2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA.
------Las relativamente frecuentes referencias a los cantares de gesta en la Estoria de España de Alfonso X permiten identificar como objeto del interés épico de los juglares hechos relativos a Carlomagno (Roncesvalles), a Bernardo del Carpio, al infante García (último conde castellano de la casa de Fernan González), al rey don Fernando “de las particiones” y al rey don Sancho (muerto ante Zamora). Pero no todos los pasajes fundados sobre esas gestas, ni todas las historias contadas, en parte, “como las cuentan los juglares” llevan en la Estoria de España indicación expresa de la fuente, pues es práctica general de los historiadores alfonsíes componer su relato absorbiendo y armonizando los datos de fuentes diversas sin citarlas a cada paso y reservar la especificación de las opiniones a los casos que consideran problemáticos por hallar en las fuentes informaciones incompatibles. Baste para mostrarlo la prosificación, verso a verso, de una obra nunca identificada por Alfonso X: el Mio Cid, en versión idéntica a la conservada en forma poética (Catalán, 1963b; o, mejor, 1992a, cap. IV). Según vamos a ver, en la prosa alfonsí se halla sepultada toda una rica y variada epopeya española oída a los juglares por el rey Alfonso y sus colaboradores.
a. El Mainete alfonsí.
------2.1. El primer tema épico que Alfonso X utiliza para complementar la información que le proporcionaba la historiografía en latín de sus predecesores es el de Mainete. Sin duda, le movió a ello el hecho de que su fuente estructural, la Historia Gothica del arzobispo don Rodrigo, aludía ya a la estancia del joven Carlomagno (“Mainete”) en Toledo, sirviendo al rey Galafre contra el rey Marsil de Zaragoza, y a su matrimonio con Galiana, hija de Galafre. Alfonso consideró ese “fecho” pertinente en una Estoria de España de “todos los fechos” en ella ocurridos, como era la suya, y dio autonomía a su relato, sincronizándolo con un determinado año del reinado de Fruela I. El resumen abunda en escenas y motivos de clara ascendencia épica. Aunque la fuente podría ser una chanson de geste en lengua foránea de estructura más antigua que las que hoy se conocen, me inclino a la hipótesis de que se basa en un texto hispano, ya que, según veremos, diversos temas “franceses” circularon en la Península adaptados en lengua, prosodia y elementos estructurales y éste, en vista de su geografía y ambiente, invitaba de modo especial a la nacionalización.
------En la versión alfonsí de Mainete no hay huella aún (Reinhold, 1911, págs. 744-745, y 1913, págs. 653-656; Menéndez Pidal, 1932 y 1934b, págs. 268-270) de la existencia de un ciclo épico en que las mocedades del emperador se conecten con la historia de Berthe y la sierva que la suplanta en el lecho de Pepin y como reina; Rainfroi y Heldri, los dos bastardos persecutores del joven Charles procedentes de la chanson llamada Basin o Couronnement de Charles, no figuran en ella3. El joven Carlos Mainete no va a la Toledo del rey Galafre huyendo de sus hermanastros, sino en vida de su padre y por amor de Galiana, la hija del rey moro (Menéndez Pidal, 1932 y, mejor, 1934b, págs. 263-288; Horrent, 1951b, págs. 188-191; Blassi, 1953); el núcleo de la narración épica aparece claro en la rápida exposición alfonsí que resumo:
------Llegados los franceses cerca de Toledo, sale a recibirlos Galiana con sus dueñas, ante quien todos se humillan, menos Mainete. Galiana, que ya conocía al conde Morante, le interroga y él le explica que es la sangre del supuesto escudero lo que le obliga a no humillarse sino ante Santa María. Siete semanas llevaban los franceses aposentados en Toledo cuando Bramante, pretendiente rechazado por Galiana, llega con una gran hueste y coloca sus tiendas en el Val Somorián. Los franceses salen a hacerle frente, mientras Carlos duerme plácidamente. La batalla, liderada por Morante, se mantiene indecisa a lo largo de gran parte del día. Carlos, al despertar, viéndose solo, se cree traicionado y en sus lamentos revela sus orígenes (hijo del rey Pepino y de la reina Berta). Galiana, que ha escuchado las quejas de Carlos, le propone un trato: le dará un caballo (Blanchet) y una espada (Joyosa), regalo de Bramante, a cambio de la promesa de hacerla su esposa y llevarla a Francia, donde abrazará la ley cristiana. Carlos, forzado por las circunstancias, accede. Llegado al lugar del combate encuentra a su primo Aynart malherido; le promete venganza y, en efecto, combate con Bramant, le arrebata la espada Durendart, le persigue en su huida y le da alcance y muerte entre Olías y Cabañas; los franceses roban el campo. Vuelto a Toledo, Carlos se entera (a través de un escudero de Aynart) de que Galafre no está dispuesto a dejarle partir; pero, mediante el pretexto de ir de caza, huye, después de herrar su caballo al revés. El conde don Morant vuelve en busca de Galiana, que escapa por un caño de las murallas. Habiendo sido alcanzados los fugitivos por los moros en Montalbán, el conde, tras perder y volver a ganar a Galiana, logra escapar con ella y, después de siete semanas de penoso viaje por fuera de poblado, consigue ponerla en salvo y entregarla a Mainete en París.
