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Obras de Diego Catalán

17.- 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.

17.- 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.

8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.

a. El Roland conocido por un
 escoliador de San Millán, c. 1076
.

------8.1. En el s. XI, algunos monjes de los cenobios riojanos aprovecharon espacios libres de los códices del siglo anterior conservados en los archivos monacales para escribir en ellos notas o apostillas que creían de interés. Entre esos escoliastas interesa a la historia de la épica uno que, en letra visigótica arcaizante (“tipo siglo X” 180) sin rasgo alguno carolino, escribió cuatro notas gemelas en dos códices que contenían obras de carácter historiográfico: uno de ellos es el llamado “códice rotense” (San Millán 78, hoy en la Academia de la Historia), donde a un conjunto de obras de procedencia leonesa (entre ellas la Chronica visegothorum de Alfonso III y la Crónica profética) se suman otras escritas en Navarra en los últimos años del s. X; el otro códice (San Millán 39, también en la Academia de la Historia) 181 contiene unas Homiliae seguidas del Epítome universal ovetense de c. 880 o Chronica albeldensis. De las cuatro notas gemelas escritas por ese escoliasta en uno y otro códice, tres se refieren al reinado de los godos y la cuarta a la expedición de Carlos contra Zaragoza en la era 816 (= a. 778). El escoliador que las escribió es (según identificación de Menéndez-Pidal Goyri, 1958, págs. 12-18 y láms.) el mismo que, en otro lugar del “códice rotense”, escribe ciertas efemérides que comienzan con la batalla de Atapuerca (1054) y acaban con la entrada de Alfonso VI en Nájera y Pamplona tras el fratricidio-regicidio de Peñalén (1076). Estas efemérides se escribieron cuando el “códice rotense” se hallaba en tierras de Nájera (Lacarra, 1945, págs. 195-196, 257-261 y fotografía del folio 231), indudablemente en San Millán de la Cogolla (Menéndez-Pidal Goyri, 1958, págs. 7-12).
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En la serie de apostillas de San Millán 78 (“códice rotense”), el escoliador de c. 1076 se limitó a consignar, siguiendo a los anales carolingios de redacción más breve, que “en la era DCCCXV[I] vino el rey Carlos a Zaragoza”; pero en el fol. 245r de San Millán 39 completó este dato analístico (con la era DCCCXVI correcta) contando el desastre de Roncesvalles 182:

 ------“En aquellos días tenía doce sobrinos (neptis), cada uno tenía tres mil caballeros con sus lorigas. La nómina de ellos: Rodlane, Bertlane, Oggero Spata curta, Ghigelmo Alcorbitanas, Olibero, y el obispo don Torpini. Y cada uno durante un mes servía al rey con sus escuelas. Ocurrió que el rey, con su hueste, posó ante (pausabit in) Zaragoza. Después de algún tiempo, los suyos le dieron consejo que aceptara grandes riquezas, a fin de que el ejército no pereciera de hambre y que regresaran a la patria. Lo que fue hecho. Después fue la voluntad del rey que, para la seguridad de los hombres, Rodlane, un fuerte guerrero, viniera con los suyos en la retaguardia. Y cuando el ejercito hubo pasado el puerto de Sícera, fue Rodlane muerto en Rozaballes por las gentes de los sarracenos (lat.)”.

