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Obras de Diego Catalán

VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

48.- 6. EL RODRIGO CONSERVADO Y LA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO ÉPICO

6. EL RODRIGO CONSERVADO Y LA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO ÉPICO.

------6.1. Aunque el Rodrigo conservado, una vez despojado de los aditamentos palentinos, reproduce, según hemos argumentado, la estructura de la gesta de las Mocedades de Rodrigo tal como se venía cantando desde fines del s. XIII y hereda de ella la concepción de su héroe, no por ello debemos considerarlo una versión de esa obra ligeramente renovada. Entre el nuevo poema y la antigua gesta se produce, a mi parecer, una profunda transformación genérica en lo tocante a la forma narrativa empleada. El Rodrigo no es formalmente agrupable con los “cantares de gesta” de que conservamos más o menos laisses: el Mio Cid, el Roncesvalles, los Infantes de Salas (en su Refundición), las Particiones del rey don Fernando.
------
El ritmo de la narración del Rodrigo contrasta abiertamente con el de las gestas españolas anteriores. Todo en él se cuenta apresuradamente, como si el poeta tratara tan sólo de suscitar con sus versos la memoria de las acciones en su auditorio y no de desarrollar las escenas. Ello ocurre no sólo en el “prólogo linajístico” (en que se recuerdan rápidamente otras leyendas) sino en la materia principal. Baste recordar el pasaje arriba citado (cap. III, § 2.d) acerca de cómo es Rodrigo armado caballero, en que apenas se esboza lo ocurrido y en que los pormenores rituales del acto únicamente son aludidos y no descritos, y aducir un par de ejemplos adicionales referentes a las lides campales. La muerte del Conde de Gormaz por Rodrigo (vv. 314-320) se narra simplemente así:

A los nueve días contados----- cavalgan muy privado.
Rrodrigo, fijo de don Diego----- et nieto de Layn Calvo,
et ( ) de ( ) Nuño Álvarez de Amaya -----e visnieto del rey de León,
doze años avía por cuenta----- e aun los treze non son,
nunca se viera en lit -----ya quebrávale el corazón;
cuéntasse en los çien lidiadores----- que quisso el padre o que non,
et los primeros golpes -----suyos e de ( ) don Gómez son.
Paradas están las hazes----- e comienzan a lidiar.
Rrodrigo mató al Conde, -----ca non lo pudo tardar;

y la victoria de Rodrigo en su primera lid de las cinco del voto (vv. 469-476) se presenta con no menor sencillez descriptiva:

Allý lidió ( ) con ellos -----buena lid en el campo.
Un día e una noche -----fasta otro día mediado
estudo en pesso la batalla, -----e el torneo mesclado.
Rrodrigo vençió la batalla, -----Dios sea loado.
Ffasta Peña Falcón, -----do es Peña Ffiel [l]lamado,
las aguas de Duero----- yvan las enturbiando,
allý bolvieron un torneo -----contra Fuente Dueña llegando,
mató ( ) a los dos arrayazes -----e prisso al moro ( ) loçano.

------Ni en una, ni en otra lid se entretiene el poeta en describir las incidencias del combate, que en las gestas anteriores eran elementos imprescindibles y que formaban parte del caudal de motivos formularios más característicos del género épico.
------
Es, sin duda, este cambio de ritmo narrativo, junto con la desproporcionada extensión que en el poema ocupan los datos sobre tiempos muy anteriores al arranque de la historia de las mocedades de Rodrigo, lo que llevó, en el pasado, a algunos de los lectores del Rodrigo a considerarlo más bien una “crónica rimada” que un poema y, en tiempos más recientes, a proponer (Webber, 1980) la hipótesis de que la obra no estaba destinada al canto o recitación, sino a la lectura. Sin embargo, una vez restaurado su texto (eliminando las glosas de carácter cronístico de la copia), el Rodrigo, aunque renueve formalmente el género épico y contraste en su técnica expositiva con los viejos “cantares de gesta” y con los romances escénicos del romancero viejo, utiliza una poética formularia, tanto en los motivos narrativos de las secuencias de su fabula, como en la expresión discursiva dada a la intriga. No veo razón alguna para situar al poema fuera de la literatura destinada a ser presentada oralmente por profesionales del canto o recitación ante auditorios populosos (o, en ocasiones, selectos).
------
Por otra parte, no creo que pueda dejarse de lado, al sopesar el carácter de ese excepcional poema, la pervivencia en la tradición oral moderna panhispánica (en las tres áreas lingüísticas: castellana, portuguesa y catalana), junto a romances escénicos procedentes de esta gesta, de un extraño romance “cíclico”, el Rodriguillo, estructuralmente dispar respecto a los otros romances tradicionales 38, en el cual se cantan, en apresurada sucesión escénica, toda una serie de episodios de uno de los cantares del Rodrigo.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

38 La excepcionalidad de su estructura secuencial resulta patente en los análisis de los romances tradicionales de tema histórico-nacional realizados en los volúmenes 2 y 3 del Catálogo general del Romancero pan-hispánico (Catalán/ et al., 1982-1983). El estudio del Rodriguillo se halla en el nº 14 de dicho catálogo (vol. II, págs. 65-85).

 

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO
* 45
3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO
* 46 4. EL PRÓLOGO LINAJÍSTICO

* 47 5. ESTRUCTURACIÓN DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

Imagen: Guillaume de Tyr, BNF, Mss fr 68, folio 57

47.- 5. ESTRUCTURACIÓN DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA


5. ESTRUCTURACIÓN DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA.

------5.1. La acción dramática debió de comenzar siempre en la gesta con la ruptura de la paz del reino ocasionada por las correrías del conde don Gómez de Gormaz por tierras de Diego Laínez y la venganza de los hermanos Laínez, que corren, a su vez, tierras de Gormaz (tal como se cuenta en el Rodrigo). Como obligada consecuencia de estas correrías seguiría la propuesta de una lid aplazada de “atantos por tantos”, concretada inmediatamente en “ciento por ciento” (según cuentan el Rodrigo y Lope García de Salazar), lid en la cual se produce la muerte en combate del conde don Gómez por Rodrigo, aún adolescente 34, y la prisión de sus hijos. A mi juicio, sólo con esta serie de hechos (que la Crónica de Castilla se niega a tratar de forma desarrollada) podía tener arranque la gesta desde su creación.
------
El segundo episodio (no veo razón para que se pospusiera) sería el protagonizado por Ximena, la menor de las hijas del conde muerto: tras conseguir, tocando en Rodrigo la fibra de la magnanimidad, la libertad de sus hermanos, y considerar la impotencia de ellos para solucionar militarmente la situación creada por la enemistad entre los Gómez y los Laínez 35, acude personalmente a querellarse ante el rey don Fernando, mostrándole su desamparo al ser huérfana de madre y haber perdido al padre. Su inesperada demanda de que el rey, para satisfacerla del daño recibido, exija que Rodrigo se case con ella constituye la invención literaria de mayor trascendencia para el futuro del mito cidiano, pues presidirá el trasvase de la leyenda desde la Epopeya a otros géneros más modernos: el Romancero y el Teatro.
------
En las Mocedades de Rodrigo la petición de Ximena no encubre conflictos psicológicos como los que el desarrollo moderno de la historia tratará de sacar a luz, sino que ilustra, con un caso extremo, aspectos del derecho tradicional: las doncellas nobles huérfanas podían acudir al rey en solicitud de apoyo para casarse honradamente; un homicida podía satisfacer a los demandantes del homicidio mediante compensaciones ajustadas al valor social de la víctima, saldando así la deuda de sangre.
------
El recurso de Ximena al rey y a la ley, en vez de a la venganza, y el desposorio de la doncella huérfana con Rodrigo pudieran parecer destinados a poner fin a los disturbios internos en el reino. Pero Rodrigo, si bien reconoce el derecho de su rey natural a desposarle forzadamente con la hija de su víctima, no quiere entrar en vínculos de vasallaje con él (negándose, en consecuencia, a besarle la mano) ni consumar su matrimonio hasta poder imponer al rey una relación en sus propios términos. De ahí su despreciativa evaluación (vv. 427-429):

Dixo estonçe don Rrodrigo: ----- —Querría más un clavo
que vos seades mi señor -----nin yo vuestro vassallo;
porque vos la bessó mi padre -----soy yo mal amanzellado

y su famoso voto (vv. 438-441):

—Señor, vos me despossastes -----más a mi pesar que de grado.
Mas prométolo a Christus----- que vos non bese la mano,
nyn me vea con ella en yermo nin en poblado,
ffasta que venza çinco lides -----en buena lid en canpo;

así como su posterior exigencia (que la Crónica de Castilla no deja de consignar a su manera 36) de que don Fernando acuda a Santiago para que el Apóstol le arme caballero, si es que pretende que él le reconozca por señor (vv. 647-656):

Al rrey se omilló ---- e nol’ bessó la mano.
Dixo: —Rrey, mucho me plaze----  porque non so tu vassallo;
fasta que non te armasses, ---- non devías tener rreynado,
ca non esperas palmada ---- de moro nin de christiano;
mas vé velar [las tus armas] ---- al Padrón de Santïago;
quando oyeres la missa ---- ármate con [la] tu mano,
et tú te ciñe la espada ---- et tú deciñe commo de cabo,
et tú te sey el padrino----  et tú te sey el afijado
et llámate cavallero ---- del Padrón de Santïago,
et serýas tú mi señor----  et mandarías el tu rreynado.

