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Obras de Diego Catalán

95.- 2. RASGOS PRIMITIVOS DEL CASTELLANO FRENTE AL LEONÉS, AL ARAGONÉS Y A LA ALJAMÍA

95.- 2. RASGOS PRIMITIVOS DEL CASTELLANO FRENTE AL LEONÉS, AL ARAGONÉS Y A LA ALJAMÍA

2. RASGOS PRIMITIVOS DEL CASTELLANO FRENTE AL LEONÉS, AL ARAGONÉS Y A LA ALJAMÍA. VII. EL CASTELLANO ENTRE LOS DEMÁS DIALECTOS ROMANCES HISPÁNICOS

      El romance que se hablaba en el reino astur-leonés al Occidente y en el reino navarro-aragonés al Oriente ofre­cían muchos rasgos comunes, algunos de los cuales hemos señalado como procedentes sin duda de la lengua oficial y cortesana que se había formado en torno a la ciudad regia de Toledo 9, lengua que ahora continuaban los hablantes en aljamía de al-Andalus, en la España islamizada. De esa rela­tiva unidad difería bastante Castilla, apareciendo como una cuña hincada en la parte alta de ese núcleo toledano-ara­gonés que ocupa el centro de la Península.

      En primer lugar, el castellano no se dejó penetrar por las innovaciones propias de ese romance toledano arriba apuntadas (persona Ellos del perfecto -orón 10; Tú yes, Él ye 11, lluna 12, uello 13, les cases 14); en ello se muestra más conser­vador de la tradición latina. Pero, a su vez, frente a ese gran dialecto común al centro peninsular, aparece el castellano más innovador en otros muchos rasgos, los cuales le carac­terizan más que los de mera conservación de fenómenos latinos.

      1]  Castilla acoge el iberismo de aspirar o perder la f- inicial latina, como también lo acoge Gascuña, país de sus­trato ibérico 15. Se pierde la f- también en otros pequeños territorios dialectales de la Romania, pero no con la exten­sión territorial y el arraigo que en Castilla y Gascuña, las dos comarcas limítrofes al país que aún hoy siguen hablan­do la lengua vascongada.

      La pérdida de la f-  se documenta en la época primitiva, durante los siglos X y XI, tan sólo en la vecindad de la región que hemos señalado como último reducto donde los dialectos preindoeuropeos perduraron con vida por más tiempo, probablemente hasta los siglos IX y X 16. Esos do­cumentos más viejos que podemos allegar se localizan desde el extremo oriental del reino leonés hasta el Oriente de Aragón, si bien los principales corresponden a la tierra de Burgos y a La Rioja, donde el ibero-vascuence tuvo mayor arraigo, hasta tres siglos después del X.

      Del extremo oriental de León: Alfonso III, en diploma de 905, nombra la Fonte Fascasia, hoy llamada Fontasquesa, en el término de Cofiñal, al Norte de Riaño, cuyo nombre latino Fonte Pascasia, año 934, nos dice que en aquel extre­mo leonés se confundían la f, la h y la p como hoy entre los vascongados.

      Del Norte de Castilla: Al Oriente de Santander, cerca de Vizcaya, el nombre de varón Forticius se escribe en Santoña Ortiço 863, Hortiço 927. Entre los términos del monasterio de Arlanza (vecino al territorio que suponemos iberizante) se nombra un Haedo rubio, año 912, < fagetu ’hayedo’. Tam­bién un paraje de Huéspeda, entre Villarcayo y Burgos, se llama Hayuela (diminutivo de haya < fagea) en un docu­mento de Oña, 1057. Los dos pueblos que hoy se escriben Hormaza y Hormazuela, al Noroeste de Burgos, se escriben en los documentos antiguos Ormaza 1042, 1092, Ormazola et Ormaza 1107, y así otras veces, topónimo derivado de formacea ’pared de tapial’. También Ornilla 1105, hoy Hornilla, al Norte de Burgos < fornella; Errant Monnuz, en documento burgalés de 1100; y otros casos así. En los si­glos XII y XIII aparecen más ejemplos, casi todos proceden­tes del partido de Briviesca (monasterios de Oña, Vileña y Frías) o del Este de Burgos (Arlanza, Ibeas de Juarros)17, regiones del último reducto ibérico o próximas a él.

