Blogia
Obras de Diego Catalán

DISQUISICIÓN 3ª: TIEMPO EN QUE SE ESCRIBIÓ EL LIBER BEATI IACOBI

62.- 2. RETOQUES DE 1137-1139 Y PRESENTACIÓN DE LA OBRA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA C. 1140-1143

 

2. RETOQUES DE 1137-1139 Y PRESENTACIÓN DE LA OBRA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA C. 1140-1143

      2.1. Sólo con posterioridad a la redacción del conjunto de la obra, pero todavía antes de que el Iacobus fuera copiado en el original de biblioteca llamado Codex Calixtinus, se hicieron en el interior de ella algunas adiciones actualizadoras (fenómeno muy frecuente en la transmisión de textos medievales) por los años de 1137 a 113929. En cambio, el relato de un milagro de Santiago ocurrido en Vézelay el año 1139 sólo se añadió ya fuera del cuerpo de la obra, en el bifolio suelto que contenía la bula de Inocencio II (con las confirmaciones cardenalicias del a. 1140), referente a la autenticidad del libro y a la protección merecida por los portadores del códice calixtino.
      Cuando, después de 1140, el presbítero Aimeri y su compañera Gerberga entregaron en Compostela el Codex Calixtinus a la catedral apostólica, la silla debía de hallarse vaca, tras el fallecimiento en ese año 1140 del arzobispo Diego Gelmírez. Seguramente también había muerto el canciller Aimeri (1141) y quizá el papa Inocencio (1143). El desorden de la iglesia compostelana hasta la instauración del arzobispo Pedro Helias (1143) 30 sin duda facilitaría los planes del atrevido falsificador poitevino y de sus valedores en Compostela.
      La aceptación del Codex Calixtinus por la iglesia compostelana cuando fue en ella presentado nos parece segura 31 en vista de los milagros añadidos al códice en Santiago de Compostela el año 1164 (o poco después) en un folio adicionado. Pero ya antes de esa fecha debían circular copias de la obra, puesto que entre los descendientes del Codex Calixtinus contamos con varios textos en que esa adición de c. 1164 aún no se había producido 32. También remonta evidentemente al estado del códice anterior a 1164 (o años inmediatos) el prototipo del Libellus (o Liber beati Iacobi reducido), según pone de manifiesto el nuevo corpus de milagros del santo que en toda la descendencia manuscrita de esta nueva estructura hallamos 33.

      Del prestigio que en el último cuarto del siglo gozaba el Codex Calixtinus es prueba fehaciente la carta dirigida al abad y monjes de Santa María de Ripoll por Arnaldus de Monte, monje de dicho monasterio, quien, en el curso de una peregrinación a Santiago el año 1173, extractó el Liber beati Iacobi para edificación de los monjes de su monasterio 34. Naturalmente, en el extracto de Arnaldus, el “Libro de los milagros” tradicional aparece ya completado, no sólo con los procedentes de los sermones de Calixto (Lib. I) y con el escrito por el Abad de Vézelay (relativo al a. 1139), sino con los del niño resucitado (a. 1164) y el de la cara torcida, adicionados en el folio suelto 223, que debió ser adosado al Codex Calixtinus no mucho después de esa fecha 35.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

 

