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Obras de Diego Catalán

11.- 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

11.- 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

------En el último cuarto del s. XII contamos con una fuente latina historiográfica de extraordinario valor para el conocimiento de la epopeya: la Chronica naiarensis. El hallazgo y publicación (Cirot, 1909 y 1911, 1914, 1916a, 1916b, 1919, recog. los cinco últimos en 1920) de la primera compilación historial fundada en la tradición cronística leonesa que se escribe en Castilla, el Liber chronicorum naiarensis de c. 1185/90, tardó en atraer la atención de los estudiosos de la poesía épica española (Menéndez Pidal, 1923), aunque su testimonio para el s. XII resulta tan fundamental como el de Alfonso X para el s. XIII. Dado que las fuentes historiográficas del cronista castellano 9 pueden determinarse con toda precisión, así como los pasajes basados en cada una de ellas, sus interpolaciones quedan claramente al descubierto. Si apartamos las de origen local (fundadas en memorias o documentos de Santa María de Nájera), las restantes tienen una patente tonalidad legendaria y desarrollan temas de interés castellano que reaparecerán en la historiografía del siglo siguiente en obras que podemos asegurar no utilizaron esta Chronica naiarensis.

a. Fernan González y la libertad de Castilla.

------2.1. La primera adición legendaria aparece a propósito de una referencia a Fernan González procedente de la Chronica seminensis. El monje de Nájera introduce la noticia de la prisión del Conde (y de sus hijos) en Cirueña por el Rey de Navarra con palabras que reproducen verbatim una entrada analística de las *Efemérides riojanas (complementada con datos linajísticos tomados de las Genealogías navarras del códice de Roda, sin duda conocidas en su redacción segunda najerense); pero la noticia aparece continuada con un breve relato novelesco sobre cómo el Conde fue liberado por la hermana del rey captor a cambio de una promesa de matrimonio. Es de notar que varias de las precisiones de este relato pueden ser consideradas seguramente antihistóricas 10. Más adelante, al tratar de la genealogía del Conde de Castilla don Sancho, el monje cronista aclara que

“Gonzalo Núñez engendró al conde Fernan González, quien, según se dice, liberó a los castellanos del yugo de la dominación de los leoneses” (lat.).

Estos dos motivos forman parte de la historia legendaria del Conde que, a mediados del s. XIII, será acogida por el poema de clerecía arlantino de Fernan González y, a finales del s. XIV o comienzos del s. XV, por el poema juglaresco palentino de Rodrigo. En vista del dicitur, ‘se dice’, con que el cronista de Nájera introduce la alusión al tema de la libertad de Castilla, fórmula tradicional en la historiografía de la Edad Media para dar entrada a datos no registrados en las fuentes escritas, y, dado que el poema juglaresco de Rodrigo desconoce los episodios de la biografía del Conde inventados por el monje poeta de Arlanza (como son las victorias sobre Almanzor en Lara y Hacinas), debemos suponer que los dos motivos formaban parte de un relato legendario de vida plurisecular sobre Fernan González, conocido sucesivamente por el monje de Nájera, c. 1185-90, por el monje de Arlanza, c. 1250, y por el clérigo ajuglarado
de Palencia, a fines del s. XIV o principios del s. XV. Este relato legendario tiene altas probabilidades de haber sido poético y perteneciente al género de los cantares de gesta 11. Según luego veremos, la libertad de Castilla por Fernan González era, en el s. XIV, tema, efectivamente, de una gesta 12.

b.La condesa traidora leyenda no épica.

------2.2. Los condes castellanos, Garci Fernández y Sancho García, hijo y nieto de Fernan González, son también objeto de interpolaciones del monje de Nájera en el relato heredado de sus fuentes cronísticas leonesas. Esta vez mucho más amplias. En ellas se encuentra la más antigua manifestación conocida de un tema claramente legendario, el de La condesa traidora, que la historiografía posterior reelaborará introduciendo nuevos componentes novelescos ausentes del relato del s. XII. Menéndez Pidal, al descubrir en esta forma más vieja de la leyenda un ambiente histórico ajustado a la circunstancia del s. X y muy ajeno a la de los siglos siguientes 13, consideró que ese “realismo” sólo podía explicarse como herencia de un poema épico nacido a raíz de la guerra civil entre el conde don García y su hijo, don Sancho, aliado de Almanzor, guerra que concluyó con la desastrada muerte del conde (Menéndez Pidal, 1930, reproducido en 1934b, págs. 1-27, y 1992, cap. X). La mayor parte de los estudiosos del género quedaron convencidos de la existencia de esa gesta, y, más tarde, los historiadores, confundiendo el “realismo histórico” con la veracidad de los sucesos relatados 14, llegaron incluso al absurdo de basarse en la narración literaria para completar o corregir la biografía de la condesa Ava, mujer de Garci Fernández 15. Sin embargo,
creo preciso poner en duda, no ya la veracidad de la “gesta”, sino la existencia misma de esa gesta.
------Los motivos folklóricos (engaño traidor de alimentar el caballo de un guerrero con salvado para propiciar la muerte de su dueño en el combate; falso consejo de licenciar a los caballeros para que celebren en familia la fiesta de Navidad) y la trama novelesca de origen erudito concebida dentro de la tradición
constituida por las asechanzas parricidas de Cleopatra, reina de Siria, y de Rosmunda, reina de los lombardos (cuyo carácter letrado Menéndez Pidal debidamente subrayó e ilustró al analizar el relato najerense, completando observaciones de Shepard 1908, págs. 146-147) no pueden ser considerados como aditamentos incorporados a la gesta en el curso de sucesivas refundiciones juglarescas, ya que el supuesto poema, al ser despojado de esos motivos y de esa trama novelesca, carecería de argumento 16. Por mi parte, asiento, en este caso, a la evaluación que de la leyenda hizo Guerrieri Crocetti (1944, pág. 203):