------Ya he comentado, al explicar cómo la Crónica de Castilla y sus sucesoras desarticulan la narración épica (cap. III, § 2.d y nn. 31, 32), el encadenamiento de las lides con que Rodrigo va cumpliendo su voto hasta llegar a la campaña de castigo contra los condes después de la traición del día de la Cruz de Mayo.
------
Queda como problema conexionado con el cumplimiento del voto de las cinco lides el de saber cuándo Rodrigo besa al rey la mano por primera vez, reconociéndose su vasallo, y se sacramenta con Ximena. En el Rodrigo, tal como ha llegado a nosotros, la primera vez que podemos ver que “el Castellano” besa la mano al rey es al comienzo de la expedición a Francia (pero véase lo advertido en el cap. III, n. 37) y en las crónicas se afirma que llega tarde al consejo reunido por el rey para contestar al Papa porque “avía poco que era casado con doña Ximena Gómez su muger et era ydo para allá”, luego Rodrigo en ambas redacciones de la gesta ha cumplido ya su voto antes de la lid con el Conde de Saboya. Ello hace imposible considerarla como la quinta de las lides, según a veces se ha hecho.
------
La dificultad encontrada por cuantos han tratado de fijar cuáles son las cinco lides del voto (Menéndez Pidal, 1951a, págs. 271-279; Armistead, 1963 y, 2000, págs. 64-67; Chalon, 1976, págs. 383-384) no tiene, a mi parecer, solución satisfactoria, dada la incompleta información que poseemos 37.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

34 La variante “doze años avía por cuenta e aún los treze non son” del Rodrigo (v. 317) es preferible al “seyendo de .XX. años” de Salazar, que creo resultado de una simple errata. En el romance de Rodriguillo venga a su padre (conservado por la tradición oral moderna), cuando Rodrigo, al ir a enfrentarse con el conde Lozano, aclara: “quince años tengo, buen rey, que en diez y seis no habré entrado” (versión asturiana) o cuando el conde rechaza el reto del mancebo diciéndole “falai, menino, falai, un pouco mais bem criado, / menino de quinze anos já se pode dar o pago” y le sugiere que envíe para substituirle a sus hermanos (versión de Madeira) o cuando las damas suplican al conde “No matis en Rodriguet que no té més de quinze anys” (versión de Ibiza), queda claro que, según la tradición multisecular, Rodrigo da muerte al Conde cuando no había alcanzado edad varonil (cfr. Catalán/ et al., 1982-1983, vol. II, págs. 78-80).

35 Cuando los hermanos Gómez, que Rodrigo ha entregado libres a sus hermanas, proponen “Quinze dias possieron de plazo a Rodrigo e a su padre / que los vengamos quemar de noche en las casas de Bivar”, Ximena les contradice y anuncia su plan, gracias al cual, según les dice, “fincaredes en salvo et él derecho vos dará”.

36 Véase lo que digo atrás en la n. 341 del cap. III.

37 Me parecen claras cuatro lides. Ia lid: cuando los moros (el señor de Ayllón y dos hermanos arrayaces de Sepúlveda y de Olmedo), después de correr a Belorado y La Rioja, se retiran cargados de botín, Rodrigo les da alcance, los desbarata, les toma la presa y hace prisionero al de Ayllón (la Crónica de Castilla introduce aquí cinco reyes por influjo o confusión con la otra entrada mora). Rodrigo no se reconoce vasallo del rey (no le entrega el quinto de la presa que le reclama, ni el rey moro) y liberta al preso, que se hará su vasallo pagándole parias. Rodrigo ha actuado sin ayuda, pues los condes han decidido no acorrerle (cfr. Rodrigo, vv. 444-446). IIa lid: Rodrigo, aunque no es vasallo del rey don Fernando, acepta ser su campeón en la lid judicial sobre Calahorra (y gracias a haber socorrido a san Lázaro en figura de gafo, el soplo ardiente que le echó el leproso le permite vencer al campeón navarro). IIIa lid: Los condes castellanos tratan la perdición de Rodrigo con cinco reyes moros de la Transierra y emplazan una lid para el día de la Santa Cruz de Mayo; gracias al aviso del rey moro a quien dejó ir libre, Rodrigo, mientras el rey Fernando se arma caballero en Santiago, se previene y, si bien, en la lid de San Esteban de Gormaz perecen los cuatro hermanos Laínez, Rodrigo consigue derrotar a los invasores de la Extremadura castellana. IVa lid: Rodrigo vence y prende a los condes traidores. La forma lacunosa en que el Rodrigo palentino incorpora el episodio de la querella del Obispo de Palencia porque los hijos de don Pedro de Campóo le han arrebatado el condado que había sido franqueado (según comenté más arriba, cap. III, § 2c y n. 37) no permite saber lo que contaba la gesta tras el juicio de los condes (Rodrigo, v. 731), salvo el hecho de que no se les ajustició sino que se les desterró.. El cronista post-alfonsí (que no acepta el episodio del juicio) cuenta en cambio, combinando posiblemente información épica con información cronística, que Rodrigo a ruegos de su “cormana” doña Elvira mujer del conde don García, consigue que el Rey de Córdoba, su vasallo, dé a don García y a su mujer el señorío de Cabra, pero que, posteriormente, don García, llamado de Cabra, “fue desconocido” a su nuevo señor “ca le fizo guerra della”, y remite para más adelante el contar cómo Rodrigo prendió al Conde. ¿Se debe esta referencia a un intento cronístico de poner en relación datos procedentes de fuentes diversas o formarían esa guerra y sus vicisitudes parte de la gesta y sería la de Cabra la Vª lid?. Aunque la primera hipótesis es muy plausible, dado el modo de actuar el formador de la Crónica de Castilla, también cabe que fuera el autor de la gesta de las Mocedades de Rodrigo el que quiso explicar los orígenes del nombre de don García de “Cabra” dado a “el Crespo de Grañón” en Las particiones del rey don Fernando y reinterpretar la histórica y famosa prisión del conde en Cabra por el Campeador.

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO
* 45
3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO
* 46 4. EL PRÓLOGO LINAJÍSTICO.

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

46.- 4. EL PRÓLOGO LINAJÍSTICO.

 

4. EL PRÓLOGO LINAJÍSTICO.

------4.1. La gesta de las Mocedades de Rodrigo comenzaba (según el testimonio de la Crónica de Castilla, c. 1300 y del Rodrigo del s. XV) situando al héroe en un linaje, el de Lain Calvo, uno de los dos “alcaldes” de la Castilla primitiva 26. El entronque era un “hecho” de todos sabido, ya que el propio Campeador debió de gloriarse de esa procedencia 27. Pero la complicada genealogía, eruditamente reconstruida por algún paniaguado del Cid, que recogió la Historia Roderici (c. 1110) y, tras ella, el Libro de las generaciones de los reyes (antes de 1194), nada tiene que ver con la versión poética de la misma, en que desaparecen cuatro generaciones y se considera al padre de Rodrigo como “el menor” de los hijos del famoso “alcalde” 28. La necesidad de recortar brutalmente los tiempos no arredra al juglar historiador, ya que explica el nombramiento de los “alcaldes” (según se deduce no sólo del Rodrigo, sino también de la Crónica de Castilla) por el hecho de que, muerto el rey don Pelayo (“el Montesino”), la tierra castellana se encontraba sin rey 29. La presentación de los orígenes del linaje cidiano iba seguida en la gesta 30 de una rápida alusión a cómo de los cuatro hijos de Lain Calvo descienden los mejores linajes de Castilla, ya que en los hermanos mayores de Diego Laínez, casados todos con hijas de condes, tienen origen los de Vizcaya (esto es, los Haro), los de Mendoza y los de Castro. En cuanto a Diego Laínez, se le hace casar con doña Teresa, hija del conde Nuño Álvarez de Amaya y nieta, por línea bastarda, del Rey de León. También se aprovecha la ocasión para consignar qué lugares poblaron esos cabezas de linaje 31. Este prólogo linajístico es una indudable innovación en la estructura de las obras del género épico y revela cómo ese género va cambiando en sus propósitos y, posiblemente, de público auditor. A veces, se ha perdido de vista que ese prólogo era ya propio de la gesta de fines del s. XIII (utilizada por la Crónica de Castilla) y, de resultas, ha sido puesto en relación con tiempos históricos posteriores.
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Aunque las crónicas no nos permitan, debido a su forma de aprovechar el relato épico, documentarlo, seguramente son complementarios de estos datos que el prólogo proporciona otras informaciones de carácter análogo que el Rodrigo consigna, de pasada, en el curso de la acción y que nos confirman esta vocación de la nueva epopeya por informar sobre detalles linajísticos y solariegos.
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También se manifiesta en el prólogo y no es exclusiva de él un rasgo estético que sorprendió, desde antiguo, a la crítica: “la propensión interrogativa”, “una extraña extensión de la interrogación retórica que subraya el valor de una afirmación haciéndola preceder de la duda que se supone dominar en todos acerca del asunto” (Menéndez Pidal, 1924a, págs. 409-410). Por ejemplo:

Alçáronsele los linajes -----do venían los fijosdalgo.
¿D’ónde son estos linajes? ----- Del otro alcalde Layn Calvo.
¿D’ónde fue este Layn Calvo? -----En Monte de Oca na[do]32.