NOTAS

28 Historia Compostellana (ed. E. Falque, 1988), Lib. III, cap. 26 (pág. 463).

29 En el cuerpo original del Liber beati Iacobi se añadieron algunas referencias a hechos recientes que hemos de considerar interpolaciones de última hora. Un caso claro lo constituye el milagro 12 del “Libro de los milagros” (Lib. II, c. 12), en favor del colono Raimberto, milagro que se dice ocurrido el año 1135: su inclusión rompe la serie cronológica de milagros que, heredada de atrás, incluía el Ia cobus, pues los que le anteceden se fechan c. 1100, en 1108, en 1080, en 1090, en 1100, en 1101, en 1102, en 1103, en 1104, en 1105 y en 1106, y los que inmediatamente le siguen en 1107, en 1110, etc. Pero su adición es anterior a la composición por Aymericus Picaudus del himno Ad honorem regem summi en que se recuerdan todos estos milagros en el mismo orden que en el Liber II. Otros dos casos evidentes hallamos en la “Guía del peregrino”, cuando, al describir una lámpara donada por Alfonso Rey de Aragón, el autor desea que el alma del donante descanse en paz (Lib. V, c. 9), toda vez que el rey “Batallero” murió en 1134, y cuando, para clarificar el tiempo en que se comenzó la construcción de la catedral de Santiago (que, de acuerdo con la Historia Compostellana, se sitúa en la era MCXVI, a. 1078), se pone ese momento en relación con el año de “la muerte de Alfonso famoso y esforzado rey aragonés”, 1134, y de las de “Enrique Rey de Inglaterra”, 1135, y “Luis el Gordo rey de los francos”, 1137.

30 Inocencio II fue inflexible en su decisión de no aceptar la elección de don Berenguer Obispo de Salamanca para cubrir la vacante. Su negativa mantuvo largo tiempo vaca la iglesia compostelana. Este hecho y los poco halagüeños años finales del arzobispado de Diego Gelmírez mantuvieron a la iglesia metropolitana en gran abatimiento.

31 A pesar de que, en opinión de los expertos, no fueran cumplidas las terminantes ordenes de Calixto “al clero de Santiago”, de que usasen “en su basílica todos los días (exceptuados el de la Natividad del Señor, los de la Cena y la Parasceve y el sábado siguiente y el de Pascua y el de Pentecostes)” el nuevo ritual expuesto en el Iacobus (Carta del santo papa Calixto, dada, supuestamente, el 13 de enero s. a., en Letrán).

32 El caso más claro es el del ms. Add. 12213 del British Museum, Londres, arriba citado (n. 8 de la Disq. 1ª). Contiene, según ya advertimos, una copia completa del Codex Calixtinus que acaba (f. 182v) con la transcripción del Alleluia in Greco. Incluye, por lo tanto, la marcha Ad honorem regis summi (completa), la epístola de Inocencio II y el milagro de 1139 escrito por el abad Albericus de Vézelay; carece, en cambio, de los dos milagros versificados del niño resucitado (a. 1164) y de la cara torcida del hijo del vizconde poitevino, añadidos al Codex Calixtinus, ya en Santiago, en el recto del folio suelto adicionado 223, así como las restantes piezas incorporadas aún más tarde al Codex Calixtinus. Aunque es un manuscrito del s. XIV (y, quizá, compostelano) “brillantemente” decorado, ello no implica necesariamente que sea copia directa; pudo tener presente una copia antigua, anterior a 1164, pues nada impide que del famoso códice se hicieran copias varias. También se “detiene” en este punto (pero sin copiar el Alleluia) el ms. (también del s. XIV) Arch. S. Pietro c. 128 de la Bibl. Apostólica Vaticana, Roma, “copia minuciosa del Códice de Compostela” (Díaz, 1988, pág. 137). El códice Alcobaça 334/CCCII de la Biblioteca Nacional de Lisboa (de fines del s. XII o comienzos del s. XIII) no es un Liber beati Iacobi, pues, además de las piezas jacobeas, contiene un conjunto de textos relativos al culto y milagros de san Martín, relacionado con la iglesia de Tours; pero el formador de la obra conoció un Iacobus completo, ya que no sólo incluye materiales de sus cinco libros, sino que entre ellos figuran la epístola inicial de Calixto (pieza núm. 2 de la nómina establecida por Díaz, 1988, págs. 103-118) y demás discursos (sermones) calixtinos, el milagro del año 1135 referente al colono Raimberto, intercalado en el mismísimo lugar que en el Codex Calixtinus, las dos versiones de la “Translación”, junto con el capitulito De tubis, todo el texto de Turpin, con los capítulos calixtinos referentes al hallazgo del cuerpo del Arzobispo y lo sucedido en Galicia tras la muerte de Carlomagno, la marcha final de Aymeri Picaud, la epístola de Inocencio II, en que se recomienda a los donantes a Santiago del Codex Calixtinus (Aimerí y Gerberga) y el milagro de 1139 (integrándolo al final del corpus tradicional de milagros). ¿Qué duda puede caber a la crítica textual para considerarlo descendiente del Codex Calixtinus? Obviamente, ninguna (pese a los críticos que elucubran con supuestos estados previos, indocumentados, del Liber beati Iacobi, como David, 1945-1949, I. 30-41, y, tras él, Díaz , 1988, págs. 42, 139 y 312); es evidente que el autor de esta obra conoció el códice compostelano (o una copia del mismo) tal como era en los años 1140-43 a 1164 (antes de la adición de los dos milagros del folio 223).