------El origen épico del relato que, en un bárbaro latín, hace el monje najerense sobre la muerte de Roldán en Roncesvalles es indudable (Alonso, 1953; Frank, 1956; págs. 223-225; Menéndez Pidal, 1959a, págs. 353-410; Horrent, 1978, págs. 128-129): al igual que en el Roland de c. 1100, Carlos acampa ante Zaragoza; pero el cerco se prolonga y los barones, ante las penalidades que sufren, aconsejan la retirada; Zaragoza entrega un gran rescate; Roldán es encargado de la retaguardia; Carlos pasa el puerto de Sícera; la batalla es contra moros y se da en el llano de Roncesvalles, donde Roldán muere; entre los compañeros de Roldán se hallan Oliveros y Turpín.
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Nada hay en la exposición del escoliasta que provenga de la lectura de los Annales regi o de la Vita Karoli Magni imperatoris de Eginhard (frente a lo que piensa Lecoy, 1955, pág. 256). El texto constituye una prueba decisiva de la existencia de la gesta rolandiana antes del Roland del manuscrito de Oxford, así como de la difusión de esa gesta por tierras najerenses en los años en que Alfonso VI se las arrebata a Navarra y las da como condado a Garci Ordóñez. Por otra parte, los “doce consobrinos” que sirven a Carlos (y que substituyen a los áulicos citados por las fuentes históricas) forman una curiosa nómina, muy distinta de la que aparecerá algún tiempo después en el Roland de c. 1100, pues, junto a Olivier y Turpin, incluye, no a unos personajes de segunda fila, sino a grandes figuras de la épica francesa: Ogier de Danemarche, Guillaume d’Orange y su sobrino Bertrand. Algo similar ocurre en otros testimonios de la épica carolingia muy viejos, como el Fragmento de la Haya (entre 980 y 1030) 183 y el Diploma apócrifo de Saint-Yrieix (c.1090) 184, donde los hijos y nieto de Aimeri de Narbonne, figuran como los principales vasallos de Carlomagno, y, algún tiempo después, en el Pèlerinage de Charlemagne (s. XII), donde figura la única relación de los doce pares que contiene los seis nombres que en su nómina incompleta consigna la Nota emilianense 185. Esta coincidencia muestra bien a las claras que el resumen del escoliasta de San Millán no depende de una “leyenda local” (fr.) “vegetativa y oscura” (como pretende Frank, 1956, págs. 226 y 228), ni documenta únicamente una “actividad legendaria” (fr.) previa al nacimiento del género de las chansons de geste (Le Gentil, 1955, págs. 46-47), sino que enlaza con una tradición épica anterior al manuscrito de Oxford, tradición que se continúa, al margen de esta versión, en textos posteriores (pero considero absurdo inducir a partir de la Nota emilianense que en esta versión no había traición de Granelon  ni los pares morían en la batalla, como hace Seringe, 1982). También enlaza con manifestaciones tempranas de la epopeya transpirenaica el uso de sobrenombres (“Spata curta”, ‘courte-espée’, dado a Ogier, y “Alcorbitanas”, ‘al curb nés’, dado a Guillaume)186.
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No sería nada extraño que el escoliador riojano hubiese oído la gesta en lengua francesa o provenzal, habida cuenta de la existencia de barrios francos en las villas riojanas del camino de Santiago, del frecuente paso de peregrinos ultramontanos (entre los que no faltaban juglares) por la calzada (quienes, a menudo, incluso se desviaban a San Millán) y de las crecientes relaciones religiosas de la región con Cluny que culminan en la donación por Alfonso VI de Santa María de Nájera a esa abadía, 1079 (Menéndez Pidal, 1959, págs. 358-359). Sin embargo, la deducción de que los pares eran todos ellos “nepoti” (`sobrinos’) de Carlos, basada muy posiblemente en una errónea interpretación de la denominación de “primos” que ya recibirían en el relato romance, según reciben en otros textos hispanos posteriores, y la forma que en el latín del escoliador tienen los nombres y sobrenombres de los que de entre ellos nombra, “Oggero”, “Ghigelmo”, “Olibero”, con -o final, “Rodlane”, “Bertlane”, con -e paragógica 187, “Rodlane”, con el grupo -dl- no asimilado, “Spatacurta” no *Curtaspata (courte-espée) “...nas”, no “...nes” (del lat. nasus), inclinan a pensar que su fuente de información era ya una gesta lingüísticamente hispanizada. No faltaban por esos años juglares nativos en la Rioja: en 1047 un “Cardelle joculero” de tierra de Nájera, vasallo del señor Galindo Eñegónez, recibió muerte violenta, suceso lamentable que nos permite tener noticia de la existencia del personaje. Por otra parte, resulta interesante observar la presencia en el breve resumen de la Nota emilianense de un rasgo argumental que sabemos tendrá continuidad en las manifestaciones épicas hispanas del tema de Roncesvalles: la participación en la batalla de “don Beltrán”, el sobrino de Guillermo Curbinaso, “primo” a quien vemos reaparecer, con notable relieve, en el romance de la Fuga del rey Marsín, romance que conserva varias series asonánticas de clara ascendencia épica (Menéndez Pidal, 1959, págs. 373-388):

Allí habló Baldovinos, bien oiréis lo que dirá:

—Ay compadre don Beltrán, mal nos va en esta batalla,
. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

roguemos a don Roldán que una vez el cuerno taña,
oir lo ha el Emperador qu’está en los puertos d’España...

b. Difusión de la épica francesa en Ribargorza y Cataluña.
El testimonio
de la onomástica.