Willis (1972) pensó que su presencia en el Rodrigo era atribuible a la intervención de un “escolar” acostumbrado al uso de formulismos retóricos; pero este recurso, aunque no podamos saber si procede o no de la gesta de fines del s. XIII, no es una fórmula ajena a la poesía tradicional (Menéndez Pidal, 1924a, pág. 409) y lo encontramos con relativa frecuencia en el romancero de tradición oral, especialmente en el sefardí (Armistead, 1987-88).
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La leyenda de “los alcaldes de Castilla” de las Mocedades de Rodrigo debía de interesarse por los descendientes de uno y otro alcalde, aunque en la Crónica de Castilla, como es lógico, no se aluda, al tratar del linaje de Rodrigo, a la rama genealógica que encabeza Nuño Rasura; la similitud en la Crónica de lo consignado respecto a la rama que encabeza Lain Calvo con lo narrado por el Rodrigo nos permite suponer que también pertenecía a la estructura original la historia de los condes y reyes de Castilla que figura en el poema. En el linaje descendiente de Nuño Rasura el Rodrigo dedica especial atención, como era de esperar, a Fernan González. Aunque muy probablemente hay en su relato substituciones onomásticas y toponímicas para introducir novedad (Menéndez Pidal, 1924a, págs. 410-411), las líneas generales de la narración de la gesta de las Mocedades de Rodrigo no han debido de ser alteradas. Pese a que el resumen de la historia del conde tiene una andadura muy rápida, podemos negar taxativamente que haya en él cualquier influjo del poema de clerecía que compuso c. 1250 un monje de Arlanza (por más que Deyermond, 1969, págs. 189-193, tenga lo contrario por seguro). Los motivos que retiene el Rodrigo de la historia legendaria de Fernan González pertenecen todos ellos a la tradición épica que aprovechó el monje (cfr. cap. II, § 2a), sin que trascienda en la narración del Rodrigo el conocimiento de ninguno de los episodios típicamente clericales o eruditos del Poema de Fernan González o de la fundación del monasterio de Arlanza (los relacionados con el monje fray Pelayo y Arlanza y las famosas victorias de Lara y Hacinas sobre Almanzor, por no hablar de los datos historiográficos procedentes del Liber regum y del Tudense). Entre los episodios épicos presentes en el resumen del Rodrigo tiene especial interés la escena de las vistas entre el Rey de León y el Conde, ya que se trata de un episodio no recogido por el Poema del monje de Arlanza (véase atrás c. III, n. 70) y que, en cambio, podemos hallar prosificado en la Crónica de 1344 y desarrollado en un romance viejo (cap. III, § 4b).

------La desafiante réplica del Conde al rey

—Essas oras —dixo el Conde— ------mucho andades en vano,
vos estades sobre ( ) mula gruessa------ e yo sobre buen cavallo,

que pone fin a las vistas sin que se llegue a ningún acuerdo, resulta ser un resumen fiel del parlamento épico conservado por las otras obras. El prólogo linajístico del Rodrigo, heredero del que contenían las Mocedades de Rodrigo del s. XIII, recurría, pues, para la descendencia de Nuño Rasura a la tradición épica perdida del libertador de Castilla, en cuya gesta se había desarrollado desde un principio, a modo de introducción, el tema de los alcaldes. Lejos de depender de una tradición libresca, la “erudición” del poeta de las Mocedades de Rodrigo se asienta en precedentes creaciones juglarescas.
------
No creo, que a continuación de este prólogo, se procediera a contar en la gesta del s. XIII (como desde la Crónica de Castilla en adelante hará la historiografía post-alfonsí) la historia del hermano bastardo de Rodrigo, padre de sus sobrinos (según supone Armistead, 1963-64, pág. 342, recog. Armistead, 2000, pág. 63, seguido por Deyermond, 1969, págs. 12-13 y ampliado en Armistead, 1988, recog. Armistead 2000, págs. 17-30). Se trata de un dato que seguramente el cronista halló en la gesta del s. XIII en forma de alusión, según lo conserva el Rodrigo. En este poema, cuando Rodrigo, que aún no es caballero, sino simple escudero (v. 865), es nombrado por el rey don Fernando alférez, en vista de que los condes y poderosos hijosdalgo temen enfrentarse con el Conde de Saboya y con todo el poder imperial, se desarrolla una escena semi-cómica (vv. 872-902), claramente reminiscente del diálogo que en las Cortes de Toledo del Mio Cid tenía lugar entre el Cid y su sobrino Pero “Mudo”, su alférez, antes de los retos (vv. 3301-3312)33, pero en la que se prodiga una jocosidad carente de la finura irónica de la vieja gesta:

Contra el Conde de Saboya---- Rrodrigo salyó tan yrado.
Nunca [o]viera seña ---- nin pendón devissado,
rronpiendo va un manto ( ) de sirgo----  la peña’l( ) tiró privado
. . . . . . . . . . . . . . . . . ----  . . . . . . . . . . . . . . . .
quinze rramos faze la seña ---- [farpado l’a en su cabo].
Vergüença avía de la dar ( ) ----  et bolvió los ojos en alto.
Vio estar un su sobrino, ---- fijo de su hermano,
quel’ dizen Pero Mudo, ---- a él fue llegado:
—Ven acá, mi sobrino, ----  fijo eres de mi hermano,
( ) que fizo ( ) en una labradora ---- quando andava cazando,
varón toma esta seña, ----  faz lo que yo te mando.—
Dixo Pero Bermudo: ----  —Que me plaze de grado,
conosco que so vuestro sobrino, ----  fijo de vuestro hermano,
mas de que saliestes de España----  non vos ovo menbrado,
a cena nin a ayantar----  non me oviestes conbidado,
de fanbre e de frío ---- so muy coytado,
non he por cobertura ---- [sinon la] del cavallo,
por las crietas de los pies ---- córreme sangre claro.—
All´y dixo Rrodrigo: ----  —Calla, traydor provado,
todo omne de buen logar ---- que quier( ) sobir a buen  estado
conviene que de lo suyo ---- sea abidado,
que atienda mal e bien, ---- sepa el mundo passarlo.—
Pero [Ber]mudo ---- tan apriessa fue armado,
rreçebió la seña, ----  a Rrodrigo bessó la mano,
et dixo: —Señor, ---- afruenta de Dios te fago
vey la seña, ----  [sin art e] sin engaño
( ) en tal logar vos la pondré, ---- antes del sol çerrado,
do nunca entró seña ----  de moro nin de christiano.—
All´y dixo Rrodrigo: ----  —Esso es lo que yo te mando,
agora te conosco ----  que eres fijo de mi hermano.

Dado el contexto que aquí rodea a la explicación del parentesco entre Rodrigo y Pero Mudo (en el que es evidente el recuerdo de los vv. 689-690, 704-707 del Mio Cid, donde se cuenta que el Cid entrega su seña a Per Vermudoz y Per Vermudoz la “mete” en la “mayor az”). me parece seguro que así nació la historia del hermano bastardo y no como narración independiente, aunque las crónicas glosaran luego ampliamente la alusión para construir, a base de ella, una fabulosa “familia” de Rodrigo de Vivar, al igual que habían construido una crianza del héroe.
------
Tampoco encuentro en la parte inicial de las Mocedades un posible encaje para la anécdota que explica la selección y nombre del caballo Babieca, episodio cuyo origen no me parece épico (a pesar de las opiniones coincidentes de Menéndez Pidal 1910, pág. 128, Guerrieri Crocetti, 1957, pág. 378, Armistead, 1963-64, pág. 342, Armistead, 2000, pág. 63 y Deyermond, 1969, pág. 13, entre otros).

 Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

26 No es una novedad de la refundición del s. XV, ni tiene que ver con los intereses del clérigo que añadió al relato épico la historia de la diócesis palentina. En la gesta de fines del s. XIII se hablaba ya de los cuatro hijos de Lain Calvo, de las pueblas que hicieron y de los linajes castellanos que de ellos descienden. También constaba en ella el origen bastardo de Pero Bermúdez, sobrino del Cid.

27 No puedo creer ajena al orgullo del conquistador de Valencia, sobre cuya falta de “mesura” nos informan los historiadores árabes (véase atrás, cap. V, § 4), la elaboración de una tan compleja genealogía destinada a lograr enlazar su linaje, a través de seis o siete generaciones, con uno de los legendarios jueces o alcaldes castellanos. Sólo a Rodrigo, un infanzón con ambiciones de gran señor feudal, podía interesar ese ennoblecimiento linajístico.

28 Sólo en el ms. B (y como resultas de ello en la ed. de 1512 de la Crónica del Cid por fray Juan López de Velorado) se retocó en la Crónica de Castilla esta conexión genealógica para dar entrada a varias generaciones intermedias (Catalán, 1962, n. 20 de las págs. 326-328).