33 Véase atrás, n. 10. Si el creador del Libellus hubiera conocido el milagro de 1164 (el niño resucitado) y el otro milagro compañero de éste (el de la cara torcida), añadidos al Codex Calixtinus en el folio adicionado 223, así como los de fecha posterior, los habría incorporado a su nueva versión del corpus de milagros, como hizo con los que halló en el interior del Liber y en el bifolio final. Por lo tanto, el Liber utilizado acababa con la epístola de Inocencio II alusiva a la entrega del Codex Calixtinus por Aimeri Picaud y Gerberga (epístola que también incluyó en su versión acortada de la obra) y con el milagro de 1139 escrito por el Abad de Vézelay, esto es, tal como acababa el Codex Calixtinus entre 1140-43 y 1164.

34 El extracto y la carta de Arnaldus de Monte se conservan en el Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona, Ripoll 99. Gracias a la carta conocemos el nombre del monje copista, su procedencia, la fecha de su peregrinación a Santiago y sus propósitos al extractar el Iacobus.

35 El monje Arnau comenzó su copia (la sign. 1 se halla en el pliego V, f. 35r) por el Libro II de los milagros, cuyo corpus tradicional completó entresacando del Codex Calixtinus otros milagros que en él se hallaban dispersos: los citados por Calixto en el sermón del Lib. I, cap. 2, referentes al castigo de los transgresores de la fiesta de Santiago, los dos versificados en la Adición constituida por el folio suelto 223 (uno de ellos ocurrido el a. 1164) y el que sigue a la epístola de Inocencio II ocurrido a Bruno de Vézelay (a. 1139). A continuación incluyó la epístola de Inocencio II confirmatoria de la autenticidad del Codex presentado a la iglesia compostelana por Aimeri Picaud y su compañera. Después procedió a copiar la mayor parte del Libro III sobre la “Translación”; el IV (crónica de Turpín), del que omitió la llamada a la cruzada de España (cap. 26) y extractos del V (caps. 1, 4, 6, haciendo constar que omitía lo relativo a los buenos ríos, 7, 8, 9 y 10). Sólo después de acabada esta labor volvió atrás y se interesó en la copia de ciertas secciones del Libro I: además del Prólogo, extrajo de él los sermones del papa Calixto (caps. 2, 5, 6, 9) y resumió el oficio de la octava de la translación, atribuido también a Calixto (c. 20); al copiar el sermón del c. 2 omitió los milagros que ya había transcrito. Una vez concluida su copia incompleta decidió anteponer los folios basados en el Libro I a los que había copiado anteriormente y reordenó los pliegos (véase Whitehill, 1944b, págs. XXI-XXV). Puesto que la obra extractada por el monje Arnau tenía la misma extensión y el mismo texto que el Codex Calixtinus, según reconoce Díaz (1988, pág. 77), me parece falto de lógica el seguir especulando acerca de la posibilidad de que el monje hubiera hallado en la catedral de Santiago de Compostela “otro” manuscrito diverso que el que hoy se encuentra en ella (carece de fuerza argumentativa la mera afirmación hecha por Díaz de que “la utilización del mismo ejemplar que hoy se conserva en Compostela no está probada fuera de toda duda”, pág. 77, n. 167, pues se trata de una innecesaria concesión a Hämel, 1936, cuyos argumentos en favor de tal supuesto “son muy poco convincentes”.