“En la forma y en los elementos con que ha llegado a nosotros, no presenta el más mínimo acento épico, en que se perciba el espíritu fuerte y rudo de los cantares y la tonalidad de las viejas narraciones épicas; por el contrario, ha conservado siempre un particular colorido novelesco, una cierta entonación literaria, reveladora de un origen docto” (it.).

A las razones literarias, que este párrafo resume, hay que añadir las observaciones de la crítica textual referentes a las varias obras en que se manifiesta la leyenda, pues también favorecen un origen no poético de los datos legendarios. Concretándonos a la Chronica naiarensis, debe subrayarse el hecho de que la muerte del conde Garci Fernández como resultado de las insidias de la condesa (debido a la mala alimentación del caballo y al licenciamiento de los caballeros el día de Navidad) se remata con un conjunto de precisiones que reaparecen verbatim en una entrada analística de las *Efemérides riojanas (>Annales compostellani y Chronicon burgensis). La independencia de estos “datos históricos” venía siendo considerada como evidente, hasta que se observó (Catalán, 1963c, págs. 255-266) que la fecha de la batalla en que cayó preso el conde consignada en esa entrada analística no sólo era errónea (según prueban la historiografía árabe y los Anales castellanos segundos 17), sino legendaria, derivada ya de la fábula que explicaba la derrota como resultado del consejo traidor de licenciamiento de los caballeros para celebrar la Navidad, pues sitúa el hecho en las “VIII Kalendas ianuarii”, esto es, en el día 25 de diciembre, cuando el suceso ocurrió realmente el sábado 18 de mayo de 995 18. El hecho de que las entradas analísticas de las *Efemérides riojanas puedan remontar a un relato histórico-legendario hermano o idéntico al conocido por el cronista najerense obliga a considerar la posibilidad de que las otras entradas de las *Efemérides riojanas reproducidas en la Chronica naiarensis referentes al conde don Sancho fueran también, junto con la historia toda de la condesa traidora y sus aspiraciones al amor de Almanzor, parte de un mismo relato. Esto es, de que la fuente común a las interpolaciones najerenses y a las entradas analísticas fuera ya un relato a la vez semi-histórico y semi-legendario sobre don Sancho “el Bueno”, “el de los buenos fueros”, amañado por algún monje caradignense 19. Es cierto que esta hipótesis tropieza con la dificultad de tener que suponer la existencia de un género narrativo que, en los años de la redacción de las *Efemérides riojanas y de la Chronica naiarensis, no está documentado.

c. La gesta de Los hijos de Sancho el Mayor.