29 La serie de monarcas astur-leoneses queda, en consecuencia, reducida a un mínimo.

30 Aunque la conexión linajística de Rodrigo Díaz con Laín Calvo no fuera invención del juglar creador de las Mocedades de Rodrigo, su exposición de la “historia” de Castilla desde sus primeros alcaldes hasta Fernando I (que, sin duda, era ya similar a la de Rodrigo) tuvo como fuente de inspiración básica el “prólogo” épico de la gesta de Fernan González y la libertad de Castilla, manipulado a su gusto para “completar” la versión linajística de los orígenes del condado-reino.

31 El detalle de la relación entre los nombres de esos cuatro hermanos Laínez y los linajes señoriales castellanos no concuerda en los dos relatos en que se nos reflejan las Mocedades. Según la Crónica de Castilla, al presentar en escena a Rodrigo de Vivar, Ferran La´ynez, poblador de Haro, es la cabeza del linaje de “los de Bizcaya”, Layn La´ynez de “los de Mendoça” y Roy La´ynez, poblador de Peñafiel, de “los de Castro”; en el Rodrigo, en cambio, es de Ruy La´ynez, señor de “Alfaro”, de “donde vienen estos que de Vizcaya son llamados”, de Galdín o Layn La´ynez, que compró Treviño, de “donde vienen estos La´ynez de don Luys Díaz de Mendoça” y de Ferrand La´ynez, de San Esteban de Gormaz, de “donde vienen estos linajes de Castro”.

32 Vv. 207-209. En el ms. “donde venían”, “natural de Monte de Oca”.

33 Otra clara reminiscencia del Mio Cid creo que se halla en los vv. 930-934, descriptivos de la batalla con el conde saboyano, que recuerdan a los vv. 726-730 del Mio Cid

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO
* 45
3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

Dibujo: Guillaume de Tyr. BNF, Mss fr 68, folio 125v

45.- 3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO

 

3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO

------3.1. Al margen de esta activa participación de los cronistas en la estructuración de las alusiones al pasado, contenidas en la gesta de Las particiones del rey don Fernando, para formar una “historia” de Rodrigo desde su niñez, un juglar de epopeya cantada acometió, por su cuenta, la tarea de dotar al héroe de unos orígenes, de unas enfances, del mismo modo que otros juglares de la vecina Francia habían hecho respecto a otros protagonistas de chansons de geste. Como todo relato de “mocedades” de un héroe, el referente a Rodrigo no es memoria anovelada de hechos remotos retenidos por tradición, sino construcción basada en esquemas de raíz mítica (“mitotemas”, si se quiere), comunes a muchos pueblos, relativos a la “iniciación” o “prueba” del varón (como guerrero y como macho), que sólo adquieren cuerpo como narraciones al ser utilizados literariamente en determinados tiempos y espacios históricos. Ahora bién, pretender reducir todos los relatos épicos de “iniciación” a tradición única (identificable con el modelo “Cúchulainn/Tristán”), según hace Montgomery (1998), ni es admisible ni resulta verisímil si de la génesis de los textos literarios se pretende hablar; en el caso particular de las Mocedades de Rodrigo,  las propias aproximaciones temáticas que Montgomery comenta (págs. 29-41) ponen bien en evidencia que las aguas tradicionales de que bebe el juglar hispano no vienen en concreto de esas fuentes propuestas y, por tanto, sobra el intento de inventar cauces para que históricamente resulte posible que alcanzara a catarlas.
------
Según desde antiguo destacó Menéndez Pidal (1910, pág. 123), la gesta de las Mocedades de Rodrigo “lleva en sí todas las marcas de la epopeya de la decadencia” (fr.). Como todos los poemas de enfances, su creación tiene como punto de partida la curiosidad del público auditor de los cantares de gesta por saber, respecto a los héroes consagrados, cómo se formaron y por qué llegaron a serlo:

“Es una ley general para todos los ciclos épicos, en España y en Francia y también entre los pueblos del Norte, su desarrollo temporal en sentido inverso al de la vida humana... Nos muestran primero a los héroes en su madurez, en su vejez o a la hora de la muerte, sólo después nos cuentan su nacimiento y su juventud” (fr., Menéndez Pidal, 1910, pág. 132).

------Tanto el Mio Cid como Las particiones del rey don Fernando, de acuerdo con la estructura habitual de “los poemas primitivos”, “comenzaban la narración ex abrupto” y, “desde sus primeros versos colocaban al auditorio in medias res, sin preocuparse de presentarle los personajes” (fr.); las Mocedades de Rodrigo nacieron para dar respuesta a las cuestiones que el auditorio, familiarizado con la leyenda cidiana a través de esos poemas, había podido hacerse. La contestación a esas preguntas fue, en verdad, muy atrevida, pues el nuevo poeta aprovechó la ocasión para dar un vuelco a la personalidad del vasallo modélico. Aunque identificado con el personaje que la vieja epopeya había hecho famoso, este Rodrigo, este “mio Cid”, de la nueva creación épica nada tiene en común con el del poema de Mio Cid de 1144. Las virtudes originarias del Rodrigo Díaz de Vivar poético, mesura y prudencia, fidelidad como vasallo, artería en la guerra, conocimientos de derecho, y fe en una ley igual para todos, amor familiar, sentido del humor, son valores ajenos al nuevo canon: únicamente importa el arrojo y la arrogancia sin limitaciones, el desprecio a cualquier ley o norma que interfiera con el desarrollo de la persona, la insolencia del individuo, que sólo depende de sí mismo, frente a cualquier autoridad instituida. La mayor alabanza que en la nueva gesta se hace del héroe es considerarle (Rodrigo, vv. 426, 443, en boca del rey don Fernando; vv. 950, 1022, en boca del Conde de Saboya) no hombre, sino “pecado”, “diablo” (Menéndez Pidal, 1910, págs. 137-141).
------
La soberbia de “el Castellano” le agiganta en la concepción del juglar de las Mocedades de Rodrigo de tal forma que, al presentarse el rey y su vasallo ante el Papa, ante el Rey de Francia y ante el Emperador alemán, estos (según los versos del Rodrigo):

Non sabían quál era el rey, ------nin quál era el Castella
nosinon quando descavalgó el rey---- [e] al Papa bessó la mano

(vv. 1096-1097).

Es más, la grandeza del buen rey don Fernando es, en realidad, tan sólo reflejo de la de Rodrigo, quien, desde antes de reconocerse su vasallo, le patrocina abiertamente. Don Fernando llega a prometer a Rodrigo , de forma repetida, “te non salir de mandado” (v. 658 y, semejante, 774) y se muestra complacido de delegar su autoridad: “commo tú ordenares mis reynos, en tanto seré folgado” (v. 1063). Acomodándose a órdenes (más que consejos) recibidas de Rodrigo, el rey va a armarse caballero a Santiago y embarragana a Francia, preñando a la heredera del Conde de Saboya. Cuando Rodrigo está ausente, el rey se siente impotente y sin amparo; por más que le besen la mano “los cinco reinos de España” (v. 1107), el gran rey don Fernando, par de Emperador, es un pobre pelele:

Batiendo va amas las palmas------ la faze( ) quebrantando:
¡Peccador sin ventura, ------a qué tiempo so llegado!
Quantos en España visquieron------ nunca’ s( ) llamaron tributarios,
a mi véenme niño e sin sesso ------et vanme soberviando,
¡más me valdría la muerte------ que la vida que yo fago!

(vv. 761-765)

------El carácter altanero, siempre desafiante, de “Rodrigo el Castellano”, capaz de someter a su voluntad a un rey pusilánime, después de humillar a los condes del reino, no es, como se ha creído, una invención tardía del s. XV 25, sino la razón de ser de la gesta. Sin ese personaje así diseñado, las enfances de Rodrigo carecerían de sentido. Es esta profunda distorsión de la caracterización hasta entonces dominante del héroe (creada conjuntamente por el Mio Cid y Las particiones del rey don Fernando) la gran aportación al ciclo cidiano de este poeta de la “decadencia” de la epopeya perteneciente al tránsito del s. XIII al s. XIV.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

25 Menéndez Pidal, desorientado por la actitud del cronista que incorporó los episodios de la gesta de las Mocedades de Rodrigo a la Estoria de España alfonsí, creyó (ya en 1910, págs. 138-141) que la modificación del carácter del héroe era propia de la refundición del s. XV. Como he explicado más arriba (cap. III, §§ 2. d, e), el Rodrigo conservado en forma poética mantuvo fielmente, en éste y en otros aspectos, el sentido de la gesta original. Martin (1992, pp. 442-446) se opone también (y por razones basadas en criterios filológicos que coinciden con los míos) a considerar la versión cronística de la Crónica de Castilla como “la primera redacción del poema de Rodrigo, libre de las deformaciones de todo estilo que revelan la decadencia de la epopeya”, según había supuesto Menéndez Pidal y, tras él, el conjunto de la crítica, y denuncia, no sin razón, que los orígenes de la hipótesis se hallan en los prejuicios de una “moral estética” asumida por Menéndez Pidal (yo añadiría de una “moral estética” común al conjunto de la crítica medievalista decimonónica inventora del carácter “épico” —en sentido aristotélico— de las chansons de geste y “cantares de gesta” de la Edad Media romano-germánica; baste recordar a Gautier como ejemplo supremo de ese prejuicio).

