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Obras de Diego Catalán

17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE. I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

      La unidad en su desarrollo de la cuenca mediterránea, que pone de manifiesto la colonización fenicia y focense de Iberia, no excluye la natural existencia de particulares re­laciones entre las regiones marítimas de su parte occiden­tal, según hemos visto al noticiar la colonización ibérica en Cerdeña y Sicilia. En tiempos posteriores, el auge de Car­tago desde el siglo VI y el engrandecimiento de Roma desde el IV vienen a dar una vida propia al Occidente, apar­tándolo de los influjos de fenicios y griegos.

      Después de la Primera Guerra Púnica, Amílcar (237-228 a.C.) pelea por someter a España. Funda en su costa una segunda Carthago ’ciudad nueva’ (que luego fue llama­da *Carthagena, con un sufijo mediterráneo) y en Menorca a Magon ’escudo’ > Mahón.

      Durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C), aca­bada con la derrota de Aníbal en Zama, ocurren las pri­meras conquistas romanas en España. Publio Cornelio Escipión «el Africano» toma Cartagena (209) y Cádiz (206). Los íberos, que ya en la Primera Guerra Púnica parece que habían tratado de expulsar a los cartagineses, miran a Escipión como un libertador y, rápidamente, el Levante y Sur de España, desde Cataluña hasta las bocas del Guadalqui­vir, fueron constituidos en provincia romana (197 a.C). Era la parte más floreciente, la habitada por los pueblos íberos propiamente dichos y por los tartesios. La subdivisión de la provincia en Hispania Citerior (desde el Pirineo hasta Carthago Noua inclusive) e Hispania Ulte­rior debió de corresponder a la división previa entre esos dos pueblos.

      Una segunda época de conquista logró la sumisión de las mesetas interiores, habitadas principalmente por pueblos celtíberos y celtas. Duró todo el siglo II y comienzos del I (de 197 a 109 a.C., 88 años). En 195 viene a España como cónsul, Marco Porcio Catón, el Censor, a reprimir la pri­mera rebelión de tribus españolas descontentas; es el pri­mer escritor latino que se ocupa de historiar y lo hace so­bre los sucesos de Hispania. Fulvio Nobilior entra por el Sur en guerra con oretanos y carpetanos, 193 a.C.; Tibe­rio Sempronio Gracco somete a las principales tribus celtíberas, 179 a.C. y funda, entre los vascones meridionales, Graccurris, 178 a.C. (hoy Alfaro), sobre el Ebro; el nom­bre de la ciudad deriva del fundador con un sufijo ibérico igual al de la vecina Calagurris > Calahorra. El fin de la mayor resistencia lo constituyen las famosas guerras de Viriato 1 (147-139 a.C.) y de Numancia (143-133 a.C.); por entonces Bruto penetra en la Callaecia y conquista la parte del Duero (134).

      En una tercera época (de 109-19 a.C., 90 años) ocurre la conquista del Noroeste, la zona ilirio-lígur o celto-lígur; la Callaecia sometida definitivamente por César (61 a.C.); los astures y cántabros, por Augusto (26-25 a.C.) y por Agripa (19 a.C.).

      Aunque progresiva y lentamente, la mayor parte de los idiomas primitivos de España desaparecieron, efecto de la incorporación de la Península al Imperio romano y de la propagación del latín, superior instrumento lingüístico; de modo que el español actual no es sino la última forma que el latín ha tomado sobre el territorio ocupado antes por aquellas lenguas indígenas.

      Los orígenes de la lengua española hay que considerar­los, pues, desde el año mismo 218 a.C., en que Cneo y Publio Cornelio Escipión empiezan desde Tarragona la conquista de España para arrojar de ella a los cartaginen­ses durante la Segunda Guerra Púnica.

      Ahora bien, como la conquista romana de España dura doscientos años, se comprende que las tres zonas susodi­chas reciban cada una un grado muy diverso de romani­dad, lo cual nos explicará importantes aspectos de la lati­nidad de la Península.