------2.3. La Chronica naiarensis cuenta el asesinato del último conde castellano de la línea de Fernan González, García Sánchez, como una explicación previa necesaria de por qué se produjo en el reino leonés la sucesión de Vermudo III por Fernando I; a su vez, esa explicación lleva interpolada una sucinta exposición, de carácter genealógico, sobre los orígenes navarros de la nueva dinastía. La construcción historiográfica en que el relato se enmarca no nos debe impedir ver en la exposición de c. 1185/90 (como le ocurrió a Chalon, 1976, pág. 553) un conjunto de elementos poéticos. Basta notar que dos de los detalles del relato reaparecen, en forma muy similar, en el “Romanz del infant García” resumido un siglo más tarde por la Estoria de España para contraponer los datos poco creíbles de esa fuente juglaresca a los procedentes de las fuentes cronísticas en lengua latina tenidas por verdaderas: los traidores aprovechan el juego del bohordo para dar muerte a la escolta castellana del infante; el infante es asesinado, estando desarmado e indefenso, en presencia de su esposa. Por otra parte, el hecho de que sea el padrino de bautismo de la víctima (el conde Vela) quien perpetra el asesinato es, obviamente, otro rasgo de ascendencia literaria 20. La parte final de la historia interpolada por la Chronica naiarensis tiene el gran interés de desarrollar un proceso, reparador del mal causado por la traición, que la Estoria de España no incluye en su resumen histórico. Ese proceso tiene en común con el relato alfonsí la concepción del rey de Navarra como vengador de su cuñado: en ambos don Sancho, con un ejército de aragoneses, navarros y castellanos, penetra en León y da muerte a los asesinos del infante. Ahora bien, la forma de reparar el daño recibido por la infanta leonesa doña Sancha incluye en la Chronica naiarensis curiosos pormenores: antes de atacar León, el rey navarro, enterado de la muerte de su cuñado, quiere convertirse en señor de Castilla, pero los castellanos, fieles a la casa condal, le hacen saber que sólo reconocen por señora a su mujer, como hija del conde Sancho, y que a él sólo lo servirán en su calidad de consorte de la condesa 21; una vez dueño de León, el rey navarro se lleva consigo a Castilla a la infanta leonesa (de diecinueve años) con el propósito de casarla con su hijo primogénito bastardo, Ramiro 22, pero los castellanos exigen al rey que el desposorio sea con Fernando, el hijo menor (de tres años) concebido por la condesa-reina, a fin de que en su día pueda heredar el condado de que ella es señora. Este tema de la fidelidad de los castellanos al linaje condal me parece esencial para la comprensión de la gesta; es más, tengo el convencimiento de que sin su presencia no podría haber existido el poema épico, ya que carecería de propósito, de razón para haber sido escrito 23. Como consecuencia de ello, no considero, según viene haciendo la crítica, al “Cantar del infante García” como un relato autónomo (según nos lo resume Alfonso X), sino como la parte primera de la gesta de Los hijos de Sancho el Mayor. En efecto, en la Chronica naiarensis la “historia” del asesinato del infante García va seguida, sin solución de continuidad, por la del “reparto” del gran reino navarro, tema que, como esclareció Ramos y Loscertales (1950), tiene evidentes bases épicas, no sólo en esta Chronica naiarensis sino en el Libro de las generaciones (Liber regum), de c. 1194, y en De rebus Hispaniae (1243) del arzobispo don Rodrigo Ximénez de Rada, pese a las manipulaciones historiográficas que en esta obra sufre la tradición (según ya señalé en el cap. I, § 5) y a que Ramos Loscertales no convenciera a Pattison (1967).
------La gesta de Los hijos de Sancho el Mayor versa, como es lo habitual en la épica más vieja, sobre un problema de derecho, dramáticamente desenvuelto mediante el planteamiento de conflictos de “honra” y mediante la descripción de costumbres fundadas en la aplicación práctica del derecho germánico. Su punto de vista histórico es castellano-céntrico: Tras referir la trasmisión del condado castellano, por vía de hembra, desde el linaje de Fernan González al de Sancho el Mayor, legitimada por el proceso de la venganza del asesinato del infante asumida por el marido de su hermana, un “segundo cantar” desarrollaba la acusación de adulterio a la condesa-reina por parte de su hijo mayor legítimo, don García, y un “tercer cantar” la defensa de la acusada por el hijo bastardo del rey, el infante don Ramiro, que prueba en combate judicial la mentira de la acusación; la gesta, en su conclusión, dejaría ver las consecuencias de ese proceso legal en la sucesión de Sancho el Mayor: la maldición de la condesa-reina a don García da lugar a que el hijo mayor legítimo quede excluido de la línea sucesoria del condado castellano, y, de otra parte, la adopción de Ramiro por la reina de quien fue defensor (mediante la ceremonia de simular un parto haciendo al caballero salir de entre las vestiduras “maternas”) da, a su vez, lugar a que la mujer legítima de Sancho el Mayor haga heredero en sus arras, esto es en el reino de Aragón, a su “alnado”, a ese hijo bastardo de su marido.

d. La gesta de Las particiones del rey don Fernando.

------2.4. También nos proporciona la Chronica naiarensis un resumen del poema épico de Las particiones del rey don Fernando anterior en un siglo al resumen de Alfonso X. El cronista najerense conoce las historias de Pelayo de Oviedo y del monje seminense, de las cuales saca todos los datos que puede; además maneja un par de compilaciones analísticas regionales, las *Efemérides riojanas y los Anales castellanos segundos (y quizá alguna otra) con cuyo auxilio pretende organizar en forma de anales las noticias históricas (si bien varios errores cronológicos heredados de esas compilaciones que le proporcionaban fechas concretas distorsionan la secuencia de los hechos 24); sin embargo, la mayor parte de lo contado por el cronista najerense sobre la sucesión de Fernando I no parece proceder de fuentes eruditas y, en muchos detalles, ese relato carente de apoyo en las fuentes historiográficas conocidas, se asemeja tan manifiestamente al de procedencia épica recogido hacia 1270 por los historiadores alfonsíes que no cabe sino atribuirlo a una versión de la misma gesta anterior al final del s. XII.
------El suceso más antiguo que el monje najerense refiere con circunstancias anecdóticas es la batalla de Graus (jueves, 8 de mayo de 1063), en que Ramiro I de Aragón muere en combate contra su sobrino don Sancho, el hijo mayor de Fernando I 25. Según su exposición,