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

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La Garduña ilustrada

44.- 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO



2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

------2.1. El alto valor literario de las dos creaciones juglarescas que inauguran el tratamiento de la vida de Rodrigo, el Mio Cid y Las particiones del rey don Fernando, fue, sin duda, una de las causas que contribuyeron a que una y otra gesta siguieran siendo recordadas más acá de mediados del s. XII en que su contenido político tenía actualidad. Pero, si nos atenemos a los testimonios conservados, el “éxito” de una y otra no se habría reflejado de una forma paralela en su transmisión literaria: El viejo Mio Cid de c. 1144, cantado c. 1147, tuvo el privilegio de ser puesto por escrito y de generar una tradición textual manuscrita que dio lugar, posiblemente, a una copia de 1207, a otra u otras utilizadas por Alfonso X, c. 1270 y en 1282/84, a la que por esos mismos tiempos conoció el monje caradignense creador de la *Estoria del Cid en prosa, a la de Vivar en tiempo de Alfonso XI, y en 1596 a la de Juan Ruiz de Ulibarri, cuando menos 3.

------2.2. En contraste, la gesta de Las particiones del rey don Fernando no sabemos que fuera puesta por escrito en forma métrica, y, en cambio, nos consta que, ya a fines del s. XII, circulaba con variantes narrativas de importancia y que, en el último tercio del s. XIII, era cantada por los juglares en una versión que, si bien conservaba con gran fidelidad no sólo la trama sino también muchas de las escenas de la primitiva versión anterior a c. 1185/90, en otros episodios innovaba la herencia tradicional. Aunque la comparación entre el extenso resumen de la narración épica acogido por Alfonso X en su Estoria de España y las escuetas referencias anteriores sólo ocasionalmente permite discernir qué elementos en esa versión del s. XIII proceden de la gesta primitiva y qué elementos son de nueva creación, los casos en que podemos constatar un proceso de refundición son suficientes para afirmar que en su evolución tradicional, desde mediados del s. XII a los tiempos alfonsíes, la gesta de Las particiones del rey don Fernando alteró substancialmente el papel que en ella tenía Rodrigo Díaz.
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Curiosamente, en algunas escenas la tradición se mostró vacilante en la participación concedida a Rodrigo. Ya antes de finalizar el s. XII, la astucia que el rey don Sancho empleaba en la versión de la gesta anterior a c. 1185/90 para apresar en Santarem a su hermano el rey don García había sido substituida por una batalla entre ambos reyes, que repetía, con alguna variación, la que de antiguo se contaba a propósito del encuentro armado habido en Golpejera entre don Sancho y don Alfonso 4: Según el nuevo relato, recogido en el Libro de las generaciones de los reyes (Liber regum) en su redacción anterior a 1194, en Santarem combaten el rey don Sancho y el rey don García y cae preso don Sancho; pero Rodrigo Díaz le socorre y libera y, a continuación, prende a don García. Esta novedad de substituir el viaje en romería del rey don Sancho por un encuentro armado arraigó en la tradición épica, ya que la gesta conocida por Alfonso X, c. 1270, reproduce las vicisitudes de la batalla de Santarem tal como se narraban antes de 1194; pero, sorprendentemente, en esta nueva versión Rodrigo ha sido desplazado por Alvar Háñez como protagonista de la primera parte de la hazaña.
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El cambio de nombre del libertador del rey don Sancho no es fortuito, pues la hazaña de Alvar Háñez se halla precedida, en el nuevo relato épico, por dos escenas en que Alvar Háñez, “un caballero muy bueno que era sobrino del Çid”, ocupa un papel central, y esas dos escenas forman parte de una larga serie de episodios narrativamente encadenados que, indudablemente no formaban parte del poema primitivo, el anterior a c. 1185/90.
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En efecto, dado que,  en la gesta de mediados del s. XII,  la prisión del rey don García en Santarem se produce mediante la argucia de la simulada romería que emprende el rey don Sancho para poder pasar a través de los reinos de sus hermanos, sin necesidad de ninguna acción bélica, no sólo la batalla de Santarem es ajena a la concepción épica primitiva, sino la cadena de episodios previos que aparecen en el relato de Alfonso X y que cito a continuación: el consejo del Cid a su rey de pactar con don Alfonso antes de atacar a don García, la entrevista en Sahagún de los reyes de Castilla y de León, el desafío del rey don Sancho al rey don García llevado por Alvar Háñez, el vano intento del rey don García de conseguir que su hermano el rey de León impida el paso de don Sancho por su reino; la derrota de los condes castellanos en Villafranca de Valcárcel; la retirada de los gallegos y portugueses hasta el extremo Sur del reino y la arenga del rey don García.
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El contraste entre esta profunda y extensa reforma de todo el comienzo del “Cantar del rey don Sancho” y la extraordinaria fidelidad con que se conservan a lo largo de los tiempos escenas como la batalla de Golpejera, el mensaje de don Sancho a doña Urraca, la muerte del rey don Sancho por Vellido Adolfos y la persecución del traidor por Rodrigo Díaz, que ya hemos comentado, nos obligan a ser cautos en la datación de los componentes cidianos de la gesta de Las particiones cuando las escuetas noticias de la Chronica naiarensis o del Libro de las generaciones de los reyes nada nos dicen respecto a la presencia o ausencia de determinado pormenor; pero no podemos por ello dejar de intentar una disección cronológicamente ponderada de lo contado, c. 1270, en la Estoria de España.
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Habida en cuenta la relativa cercanía de la gesta conocida por la Chronica naiarensis (c. 1185/90) a los tiempos objeto de su relato, no es de creer que en ella Rodrigo Díaz, el Campeador, aunque fuese ya considerado el mejor de los caballeros del rey don Sancho, ocupara la posición de consejero favorito del viejo rey don Fernando en que lo coloca la refundición conocida por Alfonso X, ni que, en vista de su predicamento, la propia infanta doña Urraca esperase y consiguiese modificar con su ayuda la última voluntad de su padre, según cuenta el resumen alfonsí del “Cantar del rey don Fernando”. Obra del refundidor del s. XIII es, según hemos visto, la anacrónica aparición de Alvar Háñez, sobrino de Rodrigo, como un destacado caballero en las guerras sucesorias. También lo es, sin duda, el que el Campeador sea denominado “el Cid” (si es que no se debe a una homogeneización onomástica introducida por los cronistas alfonsíes). Toda esta indudable ampliación del ya notable componente cidiano existente desde antiguo en Las particiones del rey don Fernando no puede deberse sino a la coexistencia en los repertorios de los juglares de la gesta de Las particiones con la del Mio Cid, en la cual Rodrigo no era solamente el mejor de los mejores caballeros sino el más grande de los vasallos.
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El conocimiento del Mio Cid por la Refundición de Las particiones del rey don Fernando resulta comprobada en el primer cantar de esta gesta, el de “La muerte del rey don Fernando”, cuando se nos narra que, estando Rodrigo y la infanta negociando a solas con el rey moribundo, se forma en las dependencias de palacio un gran tumulto y el Cid acude, furioso, a poner orden:

“Tomó su espada en la mano e salió fuera a ellos e truxo mal a todos, sy non a los reyes tan solamente, amenazándolos muy mal de muerte, diziéndoles que estudiessen muy callados e que ninguno osase entrar al rey fasta que la ynfante doña Urraca oviese todo lo suyo recabdado”

“allý se levantaron luego los vandos, los unos llamavan Bivar e los otros a los condes de Carrión”.

Obviamente, el suponer que en la corte de Fernando I existieran esos dos “vandos” sólo pudo ocurrírsele al poeta de Las particiones por tener muy presente el recuerdo de la gesta de Mio Cid y la contienda jurídica de las cortes de Toledo, en que el infanzón de Vivar y los suyos se confrontan con los infantes de Carrión y con el conde don García (a quien el Cid recuerda en su discurso la afrenta que le infligió en Cabra), los cuales han acudido a las cortes rodeados de sus numerosos seguidores: “e con ellos grand bando que aduxieron a la cort”. Más adelante seguiremos comentando, a la luz de otros datos, este importante vínculo entre las dos gestas.
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A la vista de esta clara reminiscencia del Mio Cid en el primero de los cantares de Las particiones no resulta necesario pensar (con Horrent, 1961, págs. 262-265, y los que le han seguido) que la jura en Santa Gadea se compusiera “sin trabazón necesaria con el cerco de Zamora”, como una “breve obra épica extraña en sí misma a los cantares convecinos”, a fin de intercalarla entre las dos gestas. El hecho de que en ella el rey se muestre resentido por la dura forma en que Rodrigo le toma la jura exculpatoria y retire su mano cuando el más legalista de los castellanos que le reconocen por rey y señor legítimo intenta, al fin, besársela, es, no más, un eco de ese conocimiento de la historia poética de mio Cid que sabemos tenía la Refundición de Las particiones.
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Tampoco es indicio de una independencia del tema respecto a la gesta de Las particiones la ausencia en la Chronica naiarensis de cualquier referencia a la jura (como argumenta Horrent), ya que en esta crónica tampoco se alude al reto de Zamora 5. En consecuencia, o consideramos adiciones de la Refundición de Las particiones ambos episodios o juzgamos que el silencio de la Chronica naiarensis es insignificativo en uno y otro caso. Ante la imposibilidad de optar por una u otra interpretación, no me atrevo a respaldar, apoyándome en el silencio del monje cronista sobre el particular, que tan notables episodios de la gesta fueran una adición del refundidor.