------Pensar que Alfonso X (o, antes que él, un juglar español refundidor de la leyenda de Mainet) pudiera haber eliminado la conexión del tema de “Mainete en Toledo” con el de “el joven Carlos perseguido por los hijos de la sierva” (como, de aceptar las genealogías textuales defendidas por Jacques Horrent, 1979, sería preciso hacer) me parece genéticamente inadmisible en la evolución de una narración medieval. La armonización cíclica de dos poemas inicialmente desconectados es hipótesis muy preferible. En vista de ello, considero preciso retomar la vieja creencia (Quadrado, 1848, 2ª ed. 1886, págs. 98-99; el Conde de Puymaigre, 1861, pág. 442 y ss.; G. Paris, 1884, págs. 609-610; Milà, 1896, pág. 335, aunque dubitativamente; Menéndez Pidal, 1932 y 1934b, págs. 270-271; von Richthofen, 1944, págs. 54 y ss. y 1970, págs. 21, 24, 35, 45, 79 y 200; De Mandach, 1961, pág. 35) de que el juglar francés creador de la primitiva chanson de Mainet se inspiró en el histórico destierro de Alfonso VI de León en Toledo (1072) y en su ulterior casamiento con la nuera del rey moro de Sevilla, “la mora Zaida” (1090). Aunque estos sucesos fueron bien conocidos en la Francia contemporánea (contra lo que asume, sin atender a la documentación histórica pertinente, Jacques Horrent, 1979, pág. 142, n. 3), es más probable que fueran recordados por uno de los múltiples juglares francos que recorrieron el camino de Santiago (sea como peregrinos, sea como profesionales de su oficio) o que se instalaron en los burgos que atravesaba ese “camino francés”; y también es bastante fácil que el conocimiento de Espagne que tuvo el creador de Mainet alcanzara a la ciudad de Toledo, donde abundaban los colonos francos, hecho que justificaría las reminiscencias toponímicas del entorno toledano notadas en la gesta por Menéndez Pidal (1932 y 1934b, págs. 272-284).
b. El Bernardo alfonsí.