Sancho se desposa con una hija de la reina Estefanía (la viuda del rey García muerto en Atapuerca); pero la novia es raptada en medio del camino por su medio hermano, el infante don Sancho, hijo del rey García de Pamplona habido en una concubina, “porque la noticia le hacía perecer en el tormento de los celos” (lat.). El infante navarro huye con ella al reino moro de Zaragoza y, desde allí, al de su tío el rey Ramiro, quien lo amaba como a un hijo; el rey castellano va a Zaragoza con un ejército y combate en “Gradus” con el rey Ramiro, quien muere en la batalla.

El episodio parece épico, pero el monje cronista lo presenta dislocado, al aceptar para la batalla de Graus una fecha errónea (la era MCVIII, en vez de MCI), leída, sin duda, en unos anales que ya la ofrecían viciada (a través de la substitución de “era MC vn” por “era MCVII” y la adición de un I extra) 26. Dado que el hecho ocurrió antes de la muerte de Fernando I, su posible engarce en la cadena secuencial de la supuesta gesta ofrece serios problemas 27.
------Los episodios de la guerra entre los hijos del rey don Fernando que siguen a la partición de los reinos, pese a que también van contados inconexamente, de acuerdo con la estructura analística adoptada, y entreverados de datos y narraciones extraídos de las fuentes eruditas consultadas, resultan, en su mayor parte, claramente identificables como pertenecientes a un mismo relato. A la identificación nos ayuda la permanencia
en la tradición épica a lo largo de los siglos de muchos de los
motivos de que se compone.
------Conforme a lo que expresará más ampliamente el resumen del s. XIII de la gesta, la contienda se inicia porque don Sancho se considera heredero, por derecho, del conjunto del reino paterno:

A la muerte del rey don Fernando, sus hijos reinan en las partes del reino que su padre les asignó y la infanta Urraca en Zamora; pero Sancho, “como era de ánimo esforzado, fuerte y de ingenio agudo” (lat.) y convencido por los suyos de que la partición ha sido hecha en detrimento de sus derechos, “no pudo soportar” (lat.) el reparto;

el primer acto de incumplimiento de las disposiciones paternas desemboca, como en el cantar conocido por Alfonso X, en la prisión del rey García en Santarem, aunque en la versión del s. XII conocida por el monje najerense esa prisión se realiza de forma bien distinta a la que recoge c. 1194 el Libro de las generaciones (o Liber regum) y a la que se contará, narrada por lo largo, en la Estoria de España c. 1270, comentadas arriba (§ 1.b y n. 7):

Sancho reúne trescientos caballeros castellanos y, fingiéndose peregrino a Santiago, cruza con ellos la tierra de sus hermanos. Llega así a Santarem, a donde García acude solícito a honrarle. Sancho lo aprisiona y, aherrojado, lo conduce por caminos desviados a Castilla.

La continuidad tradicional entre el cantar del s. XII y el del s. XIII es, en cambio, patente al referir la batalla en que Alfonso pierde el reino, la de Golpejera (“Vulpellera”, “Vulpeiera”): en la Chronica naiarensis se cuenta, al igual que en el cantar aprovechado en la Estoria de España, la prisión simultánea de los dos reyes contendientes (Alfonso por los castellanos y Sancho por los leoneses) y la hazaña de Rodrigo Díaz consistente en liberar él solo a su rey de los que le custodiaban. Los pormenores de esta hazaña son idénticos en los dos relatos cronísticos independientes (recuérdese que Alfonso X no utilizó la Chronica naiarensis), pese a que uno y otro se hallen separados por todo un siglo: los que custodian al rey son catorce caballeros; el Cid, que llega sin lanza, les pide una y ellos se la dan; el Cid mata a todos los caballeros leoneses, menos a uno, que deja maltrecho, aunque con vida.
------Para explicar la milagrosa liberación de Alfonso de las prisiones en que inicialmente le pone Sancho, el cronista del s. XII disponía de una fuente erudita bien conocida por los monjes cluniacenses de Nájera, el Epitome Vitae S. Hugonis ab Ezelone atque Gilone (Cirot, 1909, págs. 262 y 273); pero completa ese relato con pormenores procedentes, sin duda, del relato épico. Entre ellos, el de que el rey depuesto vaya a Toledo acompañado únicamente por su ayo Pedro Ansúrez.
------El episodio siguiente de la historia de la guerra entre los hermanos se inicia con la movilización realizada por Sancho de un fuerte ejército para ir contra Zamora y con la exigencia a su hermana, la infanta Urraca, de que le entregue la ciudad y acepte, “a cambio”, propiedades “en el llano”, a lo que ella se niega, argumentando:

“¿Qué me hará un enemigo en el llano, si este mi hermano uterino me hace tal cosa en lugar agreste y fuerte?” (lat.)