 ÍNDICE

CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO
* 45
3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO
* 46 4. EL PRÓLOGO LINAJÍSTICO

* 47 5. ESTRUCTURACIÓN DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA

* 48 6. EL RODRIGO CONSERVADO Y LA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO ÉPICO

CAPÍTULO VII: TEMA VII. LA HISPANIZACIÓN DE LA ÉPICA CAROLINGIA: EL RONCESVALLES

* 49. 1. EL FRAGMENTO MANUSCRITO DE PAMPLONA
* 50. 2. IMPORTANCIA DEL MANUSCRITO DE PAMPLONA

CAPÍTULO VIII: TEMA VIII. EL TESTIMONIO DEL ROMANCERO ACERCA DE LA ÉPICA

* 51. 1 CONSIDERACIONES PREVIAS
* 52. 2. LOS ROMANCES RELACIONADOS CON CANTARES DE GESTA SOBRE TEMAS ESPAÑOLES

* 53. 3. LOS ROMANCES RELACIONADOS CON CANTARES DE GESTA SOBRE TEMAS FRANCESES

CAPÍTULO IX: IX AIMERI PICAUD, AUTOR DE LOS CINCO LIBROS DEL IACOBUS

CAPÍTULO X: DISQUISICIONES

* 54 DISQUISICIÓN 1ª: AIMERI PICAUD, AUTOR DE LOS CINCO LIBROS DEL IACOBUS
*
55 2. TRAS EL PSEUDO CALIXTO II, AUTOR DEL IACOBUS, SE ESCONDE EL POITEVINO AIMERI PICAUD, ALIAS OLIVIER D’ASQUINS-SOUS-VÉZELAY
* 56 3. EL IACOBUS ES OBRA FRANCESA, PERO VINCULADA A LOS INTERESES DE LA IGLESIA APOSTÓLICA DE COMPOSTELA.
* 57 4. EL IACOBUS ES OBRA PERSONALÍSIMA DE SU AUTOR, AIMERI PICAUD
* 58 1. DISQUISICIÓN 2ª: UNIDAD DEL LIBER BEATI IACOBI

* 59 2. COMUNIDAD DE PRINCIPIOS E INTERESES JACOBEOS

* 60 3. DETALLES VARIOS QUE TRABAN ADICIONALMENTE ENTRE SÍ LOS CINCO LIBROS DEL IACOBUS
* 61 DISQUISICIÓN 3ª: TIEMPO EN QUE SE ESCRIBIÓ EL LIBER BEATI IACOBI

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

61.- DISQUISICIÓN 3ª: TIEMPO EN QUE SE ESCRIBIÓ EL LIBER BEATI IACOBI

 

DISQUISICIÓN 3ª: TIEMPO EN QUE SE ESCRIBIÓ EL LIBER BEATI IACOBI

      El estudio del contenido del Liber beati Iacobi nos permite fechar con gran precisión la redacción de la obra1.

      1. LA REDACCIÓN DE LA OBRA ES DE 1131-1134.

       1.1. La “Guía del peregrino” y la “Crónica de Carlomagno” reflejan claramente un mapa político de la región pirenaica que corresponde, de modo exclusivo, a los años 1131-1134.
      La “Guía” (Lib. V, c. 7), tras describir por lo largo las bárbaras costumbres de los inicuos navarros, explica:

“Después de la tierra de estos, una vez pasados los Montes de Oca hacia Burgos, sigue la tierra de los españoles, a saber Castilla y Campos...” (lat.).