      Al reino de Castilla se unió políticamente La Rioja en 1076; pero cuando todavía pertenecía al reino de Navarra, nos da un caso de f- perdida en el nombre del pueblo Ojacastro, escrito Olia castro en 1052, y Ogga castro en 1087 (gg = j)18, pueblo situado sobre el río Oja (de donde Ri-Oja), latín folia, como el río de Italia llamado igualmente Foglia; recordemos para nuestro propósito que en el valle de Ojacastro el vascuence era lengua general aun en el siglo XIII. También en la comarca de San Millán se debía de hablar vascuence 19 y, en consonancia con esto, en los manuscritos de Berceo y en los documentos notariales de su monasterio se ve que allí la h era muy tolerada: herido, hallar, erropea herropea, hazaña, hacer, etc. Hablamos de la Rioja Alta, muy vascófona en el siglo X y aun en el siglo XIII. En la Rioja Baja, o Calahorra, romanizada mucho más temprano, no hallamos ejemplos antiguos de h 20.

      Fuera de este núcleo constituido por la Castilla de Bur­gos-Santander y por la Rioja, donde los casos de f  perdida aparecen en los siglos IX, X y XI, en las otras tierras del reino de Castilla los documentos notariales examinados no ofrecen ejemplos hasta el siglo XIV. Esta precedencia cro­nológica del Norte cántabro-burgalés-riojano se confirma por razones fonéticas muy precisamente en los topónimos dedicados al famoso mártir Félix. Santelices < (ecclesia) sancti Felicis es nombre que hoy conservan dos pue­blos, uno en Villarcayo, al Norte de Burgos, y otro en Viz­caya, y ese nombre nos dice que allí la pérdida de la f ocurrió muy temprano, cuando todavía la -e final de sante < sancti se conservaba, y hallándose la t ante vocal, no llegó a desaparecer: sante(F)elices; mientras en Valladolid, Guadalajara, Cuenca, León y Salamanca hay unos doce pueblos llamados Sahelices, Saelices, donde la f se perdió mucho más tarde que en Burgos y Vizcaya, cuando ya la t final había desaparecido en la forma completa intermedia San Felices (Santander, Logroño, Soria, Salamanca, etc.), y el grupo nf se simplificó, al uso arcaico, que decía ifante por ’infante’, Safagund Sahagún por San Facundo, cofonder cohonder por ’cofonder’, etc.21.

      A estos territorios del Sur el uso de la eliminación de la f llegó propagado del Norte con retraso. En todo el reino de Castilla, lo mismo en el Norte que en el Sur, este cambio lingüístico vivía en estado latente durante toda la Edad Media; era una incorrección gramatical desechada por el lenguaje literario, hasta que se generalizó al final del siglo XV 22.

      En Aragón, o sea, a la otra parte, la oriental, del último reducto en que se defienden las lenguas ibéricas, como éstas desaparecieron algunos siglos antes, los restos de la f per­dida se encuentran más rara vez en los documentos. El patronímico del nombre Fortis, Forti o Fuerte, muy usado en Aragón, aunque comúnmente se escribía Fortiz, Fortez,  se usaba también bajo forma vulgar, como se ve en el apelli­do de un magnate de la corte argonesa, Ortiz 1095, 1100, Hortiz 1099, 1103, etc. Igualmente, el pueblo llamado hoy Hoz de Barbastro < fauce, cercano al territorio que supo­nemos no romanizado hasta el siglo VI o VII, se llama Oçe en documento de 1095. Y en el Fuero de Asín, de 1132, pue­blo situado al Norte de Egea en pleno territorio de roma­nización tardía, se escribe honsata ’fonsado o hueste’  < fossatum. Estos dos ejemplos tan escasos, en vez de au­mentar disminuyen con el tiempo, pues el uso arcaico y vulgar de la h tenía en Aragón tan escaso arraigo que fue desechado por completo, y la f se impuso como general, a diferencia de Castilla donde la h predominó.

      Lo mismo que en Aragón, la f prevaleció firmemente en todo el resto de la Península durante la Edad Media. La conservan hasta hoy, a pesar del absorbente influjo castellano, el alto-aragonés, el catalán, el asturiano, el leonés occidental y el gallego-portugués. Varios fósiles toponími­cos nos dicen que también los mozárabes pronunciaban la f: Ficaira, Ferriol, La Fausilla en Murcia; Ferreirola, Febeire, Faucena en Granada; Facinas en Cádiz; La Falfana, Fotea en Huelva.