------2.3. Mayor importancia para las transformaciones sufridas por la historia y personalidad del Cid poético a lo largo de la Edad Media que la extensión de su papel de consejero de reyes desde los tiempos del rey don Sancho a los tiempos del rey don Fernando, de que veníamos tratando, tiene la aparición en la Refundición de Las particiones de un sub-tema probablemente ausente de la gesta de mediados del s. XII: la crianza de Rodrigo, por orden del rey don Fernando, junto a doña Urraca, en casa Arias Gonzalo, el ayo de la infanta 6.
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La crítica suele considerar que la presencia en los textos de referencias a la vida del Cid en años previos a la muerte del rey don Fernando supone el conocimiento de un poema épico en el cual esos sucesos estuvieran escenificados, y ha identificado a ese poema con el de las Mocedades de Rodrigo (Menéndez Pidal, 1924a, pág. 3857 e inéd., cap. XXVI, § 1; Armistead, 1957-58 y 1974, recog. en Armistead, 2000, págs. 49-52 y 31-37); sin embargo, no parece preciso suponer que los motivos constituyentes de ese pasado del héroe épico fueran inventados como componentes de una narración en que la mocedad o juventud de Rodrigo fuera activamente representada en un escenario épico. A mi parecer, pudieron muy bien ser ideados en forma de alusiones a ese pasado, introducidas en el contexto de sucesos posteriores, del mismo modo que la herida infligida por el Cid en Barcelona al sobrino del Conde o el repelón de la barba dado por el Cid a Garci Ordóñez cuando lo prende en la batalla de Cabra son “hechos” que sólo figuran en el Mio Cid en boca del resentido conde don Ramón al tiempo de atacar al Cid en el pinar de Tévar, o en la de un Cid burlón cuando replica a las soberbias del conde don García en las Cortes de Toledo 8. Nadie, creo, supondrá, tomando como apoyo las palabras que doña Urraca dirige a su padre (Las particiones, relato resumido en la Versión crítica de la Estoria de España, ed. Menéndez Pidal, 1951a y 1980, pág. 249)

“vos desposástesme con el Enperador de Alemaña varón mucho onrrado, él murió ante que comigo casase, e agora finco nin biuda nin casada”,

que los historiadores alfonsíes remitan con ellas a un relato exterior o que el “Cantar del rey don Fernando” presentase esos desposorios y esa muerte en forma escénica; análogamente, las referencias, en boca de personajes varios, a la crianza del Cid en Zamora al lado de la infanta doña Urraca bajo la paternal autoridad de don Arias tampoco deben considerarse remisiones a una presentación escénica de los tiempos históricos que esas referencias “recuerdan”. En la Estoria de España, la evocación del tiempo pasado aparece en el discurso de los personajes épicos como parte de los razonamientos que esos personajes hacen cara a un interlocutor cuyo comportamiento o juicio pretenden modificar o que evalúan al hallarse en situaciones especialmente conflictivas. Así, cuando la infanta procura el apoyo del Cid para lograr que el rey don Fernando moribundo altere en su favor el testamento, argumenta:

“Bien sabedes, vos Cid, que siempre vos yo amé e vos ayudé e nunca vos destorvé en ninguna cosa...”9,

y cuando el rey don Sancho envía al Cid a proponer a doña Urraca la entrega de la ciudad “por aver o por cambio” y fracasa en la embajada, todos tres arguyen recordando las relaciones que entre ellos hubo tiempo atrás:

“Sennor, pora otre seríe tal mandado como este ( ) de levar, mas pora mi [non] es guisado, ca yo fui criado en Çamora, do me mandó criar vuestro padre con donna Urraca en casa de don Arias Gonçalo, et conozco a don Arias et a todos sus fijos” (objeta el Cid 10);

“Cid, vos sabedes como fuestes criado comigo aquí en casa de don Arias Gonçalo...” (recuerda doña Urraca al mensajero 11);

“Vos consejastes a mi hermana que fiziese esto, porque fuestes criado con ella” (acusa don Sancho al Cid 12).

------Estas alusiones al tiempo pasado (reunidas por Armistead, 1957-58 y 1974, págs. 29-30, recog. Armistead, 2000, págs. 50-51, nn. 7-8 y 33-34) son, en mi opinión, las primeras y únicas situaciones en que la epopeya (y, tras ella, el romancero 13) trataron el hecho. Al fin y al cabo, únicamente en ese contexto de conflictividad de sentimientos y deberes el sub-tema tenía interés literario 14. Sólo tardíamente la Crónica de 1344 incluirá, según luego veremos, un relato de la crianza de don Rodrigo junto a la infanta doña Urraca, cuyo origen historiográfico y no directamente poético resulta, a mi parecer, indudable.
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También en forma de alusiones al pasado debió de nacer, en la gesta de Las particiones del rey don Fernando, otro pormenor sobre la juventud del Cid, el de que fuera el rey don Fernando quien le armara caballero con ocasión del cerco de Coimbra, por más que la Estoria de España consigne en este caso la noticia en una breve interpolación al relato de la conquista de Coimbra heredado del Toledano y del Tudense:

“...mas la villa era tan grande e tan fuerte que siete años la tovo çercada. En este comedio fizo cavallero a Ruy Díaz el Çid Canpeador”15

Esta referencia ha sido considerada por la crítica (Menéndez Pidal 1924a, pág. 385 e inéd., cap. XXVI, § 1; Armistead, 1974, recog. en 2000, págs. 31-37) junto con la presencia en el relato de la muerte del rey de su hijo bastardo el Cardenal (Armistead 1974, pág. 31, recog. en 2000, pág. 35; Pattison 1983, pág. 465) como una prueba de la antigüedad de las Mocedades de Rodrigo y de que Alfonso X alcanzó a conocer esa tradición épica aunque en su Estoria no acogiera ninguno de sus episodios más notables y característicos 16. Sin embargo, no creo que esa interpretación sea correcta. El hijo bastardo de Fernando I, que en la escena de la muerte del rey tiene, junto al Cid, un papel sobresaliente, no tiene por qué haber nacido literariamente en la gesta de las Mocedades, aunque el inventor de este poema nos cuente la ocasión y motivación de su engendramiento; todo lo contrario, la “existencia” en Las particiones del personaje, ya adulto, sería el incentivo para la invención en las Mocedades de su madre, la hija del Conde de Saboya, y del plan de Rodrigo de que su rey “embarragane a Francia” engendrando en la doncella cautiva un bastardo. En cuanto a que Fernando I fuera quien armara caballero al Cid, según afirma la Estoria de España, es de notar que, de los dos datos ajenos a las fuentes estructurales, el primero, la duración por siete años del cerco (dato antihistórico)17 no es de procedencia épica, sino (como ya reconoció Menéndez Pidal, 1955d, pág. CLVI 18) una anticipación de un detalle que la Estoria de España incluía un poco más adelante al recurrir al Liber beati Jacobi (conservado en el llamado Codex Calixtinus, escrito en el segundo tercio del s. XII, pp. 283-285) completando y corrigiendo con él la narración de un milagro del apóstol Santiago que Alfonso X heredaba de la exposición sobre la conquista de Coimbra contenida en las historias del Toledano y el Tudense 19. De forma semejante, esto es, como labor de coordinación de datos procedentes de pasajes posteriores de la Estoria de España, se explica la breve “noticia” referente a Rodrigo. En varios discursos, tomados sin duda alguna de la gesta de Las particiones del rey don Fernando, los personajes arguyen rememorando:

“Señor, vos me criastes niño muy pequeño e fezistesme cavallero e distes me cavallo e armas...” (Rodrigo al rey Fernando 20);

“Çid, vos sabedes cómo vos crió mio padre en su casa muy onrradamente et fízovos cavallero et mayoral de toda su casa en Coymbria quando la ganó de moros...” (Sancho a Rodrigo 21).