      Esta frontera, que deja a Nájera, Santo Domingo, Redecilla, Belorado y Villafranca del lado navarro, sólo corresponde a tiempos posteriores al reinado de Alfonso VI (=1109), y anteriores a la muerte de Alfonso I de Aragón (7-set-1134). Muerto el rey “Batallero”, aunque García Ramírez fuera inicialmente reconocido rey en Nájera no pudo mantener esos territorios como parte del reino navarro y ya antes de finalizar el año 1134 hubo de cederlos a Alfonso VII (Catalán, 1975, págs. 116-117, núm. 134, 135)2.
      En la “Crónica” (Lib. IV, c. 3), Baiona (‘Bayonne’) es considerada como una de las ciudades de España conquistadas por Carlomagno 3. Este dato, lejos de ser indicio de que el Pseudo-Turpín desconocía la geografía pirenaica (como piensa Meredith-Jones, 1936, págs. 78 y 277-278), muestra (como ya señaló Dozy, 1881, II, págs. 416-418) que el autor escribía entre 1131 y 1134, en los años del reinado de Alfonso I inmediatos a la famosa “hueste de Bayona” (1131), después de que el rey aragonés, tras largo sitio, la incorporase a su señorío 4.
      En documento de diciembre de 1131 (fuero de Calatayud) Alfonso I se declara reinante de Bilforado usque ad Pallares et de Bayona usque in Regalis Monte 5.
      En la “Guía del peregrino” se acusa a los portazgueros de Hostaualla (‘Ostabat’) y de la uilla sancti Iohannis et sancti Michaelis pedis portuum Cisere (‘Saint-Jean’ y ‘Saint-Michel-Pied-de-Port’) de extorsionar a los peregrinos y, seguidamente, se responsabiliza al “rey de Aragón y demás potentados que reciben de ellos los dineros del tributo” (Lib. V, c. 7). Muerto Alfonso I (1134), una vez que Navarra y Aragón se separan, es imposible que esos portazgueros transmitieran dineros del portazgo al rey aragonés. Todo lo más, podría ser que el rey navarro, García Ramírez, ejerciera durante algún tiempo señorío en ellos; pero más bien parece que entraron bajo el dominio del duque Guillaume X de Aquitania, toda vez que, según testimonia Hugo Pictavinus, monje de Vézelay, en su Historia Vizeliacensis, escrita bajo el abaciado de Ponce de Montboissier (1138-1161), cuando en 1137 la hija de Guillaume X, Aliénor, heredó el ducado y contrajo matrimonio con el futuro Louis VII, “le Jeune”, el Rey de Francia “adquirió toda Aquitania, Gascuña, Vasconia y Navarra hasta los montes Pirineos y hasta la Cruz de Carlos” (lat.) 6.
      En ese mismo cap. 7 de la “Guía del peregrino”, al describir la “Cruz de Carlomagno” en la cima de Altobiscar, se consigna, que desde la cumbre, “pueden verse el Mar Británico y el Mar Occidental y las tierras de tres países: de Castilla, de Aragón y de Francia” (lat.). La referencia al reino de Aragón sólo tiene sentido admitiendo que las tierras navarras son parte de “Aragón”, lo cual, una vez más, deja de ser cierto a partir de 1134.
      Al acusar a los bateleros de los dos ríos no vadeables que corren a un lado y otro de Saint-Jean-de-Sorde, en Gascuña (véase Disq. 2ª, nota 4), y a los portazgueros de Ostabat y Saint-Jean y Saint-Michel-Pied-de Port, en Vasconia (véase Disq. 2º, nota 3), de explotar y maltratar a los peregrinos, el autor de la “Guía” se revuelve contra los señores de quienes unos y otros dependen y, tras acusarlos de connivencia en los actos delictivos, hace recaer sobre ellos la excomunión. Los personajes citados son Raimundus de Solis (uno de los sucesivos Raymond de la casa de Soule) y Uiuianus de Acromonte (sin duda, Vivian I d’Aigremont) y el Uicecomes de Sancto Michaele (‘el Vizconde de Saint-Michel’), en relación con los portazgueros, y Arnaldo de Guinia (sin duda, Arnaud I de La Guigne), en relación con los barqueros; todos ellos personajes de c. 1130 (Vieillard, 1938, pág. 23; David, 1945-1949: III, pág. 194)7.
      Por otra parte, es de notar que, cuando el autor de la “Guía” pasa a España por el puerto de Cízara, sólo existía en los pasos el Hospital y capilla de Roldán, en Ibañeta 8, y no el de Nuestra Señora (o “Casa Real”) de Roncesvalles. Aunque la “Casa Real de Roncesvalles” fue fundada en 1127, consta, por la Pretiosa 9, que hasta 1132 no tomaron posesión del lugar los canónigos regulares de San Agustín; en cuanto a las fundaciones en que se sustentó el hospital, sabemos que fueron constituidas entre 1134 y 1137, año en que por bula de Inocencio II (Anagni, 5 de mayo, 1137) se produjo la confirmación de la fundación10. Como destaca Louis (1956, págs. 385-387 y nn. 74 y 76), el Hospital sólo debió de empezar a ser activo a raíz de estas dotaciones.
       Asimismo, cuando el autor de la “Guía” describe el interior de la iglesia compostelana (Lib. V, c. 9), ignora que al altar del Apóstol hubiera sido incorporado “el argenteo retablo que... fue colocado sobre dicho altar el año 1135” (López Ferreiro, 1898-1911: IV, pág. 244)11.