------De nuevo resulta patente la continuidad, no solamente argumental sino incluso de los motivos con que se articula la intriga, entre el viejo relato épico del s. XII y los cantares de gesta que, según hemos visto y veremos, conocieron Alfonso X, fray Juan Gil de Zamora y el formador de la Crónica de Castilla a finales del s. XIII y primeros años del XIV. Gracias a la última crónica citada, incluso podemos saber cómo eran los versos épicos con que debió de expresarse siempre (con mínimas alteraciones) la negativa de la infanta:

*Non daré yo Çamora nin por aver nin por cambio, ca quien me cerca en peña, sacarme querrá de lo llano.

------También la angustiosa situación de la plaza sitiada, los tratos entre Vellido Adolfos y la infanta Urraca y la huida de Vellido al campamento sitiador simulando que le persiguen los de Zamora se contaba ya en el poema viejo en forma semejante a la que sobrevive en las manifestaciones del poema del s. XIII.
------La continuidad en los motivos que componen el relato de la muerte traicionera del rey y la consiguiente huida de Vellido a fin de refugiarse dentro de Zamora vuelve a ser muy llamativa: el traidor, a orillas del Duero, atraviesa con un venablo el cuerpo del rey cuando don Sancho ha descendido de su caballo “para fazer aquello que la natura pide et que ell omne non lo puede escusar” (Estoria de España) = “y como estuviese agachado por necesidad de la naturaleza” (lat. , Chronica naiarensis); el traidor, una vez herido el rey mortalmente, “volvió la rienda al caballo” (Estoria de España) = “volviendo luego las riendas” (lat., Chronica naiarensis) y, “a paso lento” (lat., De praeconiis = “lentamente” (lat., Chronica naiarensis), atravesó el campamento; pero en su camino es interrogado por el Cid; Vellido, entonces, sin responder nada, huyó velozmente hacia Zamora; el Cid se apresuró a cabalgar, pero, como fuese sin espuelas, sólo consiguió herir con su lanza el caballo del fugitivo “por medio de las puertas adentro” (Estoria de España) = “entre las puertas semicerradas” (lat., Chronica naiarensis).
------Muerto el rey, la mayor parte de los de su ejército se dispersó, volviendo los caballeros fugitivos a sus lugares, y sólo unos pocos permanecieron para llevarse consigo el cuerpo de Sancho y darle sepultura. Urraca, con buen consejo, envío mensajeros a su hermano Alfonso, que le informaran de la muerte del rey, a fin de que acudiera prontamente a Zamora para hacerse cargo del gobierno de los reinos.
------Pensar (con Cirot, 1909, págs. 263, 266, 272, n. 2, 275, n. 2, 276, n. 1, 277, n. 2 y Entwistle, 1928b y 1933, pág. 361) que estos pasajes citados, de carácter fuertemente literario, están basados en hexámetros y pentámetros (unos leoninos y otros no) de un supuesto *Carmen de morte Sanctii Regis en latín, me parece, en vista de lo que venimos mostrando, una hipótesis, no ya gratuita (Chalon, 1976, pág. 281), sino absurda. La existencia, a veces, de un cierto ritmo poético e, incluso, de algunas reminiscencias de versos de la latinidad clásica en los pasajes más dramáticos de la historia es, en las crónicas latinas, un fruto natural de la formación retórica de sus autores y no permite suponer la existencia de poemas épicos en latín desconocidos de los historiadores eruditos del siglo siguiente y no conservados en las bibliotecas monacales. Como notó, en su día, Menéndez Pidal (1951a, pág. XLII),

“en el siglo XII el latín era la única lengua posible para escribir una crónica y el romance era la lengua habitual para las leyendas épicas”.

------Si atendemos al extremo opuesto del panorama de la crítica sobre la epopeya romance, las relaciones que cree descubrir von Richthofen (1944, pág. 81-83 o 1954, págs. 130-134) entre la muerte del rey don Sancho por Vellido, según la gesta hispánica, y la de Sigfrido por Hagen, en los Nibelungos, lejos de
parecerme, como a Menéndez Pidal, “ciertamente impresionantes” (1992, pág. 545), son a mi juicio no menos inexistentes que las huellas de un supuesto Carmen latino. El único detalle en común, la muerte por la espalda con la propia arma de la víctima, es un motivo de tan fácil ocurrencia que no creo necesario suponer que un autor tenga que acudir a una determinada fuente literaria para idearlo.
------La gesta romance sobre Las particiones del rey don Fernando que, c. 1185-90, conoció el monje de Nájera contenía ya muchas de las escenas que c. 1270 nos resumirá Alfonso X en su Estoria de España o, c. 1280, fray Juan Gil de Zamora en su De praeconiis Hispaniae y, según hemos visto, desarrolladas con idénticos pormenores; también está claro que buena parte de las aparentes diferencias entre el resumen del siglo XII y los del siglo XIII se deben a actitudes historiográficas divergentes y no a la aparición o desaparición de ciertos episodios en el curso de las refundiciones épicas. Pero, a la vez, hemos constatado que el poema del siglo XIII había sometido a amplia reforma toda la historia del destronamiento del rey García, ideando numerosos pasajes nuevos. En vista de ello, tenemos que admitir la posibilidad de que, aun dentro de una fidelidad general a la primitiva arquitectura poética, la gesta hubiera evolucionado, no sólo episódicamente, sino en su mensaje político, según supone Menéndez Pidal (1923, pág. 350, y 1992, c. XII, § 8):