      2] La solución tan difundida del grupo latino CT > yt (también LT > yt) 23, progresa en Castilla hasta palatalizar la t, llegando a la palatal africada sorda [Ĉ] que hoy escri­bimos ch. Esta etapa progresada [Ĉ] se halla también en varios dialectos del Sur y Este de Francia y del Norte de Italia 24.

      En los antiguos dialectos románicos de nuestra Penínsu­la yt no sólo era propio del catalán y del gallego-portugués, como hoy sigue siéndolo, sino que hasta el siglo X era ge­neral. En Navarra y Aragón hasta fines de la Edad Media se decía dreito ’derecho’, proveyto, peitar, luitar, estreito, muyto, cuytiellyo ’cuchillo’, etc. En León, durante los siglos XI y XII se decía leito, dereito. En la Rioja Alta no sólo las Glosas Emilianenses usan feito, geitat ’echa’, deritura ’derechura’, muito, sino que en el siglo XII aun domina it, resultado que en la Rioja Baja es predominante aún en la primera mitad del XIII 25. En Castilla misma, las Glosas Silenses sólo usan it, acaso por arcaísmo debido al influjo del monasterio de San Millán: scuitare, streitu ’estrecho’, anteditos, muito. Los mo­zárabes en los siglos XI y XII dicen laxtayrwéla, nombre de una planta, diminutivo de ’lechera’, leytúka ’lechuga’, armoláyta ’remolacha’, etc.26; las dos pronunciaciones, lextáyra leytáyra, léxto leyto son registradas expresamente como coexistentes en la aljamía por el botánico sevillano 27.

      En el centro de esta uniformidad, aparece tardíamente el grado ulterior [Ĉ] el de nuestra moderna ch, escrito rara vez ch, y más corrientemente gg, g, cc  en un territorio que va desde Sahagún, en el extremo oriental de León, hasta la Rioja Alta. Los primeros ejemplos que he podido hallar son del siglo XI, aunque el origen haya de ser sin duda algo más antiguo; Fonte tega 1079, en documento de Sahagún, nombrando al Fontecha del Norte de Palencia; peccet 1096 Entrepeñas, al Norte de Palencia, ’peche, pague’ < pactet; Egga 1067 Silos, Echa 1096 Oña, Ega 1100 Burgos, nom­bre ibero-vasco cuya forma etimológica es Eita 956, 1039, etc., vasco «eita, aita» ’padre’; Frega 1096 Oña, < fracta, topónimo ’Frecha’; Cadreggas  1082 Oña, hoy ’Caderechas’ < cataractas; manegga 1090 Santoña < manu jacta, especie de fianza, en aragonés «maneita»; peggare 1044 San Millán, ’pechar, pagar’ 28. Como se ve, los notarios del si­glo XI no sabían bien todavía cómo escribir el nuevo soni­do vacilando entre cuatro signos diversos, y esta vacilación duró todo el siglo siguiente.

