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Obras de Diego Catalán

43.- 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO

43.- 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO


VI FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO

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1.1
. El infanzón de Vivar Rodrigo Díaz, que durante los años de máximo poder almorávide logró, con sus solas artes políticas y militares, mantener en el Levante español un señorío feudal (1094-1099), fue valorado, en vida, admirativamente por amigos y enemigos, y, en los años próximos a su muerte y a la conquista por los lamtuníes de Valencia (1102) y de Zaragoza (1110) sus más fieles seguidores, enraizados en el Oriente de la Península, continuaron haciendo su apología humana y política 1. Pero su inmortalidad como el héroe medieval español por excelencia, más que a sus hechos, se la debe Rodrigo Díaz a su éxito como personaje literario.
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Aunque el Campeador fue ya en vida objeto de atención literaria en verso latino (Carmen Campidoctoris), su inscripción en la nómina de los héroes depende de la gesta en romance que le dedicó un juglar o poeta vulgar de San Esteban de Gormaz, en la Extremadura castellano-navarra del Duero, a instancias de los descendientes de Diego Téllez, el vasallo de Alvar Háñez que fue gobernador de Sepúlveda en torno a 1082. Aprovechando la participación de juglares cantores en las solemnes bodas que se celebraron en León (y en las tornabodas que se organizaron en Pamplona) del nieto de Rodrigo Díaz, don García, el restaurador del reino de Navarra, con la “infantissa”, hija del Emperador Alfonso VII (1144), el poeta extremadano lograría colocar su gesta en la corte castellana como un canto epitalámico celebratorio de la paz y alianza entre los reyes de España que con aquellas bodas reales se iniciaban. Sin embargo, al tiempo que cantaba el fin de las tribulaciones del héroe para casar a sus hijas “a su honra”, introducía en la literatura castellana, encarnándolo en la figura del Cid, un mensaje político, grato, sin duda, a los infanzones de la frontera y a la nueva dinastía navarra, pero abiertamente hostil a los “condes” y ricos hombres de Castilla y de los Campos Góticos que aún detentaban una posición privilegiada en la sociedad vasallática que el poeta vulgar consideraba inmerecida.
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A pesar de este su contenido subversivo, la gesta extremadana se abrió camino en el entorno imperial, de forma que el poeta aúlico de Alfonso VII que en 1147 celebró en metros latinos la campaña de Almería (en la que participaron el rey García Ramírez de Navarra y el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, regente del reino de Aragón, como vasallos del Emperador), al tratar de la presencia en ella de un nieto de Alvar Háñez, la recordó como canto de todos conocido.
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Para explicar el “substrato” histórico de esta gesta “verista”, referente a las tribulaciones del Cid como padre de familia, pero fuertemente politizada en tanto que reclamaba una igualdad ante la ley para los infanzones y los ricos-hombres, no creo preciso tener que suponer, según hacen los críticos que exigen una función “noticiera” al canto épico, redacciones del Mio Cid anteriores a 1144 y carentes de la afrenta de Corpes. Para conservar los “datos” ciertos que el poeta integró en su relato me parece que es suficiente la memoria de los nietos e hijos de la generación histórica a que pertenecen los personajes del Mio Cid; por otra parte, basta la escorada visión del pasado propia del poeta de San Esteban para explicar la presencia de intencionadas deformaciones y libertades inventivas en la narración de los hechos. La afrenta de las hijas del Cid en Corpes por sus maridos es tan esencial al Mio Cid como la muerte en Roncevaux de Rolland por traición de su padrastro para la Chanson de Roland.
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El éxito del Mio Cid a mediados del s. XII no sólo dio ser al héroe literario, sino que fue responsable de la universalización de la designación antonomástica de Rodrigo como “mio Cid” o “el Cid”, de la exaltación de Alvar Fáñez Minaya, “una fardida lanza”, como el compañero inseparable del héroe y, también, de la consideración de Rodrigo como “vasallo” modelo, que en sus relaciones con el rey ejemplifica cómo debieran ser los vínculos vasalláticos (aunque más tarde, según veremos, el “modelo” fuera entendido de un modo muy diverso).