“Antes de conocer y estudiar la Najerense, los que pensamos que una tradición épica arranca de los sucesos mismos suponíamos, como cosa evidente, que a ese cantar del siglo XIII [el conocido por Alfonso X] debía haber precedido otro que respirase igualmente [esto es, como los documentos coetáneos procedentes de Castilla] odio contra Zamora y contra la infanta; y ese cantar es el que aparece resumido en la Najerense... Un antiguo cantar antileonés es de necesidad dentro de la historia del género épico”, antes de que surja la versión refundida del s. XIII que “muestra un alto espíritu conciliador favorable a los leoneses”.

------Esta lectura del relato najerense ha gozado de un regular asentimiento crítico; pero creo que se funda, según el propio Menéndez Pidal explica (en el pasaje citado), en un prejuicio, y que el supuesto “antileonesismo” de la primitiva gesta no es inferible a partir del relato de c. 1185-90: Aunque, en su exposición analística de los hechos, el monje de Nájera se desentiende de cualquier evaluación ético-jurídica de la historia y, por lo tanto, sólo de forma indirecta puede reconstruirse en la Chronica naiarensis el sentido político-moral de la fabula épica, me parece claro que, en el poema subyacente, el rey don Sancho no era presentado como un rey modélico, sino, al igual que en la refundición del siglo XIII, como fuerte, sí, pero violento, iracundo, impulsivo y jactancioso, inclinado a aceptar aceleradamente consejos y dado a usar el engaño traicionero. No veo base alguna en el relato latino para considerarlo el héroe (héroe trágico) de la gesta. Tampoco descubro, a través de la prosa del monje najerense, “odio” ninguno hacia la infanta: su negativa al trueque de Zamora por posesiones en la llanura es sabia y su resistencia al frente de los zamoranos, ejemplar; la desesperada oferta de su persona y posesiones, no obstante ser impúdica, es de un fuerte dramatismo pues está justificada por la desesperada situación de los cercados; en fin, su inducimiento, no explícito, a la traición de Vellido, no es condenable formalmente (que es lo que en derecho cuenta). En cuanto a Alfonso, nada se dice que pueda oponerse a que en la gesta primitiva tuviera ya el papel de hijo bendito de su padre que vemos aflorar en la refundición del siglo XIII. Sobre los zamoranos nada nos dice el resumen del monje najerense, quien ni siquiera nombra a Arias Gonzalo, cuya inexistencia en la gesta del siglo XII creo imposible aceptar. Dado este total desinterés por la fidelidad de Zamora a su señora la infanta doña Urraca, estimo que la afirmación (que hace Menéndez Pidal, 1992, págs. 543-544) de que el aviso de la traición por un zamorano leal es invención no primigenia carece de fundamento sólido, ya que en nada disuena de la concepción del poema en su forma primitiva. En suma, no hay elemento alguno en el relato najerense que confirme el prejuicio pidalino de que el primitivo cantar compartiese la posición política que se manifiesta en el epitafio de Sancho en Oña y en la apostilla de Silos, claramente hostiles a los triunfadores (Urraca y Alfonso) 28.
------Por otra parte, hay que destacar (según adelante comentaré más detenidamente, cfr. cap. VI, § 1) que en el poema del s. XII Rodrigo Díaz tenía ya un papel relevante, aunque no fuera el protagonista; un papel “literario” que no se justifica meramente como impuesto por la “memoria” de los hechos historiados.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS CAPÍTULO II

9 El monje (frente a lo sostenido por Ubieto, 1966, pág. 29) no parece que fuera un cluniacense francés, ya que, al reproducir la noticia de las *Efemérides riojanas sobre la lid de Burgos, en que se dirime la contienda entre los ritos (§ 49), añade una segunda ordalía, en la que el libro del oficio romano se quema y el del oficio toledano salta fuera del fuego. Semejante narración sólo pudo recogerla un monje con nostalgias del tiempo en que el monasterio no había sido transferido a Cluny (o de tiempos posteriores no cluniacienses).