      1.2. En vista de esta serie de datos concurrentes, que exigen situar la redacción de la obra en los primeros años 30, entre 1131 y 1134, antes de que se propague la noticia de la muerte en setiembre de ese año de Alfonso I de Aragón, nada tiene de extraño que los conocimientos geográficos que exhibe el Pseudo-Turpín, a propósito de las supuestas conquistas de Carlomagno en Hispania, apunten hacia esos mismos tiempos, según vamos a ver.
      Al enumerar las ciudades de Galicia, resulta llamativa la inexistencia de cualquier indicio de autonomía del condado-reino portucalense12, lo cual sería imposible después del encuentro de Valdévez (1141) y muy extraño por los años de 1135-1137 cuando Alfonso Henriques y García Ramírez de Navarra se amparan mutuamente en sus intentos de substraerse a la autoridad imperial de Alfonso VII13; por otra parte, es bien significativa la ausencia de cualquier mención de las ciudades de la Belata (Lisboa, Santarém y Sintra) perdidas en 1094 y que Alfonso I de Portugal recobrará en 1147. Después de esta fecha, su olvido sería imposible, dada la resonancia internacional de la empresa que hizo posible esa reconquista.
       Al enumerar, agrupadas en un bloque, las ciudades de la Extremadura castellana 14 (y sólo más tarde las del reino de Zaragoza), se citan Medinacelim, Osma y Seguncia (‘Sigüenza’), que fueron reincorporadas a Castilla por Alfonso VII, sacándolas de manos aragonesas, entre 1122 y 1127, e incluso Berlanga, en la cual los aragoneses ejercían aún su dominio en 1131 (pero que no mucho después debió entrar en el de Alfonso VII) 15; en cambio, según ya sabemos, la frontera castellana, más al Norte, no pasaba de Burgos.
      En la Transierra, dado lo completa que es la lista de lugares16, debe considerarse significativa la ausencia de referencias a las ciudades de la “tierra de la mora Zaida” que gobernó Alvar Háñez en días de Alfonso VI, hasta perderlas, una tras otra, entre 1108 y 1113/1114 (Cuenca, Huete, Uclés, Ocaña, Zorita), y también la omisión de Oreja, perdida igualmente en 1113 17 y que sólo será reconquistada por Alfonso VII en 1138.
      En la frontera del Tajo y el Guadiana frente a Toleta (‘Toledo’), hay que destacar, igualmente, el olvido de Coria, perdida en 1113 y que reganará Alfonso VII en 1142, y de Cáceres y Montánchez, que serán conquistadas en 1165-1166 por Geraldo Sempavor; en cambio, se nombra a Kalatrava, Badaioth, Turgel (‘Trujillo’), Talavera Godiana (‘Talavera la Real’ o ‘sobre Guadiana’) y Emerita, sin duda plazas musulmanas, pero que el autor debía de tener presentes a causa de las recientes cabalgadas de Alfonso VII y los encuentros cristianos con Tašfīn b. ﺀAlī ocurridos, en los años de 1132 a 1134, en esos territorios18.
      Los muy completos conocimientos, de que hace gala el autor, sobre las ciudades costeras, no sólo hispanas, sino también africanas, dependientes de los almorávides 19 creo que se deben a la importancia adquirida por la guerra marítima en el primer cuarto del s. XII gracias a la pericia de Ibn Maymūn, el almirante al servicio de los emires almorávides 20. Corrobora esta impresión el empleo de los nombres Avitus y Maimon al enumerar a los auxiliares de Aigolandus (Lib. IV, c. 9), pues una buena parte de la onomástica utilizada para presentar de forma animada el campo sarraceno durante las guerras de Carlomagno en España está inspirada en la de famosos caudillos del periodo almorávide, según ya observó Dozy (1881, II, págs. 409-416). También estos nombres de sarracenos tomados de la historia contemporánea apuntan más bien a las décadas de los 20 y los 30 que a la de los 40 21.
      La curiosa lista de gentes encuadradas en el inmenso ejército reunido por Aigolandus para invadir Gascuña (Lib. IV, c. 9):