------8.2. Algunos años antes de que, en la Rioja, un monje escoliador de San Millán resumiese una primitiva gesta de Rodlane cantada en romance navarro o castellano, se produce en Ribagorza y Cataluña (como en tierras ultrapirenaicas, cfr. Lejeune 1950; Menéndez Pidal, 1959a, págs. 321-336 y mapa) la eclosión (entre 1043 y 1057) de una moda onomástica fundada, según es de creer, en la difusión de las chansons de geste del ciclo de Carlomagno, en especial del Roland: súbitamente aparecen en los documentos, con muy notable frecuencia, personajes que llevan los hasta entonces exóticos nombres masculinos de Rodlandus (desde 1043) o Rollando (desde 1061) y Oliver (desde 1057) y los femeninos de Rodlendis (desde 1046), Belesendis (desde 1045) y Sibille (desde 1067)188. La fecha de bautismo de esos personajes hace remontar a 1025/1030 el comienzo de la moda de poner a los niños y niñas nombres de inspiración épica (Coll i Alentorn, 1956) y el momento de mayor boga de esa moda entre los años de 1030 y 1060 (Aebischer, 1955-56). La pertenencia de las comarcas catalano-hablantes al espacio cultural “lemosín” hace pensar (a pesar de la mayoritaria conservación en la onomástica catalana del s. XI del grupo -dl- en el nombre de Roldán: 20 -dl- y 1 -tl-, frente a 4 -ll-) en que esa moda, aunque venida del Norte (Aebischer, 1955-56), estaría apoyada en el conocimiento directo de las chansons de geste transpirenaicas, ya sea en provenzal, ya sea en francés.

c. La leyenda de Bernard en los
condados pirenaicos
.

------8.3. La difusión entre los “francos” de este lado sur de los Pirineos (es decir, los catalanes y ribagorzanos) de los contenidos épicos de las chansons de geste transpirenaicas no excluye la posibilidad de que localmente, en los condados pirenaicos, pudiera darse una actividad juglaresca recreadora e, incluso, creadora. En una Memoria sobre els comtes i bisbes ribagorçans fechable poco después de 1078, cuando por mandato del obispo Raimundus (Ramón Dalmau) de Roda y del abad, el monje Domènec ordena y refunde los documentos del monasterio de Alaó (Abadal, 1952, págs. 474-475 y 1955, pág. 18), se atribuye al conde Unifredo (Hunifredus) de Pallars y de Ribagorça, más conocido por el nombre de Bernat (Bernardus), un parentesco con Carlomagno indudablemente legendario:

Bernardus fue conde de Ribagorza cuando los moros tenían casi toda España. Éste, por mandato del rey Carlos el Magno, de cuya progenie se dice que descendía, entrando en ella, una vez que su hermano el obispo Ato hubo expulsado a los moros de la tierra pallarense, él los expulsó de la ribagorzana; habiendo tomado por mujer a la hija de Galindo llamada Tota, tuvo la tierra de Sobrarbe y la pobló; y en sus tres condados era obispo su hermano Ato. El conde Regimundo fue su hijo, en tiempo de Ludovico hijo de Carlos. El conde Unifredo fue hijo de Regimundo, en tiempo de Lotario” (lat.).

Me parece imposible, al igual que a Abadal (1952), no ver en esta noticia una huella temprana (corregida con datos históricos procedentes de los documentos del monasterio ribagorzano de Ovarra, conservados y amañados en el archivo de San Victorián en Sobrarbe) de la leyenda que dos siglos después sabemos era contada por los juglares en sus cantares de gesta (según testimonio de Alfonso X): Bernardo, hijo de Timbor, hermana del rey Carlos, cruzando los montes desde Francia con una hueste de francos que le ayudó a equipar su tío el emperador, estableció, en lucha con los moros, un señorío pirenaico, mediante la conquista de la Canal de Jaca, de Ainsa a Berbegal y de Barbastro, Sobrarbe y Montblanc, y, habiéndose casado con doña Galinda, hija del conde Alardos le Latre, dio inicio a un linaje famoso encabezado por su hijo Galín Galíndez. La leyenda continuaba viva en torno a 1154, ya que el refundidor que elaboró por esos años la Crònica d’Alaó renovada (o Fragmentum historicum ex Cartulario Alaonis, ed. Serrano y Sanz, 1912, págs. 56-62) añadió a los datos heredados del cronicón de Domènech (a través del Cronicò II d’Alaó) la noticia legendaria de que el conde Bernat realizó sus conquistas con “francos que vinieron en su ayuda desde Francia, y que hoy retienen para sí y sus tierras el nombre de origen” (Abadal, 1952, págs. 476-479). Sospecho, en consecuencia, que las raíces de la gesta de Bernaldo se hallan en la juglaría carolingia de los condados pirenaicos y que su difusión inicial tuvo mucho que ver con la presencia en ellos de los colonos francos que allí se asentaron en los tiempos de la cruzada de Barbastro (1064), una vez perdida (en 1065) esa ciudad, y que pretendían hacer remontar sus derechos a la tierra en esa supuesta participación a la inicial liberación de Ribagorça y Sobrarbe en tiempos de Carlomagno, trasladando cronológicamente las memorias del conde Unifredo-Bernardo desde los tiempos del rey Carlos el Simple (en que actúa en documentos auténticos de 916 a 950) a los del gran Emperador (año 781, en que le sitúan documentos falsificados en San Victorián).
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La discrepancia en la localización de la actividad reconquistadora de Bernardo, que en los viejos cronicones del s. XI, al igual que en la documentación del s. X, se centra en el valle del Isávena (Ribagorça), mientras en la gesta del s. XIII se sitúa en la Canal de Jaca, en Sobrarbe y Barbastro, me parece más bien explicable como resultado de la utilización por los monjes que redactaron los cronicones de la información encontrada en los cartularios, que como un corrimiento, en el transcurrir de los siglos, de la geografía legendaria. Sospecho (frente a lo supuesto por Abadal, 1952, págs. 482-483) que, desde un principio, la descendencia del conde Bernardo que interesó a la gesta es la que omiten esos cronicones del s. XI y recoge, en cambio, el texto najerense de las Genealogías del códice rotense (c. 975) cuando consigna (atiéndase a lo destacado en cursiva) que “Bernardo tomó como mujer a doña Tota hija de Galindo Aznárez, y engendró a Raimundo y a don Galindo... y a doña Aba” y que doña Velasquita, hija del rey navarro Sancho Garcés I, viuda del conde Momo de Vizcaya, “después fue mujer de don Galindo hijo del conde Bernardo y doña Toda” (lat., §§ 26 y 17 de la ed. Lacarra). Pese a que los primeros ecos de la leyenda del conde Bernat de Ribagorça se recojan en sus tierras patrimoniales ribagorzanas, creo que la gesta tuvo su origen en el condado “aragonés” que Bernat gobernó como consorte de su mujer la hija de Galindo Aznar II, esto es en Sobrarbe, el condado más íntimamente relacionado con la familia “Galinda” y con la cruzada franca de Barbastro, por tanto en las mismas comarcas en que la versión de la gesta conocida por Alfonso X sitúa al linaje encabezado por Galín Galíndez, el hijo de Bernardo y doña Galinda.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