10 La prisión se produce “en la iglesia de San Andrés apóstol”; pero el monasterio de San Andrés fue fundado cuando el rey Sancho de Pamplona, hijo y sucesor de Garcia Sánchez (rey que prende a Fernan González) repobló y dio fueros a Cirueña; en el año 960 (“era DCCCCXCVIII”), que se consigna como fecha de la prisión, el Conde llevaba ya 28 años casado con doña Urraca, después de muerta, tiempo atrás, la infanta doña Sancha (Menéndez Pidal, 1992, cap. VIII, § 12; la imposibilidad de armonizar el relato acrónico de origen épico con las precisiones de procedencia historiográfica había sido ya resaltada por Cirot, 1921-1922 (págs. 80-94, 269-281 del vol. de 1921).

 11 El lejano paralelismo del relato de la libertad del Conde con un tema novelesco desarrollado por Séneca el retórico en sus controversias (Cirot, 1928, pág. 125) no me parece digno de interés, ya que lo común a ambas historias es demasiado folklórico para que sea pertinente explicarlo mediante filiaciones eruditas.

12 Creo rechazable la desconexión que Menéndez Pidal defiende (1992, cap. VIII, §§ 11 y 12) entre el tema de la libertad de Castilla y el motivo de la liberación por la hermana del captor, pues los hallamos siempre juntos. La necesidad que Menéndez Pidal siente de separar uno de otro se debe al prejuicio de querer descubrir en el primer tema “un canto primitivo” y considerar el segundo motivo como una “anacrónica ficción” “muy posterior al suceso en que se funda”.

13
Los rasgos más sobresalientes de “realismo” ambiental son: la costumbre de entregar a Almanzor mujeres de la familia propia, regia o condal, como prenda necesaria para obtener la paz; la traición del núcleo familiar de Garci Fernández, que pacta contra él con Almanzor; el origen no hispánico de la mujer del Conde; la muerte del conde luchando contra Almanzor; el fin de la opresión de Almanzor gracias a su súbita muerte después de una expedición contra Castilla.

14 Estoy de acuerdo con Chalon (1976) cuando advierte: “El realismo histórico no debe nunca ser confundido con la veracidad de los sucesos contados” (fr.) (pág. 528).

 15 Ruiz Asencio (1969, págs. 47-53) nota que la presencia de la condesa Ava cesa en la documentación en 988, pero no cree que muriera por entonces, pues, “convencidos de la historicidad esencial de la épica española, debemos admitir con la leyenda que Ava siguió viviendo hasta tiempos de Sancho García. Y... suponer que la armonía conyugal se rompió en torno a 989”; de ahí que trate de inquirir “la razón histórica que explica el odio de Ava hacia Garci Fernández”. Por “tradicionalista” que un crítico de obras literarias se proclame nunca, creo, llegaría a tan inmoderados extremos de fe en la función informativa de la poesía épica.

16 Menéndez Pidal (1992, cap. X, § 6) reconoce que la versión de la Crónica najerense “lleva consigo una trama ficticia, compacta y coherente”, pero cree que esa trama “no le pertenece” (al viejo poema supuesto). El reconstruir un relato anterior carente del intento de envenenamiento me parece, no ya “aventurado” (como él mismo reconoce), sino basado únicamente en prejuicios teóricos, debido a la creencia de que el “noticierismo”, atribuido a la epopeya primitiva, repugna las tramas claramente novelescas.

 17 Para la cronología de la rebelión de Sancho y los testimonios árabes de su alianza con Almanzor, véase Ruiz Asencio, 1969.

 18 Sábado 15 rabi 2º, 385 H., data correcta proporcionada por Ibn al-Jaţïb (Lévi-Provençal, 1950, págs. 422-423). También debe de ser legendaria la noticia de la muerte al quinto día, pues el conde murió el lunes 29 de julio de 995, tras largos intentos de sus captores por salvarle la vida.

19 El escepticismo sobre la existencia de la gesta expresado por Guerrieri Crocetti (1944) es compartido por Chalon (1976, pág. 531) y el manifestado por mí (Catalán, 1963c, págs. 255-266) es, a su vez, compartido por Armistead (1986-87a, n. 2). Montgomery (1998, págs. 60-62) incluye el tema entre los “quasi epic tales” y reconoce, en un análisis especialmente vago de la leyenda, que “no es realmente una versión de [un relato de] iniciación” (ingl.).

 20 Sorprende que Chalon (1976, pág. 552) considere el pasaje “según el cual García de Castilla habría perecido por obra de la misma mano que le había sostenido en la fuente bautismal” (fr.) como una prueba de que el relato de Lucas de Túy tiene “influencias literarias” y, en cambio, al tratar de la Chronica naiarensis (págs. 543 y 552-553), ese mismo detalle no le parezca digno de ser reseñado en el resumen que de su relato presenta.

21 El nombre de “Urraca” (en vez de “Muña” o “Mayor”), dado a la hija del conde don Sancho, lo toma la Chronica naiarensis, no de la gesta, sino de la Segunda redacción (o najerense) de las llamadas Genealogías del códice de Roda, redacción que luego viajó, juntamente con la Chronica naiarensis y la Historia Roderici, a Carrión (cfr. mss. A.189 y G.1 de la Academia de la Historia). Véase Lacarra, 1945, págs. 239 y 220-225.