“Sarracenos, Mauros, Moabitas, Ethiopes, Sarrannos, Pardos, Affricanos, Persas”

merece asimismo atención, pues tanto los “Serranos” como los “Pardos” son “gentes” de Hispania nombrados precisamente por las fuentes de tipo local relativas a la España cristiana de la primera mitad del s. XII. La Crónica de la población de Ávila cuenta que, siendo Alfonso Raimúndez niño, los “serranos” de Avila, que eran el clan al que pertenecían los mejores hidalgos de la villa, negaron señorío en ella y defendieron la entrada al padrastro del rey niño, Alfonso I de Aragón (probablemente en 1116)22. Según una de las Crónicas de Sahagún, que en su original latino (perdido) fue escrita por un monje del cenobio cluniacense, “los onbres que moravan allende del rrío de Duero e son llamados bulgarmente pardos”, aliados entre 1110 y 1116 del rey Alfonso I de Aragón, fueron los responsables de la intervención aragonesa en Castilla y Tierra de Campos (“seguíanlo muchedunbre de honbres, los que se llamavan pardos, los quales toda la tierra desde Palencia fasta Astorga rrovaron”)23.

      1.3. El libro IV sobre la cruzada de Carlomagno en España lleva como complemento, según ya hemos dicho, un llamamiento a la cruzada de España atribuido a Calixto II, que el usurpador de su nombre sitúa históricamente el 25 de marzo de 1123 en el Ier concilio de Letrán. El Pseudo-Calixto alude en él de una forma muy general a los múltiples males que los sarracenos han infligido a la cristiandad española; pero, como final, concreta:

“No puede decirse con palabras cuántos mártires, esto es, obispos, abades, sacerdotes y demás cristianos yacen enterrados iuxta urbem Osquam et in Campo Laudabile et in Campo Letorie y en otros territorios limítrofes de cristianos y sarracenos en donde hubo guerra. Yacen a millares” (lat.).

      Aparte del cementerio ‘junto a la ciudad de Huesca’, la identificación de los camposantos indicados resulta problemática 24; pero me inclino a aceptar que Letorie hace referencia a ‘La Litera’. Parece, pues, que la convocatoria tiene especialmente presente el peligro musulmán en la frontera entonces más próxima al Sur de Francia, la del reino moro de Lérida. Desde luego, el momento de mayor angustia para los cristianos de la franja norte pirenaica es a raíz del gran desastre ante Fraga el año 1134, en que hallaron la muerte muchos y muy relevantes personajes, tanto eclesiásticos como seglares, de ambos lados del Pirineo 25, y de la muerte casi inmediata del rey aragonés que dejaba en dudoso destino su reino 26. Pero también fue sonada la muerte del obispo don Esteban de Huesca y de Gaston de Verán en mayo/junio de 1130, derrotados por el gobernador de Valencia Yintān ibn ﺀAlī al-Lamtunī 27, y en 1128 los moros de Lérida habían entrado hasta Lascuarre, acercándose a Roda27; a pesar, pues, de los grandes éxitos militares de Alfonso I y de sus aliados los obispos y señores “francos”, en esos años los obispados, abadías y santuarios del viejo reino aragonés de Pedro I no podían aún considerarse libres del peligro almorávide.