------1.2. Pero la importancia que concedemos a la gesta del Mio Cid de 1144 en la creación del personaje épico no debe hacernos olvidar que “el Cid” no fue la única representación literaria de Rodrigo Díaz existente en la epopeya romance primitiva. Sabemos que ya c. 1185/90 era conocida en Nájera una gesta sobre el tema de Las particiones del rey don Fernando en la cual un Rodrigo más joven que aquel que en 1081 sale desterrado de Castilla y luego consigue casar a sus hijas honrosamente tenía un papel, si no central, al menos muy destacado. La historia de los años 1065-1072, que esa gesta dramatizaba, exigía, ciertamente, la presencia de Rodrigo Díaz, ya que, como alférez de don Sancho, fue pieza esencial en las campañas militares del rey de Castilla; pero sólo una utilización literaria de su figura por el poeta épico de Las particiones explica que en el resumen de la Chronica naiarensis, aparte del traidor Vellido Adolfos, Rodrigo “el Campeador” sea el único personaje no perteneciente a la familia real de quien se consigna el nombre, y que en ese resumen Rodrigo aparezca como protagonista de tres escenas situadas en dos de los escenarios más decisivos de las guerras entre los hijos de Fernando I: Golpejera, donde el rey don Sancho hace prisionero a su hermano el rey don Alfonso y consigue reunir bajo su corona el reino paterno, y Zamora, cuando, ante sus muros, el rey don Sancho pierde ese reino junto con la vida.
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Al estudiar los testimonios cronísticos de la existencia de la epopeya en el s. XII nos detuvimos ya a comentar dos de esas tres escenas de la Chronica naiarensis: aquella en que Rodrigo libera a su rey preso combatiendo él solo contra doce armado de una lanza que le dan los propios caballeros que custodiaban al rey preso, y la referente a la fallida persecución del traidor Vellido hasta las propias puertas de Zamora, escenas que continuaron siendo cantadas en las refundiciones de la gesta conocidas en el s. XIII. La tercera es complementaria de la hazaña en la batalla de Golpejera; consiste, simplemente, en una conversación en el campamento de Sancho, que el monje cronista desarrolla en su latín sin rehuir la construcción literaria con que se subraya la anécdota ejemplar:

“La noche que precede al combate (ya que la noche, según dice con razón el sabio, es buena consejera) el rey don Sancho convocó a los magnates de mejor consejo para consultar con ellos y evaluar el poder de uno y otro ejército. Visto el mayor número de los leoneses, el rey Sancho les animó diciendo: «Si ellos son más, nosotros somos mejores y mas fuertes; ¿acaso mi lanza no vale por la de mil caballeros y la de Rodrigo el Campeador puede compararse con la de cien caballeros?». Pero Rodrigo le replicó que, con la ayuda de Dios, él pelearía con un caballero y ocurriría lo que Dios quisiese. Y como el rey una y otra vez le insistiese en que él, Rodrigo, seguramente podría pelear con cincuenta o con cuarenta o con treinta o, si no, con veinte, o, al menos, con diez, nunca pudo obtener de Rodrigo otra respuesta sino que, con la ayuda de Dios, él pelearía con un caballero y ocurriría lo que Dios quisiese” 2

------Las tres escenas, centradas en la figura de Rodrigo, que el monje najerense desarrolla en su rápida exposición analística de las guerras sucesorias, bastan para ver que ya en la versión de mediados del s. XII de la gesta de Las particiones “el Campeador” constituía una especie de contra-modelo del impetuoso y arrogante rey “don Sancho el Fuerte”, pues reunía en sí la cauta y mesurada prudencia del varón sabio, junto con el valor y arrojo del guerrero joven. Vistas conjuntamente las tres escenas, me parece claro que la inconclusiva persecución de Vellido por el Cid, al sospechar demasiado tarde la traición, no fue concebida como reproche al persecutor (aunque el fracaso del “héroe” sorprenda en tiempos posteriores a los historiadores del s. XIII y a un crítico literario moderno. Cfr. Montgomery, 1994, págs. 24-26), sino como un incidente más, demostrativo del relevante papel en la historia narrada de este personaje no perteneciente a la familia real. La premura con que el Cid cabalga tras el traidor sin calzarse las espuelas no es prueba de su malacuerdo, sino desdichada imposición de la circunstancia.
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Desde muy pronto, pues, la biografía épica de Rodrigo Díaz abarcó dos periodos de su vida, el de 1081 a 1099 (o, a lo menos, a 1098) y el de 1065 a 1072.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

1 La Historia Roderici, escrita en el Levante, parece haber sido redactada antes de la entrada de los almorávides en Zaragoza. Su enfoque hace suponer que el autor vivía aún con apasionamiento el pasado cidiano.

2 La complementariedad de esta escena respecto a la hazaña posterior, cuando libera a su rey, resulta más obvia si atendemos al modo en que Rodrigo vence a los doce caballeros. Según el resumen de la Crónica najerense, después de tomar la lanza que le dejan hincada en el campo: “...dando de espuelas al caballo, derrocó a uno de la primera arremetida, a la tornada descabalgó a un segundo y así sucesivamente los fue hiriendo y echando a tierra...”.

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
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4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

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12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24  6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

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