I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (7)
g. El Cid del Romancero salva al personaje literario del corsé historiográfico
La figura que la Edad Media proyecta del Cid no quedó, finalmente, en manos de los historiadores. Junto a la memoria escrita, sobrevivió, hasta llegar el s. XVI, la memoria oral de los «hechos» cidianos. Gracias a sus refundiciones cantadas, los tres grandes poemas épicos en que Rodrigo ocupa un papel sobresaliente, el Mio Cid, Las particiones del rey don Fernando y las Mocedades de Rodrigo, llegaron a ser material literario asequible para los creadores tardo-medievales de un género nuevo destinado al canto: el Romancero 42.
Las tres gestas dejaron descendencia en romances transmitidos por tradición oral desde las postrimerías de la Edad Media hasta que fueron puestos por escrito en tiempos de los Reyes Católicos y de Carlos V, sea en manuscritos, sea, con mayor éxito, impresos en pliegos sueltos y cancionerillos de faltriquera.
La imagen del Cid que heredó, gracias a ellos, la muy monárquica y papista España de los Austrias y que, así, se proyectó hasta nosotros, no fue la del vasallo «obediente» fiel servidor de unos reyes defensores del Cristianismo frente al Islam, sino las del «castellano» o «español» que, al entrevistarse por primera vez, acompañando a su padre, con el rey don Fernando no está dispuesto a besarle la mano en señal de vasallaje:
Todos se apearon juntos por el rey besar la mano,
Rodrigo se quedó solo encima de su cavallo
y que, cuando por obediencia filial, desciende a rendirle vasallaje y se le arranca fortuitamente el estoque con gran espanto del rey (que le compara con el diablo) se aparta altanero, replicando
Por besar mano de rey no me tengo por honrado
Porque la besó mi padre me tengo por afrentado;
o aquel que, paralelamente, se niega a besar la mano al Papa:
No lo hizo el buen Cid, que no lo avía acostumbrado.
Es el Rodrigo que exige juramento al rey Alfonso «sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo», y que, ante la amenaza del rey:
—Mucho me aprietas, Rodrigo, Rodrigo mal me as tratado,
mas oy me tomas la jura, cras me besarás la mano,
le advierte:
—Aquesso será, buen rey, como fuer galardonado,
que allá en las otras tierras dan sueldo a los hijos d’algo
y parte al exilio, diciéndole al rey que le ha desterrado por un año:
—Tú me destierras por uno, yo me destierro por quatro.
Es, en fin, el varón que sólo cede ante el reproche sentimental de la infanta doña Urraca desde lo alto del muro de Zamora y que ordena a los suyos cesar en el combate, gritándoles:
—¡Afuera, afuera, los míos los de a pie y de a cavallo,
que de aquella torre mocha una vira me han tirado,
no traía el asta hierro y el coraçón me ha passado!
Diego Catalán, "El Cid en la historia y sus inventores."(2002)
NOTAS
42 [Sobre el Cid en el romancero de raíces épicas trato detenidamente en el cap. VIII, §§ 2.e-h de La épica española (2000), pp. 581-661].
Índice de capítulos:
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (1)
a. La realidad se forja en los relatos
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (2)
b. Rodrigo, Campeador invicto para sus coetáneos
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (3)
c. Del Campeador al Mio Cid. Los nietos del Cid y la herencia cidiana
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (4)
d. Rodrigo, el vasallo leal, a prueba
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (5)
e. El Soberbio Castellano
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (6)
f. El Cid se adueña de la Historia y la Historia anquilosa la figura del Cid
* I REALIDAD HISTÓRICA Y LEYENDA EN LA FIGURA DEL CID (7)
g. El Cid del Romancero salva al personaje literario del corsé historiográfico
* II EL «IHANTE» QUE QUEMÓ LA MEZQUITA DE ELVIRA Y LA CRISIS DE NAVARRA EN EL SIGLO XI
* III LA NAVARRA NAJERENSE Y SU FRONTERA CON AL-ANDALUS
* IV EL MIO CID Y SU INTENCIONALIDAD HISTÓRICA
* V EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ
* VII LA HISTORIA NACIONAL ANTE EL CID
* APÉNDICE I. SOBRE LA FECHA DE LA HISTORIA RODERICI
0 comentarios