------2.2. También las fuentes estructurales son la razón de que Alfonso X hable de Bernardo del Carpio: tanto el Arzobispo toledano, como don Lucas en su Chronicon mundi se referían a este personaje al tratar de los tiempos de dos reyes Alfonso de Asturias y León, el Casto y el Magno, y de dos reyes Carlos de Francia, el Magno y el “tercero”. Alfonso X, de acuerdo con su jerarquización de las fuentes, consideró la narración del arzobispo como la verdad, pero completó su relato, siempre que la armonización de las fuentes era posible, con la de Lucas de Túy y, cuando no, consignó la alternativa rechazada declarando su procedencia. Adicionalmente, echó mano, directamente, de la versión oída a los juglares, que, al ser conflictiva con el relato tenido por verdadero, trae consigo frecuentes citas con declaración explícita de la fuente. Aunque fragmentada en el texto alfonsí y mezclada con los relatos basados en las historias latinas, la versión del poema épico conocido por Alfonso es reconstruible. Creo interesante hacerlo aquí, pues el relato tiene poco que ver con el que se ha hecho más famoso; en esta versión, Bernaldo es un héroe de estirpe carolingia y no combate en Roncesvalles:
------Doña Timbor, hermana del rey Carlos de Francia, al volver de una romería a Santiago es invitada por el conde Sancho Díaz a alojarse en Saldaña; allí la seduce y empreña. Así nace Bernaldo. El rey convoca cortes en León, a las que el conde no acude. Utilizando a dos altos hombres, Orios Godos y el conde Tiobalte, el rey consigue atraerle con engaño a la corte4; una vez ante el rey, éste hace que sus monteros le apresen de forma especialmente dura y le reprocha lo ocurrido con la infanta francesa. Al verse preso, el conde encomienda la crianza de su hijo al rey. Bernaldo se cría en la corte, prohijado por el rey, desconociendo su origen; pero, mediante un ardid, dos damas (cuyos nombres se consignan), siguiendo instrucciones de dos parientes de su padre (cuyos nombres también se consignan), consiguen que, estando jugando a las tablas5, se entere de la prisión que el padre sufre. Vestido de luto, se enfrenta al rey pidiéndole la libertad del padre preso. El rey, airado, jura mantener preso de por vida al conde. Bernaldo ofrece servir fielmente al rey hasta conseguir ablandarlo. Cumpliendo su promesa, salva a su rey de muerte o prisión cuando los moros del rey de Mérida Orés atacan Benavente, pues, habiendo perdido el rey su caballo en la batalla, le proporciona el suyo; más tarde, derrota y da muerte en Ordejón a Bueso, su primo por parte de madre, cuando este alto hombre de Francia corre las tierras del rey leonés; pero estos y otros servicios resultan vanos: cuando, tras ellos, pide al rey como don la libertad de su padre, la respuesta es nuevamente negativa. Tampoco consigue ningún resultado la intervención de la reina, a instancias de Orios Godos y Tiobalte, con ocasión de unos festejos en que, a ruegos de ella, Bernaldo participa de mala gana, y es quien quebranta el tablado. Bernaldo se insolenta y recuerda al rey sus servicios, lo que provoca una orden inmediata de destierro. Bernaldo, seguido de sus parientes (de los cuales tres son nombrados), se retira a Saldaña y guerrea contra el rey. Yendo contra Salamanca, al cruzar el vado Bimbre, cerca de Alba de Tormes, prepara una celada y consigue apresar a Orios Godos y a Tiobalte y matar a mucha gente de los del rey. Habiendo construido el castillo del Carpio, se muestra generoso y liberta a los presos, sin que ese acto ablande al rey; desde el Carpio corre las tierras de Salamanca y las victorias se suceden; los hidalgos que con él guerrean se enriquecen. El rey, forzado por los suyos, ofrece a Bernaldo la libertad del padre a cambio del castillo. Bernaldo, en su subsiguiente entrevista con el rey, razona: “rey, más gano yo en las guerras que en las pazes, ca el cavallero pobre mejor vive con guerras que non con pazes”, pero acaba por besar la mano al rey y entregar el Carpio. Cuando todo parece preparado para un final feliz, la desgracia se abate sobre Bernaldo, pues al ir a buscar al padre por orden regia, Orios Godos y el conde Tiobalt lo encuentran muerto. Mediante unos baños, buenos vestidos y cierta artimaña, el rey consigue entregar el cuerpo muerto del conde, caballero en un caballo, a su hijo, que acude humilde a besarle la mano. Descubierto el engaño, el rey destierra a Bernaldo del reino y lo envía, bien abastecido, para Francia. En la corte de Carlos es afrentado por un medio hermano suyo, que se niega a reconocerlo, y Bernaldo, aunque protegido por el rey francés su tío, se marcha de París, y guerreando y robando la tierra, llega a los puertos de Aspa. Allí puebla la Canal de Jaca, vence tres batallas contra moros, gana desde Ainsa a Berbegal, Barbastro, Sobrarbe y Monblanc, se casa en aquella frontera con doña Galinda, hija del conde Alardos de Latre y tiene un hijo, Galín Galíndez “que fue después muy esforçado cavallero”.