      3] La palatalización de los grupos latinos LI̭ , C’L, G’L de­bió de dar en la generalidad de los romances hispánicos una palatal lateral con anterioridad a la que surgiría de la gemi­nada LL o articulatoriamente distinta de ésta29: muliĕre, vermĭcŭlu, tēgŭla no tenían la misma consonante late­ral que valle. La pronunciación como una ll moderna (del español no yeísta) de LI̭ , C’L, G’L subsistió en antiguo arago­nés (escrita ly, lg 30), en la aljamía kwalyo ’cuajo’, enfilyát ’ahi­jado’, conelyo 31, en gallego-portugués ovelha, telha, molher 32 y catalán ovella, muller 33. Pero en la mayor parte del leonés se hizo y 34: muyer, oveya, vieyo, igual a la y del latín vulgar en majore > mayor, podiu > poyo; y en Castilla esa y fue más tensa, llegando a la fricativa [ž] o africada [dž] 35, a diferen­cia de la y del latín vulgar, que permaneció inalterada: ma­yor, mayo, rayo, haya < fagea. El rehilamiento o zumbido de la [Ž] en la escritura de los más antiguos textos castellanos se expresa con gg, grafía que no puede representar una lateral, ni es usual para y 36 y que, en cambio, también se usó pasa la pareja sorda de esta articulación, la [Ĉ], moderna ch 37. Así hallamos mortagga 937, taggare 964, magguelo 979, 1044, 1065, las tres palabras en el Cartulario de Cardeña; Otero de aggos 1041 Cardeña, hoy ’Tardajos’, Burgos; Naggara 1056 Oña, 1086 Santoña, ’Nájera’; «pumare bieggo» 1068 Santoña; Nogga 1034, 1085 Santoña, hoy ’Noja’ en Santander; Ogga Castro 1087 San Millán. Con grafía también expresiva, aun­que no tan especial como la anterior, hallamos Cascaihares 1011 Oña, Naghara 1072 Oña, ’Nájera’38. En los siglos X y XI esta [dž ~ ž] no era aún resultado único, pues a su lado tenía uso la pronunciación lateral, que vemos conservada siempre, como arcaísmo cultista en las Glosas Silenses que escriben (con grafías varias) conceillo, gasaillato, taillatu, filios, muliere, donde ill y li representan la pronunciación ll 39; en otros documentos se hallan: ovelia 943, 949 Cardeña, Kana­lelia 950, 1030 Cardeña ’Canaleja’ Burgos, Orbanelia 963, 1039 ’Orbaneja’, Cascalar 1058, Cascalares 1059 Arlanza ’Casacajar’, ’Cascajares’, Gulpellares 1044 Arlanza ’Gulpejares’40.

      4]    El grupo SCI̭ o STI̭  da en la generalidad de los roman­ces peninsulares s palatal [š], escrita primitivamente x, ss, sc, sci 41; pero en Castilla y en la Rioja da una africada dental [ts, dz], escrita ç, z, cc. Del latín fascia ’zona, faja, cierta medi­da agraria’, el castellano deriva haça significando ’haza de tierra’, escrito facca 927, 1085 Santoña, faça 1127, faza 1118 Oña; frente a él están el aragonés faxa ’haza de tierra’ escri­to fasca 1059 Sos, fassa 1101 San Juan de la Peña; el catalán faxa ’faja de ceñir’ (catalanismo pasado al castellano, mod. faja); el leonés faxa o fexa 1104 Sahagún ’haza’; en gallego-portugués faixa o faxa ’faja’ y ’haza’, y el mozárabe faša ’faja’. El latín ūstium por ōstium ’puerta’ y ante ustianu ’explanada ante la puerta exterior de una casa’ dan en cas­tellano uço 42, uzo 1190 Palencia, y antuzano 962 Cardeña, ante uzano 1073 Oña; mientras en leonés es uxo, escrito uscio 1092 Sahagún, Uxo (en pronunciación castellana: Ujo) lugar de Asturias, antuxano 963 León, antuxianos 1022 León, asturia­no moderno antoxana ’plazoleta ante la puerta de la calle’, leonés moderno antojano 43; en aragonés uxo, escrito usco 1059 Sos; en catalán antiguo antuxà, entuxà ’frente de la casa’. De asciata, asciŏla tenemos en castellano açada, açue­la, escrito aszatas 978 Covarrubias; mientras en leonés, axada escrito exatas 1060 Sahagún; exatas, exola hacia 1050 Bezdemarbán 44; en aragonés antiguo aixada o axada (evolu­cionando modernamente a ajada o jada); en catalán axada o xada; y en gallego-portugués eixada o enxada.

      5] La G- J- iniciales ante E o I inacentuada se pierde en castellano; pero en Castilla la pérdida tardó en hacerse regular. En este período primitivo aún era muy poco gra­ta, predominando la conservación de la consonante. Es raro hallar Elogira, Eluira 1048 Cardeña; gĕneru  > jerno, ierno 1065 Oña, aunque aquí es dudoso si la sílaba inicial representa el diptongo romance ie- o el latín GE-. Todavía en el siglo siguiente alternan en el mismo documento Eluira y Ieluira 1163 Tríanos, en el partido de Sahagún 45; y no sólo se escribe iermano por ’hermano’ en las Glosas Silenses, sino en documentos del siglo XI 46. En los dialectos no cas­tellanos hubo también alguna vacilación respecto a ciertas voces: así germanu > (h)ermano, catalán germá, pierde como en castellano su inicial en portugués, irmão; el nom­bre germánico Gelovira > Elvira, es en portugués Geloira, Gelvira y también Elvira; *jectare > echar, portugués geitar, es en aragonés gitar, moderno chitar, pero también en lo antiguo hacía frecuentemente itar 47. Ahora bien, sólo el castellano llegó a hacer general la pérdida vulgar de la g- inicial.