Al igual que ocurría con las referencias a la crianza del Cid junto a doña Urraca, la rememoración de haber sido armado el Cid caballero por el rey don Fernando es parte de la argumentación del que habla en esa escena de Las particiones: trata de subrayar el deber que el interlocutor tiene de actuar en la dirección que a continuación se le pide. No hay, a mi ver, razón alguna para pensar que en la gesta se hubiera puesto anteriormente el episodio en acción. Una vez convertida la primitiva referencia en suceso por los compiladores de la Estoria de España, otros historiadores posteriores completaron la reconstrucción de las escenas en que Rodrigo es armado caballero y en que es promovido a la posición de cabo o mayoral de la casa del rey (véase atrás, cap. III, § 2. d , al tratar de la utilización y manipulación de la información épica por el formador de la Crónica de Castilla) 22.
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El mismo mecanismo de conversión de lo que inicialmente eran datos enunciados fuera de su contexto temporal en sucesos históricos narrados en su apropiado lugar cronológico explica la aparición tardía en la Crónica de 1344 23 del primer relato sobre la crianza de Rodrigo junto a la infanta doña Urraca por disposición del rey don Fernando (que Cintra, 1951, pág. CCXLVIII y Armistead, 1957-58 y 2000, págs. 49-52, consideraron basado en una escena de las Mocedades de Rodrigo):

“e fuesse por Bivar e falló hý Diego Laýnez de Bivar, que bivió después poco tiempo, e a su muger doña Teresa Núñez, que era muy buena dueña e muy amiga de su marido, e falló hý su fijo Rrodrigo de Bivar, que después ovo nonbre el Çid Rruy Díaz, que era ya de diez años, e levólo consigo e criólo en su casa muy bien como a él conplía. E doña Urraca su fija le fazía mucha onrra, en guissa que por esta onrra amávalo más que a nenguno de sus hermanos. E non entendades que este amor que le ansí avía que era por nenguna otra manera que  ý oviesse nin de cuydo nin de fecho. E este Rrui Díaz, después que llegó a tienpo [de] tomar armas, quisiéralo el rrey don Fernando fazer cavallero; mas él le pidió por merçed que lo non fiziese cavallero si non quando gelo él pidiesse; e el rrey otorgógelo”24

Juntando el nombre de los padres, que le proporcionaba la genealogía de Rodrigo incluida en la Crónica de Castilla, a la información contenida en las referencias arriba citadas, que las crónicas daban al reproducir los discursos de los personajes de Las particiones, el conde don Pedro alumbró un capítulo nuevo en la biografía del héroe.
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En fin, según mi lectura de las crónicas (lectura que, después de escritos estos razonamientos, encuentro ser muy paralela a la de Martin, 1992, págs. 447-450), ninguno de estos esfuerzos por elaborar el pasado del Cid en forma narrativa debe de atribuirse a la actividad de poetas refundidores. El papel de los juglares se limitó, y ello es suficiente, a la construcción rememorativa de ese pasado en boca de los personajes ya adultos que actuaban en la gesta de Las particiones del rey don Fernando.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)



NOTAS

3 La difusión escrita, arriba comentada, del Mio Cid a lo largo de la Edad Media, que hizo posible la utilización de la vieja gesta por Alfonso X (c. 1270 y en 1282/84), la conservación hasta el s. XIV del prototipo del manuscrito de Vivar y el empleo de esta copia tardía en recitaciones públicas, si bien no favorece la hipótesis de que la gesta continuara siendo cantada en refundiciones épicas, tampoco, en principio, la desautorizan.

4 En una y otra batalla, el rey don Sancho cae inicialmente preso, es liberado por un vasallo que pelea solo contra el grupo de caballeros que lo custodia y, subsecuentemente, logra la victoria llevándose a su hermano preso. La variación consiste en que la prisión del otro rey rival se produce en un caso (Golpejera) simultáneamente a la de don Sancho y en el otro (Santarem) es posterior a su liberación.

5 Por otra parte, no veo contradicción alguna entre los presupuestos o entre los resultados de las dos ordalías: tanto Diego Ordóñez como Rodrigo Díaz cumplen con su deber de vasallos y tanto Zamora como Alfonso se someten legalmente a ambas pruebas sin que Dios falle en su contra.

6 No veo contradicción ni conflicto de tradiciones divergentes (según le parece ver a Armistead, 1974; recog. en 2000, págs. 32-35) entre las referencias a la crianza por el rey don Fernando y a su crecimiento en casa de Arias Gonzalo el ayo o amo de la infanta doña Urraca, hija mayor del rey.

7 A causa de esos pasajes, Menéndez Pidal abandona la clara distinción que había establecido (creo que correctamente) en 1910 entre “el cantar del rey don Fernando”, perteneciente a la gesta de Las particiones del rey don Fernando, y las Mocedades de Rodrigo y comienza a pensar que la “Partición de los reinos” es un breve epílogo de una gesta sobre Fernando el Magno con las Mocedades de Rodrigo (1924a, pág. 285; 1951a, págs. LXV, LXVIII). En su confusión, arrastra a Cintra (1951, p. CCXLVIII) e, incluso, a Chalon, 1976, pág. 387. En su Historia de la épica póstuma (inéd., cap. XXVI, § 1) Menéndez Pidal complica aún más sus suposiciones ya que defiende la existencia de “cantares sueltos que no habían llegado a organizarse en un poema épico” referentes sólo al rey Fernando, los cuales se extinguirían en el s. XIII, “y, por otro lado, otras narraciones en que interviene el Cid, las cuales medran y se afirman en el siglo siguiente”.

8 La creación de la noticia a partir de la alusión es análoga a la incorporación del pormenor “e messóle una pieça de la barba” por la Versión crítica de la Estoria de España alfonsí al pasaje procedente de la Historia Roderici sobre la prisión del conde don García en la batalla de Cabra.

9 Y él asiente: “Bien conosco que me feziste bien e merçed e valí siempre más por vos”. Cito por la Versión crítica (Las particiones, ed. 1951a y 1980, pág. 246).

10 Cito por la Versión amplificada (ed. 1906, 1955 y 1977, pág. 506b), pero corregida con la ayuda de la Crónica de Castilla. En las varias versiones de la Estoria de España el pasaje aparece mal interpretado, pues en ( ) se añade “grieve” y luego se omite “non”; la Crónica de Castilla nos permite restituir el sentido primitivo: “Señor con esse mandado otro mensagero vos allá embiad, ca non es para mí, ca yo fuy criado de doña Urraca a la sazón, e non es guisado que le lleve yo tal mandado” (ms. P).

11 Cito por la Versión amplificada (ed. 1906, 1955 y 1977, pág. 507a).

12 Cito por la Versión amplificada (ed. 1906, 1955 y 1977, pág. 508a).

13 En el romance “Afuera, afuera, Rodrigo”, doña Urraca increpa a Rodrigo (al recibir a través de él el mensaje de su hermano, hemos de suponer), recordándole su “amor” en “aquel buen tiempo pasado”.

14 Chalon (1976, pág. 312), sin plantearse el origen del sub-tema, comenta acertadamente: “la versión épica de la infancia del Cid, tal como la enuncia la PCG [=Estoria de España], torna mucho más dramático el encuentro del héroe y de doña Urraca en presencia de Arias González”.

15 Cito por la Versión amplificada (ed. 1906, 1955, 1977, pág. 487a) que es idéntica a la Versión mixta; la Versión crítica es prácticamente igual.

16 Ya que nada dice la Estoria de España sobre la muerte de Gómez de Gormaz, la ascendencia de Ximena, la traición de los condes castellanos o la expedición a Francia.

17 El cerco histórico duró seis meses (del 20 de enero al 23 de junio de 1064).

18 Aunque en la Historia de la épica póstuma (de próxima impresión) no tiene presente esta observación y supone que las adiciones al relato de las fuentes historiográficas las toma Alfonso X “del Cantar del rey don Fernando que la Crónica en otros pasajes muestra conocer”.

19 El Apóstol, indignado con un peregrino que se escandalizaba de la creencia popular que atribuía al pescador discípulo de Cristo nombre y actos de caballero, se le aparece a caballo y armado, y le dice: “...para que creas esto más firmemente, abiertas con estas llaves que tengo en la mano las puertas de la ciudad de Coimbra que por siete años resiste el cerco del rey de los cristianos Fernando, mañana a hora de tercia, entrados los cristianos, se someterá a su potestad” (lat.). Aparte del pormenor de la duración del cerco, Alfonso X incorporó a la narración del milagro, que contaba siguiendo fundamentalmente al Toledano y al Tudense, el dato de que el peregrino había sido en su tierra obispo y se llamaba Estiano y la amonestación en estilo directo, detalles que figuraban en el relato pseudo-calixtino del milagro.

20 Cito por la Versión crítica (ed. 1951 y 1980, pág. 225).

21 Cito por la Versión amplificada (ed. 1906, 1955 y 1977, pág. 506a-b). La Versión mixta y la Versión crítica son similares.

22 También se esforzaron en lograr mayor coherencia en la historia cidiana introduciendo nuevas referencias al suceso en pasajes muy posteriores. Una de las alusiones forma parte del discurso que Alvar Háñez dirige al rey (en el contexto de la embajada que en el Mio Cid viejo se cuenta en los vv. 2391-2952 en que el portador del mensaje es Muño Gustióz): “Et non querades que en el vuestro tiempo esté el Cid desonrrado, que fasta el día de oy muchol’ guardó Dios de desonrra; et vuestro padre el buen rey don Fernando, que buen sieglo aya, le fizo cavallero en la hueste de Coynbra et le levó siempre adelante” (PCG, pág. 612b). La otra alusión figura en boca del propio Cid (en el contexto de los vv. 3258-3269 del Mio Cid): “Et, señor, loado a Dios et a la vuestra merçed, tal soy yo et atantos bienes me a Dios fechos del día que yo ove cavallo et armas —que me dio el rey don Fernando vuestro padre que me fizo cavallero— fasta el día de oy, que...” (PCG, pág. 619b). No creo que las referencias constaran en fuente poética alguna.

23 Figura también en un manuscrito de la Crónica de Castilla (el ms. S); pero debido a haber consultado, como fuente adicional, la Refundición de c. 1400 de la Crónica de 1344 (según reconoce Armistead, 1957-58, pág. 27 y n. 6 y 2000, pág. 50 y n. 6; cfr. Catalán, 1962, págs. 338-339 y n. 39).