180 Según juicio de M. Gómez-Moreno y A. Millares (Alonso, 1956, pág. 140).

181 Durante cierto tiempo los 23 últimos folios del códice emilianense 39 anduvieron segregados del conjunto. José Antonio Muñoz Rojas los adquirió de la antigua biblioteca de Emilio Lafuente Alcántara y gracias a él fueron reintegrados al códice.

182 Fotografías del folio 245r. del códice San Millán 39 y de la nota pueden verse en Menéndez Pidal (1959), láms. entre págs. 358-359. La Nota emilianense había sido publicada por fray Francisco de Berganza en sus Antigüedades de España, Parte segunda. Madrid, 1721, pág. 560b; fue reeditada por Alonso (1953).

183 En el cual combaten bajo el emperador Carlos tres hermanos de Guillermo y su sobrino Bertrandus Palatinus.

184 En que el rey Karolus, que se dirigía en 794 a España, confirma donaciones de sus antecesores a la abadía y con él cinco de los miembros de su corte: “domno Turpione, Otgerio palatino, Guillelmo Curbinaso, Bertranno validissimo, Rotgerio (o Rolgerio) Cornualto”.

185 Rollant, Olivier, Guillelme d’Orenge, Naimon, Ogier de Danemarche, Gerin, Berengier, Turpin, Ernalt, Aïmer, Bernart de Brusban, Bertran.

186 El Diploma apócrifo de Saint Yrieix-de-la-Perche (Haute-Vienne), de c. 1090, consigna el nombre de “Guillelmus Curbinasus”, la Cancún de Willame el de “Willame al Curb nés” o “al Curb niés”; más tarde, se substituyó por “al Cort nés”. El epíteto atribuido a Ogier no figura en las chansons, aunque su espada “Curte”, “Courtain” (u otras formas análogas) era famosa: “Cortain la bone, qui tant est redotée”.

187 Este detalle le parece a Horrent, 1978, págs. 128-129, decisivo. En cambio, Richthofen (1968, págs. 439-441) discute el problema de la -e “paragógica” en la Nota emilianense (Rodlane, Bertlane) sin enterarse bien en qué consiste el fenómeno lingüístico, pues no la distingue de la -e en los grupos -lte, -rte (Reynalte, Guiralte, Aynarte), cuya presencia en manuscritos de la Primera Crónica General le parece destruye la explicación de que los nombres en -n[e] procedan en la Nota de un poema asonantado español.

188 Otros nombres de héroes épicos, “Guillermus”, “Bernardus”, “Rainardus”, “Berterando” etc., al no ser ajenos a la onomástica catalana del s. X, no pueden considerarse significativos.

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24  6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

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La garduña ilustrada

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