      6] El castellano carece de la diptongación de Ŏ y Ĕ ante yod, que es en la Romania más usada que la diptongación incondicionada. Esa diptongación existe en la época primi­tiva tanto al Oriente como al Occidente y al Sur de Casti­lla. En aragonés: pueiu (1058, 1097), pueyo ’poyo’; uello ’ojo’, ueito ’ocho’, huey ’hoy’, fuella ’hoja’, nueite ’noche’; tiengat (1062), El ’tenga’; lieto (hacia 1090) ’lecho’; vienga Él ’ven­ga’. En leonés ueyo (1171) ’ojo’; uoy, uey, ue ’hoy’, arruoyo 1246 ’arroyo’, uecho ’ocho’, nueche ’noche’, fueya ’hoja’; cueyo, cueyes ’cojo’ ’coges’, mueyo, mueya ’mojo’, ’moja’, etc. Entre los mozárabes conocemos el ejemplo wélyo ’ojo’ 48.

      7] La reducción del diptongo en el abundante sufijo adjetivo -ĔLLU -ĔLLA > -iello, -illo obedece a una asimila­ción eliminadora de la e entre los dos sonidos palatales más cerrados i y ̮l y tenemos noticia de su uso en la región cas­tellana, desde Burgos hasta Santander, en los más antiguos documentos: Castillo 921, «kaballo morcillo» 981 Cardeña; portillo 1067, fermosilla 1082 Oña; Tormillos junto a Muradiello y Basconciellos 1075 Burgos, etc.49.

      8]    En la sintaxis el rasgo más saliente del castellano es el usar el pronombre dativo le en vez del acusativo lo cuan­do se trata de personas. Se extiende así al pronombre la distinción que en régimen directo se procura entre lo ani­mado y lo inanimado, mediante la preposición a 50; pero después el castellano propaga el pronombre dativo también cuando se trata de cosas. En Asturias y León, en Aragón y en el Sur de la Península domina el acusativo correcto lo. Los documentos latinizantes no son propicios para revelar este fenómeno, así que el primer ejemplo que puedo re­cordar es del documento de Burgos, año 1100: «que soluessent el fidiator por qual le miseran» ’que pagasen al fiador por aquella cantidad que lo pusieran’ 51.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

9  Véase atrás, cap. I, §§ 8-9.

10 Véase atrás, cap. I, § 9 (p. 239).

11  Véase atrás, cap. I, § 9 (p. 240). El toledano visigótico, el leo­nés y el aragonés conservan Tú yes < es, como todos los demás romances, y alteran Él ye < e (s) t, como el italiano y el rumano; por el contrario, el castellano, mostrándose más independiente, altera Tu eres, solución peculiar suya, y conserva Él es.

12  Véase atrás, cap. I, § 8 (pp. 237-238).

13  Véase atrás, cap. I, § 8 (pp. 236-237).

14  Véase atrás, cap. I, § 8 (p. 238).

15  Véase Parte Ia, cap. III, § 3.

16  Véase Parte Ia, cap. II, § 9.

17  El pormenor de todos los documentos aquí citados véase en Menéndez Pidal, Orígenes del esp., pp. 222-223, 225 (ed. 1950, pp. 208-211).

18  Véase aquí atrás, cap. V, § 8.

19  Véase atrás, cap. I, § 10.

20  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., 3a ed. (1950), p. 225.

21  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., pp. 226 y 237-238 (ed. 1950, pp. 213-214).

22 Que la h < f haya vivido en estado latente hasta el siglo XIV, esto es, casi sin documentar, al lado de la f- conservada no es comprendido por los lingüistas como Meyer-Lübke, que, no ma­nejando el concepto de la larga duración de un cambio fonético durante siglos de formas varias convivientes, acude a suponer que la f escrita en los manuscritos castellanos representa una aspira­ción. Se funda en que la h germánica se escribe a veces f, en fardido, fonta; pero esta f  procede de una ultracorrección, otro concepto no bien comprendido. A Meyer-Lübke sigue G. W. Umphrey, «The Aragonese dialect», Rev. Hisp., XXIV, 1911, pp. 23-24.