------Al acabar el rápido relato de la vida de Bernaldo como señor pirenaico, Alfonso X, en la Versión crítica de 1282-84, comenta:
------“Mas por que Nos non fallamos nada de esto todo que aquí avemos dicho de Bernaldo desde la muerte del conde Díaz fasta este lugar en las estorias verdaderas, las que fizieron et conpusieron los omnes sabyos, por ende non afirmamos Nos nin dezimos que as´y fue, ca non lo sabemos Nos por çierto sy non quanto oymos dezir a los juglares en sus cantares”.
------Este “drama de familia” (como, con un juicio anacrónico, lo llama Heinermann, 1927), este conflicto entre deberes al señor “natural” y a la familia, nada tiene que ver, según el testimonio alfonsí, con el tema épico de Roncesvalles; pero sus componentes, perfectamente identificables en el relato alfonsí, no son los que de forma arbitraria ha solido asignar la crítica a ese drama (y que resume Horrent, 1951a, págs. 467-4756): a él pertenecen la madre francesa, hermana de Carlos, seducida en el camino de Santiago, y los episodios “pirenaicos” relacionados con la marca carolingia creada en Sobrarbe y Ribagorza por Bernardo, que, según intuyó ya Milà i Fontanals (1874, págs. 205 y ss.; recog. 1896, págs. 160-162), desarrollando ideas de Pellicer (1681, pág. 231), sería el componente histórico de la leyenda y el núcleo primitivo de ella7. La pertenencia del “drama de familia” al Bernaldo carolingio no puede extrañarnos pues esa gesta revela, en los lugares comunes y motivos épicos que maneja, que sus fuentes de inspiración son las chansons de geste francesas (del estilo de Berte e Milon, como notó Heinermann, 1927, pág. 76 y las referentes a vasallos rebeldes).
c. El Roncesvalles alfonsí
------2.3. El tercer tema épico sobre el que Alfonso X conoce textos orales, complementarios de lo narrado por sus fuentes estructurales en latín, es el de Roncesvalles. Como su preocupación principal es poner de acuerdo o contrastar el relato de “don Lucas de Túy”, con sus particularidades, y el de “el arçobispo don Rodrigo”, que considera preferible, según el cual la batalla se da, básicamente, entre cristianos (españoles contra franceses), sólo a través de algún resquicio pasa información procedente en directo de un poema: al hablar de la muerte de Carlos, ocurrida sin haber podido vengar su derrota, según el arzobispo, y recoger, sin darle crédito, la versión alternativa del Tudense, según la cual el cristianísimo rey habría conseguido una vindicativa victoria final sobre los moros, amplía esta versión con un rápido resumen sobre el cerco de Zaragoza por Carlos, la derrota y muerte de Marsil y las grandes riquezas obtenidas por el ejército franco, datos todos ellos que reflejan el conocimiento directo de la tradición épica8. En la revisión de la Estoria de España de 1282-84, este relato se anticipa a continuación de la batalla9; además en las varias crónicas basadas en ella se incorpora una lista de pares muy singular, en que a los nombres de los palatinos heredados del Tudense (que citaba la Versión concisa de c. 1270), se añaden otros de origen épico (que destacamos en cursiva)10:
*”Rroldan, que era adelantado de Bretaña, e el conde don Anselino, e Rreynalte de Montalvan, e Giralte adelantado de la mesa del rrey Carlos, e el conde don Olivero, e el conde Terr´yn d’Ardeña e el conde don Dalbuey e el gascón Angelero, e el arçobispo Torpín, e don Oger de las Marchas e Salamano de Bretaña, e otros muchos...”
------Esos nombres épicos forman parte de una nómina de pares extraña a todas las francesas conocidas (cfr. Gautier, 1880, págs. 185-186, n. 2) y que, en cambio, según veremos más adelante, tiene sus paralelos en una cita del poema de clerecía sobre Fernan González y en las Bienandanzas y fortunas de García de Salazar. Parece comprobarse así que la gesta conocida por Alfonso X era ya una adaptación hispana, discordante del Roland oxoniense y de las refundiciones francesas rimadas. Según más adelante veremos, el episodio épico de Roncesvalles se cantó, efectivamente, en castellano (más o menos navarrizante) en el s. XIII, con notables variantes de contenido respecto a las chansons de geste traspirenaicas del mismo tema.
Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)
NOTAS
3 Como Alfonso X toma del arzobispo don Rodrigo la razón por la cual Carlos se exilia (según reconoce Jacques Horrent, 1979, p. 167), no es posible contrastarla (según hace Jules Horrent, 1951b, págs. 184-185) con la expresada por el poema de Roncesvalles. Pero sí está claro que nada tiene que ver con las maquinaciones de los hijos de la sierva.
4 Escena que incluye varios detalles tópicos: el conde es convencido de que lleve poca gente; nadie sale a su encuentro al ir acercándose al lugar de la encerrona.
5 Sobre el “motivo” épico de la violenta interrupción del juego de tablas como contexto de la revelación a un personaje de sus orígenes bastardos (u otra verdad), véase el comentario de Armistead (1990-91).
6 Horrent (1951a, págs. 468-475), saltándose en el proceso intelectual el paso esencialísimo de investigar la procedencia de los distintos componentes de un relato que se presenta a sí mismo como mixto de fuentes varias, adscribe arbitrariamente “la francesa doña Timbor o Tiber” al tema de Roncesvalles, fiándose sólo en su intuición, y considera que el destierro de Bernardo por el rey es, “en la fábula del ‘drama de familia’, tan increible como inadmisible” (fr.) y, por lo tanto, desecha de él como ajenos y los considera necesariamente parte de la temática del Bernardo ligado a Roncesvalles, todos los episodios sobre la estancia del héroe en Francia, así como los de la creación de un señorío pirenaico donde concluye su vida. La pura intuición es, en la crítica textual y en la histórica, un falso consejero y una de las principales causas de que la erudición se limite, a lo largo de los tiempos, a piétiner sur place.
7 El Bernaldo épico tendría su antecesor histórico en el conde Bernard de Ribagorza (sobre el que más adelante trataremos, cap. II, § 8).
8 La pertenencia de estos pasajes al tema de Rodlán o Roncesvalles y no al de Bernaldo me parece confirmada por el hecho de que siempre que en la Estoria de España se habla de actuaciones de este personaje en la batalla de Roncesvalles es con base en los historiadores latinos, sin aditamento ninguno de otro origen. La ayuda prestada a Carlos por Bernaldo contra Zaragoza y el hecho de que Carlos se lo lleve después consigo se citan como afirmaciones del Tudense, aunque la ayuda es una deducción del traductor sin base textual en la fuente latina.
9 Con una adición de carácter historiográfico, “et que le fizo rrey de Italia”, en vez de “et quel fizo mucha onrra”, por haber identificado con este sobrino hispano de Carlos al Bernaldus nieto de Carlomagno que fue rey de Italia (como nota ya bien Milà, 1874 y 1896, pág. 166).
10 Véase Catalán 1992a, cap. V, § 5, sobre las varias formas de la lista en las tres ramas de textos procedentes de la Versión crítica y los problemas que esa diversidad suscita. La presencia de esta peculiar nómina de pares en L, O-ed, y D-ed llamó ya la atención de Menéndez Pidal (1917 apéndice; reprod. 1976, págs. 95-96; 1959a, págs. 339-400), quien la comentó identificando a L como “una Crónica General de España del s. XIV, conservando para O-ed y D-ed los nombres de Tercera Crónica General y Cuarta Crónica General (aunque reconozca lo impropio de tales nombres) y fechando esta última obra en el siglo XV. Como no supone un origen común y antiguo al pasaje en los tres textos cronísticos, cree que cada uno de ellos es el resultado de un acto independiente de influjo de la tradición épica sobre la historiografía, y que, por lo tanto, esa tradición pervive durante siglos, hasta el propio siglo XV “al lado de la versión fiel a la tradición carolingia francesa”. Horrent (1951b, págs. 212-216) se basa en las clasificaciones cronísticas de Menéndez Pidal, aunque consulte algunos manuscritos de nuevo. Para más detalles, véase el comentario de la nómina que hago al tratar del Poema de Fernan González (§ 7.b).
ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII
* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
* 4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.
CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.
* 12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
* 13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
* 15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
* 16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII
* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
* 18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.
CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 19 III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
* 21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA
* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
* 24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA
CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA
* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26 2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA
* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA
CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID
* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE
* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO
* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?
CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO
* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO
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