      En la colonización de la provincia primitiva (en sus dos partes: citerior y ulterior) intervinieron de forma muy preferente gentes no latinas (campanios, samnitas, «legiona­rios y colonos italiotas que se esparcen por el mundo» 2) cuando aún conservaban su habla dialectal. Por entonces la lengua latina empezaba a tener cultivo literario por iniciati­va de poetas de los cuales ninguno de ellos tenía el latín por lengua materna: Ennio y Pacuvio, ilirios, nacidos en la Messapia (Apulia); Livio Andrónico, esclavo nacido en la zona griega de Tarento; Nevio, campanio; Plauto, umbro. Todos escriben entre 210 y 190 a.C. El latín literario está sin fijar definitivamente, tiene un fondo arcaico dialectal; las lenguas itálicas, el oseo especialmente, eran poderosas.

      La conquista de las mesetas y del Occidente hasta el bajo Duero se llevó a cabo en el tiempo en que, además de Catón, ya citado, escribe Terencio (hacia 160 a.C.), otro extranjero como los poetas antedichos, nacido en Cartago, probablemente beréber. Después de ella, se produce la Gue­rra Social (años 90-89 a.C.). Los samnitas y los marsos lanzan el grito a nombre de «Italia» contra la tiranía romana. Sila, encargado de castigar a los samnitas, intentó aniqui­larlos con crueldad y entregar el Samnio a los soldados vengadores. Los lucanios sufrieron también mucho, aunque menos que los samnitas. A la muerte del dictador, la Italia del Sur se hallaba en gran despoblación y ruinas 3; colonos recogidos de toda Italia vinieron a repoblar los desiertos creados por la guerra y la política implacable de Roma. Fue un golpe mortal para los dialectos provinciales de Italia.

      Sila fue el artífice, a sangre y fuego, de la unidad nacio­nal, de la romanización de Italia, aunque no acabara com­pletamente con los dialectos. El osco desapareció del Sam­nio y de la Lucania; y el latín, desde Ombría y Piceno y desde el Lacio invadió el Sur hasta las ciudades griegas de la costa. La κoινὴ itálica nació entonces 4. No obstante, Ombria y Piceno, regiones pobladísimas, que fueron officium gentium para la repoblación, hablaban, por bajo de su latín, el umbro-osco 5; Campania sufrió poco la represión y allí el osco continuó tranquilamente su vida hasta extinguirse de vejez en la época imperial 6; en Lucania pervivieron islotes de osco, y en las otras regio­nes, Apulia, Brutium, no murió del todo 7.

      Sertorio (80-73 a.C.), proscrito de Roma por Sila, hace de España una Nueva Italia que emule y dirija a la vieja, y funda en Huesca, h. 75 a.C., en Sevilla y en Córdoba, es decir, en las dos más viejas adquisiciones romanas (la ibé­rica y la turdetana), escuelas para la juventud 8 para edu­car a los jóvenes íberos. Sertorio era de Nursia, país sabélico osco 9. Es de suponer que otros italiotas vencidos en la Guerra Social vendrían a su lado 10.

      Cuando se produce la conquista del Noroeste de Espa­ña, desde las fuentes del Ebro y el bajo Duero hasta el mar, los itálicos estaban ya italianizados, la literatura latina alcanza su madurez, desde Lucrecio a Horacio. Las empre­sas imperiales conllevan enormes desplazamientos de hom­bres arrancados de diversas tierras.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

1 Nombre probablemente celta: ’que lleva brazalete’ (viria).

2 Mohl, Chronologie, p. 83.

3  Mohl, Chronologie, p. 94.

4  Mohl, Chronologie, p. 223.

5  Mohl, Chronologie, p.  144.

6  Mohl, Chronologie, pp.  135-136.

7  Mohl, Chronologie, p.  143.

8  Mohl, Chronologie, p. 175. Sobre el osco-umbro véase von Planta (1892-97).

9  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., p. 303 (ed. 1950, p. 306).

10  Mohl, Chronologie, p. 244.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

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Imagen: letra H, variaciones sobre el alfabeto Holbein.

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