23  Véase Parte Ia, cap. Ill, § 3 (p. 82).

24  Parte del Languedoc con el Sur del Lemosín, parte de Provenza y Delfinado, etc. (ALF: lit, laitue, lait); Lombardia.

25  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., p. 290 (ed. 1950, p. 281).

26  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., p. 294 (ed. 1950, p. 285).

27  Asín Palacios, Glosario,  1943, 297°.

28  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 15.

29  Véase Parte IIa, cap. Ill, § 8.

30  Aquí atrás, cap. V, § 6.

31  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 504.

32  Según la ortografía portuguesa adoptada en el s. XIII, antes escrita con li (Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 5 y nota).

33  Antiguamente escrita li, il, lg (Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 5).

34  Aunque hay zonas de ll  (confundida con el resultado de -l i̯-) y de ch.

35  T. Navarro Tomás, Manual de Pronunciación,  1932, § 121, y Menéndez Pidal, Gramática Hist., §§ 536 y 572, 3.

36  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 3.

37  Atrás, cap. V, § 8.

38  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 73, 5, comp. 35.

39  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 501.

40  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 71.

41  Véase cap. V, § 7.

42  Menéndez Pidal, Cantar de Mio Cid, p. 888 (Mió Cid, v. 3).

43  Véase Menéndez Pidal, «Etimol. esp.», Romania, XXIX, 1900, p. 336.

44  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 57.

45  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 42 1-2.

46  Y aun en documentos ya redactados en romance de los si­glos ΧII-ΧIIΙ alternan «mio ermano ... so iermano ... so jermano» (1179 Burgos), iermano (1233 Soria).

47  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 423.

48  Para todo esto, ver Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 25 y 28.

49  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 27.

50 Desde sus comienzos, el español llevó a un letrado esta ten­dencia: «fugiens ad homicidas suos», año 969, Cardeña; «rogavit ad uos», 1019, León (Menéndez Pidal, Orígenes del esp., p. 392; Diez, Grammaire, 1887, p. 835). Los otros romances ibéricos (por­tugués, catalán, gascón) manifiestan el uso con menos decisión. Contrastes como «busca a un amigo» (concreto): «busca un ami­go» (uno cualquiera) con respecto a seres vivos que podían pare­cer como agentes (según piensa J. Brauns, Über den propositionalen Accusativ in Spanischen,  1908 y 1909).

51 Menéndez Pidal, Doc. ling. Castilla, § 14722.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

18.- 2. LA ROMANIZACIÓN

19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO

20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO

CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN

21.- 1. ¿LATÍN VULGAR?

22.- 2. EL LATÍN NUEVO

23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO

24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO

25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLEC­TIVA

26.- 6. ACEPCIONES NUEVAS

27.- 7. FRASEOLOGÍA

28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMA­TICAL

29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE

30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SIN­TAXIS DEL VERBO

31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS

32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS

*   33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSO­NÁNTICO

*   35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS

*   36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO

*   37.- 17. LAS INSCRIPCIONES

B. EL LATÍN DE HISPANIA

CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA

*   38.- 1. LA ROMANIA

*   39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO RO­MÁNICO

*   40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL

*   41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA

*   42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL

*   43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA

*   44.- 7. RELACIONES ENTRE EL LATÍN HISPA­NO Y EL DE LA ROMANIA MERIDIONAL: VOCABULARIO Y FORMACIÓN DE PALABRAS

45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR

*   46.- 9. UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL LA­TÍN DE HISPANIA

*   47.- 10. TOPONIMIA CRISTIANA

PARTE TERCERA: HACIA LA NACIONALIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANIA
A. DESMEMBRACIÓN DE LA ROMANIA. ÉPOCAS VISIGÓTICA Y ARÁBIGA

CAPÍTULO I. EL REINO TOLOSANO Y EL TOLEDANO

*   48.- 1. DISOLUCIÓN Y RUINA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE. CRISIS DE ROMANIDAD

