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Obras de Diego Catalán

I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (1)

I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (1)

I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID

a. La realidad se forja en los relatos

      El título bajo el cual reuní, desde su primera exposición pública, las observaciones que constituyen este capítulo inical (título obviamente sugerido por un «historiador» de profesión), puede hacer creer que en él voy a oponer y deslindar dos géneros de escritura, «Historia» y «Leyenda», cuya diferencia estribaría en que lo referido fuera, en un caso, «realidad» y, en el otro, «no realidad». Nada más lejos de mis propósitos y de mi oficio.
      Mi campo de investigación, en el que se fundamenta lo que aquí vengo a exponer, es la Historiografía. Y la experiencia de leer historias (antiguas y modernas) me lleva a considerar axiomático que la historia no la constituyen los «hechos» que en «realidad» ocurrieron en caótica sucesión o simultaneidad, sino los relatos. La historia es creación, hallazgo, invención de unos narradores que seleccionan, organizan y dan sentido a ciertos «datos» que la memoria o un determinado tipo de documentación pone a su alcance. Ya lo dijo magistralmente nuestro mayor historiador medieval, «el Rey Sabio», cuando trató de explicar a sus ignaros súbditos la función del «poeta» en el mundo clásico:

 «poeta quiere dezir tanto como fallador de nuevo de razón e enfeñidor della e assacador, por mostrar razones de solaz por sus palabras en este fecho, e aún razones e palabras de verdat» 1.

      Descubridor de razón, fingidor de ella, creador de verdad y, simultáneamente, de un relato cuya audición o lectura suscite placer, gozo. Ésa es, no menos, la obra del historiador; o lo fue mientras siguió siendo la Historia memoria viva de aquellas actuaciones de los hombres que, por su carácter paradigmático, constituyen lecciones de futuro. A la luz de estas consideraciones, se comprenderá que tenga por cierto que, una vez muerto en 1099 Rodrigo Díaz y enterrado en Cardeña, la única realidad sobreviviente es la de la cambiante figura que de él nos proyectan los sucesivos narradores de sus «gestas», de sus acciones dignas de memoria.
      Si Rodrigo Díaz, el de Vivar, es hoy alguien para nosotros, si lo fue para muchos otros en el pasado durante 900 años, ello se debe a que esas sus «gestas» fueron expuestas con unos determinados propósitos por sucesivos narradores medievales. Somos deudores de su interés por el personaje y de la manipulación de su figura.
      Es cierto que, gracias sobre todo a Ramón Menéndez Pidal (otro apasionado narrador de las «gestas» del Cid), quien compiló a principios de este siglo un curiosísimo «cartulario cidiano»2, conocemos aspectos y detalles de la biografía de Rodrigo Díaz sobre los que los «estoriadores» medievales no nos proporcionan noticia. Baste recordar, como dato «político» sustancial, la documentación que prueba que Alfonso VI, con anterioridad al primer destierro de Rodrigo, le tuvo en alta estima cuando le casó con una leonesa de estirpe regia y le favoreció con privilegios 3; y, como dato anecdótico bien notable, el conocimiento que tenemos de la letra de Rodrigo 4 y de un «autógrafo» de su mujer, Ximena 5, hechos documentales que llaman la atención por no tener parigual entre los héroes histórico-literarios más conocidos. Pero la imagen que el personaje Rodrigo Díaz el Cid Campeador proyecta desde la Historia ante sucesivas generaciones de hombres y mujeres que ningún trato tuvieron con él se debe a unos pocos narradores medievales.

Diego Catalán, "El Cid en la historia y sus inventores."(2002)

NOTAS

1 [Alfonso X, General estoria, 1.a Parte, Lib. VI, cap. 19. Puede verse en Brancaforte, Las «Metamorfosis» y las «Heroidas» de Ovidio en la «General estoria» de Alfonso el Sabio, Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1990, p. 4].

2 [La España del Cid, 1ª ed., Madrid: Plutarco, 1929, pp. 835-885; 7ª ed., Madrid: Espasa Calpe, 1969, pp. 827-877].

3 [Esp. Cid 7 (1969), pp. 210-212, 219-221].

4 [Esp. Cid (1929), p. 590; Esp. Cid 7 (1969), p. 551].

5 [Esp. Cid (1929), p. 619; Esp. Cid 7 (1969), p. 579].

Índice de capítulos:

* PRESENTACIÓN

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (1)
   a. La realidad se forja en los relatos

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (2)
    b. Rodrigo, Campeador invicto para sus coetáneos

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (3)
   c. Del Campeador al Mio Cid. Los nietos del Cid y la herencia cidiana

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (4)
   d. Rodrigo, el vasallo leal, a prueba

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (5)
   e. El Soberbio Castellano

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (6)
   f. El Cid se adueña de la Historia y la Historia anquilosa la figura del  Cid

* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (7)
   g. El Cid del Romancero salva al personaje literario del corsé historiográfico

* II EL «IHANTE» QUE QUEMÓ LA MEZQUITA DE ELVIRA Y LA CRISIS DE NAVARRA EN EL SIGLO XI

*  III LA NAVARRA NAJERENSE Y SU FRONTERA CON AL-ANDALUS

*   IV EL MIO CID Y SU INTENCIONALIDAD HISTÓRICA

V EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

VI RODRIGO EN LA CRÓNICA DE CASTILLA. MONARQUÍA ARISTOCRÁTICA Y MANIPULACIÓN DE LAS FUENTES POR LA HISTORIA

* VII LA HISTORIA NACIONAL ANTE EL CID

* APÉNDICE I.  SOBRE LA FECHA DE LA HISTORIA RODERICI

* APÉNDICE II. SOBRE LA FECHA DE LA CHRONICA NAIARENSIS

* ÍNDICE DE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (Y CLAVE DE SIGLAS)

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