23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO
3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO. II. EL NUEVO LATÍN
La nueva fe, por sus nuevas ideas y sus nuevos usos, que implicaban una ruptura abismal con el pasado 4, no sólo influyó para renovar profundamente el lenguaje en cuanto al vocabulario, sino en cuanto a su norma estilística general.
Los orígenes del Cristianismo transcurrieron sobre todo entre las gentes humildes; no es de extrañar que las inscripciones de las catacumbas se acerquen más al lenguaje hablado que las inscripciones paganas 5.
De igual modo, la primera versión latina de la Biblia, hecha principalmente en África alrededor del año 200, llamada impropiamente ítala, da gran impulso a la aceptación por la lengua escrita de las tendencias más neológicas del nuevo latín; muchas formas perifrásticas analíticas, en vez de las sintéticas tradicionales; gusto por los vocablos de más plenitud fonética, los sufijados en -mentum, -monium, -ura, etc. en vez de los simples antiguos; voces populares, en vez de otras clásicas, y así siempre, renunciando al purismo en pro de la mayor lucidez y comprensibilidad del lenguaje 6. Y esta tendencia inicial no fue pasajera; la mayor sencillez y transparencia en el estilo se imponía a los escritores eclesiásticos, tanto por el propósito catequístico, como por austeridad religiosa, por recelo contra las profanidades de la oratoria y de la poesía paganas.
Esos dos motivos da la casualidad que aparecen expresamente consagrados por los dos padres de la Iglesia que Orosio visita en su peregrinación literaria (414-415). En Belén, san Jerónimo había prometido no volver a leer los autores clásicos desde que, durante una visión, se sintió duramente azotado ante el eterno tribunal por ser más ciceroniano que cristiano, «ciceronianus, non christianus»7. En Hipona, san Agustín, aunque su oratoria propende a cierta afectación, puesto a escoger entre el purismo y la claridad, se decide por ésta. No escribe correctamente fēneratur, sino que prefiere el barbarismo fēnerăt para hacerse entender, pues «¿qué nos importa (dice) lo que quieren los gramáticos?» («quid ad nos quid gramatici velint?»)8. Y en la multisecular contienda que, desde tiempos del latín arcaico, sostenía la forma más llena ŏssum, -i contra el clásico ŏs, ossis9, san Agustín no vacila, para evitar una homonimia equívoca: «uso el barbarismo ŏssum, porque ŏs se puede confundir con ōs, oris, y es preferible que nos reprendan los gramáticos a que no nos entiendan las gentes» («Melius est reprehendant nos grammatici quam non intelligant populi»)10. Es decir, os pertenecía al latín moribundo, incomprensible, mientras ossum pertenecía al latín viviente, al que iba a dar vida a todos los romances (esp. hueso, port., ital. osso, etc.). De este modo la Iglesia, que dirigía la vida del lenguaje como la vida social toda, imponía el estilo de llaneza y claridad, sea huyendo de los modelos clásicos, como peligrosa disipación del espíritu, sea repudiando abiertamente, en pro de la mayor comprensibilidad, el tratado De barbarismo publicado hacía poco por Donato para contener la evolución del idioma.
Pero llaneza y claridad no son vulgarismo ni rusticidad, como lo prueba el mismo obsesionante escrúpulo de purismo que san Agustín muestra al justificarse hasta en tres ocasiones por escribir ŏssum en vez de os 11, y como igualmente lo prueba el trabajo de san Jerónimo en excluir de la Vulgata muchas formas del latín hablado que la ítala empleaba. La Iglesia, en definitiva, no hace sino proclamar el principio «escribo como hablo» que Juan de Valdés ponía por norma estilística en los comienzos de la nueva edad que para el español abre el Renacimiento; la Iglesia no tiende al habla vulgar sino a la conversacional o corriente, no vulgar sino docta; así lo revela la multitud de helenismos y neologismos de toda clase que introdujo para altas necesidades del pensamiento.
Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)
NOTAS
4 Véase atrás cap. I, § 4.
5 Mohl, Chronologie, p. 38.
6 H. Rönsch, Itala und Vulgata, 1869, pp. 482 y 470 ss.
7 Epist. XXII, 30.
8 In Psalm. 36, 26 (Migne, Patrol, 36º, col. 386).
9 En la época arcaica usó ossum Pacuvio; cuatro y cinco siglos después lo usan la Biblia ítala, el jurisconsulto Ulpiano, Tertuliano y otros; pero, a pesar de eso, más tarde san Jerónimo lo excluye de su Vulgata.
10 In Psalm. 138, 15 (Migne, Patrol. 37º, col. 1796).
11 «Quod vulgo dicitur ossum, latine os dicitur ... Nam possemus hic putare os esse ab eo quod sunt ora, non ... ab eo quod sunt ossa ... Melius est reprehendant nos grammatici quam non intelligant populi» In Psalm., 138, 15 (Migne, Patrol. 37º, col. 1796). «Mallen quippe cum barbarismo dici ... ossum ... quam ut ideo esset minus apertum, quia magis latinum est», Doctr. Christ., Ill, 7 (Migne, Patrol., 34º, col. 67). En otro lugar insiste: «El predicador que habla a indoctos no debe repugnar decir ossum en vez de os (Doctr. Christ., IV, 3): «Cur pietatis doctorem pigeat imperitis loquentem, ossum potius quam os dicere?».
CAPÍTULOS ANTERIORES:
PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES
CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.
* 1.- 1. LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS
* 2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA
* 3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS
CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS
* 4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA
* 5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA
* 6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA
* 7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA
* 8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES
* 11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)
* 12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS INDÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA
B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE
CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL
* 13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS
* 14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL
* 15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA
* 16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO
PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN
CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA
* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE
* 19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO
* 20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO
CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN
Diseño gráfico:
La Garduña Ilustrada
Imagen: letra B, variaciones sobre el alfabeto Holbein.
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