*   49.- 2. NACIONALIZACIÓN DEL REINO VISI­GODO

*   50.- 3. REINO VISIGODO TOLEDANO

*   51.- 4. ONOMÁSTICA GERMÁNICA

*   52.- 5. CAUSAS DE LA FRAGMENTACIÓN ROMÁNICA

*   53.- 6. LA LENGUA COMÚN QUE NO SE ESCRIBE

*   54.- 7. CENTROS DIRECTIVOS DE LA HISPANIA VISIGÓTICA

*   55.- 8. LENGUA CORTESANA VISIGODA

*   56.- 9. EL MAPA LINGÜÍSTICO DEL REINO GODO

*   57.- 10. ORÓSPEDA, CANTABRIA Y VASCONIA

*   58.- 11. NACIONALIZACIÓN LITERARIA. SAN ISIDORO

*   59.- 12. LA ESCUELA ISIDORIANA

CAPÍTULO II.  AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

*   60.- 1. LA ARABIZACIÓN DE HISPANIA

*   61.- 2. LOS MOZÁRABES EN SU ÉPOCA HE­ROICA

*   62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

*   63.- 4. LA ALJAMÍA O LENGUA ROMANCE HABLADA EN AL-ANDALUS

*   64.- 5. TOPONIMIA ÁRABE

*   65.- 6. TOPONIMIA MOZÁRABE

*   66.- 7. TOPONIMIA LATINA EN BOCA ÁRABE

CAPÍTULO III. LOS PUEBLOS INDOCTOS DEL NORTE

*   67.- 1. UNA NUEVA BASE PARA LA NUE­VA ROMANIDAD HISPANA

*   68.- 2. GRANDES TRASIEGOS DE POBLACIÓN

*   69.- 3. TOLEDANISMO OVETENSE. EL DIALEC­TO ASTURIANO Y LEONÉS

*   70.- 4. ONOMÁSTICA NUEVA

*   71.- 5. EL PATRONÍMICO EN -Z

CAPÍTULO IV. EL IMPERIO LEONÉS Y SU FRONTERA VÁRDULO-VASCONA

*   72.- 1. ORÍGENES DEL REINO DE NAVARRA Y DEL «IMPERIO» LEONÉS

*   73.- 2. FORMACIÓN DEL GRAN CONDADO DE CASTILLA

*   74.- 3. LA RIOJA

*   75.- 4. REPOBLACIÓN AL SUR DEL DUERO

*   76.- 5. PREPONDERANTE INFLUJO ÁRABE Y MOZÁRABE

B. PRIMEROS BALBUCEOS DEL IDIOMA960-1065—
GLOSAS Y CANTARES ÉPICOS

CAPITULO V.  LA LENGUA ESCRITA

*   77.- 1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO

*   78.- 2. LAS GLOSAS EMILIANENSES

*   79.- 3. LAS GLOSAS SILENSES

*   80.- 4. DIFICULTAD DE LA ESCRITURA

*   81.- 5. LOS DIPTONGOS

*   82.- 6. LA Ñ Y LA LL

*   83.- 7. REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE OTROS SONIDOS ROMÁNICOS

*   84.- 8. GRAFÍAS PARA SONIDOS ESPECIAL­MENTE CASTELLANOS

*   85.- 9. RESUMEN ORTOGRÁFICO

CAPÍTULO VI.  EL HABLA ROMANCE

*   86.- 1. FALTA DE FIJACIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

*   87.- 2. SONORIZACIÓN DE LA CONSONANTE SORDA

*   88.- 3. VACILACIÓN EN LA PÉRDIDA DE LA VOCAL INTERTÓNICA

*   89.- 4. FECHA RELATIVA DE LA SONORIZA­CIÓN Y DE LA SÍNCOPA VOCÁLICA

*   90.- 5. UNA ÉPOCA DE MÚLTIPLES SINCRE­TISMOS

*   91.- 6. CONTIENDA ENTRE LLANOS Y CULTOS

*   92.- 7. ARCAIZANTES Y NEOLOGISTAS

*   93.- 8. AFECTACIÓN ULTRACORRECTA

CAPITULO VII. EL CASTELLANO ENTRE LOS DEMÁS DIALECTOS ROMANCES HISPÁNICOS

*   94.- 1. CARÁCTER DIFERENCIAL DE CASTILLA

Diseño gráfico:
 
La Garduña Ilustrada

Imagen: letra C, siglo XII, vía www.fromoldbooks.org

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