el "núcleo primitivo", 97% y 100% en las secciones (D, E) escritas exclusivamente por la mano g.
68 Véase atrás, n. 32. Sobre el f. 125v (donde acaba el índice) y sobre el f. 126r se escribió la foliación VANDA/LOS, que se repite en las parejas siguientes de folios (126v/127r, etc.), hasta que en el fol. 131v surge la nueva foliación GO/, que continúa en el f. 134 /DOS (después del índice referente a los nuevos dominadores de España). Los 21 caps, referentes a los bárbaros van numerados del I al XXI (de acuerdo con el índice que precede) y los caps. I a III de los godos (PCG, caps. 386-398) llevan su propia numeración (y foliación); pero a partir de PCG, cap. 390 esa práctica queda interrumpida (junto con la foliación, que ya no aparece en el vuelto del f. 135).
CAPÍTULOS ANTERIORES:
DE LA SILVA TEXTUAL AL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSÍ. CÓDICES, CRÓNICAS, VERSIONES Y CUADERNOS DE TRABAJO.
I. INTRODUCCIÓN. LAS CRÓNICAS GENERALES DE ESPAÑA HEREDERAS DE LA ESTORIA ALFONSÍ
* 2.- 1. LA SELVA TEXTUAL Y LA ERUDICIÓN PRE-PIDALINA
* 4.- 3. REFORMAS EN LA CONSTRUCCIÓN PIDALINA
* 6.- 5. LA APORTACIÓN DE LINDLEY CINTRA: LA CRÓNICA DE 1344 EXIGE ANTEDATAR LA ACTIVIDAD REFUNDIDORA
* 7.- 6. LA VUELTA AL MANUSCRITO
* 8.- 7. ANTES DE LAS «CRÓNICAS». IMPORTANCIA DE LAS VARIAS «VERSIONES» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA
II LA HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL CÓDICE REGIO ALFONSÍ Y EN LA TRADICIÓN MANUSCRITA.
* 9.- 1. EL MANUSCRITO E1, CÓDICE DEL SCRIPTORIUM ALFONSÍ
* 10.- 2. LA HISTORIA GÓTICA NO SE INTERRUMPÍA CON LA INVASIÓN MUSULMANA
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