22 Las noticias de la primogenitura de don Ramiro y del origen de su madre (“quadam domina nobili de Ayvar”) proceden en la Chronica naiarensis de la Redacción najerense de las Genealogías del códice de Roda.

23 Toda historia, no sólo la poética, es una selección de datos articulada (más o menos hábilmente) al servicio de un interés socio-político. No tiene sentido pensar en que pudiera ser simple “noticia” o colección de asépticos facts, como la crítica de raíces puritanas (hispana o anglosajona, es lo mismo) insiste en que aceptemos. No hay, pues, por qué asombrarse (como hace Deyermond, 1976, pág. 284) al observar que “aún aquí la historia está subordinada a la ficción en la construcción de la trama” (ingl.), ya que sería imposible el que, tratándose de un relato, no lo estuviera.

 24 Las *Efemérides riojanas de c. 1177 (reflejadas en los Annales compostellani y el Chronicon burgensis), que ya le habían proporcionado datos sobre la Castilla condal, son su fuente para la fecha en que muere la reina doña Sancha y, luego, para la lid sobre la ley romana y la toledana (noticia retocada por el cronista), para la muerte del conde don Gonzalo en la traición de Rueda, para la batalla de Badajoz (considerándola otra que la de Sacralias) y para las noticias datadas sobre la muerte del rey Garcia (el tercer hijo de Fernando I) y la muerte de la reina Agnes (con fecha errónea). Los Anales castellanos II (o complutensis que fueron incorporados al manuscrito pelagiano F de San Juan de Corias o Libro viejo de Alcalá) son la base de las fechaciones (erróneas) de las batallas de Llantada y de Golpejera.

25 Sobre la batalla de Graus, véase Menéndez Pidal (1969a, págs. 131-134 y Disq. 11ª. b). Creo que el supuesto sometimiento de Zaragoza por el Cid en el reinado de Sancho II, reconstruido por Menéndez Pidal (1969, págs. 159-161 y Disq. 17ª) a base de un texto post-alfonsí interpolado (por la Versión amplificada y la Versión mixta) en la Estoria de España y una crónica hebrea tardía, debe borrarse de la historia y que lo que la Historia Roderici (y el Liber regum) relata es el paso de Sancho y Rodrigo por Zaragoza en su expedición en apoyo de al-Muqtadir.

 26 Los Anales navarros de los Fueros de Sobrarbe y de Navarra (que acompañan al Libro de las generaciones) consignan el dato diciendo, en efecto, “Era Mª.C. un ayno morió el rey don Romiro en Grados”. No conozco el texto en que se produjo el error, pero es evidente que la situación del suceso en la secuencia de hechos propia de la crónica depende de la falsa fechación.

27 Toda vez que la escena de la muerte del rey Fernando parece el natural empiece de la gesta, el episodio quizá fuera en ella un suceso simplemente rememorado en el curso de las confrontaciones de los reyes nuevos y del infante navarro bastardo sobre el lecho del rey moribundo y no narrado en su debida posición secuencial.

 28 En el epitafio del rey del monasterio de Oña se hace constar: “Sanctius, forma Paris et ferox Hector in armis, / clauditur hac tumba jam factus pulvis et umbra / femina mente dira, soror, hunc vita expoliavit, / iure quidem dempto, non flevit, fratre perempto. / Rex iste occisus est proditione consilio sororis suae Urracae. Apud Numantiam civitatem, per manum Belliti Adelfis, magni traditoris. In era MCX, nonis octobris, rapuit me cursus ab horis” (Menéndez Pidal, 1929, págs. 207-208; reed. 1969a, págs. 710-711). En el Liber comicum de rito mozárabe de Silos (Nouv. Acquisitions lat. 2171, Bibl. Nat., Paris) un monje incorporó una apostilla en un espacio en blanco relativa a la guerra entre los tres hijos del rey Fernando y, tras contar el exilio a Toledo de Alfonso, gracias a la “clemencia” de Sancho, y su juramento de fidelidad, expone: “Transhacto paucis diebus, jus frater fedusque Dei paruipendens, audacter seductus ciuibus, ingressus in urue Zamora, reuellis factus frater et Dei; exhinc... ...fraudulenter consilium inierunt quomodo fraudulenter Sancium regem occiderent et (mancha) expleuerunt parrucidium suum...” (ed. en Menéndez Pidal, 1929, págs. 736-737, reed. 1969, Disq. 25ª).

Imagen de portada: Codex Manesse, 1305-1340 (Heidelberg Universitätsbibliothek, Codex Palatinus Germanicus 848, fol. 73r).

ÍNDICE DEL CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24  6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO

Diseño gráfico :

La Garduña ilustrada  y
Liam’s Pictures from Old Books

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