24 El relato empalma con el de la primera lid contra los moros que corren Bilhorado y La Rioja.

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24  6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

Dibujo de portada: Castigos y documentos del rey don Sancho Ms. 3995 BNM

43.- 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO

43.- 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO


VI FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO

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1.1
. El infanzón de Vivar Rodrigo Díaz, que durante los años de máximo poder almorávide logró, con sus solas artes políticas y militares, mantener en el Levante español un señorío feudal (1094-1099), fue valorado, en vida, admirativamente por amigos y enemigos, y, en los años próximos a su muerte y a la conquista por los lamtuníes de Valencia (1102) y de Zaragoza (1110) sus más fieles seguidores, enraizados en el Oriente de la Península, continuaron haciendo su apología humana y política 1. Pero su inmortalidad como el héroe medieval español por excelencia, más que a sus hechos, se la debe Rodrigo Díaz a su éxito como personaje literario.
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Aunque el Campeador fue ya en vida objeto de atención literaria en verso latino (Carmen Campidoctoris), su inscripción en la nómina de los héroes depende de la gesta en romance que le dedicó un juglar o poeta vulgar de San Esteban de Gormaz, en la Extremadura castellano-navarra del Duero, a instancias de los descendientes de Diego Téllez, el vasallo de Alvar Háñez que fue gobernador de Sepúlveda en torno a 1082. Aprovechando la participación de juglares cantores en las solemnes bodas que se celebraron en León (y en las tornabodas que se organizaron en Pamplona) del nieto de Rodrigo Díaz, don García, el restaurador del reino de Navarra, con la “infantissa”, hija del Emperador Alfonso VII (1144), el poeta extremadano lograría colocar su gesta en la corte castellana como un canto epitalámico celebratorio de la paz y alianza entre los reyes de España que con aquellas bodas reales se iniciaban. Sin embargo, al tiempo que cantaba el fin de las tribulaciones del héroe para casar a sus hijas “a su honra”, introducía en la literatura castellana, encarnándolo en la figura del Cid, un mensaje político, grato, sin duda, a los infanzones de la frontera y a la nueva dinastía navarra, pero abiertamente hostil a los “condes” y ricos hombres de Castilla y de los Campos Góticos que aún detentaban una posición privilegiada en la sociedad vasallática que el poeta vulgar consideraba inmerecida.
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A pesar de este su contenido subversivo, la gesta extremadana se abrió camino en el entorno imperial, de forma que el poeta aúlico de Alfonso VII que en 1147 celebró en metros latinos la campaña de Almería (en la que participaron el rey García Ramírez de Navarra y el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, regente del reino de Aragón, como vasallos del Emperador), al tratar de la presencia en ella de un nieto de Alvar Háñez, la recordó como canto de todos conocido.
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Para explicar el “substrato” histórico de esta gesta “verista”, referente a las tribulaciones del Cid como padre de familia, pero fuertemente politizada en tanto que reclamaba una igualdad ante la ley para los infanzones y los ricos-hombres, no creo preciso tener que suponer, según hacen los críticos que exigen una función “noticiera” al canto épico, redacciones del Mio Cid anteriores a 1144 y carentes de la afrenta de Corpes. Para conservar los “datos” ciertos que el poeta integró en su relato me parece que es suficiente la memoria de los nietos e hijos de la generación histórica a que pertenecen los personajes del Mio Cid; por otra parte, basta la escorada visión del pasado propia del poeta de San Esteban para explicar la presencia de intencionadas deformaciones y libertades inventivas en la narración de los hechos. La afrenta de las hijas del Cid en Corpes por sus maridos es tan esencial al Mio Cid como la muerte en Roncevaux de Rolland por traición de su padrastro para la Chanson de Roland.
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El éxito del Mio Cid a mediados del s. XII no sólo dio ser al héroe literario, sino que fue responsable de la universalización de la designación antonomástica de Rodrigo como “mio Cid” o “el Cid”, de la exaltación de Alvar Fáñez Minaya, “una fardida lanza”, como el compañero inseparable del héroe y, también, de la consideración de Rodrigo como “vasallo” modelo, que en sus relaciones con el rey ejemplifica cómo debieran ser los vínculos vasalláticos (aunque más tarde, según veremos, el “modelo” fuera entendido de un modo muy diverso).

------1.2. Pero la importancia que concedemos a la gesta del Mio Cid de 1144 en la creación del personaje épico no debe hacernos olvidar que “el Cid” no fue la única representación literaria de Rodrigo Díaz existente en la epopeya romance primitiva. Sabemos que ya c. 1185/90 era conocida en Nájera una gesta sobre el tema de Las particiones del rey don Fernando en la cual un Rodrigo más joven que aquel que en 1081 sale desterrado de Castilla y luego consigue casar a sus hijas honrosamente tenía un papel, si no central, al menos muy destacado. La historia de los años 1065-1072, que esa gesta dramatizaba, exigía, ciertamente, la presencia de Rodrigo Díaz, ya que, como alférez de don Sancho, fue pieza esencial en las campañas militares del rey de Castilla; pero sólo una utilización literaria de su figura por el poeta épico de Las particiones explica que en el resumen de la Chronica naiarensis, aparte del traidor Vellido Adolfos, Rodrigo “el Campeador” sea el único personaje no perteneciente a la familia real de quien se consigna el nombre, y que en ese resumen Rodrigo aparezca como protagonista de tres escenas situadas en dos de los escenarios más decisivos de las guerras entre los hijos de Fernando I: Golpejera, donde el rey don Sancho hace prisionero a su hermano el rey don Alfonso y consigue reunir bajo su corona el reino paterno, y Zamora, cuando, ante sus muros, el rey don Sancho pierde ese reino junto con la vida.
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Al estudiar los testimonios cronísticos de la existencia de la epopeya en el s. XII nos detuvimos ya a comentar dos de esas tres escenas de la Chronica naiarensis: aquella en que Rodrigo libera a su rey preso combatiendo él solo contra doce armado de una lanza que le dan los propios caballeros que custodiaban al rey preso, y la referente a la fallida persecución del traidor Vellido hasta las propias puertas de Zamora, escenas que continuaron siendo cantadas en las refundiciones de la gesta conocidas en el s. XIII. La tercera es complementaria de la hazaña en la batalla de Golpejera; consiste, simplemente, en una conversación en el campamento de Sancho, que el monje cronista desarrolla en su latín sin rehuir la construcción literaria con que se subraya la anécdota ejemplar:

“La noche que precede al combate (ya que la noche, según dice con razón el sabio, es buena consejera) el rey don Sancho convocó a los magnates de mejor consejo para consultar con ellos y evaluar el poder de uno y otro ejército. Visto el mayor número de los leoneses, el rey Sancho les animó diciendo: «Si ellos son más, nosotros somos mejores y mas fuertes; ¿acaso mi lanza no vale por la de mil caballeros y la de Rodrigo el Campeador puede compararse con la de cien caballeros?». Pero Rodrigo le replicó que, con la ayuda de Dios, él pelearía con un caballero y ocurriría lo que Dios quisiese. Y como el rey una y otra vez le insistiese en que él, Rodrigo, seguramente podría pelear con cincuenta o con cuarenta o con treinta o, si no, con veinte, o, al menos, con diez, nunca pudo obtener de Rodrigo otra respuesta sino que, con la ayuda de Dios, él pelearía con un caballero y ocurriría lo que Dios quisiese” 2

------Las tres escenas, centradas en la figura de Rodrigo, que el monje najerense desarrolla en su rápida exposición analística de las guerras sucesorias, bastan para ver que ya en la versión de mediados del s. XII de la gesta de Las particiones “el Campeador” constituía una especie de contra-modelo del impetuoso y arrogante rey “don Sancho el Fuerte”, pues reunía en sí la cauta y mesurada prudencia del varón sabio, junto con el valor y arrojo del guerrero joven. Vistas conjuntamente las tres escenas, me parece claro que la inconclusiva persecución de Vellido por el Cid, al sospechar demasiado tarde la traición, no fue concebida como reproche al persecutor (aunque el fracaso del “héroe” sorprenda en tiempos posteriores a los historiadores del s. XIII y a un crítico literario moderno. Cfr. Montgomery, 1994, págs. 24-26), sino como un incidente más, demostrativo del relevante papel en la historia narrada de este personaje no perteneciente a la familia real. La premura con que el Cid cabalga tras el traidor sin calzarse las espuelas no es prueba de su malacuerdo, sino desdichada imposición de la circunstancia.
------
Desde muy pronto, pues, la biografía épica de Rodrigo Díaz abarcó dos periodos de su vida, el de 1081 a 1099 (o, a lo menos, a 1098) y el de 1065 a 1072.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

1 La Historia Roderici, escrita en el Levante, parece haber sido redactada antes de la entrada de los almorávides en Zaragoza. Su enfoque hace suponer que el autor vivía aún con apasionamiento el pasado cidiano.

2 La complementariedad de esta escena respecto a la hazaña posterior, cuando libera a su rey, resulta más obvia si atendemos al modo en que Rodrigo vence a los doce caballeros. Según el resumen de la Crónica najerense, después de tomar la lanza que le dejan hincada en el campo: “...dando de espuelas al caballo, derrocó a uno de la primera arremetida, a la tornada descabalgó a un segundo y así sucesivamente los fue hiriendo y echando a tierra...”.

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24  6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

Diseño gráfico:

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