      1.4. Las observaciones anteriores, tomadas en conjunto, hacen preciso situar la redacción del Liber beati Iacobi o, al menos, los conocimientos de su autor sobre Gascuña, Vasconia, Navarra y el resto de España, entre los años 1131 y 1134, y sugieren que Aymericus Picaudus hizo en ese tiempo el recorrido de la vía aquitana hasta alcanzar la cumbre de la cruz de Carlos y siguió el camino de Santiago por tierras navarras, castellanas, de Campos y gallegas hasta la ciudad de Compostela y Padrón. Esta fecha coincide llamativamente con el año 1131, en que según la Historia Compostellana llegó a Santiago Aymericus, canónigo del Santo Sepulcro de Jerusalén, con cartas de recomendación del patriarca Stephanus († 1130) para el arzobispo compostelano Diego Gelmírez 28.

Diego Catalán: "La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación" (2001)

NOTAS

1 Los primeros en hacer observaciones precisas acerca de las fechas en que se compuso la obra fueron Dozy (1881, págs. 372-431) y Bédier (1912-1913, III, págs. 68-88). La crítica posterior, más que avanzar respecto a Dozy y Bédier, oscureció los hechos cronológicos. Creo, por tanto, preciso volver sobre el conjunto de datos utilizables.

2 Reed. en Catalán 1989, págs. 296-321. García Ramírez fecha un documento de 1134 consignando “anno quo mortuus fuit rex Adefonsus et fuit eleuatus rex Garsias regem in Pampilona et in Nagara, in Alaua et in Bizcaia et in Tutela et in Monson”; pero ya el 10 de noviembre de ese año (“in anno quo mortuus fuit rex Aragonensis”) Alfonso VII se dice “imperator... in Toleto regia urbe, Legione et Castella et Nagera”.

3 Se la nombra formando parte de un bloque de ciudades navarro-aragonesas, tras Pampilonia y antes de Iacqua (‘Jaca‘) Osqua (‘Huesca’), Terraciona (‘Tarazona’) y Barbastra. En la “Guía del peregrino” se aclara que, atravesando el tellus Basclorum camino del puerto de Cízara, queda al Norte, hacia la costa, la ciudad de Baiona (c. 7).

4 Como ya señaló Dozy (1881, pág. 417) un documento de Alfonso I de 1130 (era 1168) se fecha “in illo anno quando rex fecit naves et galeras in Bayona ut caperet illam”. Varios documentos del año 1131 (dos de ellos del mes de mayo) aluden en su datación a que fueron escritos “anno que Baionam obsidebat”, “ipso anno quando obsidebat Baionam”, “stante rege Ildefonso super Baionam” (Arco, 1948, págs. 37-38). En octubre de ese año Alfonso I hace su famoso testamento en que deja sus reinos a las Órdenes Militares y lo fecha “in obsesione Baione” (V. de la Fuente, 1866, págs. 393-395). La Chronica o Historia Adefonsi Imperatoris hace alusión al cerco de Bayona

al tratar del conde castellano Petrus de Lara (el antiguo amante de la reina doña Urraca), enemigo de Alfonso VII (§ 19): cuenta cómo, deseando hacer la guerra en Castilla, va en busca de Alfonso I, que estaba combatiendo a Bayona, con el propósito de inducirlo a que acudiera a ella, pero “estando allí, vino el Conde de Tolosa Alfonso Jordan a aquella ciudad para defenderla, enterado de lo cual el conde don Pedro retó a lid singular al conde tolosano y uno y otro salieron al combate como dos fuertes leones; el conde Pedro fue herido por la lanza del conde Alfonso y, habiendo caído del caballo, se le quebró un brazo y a los pocos días murió, mientras que el conde tolosano quedó ileso” (lat.). La noticia reaparece en los Anales navarros perdidos que utilizó Alfonso X. La Versión crítica de la Estoria de España (“Crónica de Veinte Reyes”) consigna: “Desí a pocos de días fizo el rrey don Alfonso de Aragón la hueste de Vayona e ovo muy grant batalla, e murió (var. murieron) y el conde don Pedro de Lara e don Alfonso Jordán. E la muerte del conde fue en esta guisa: cayó el cauallo con él e quebró al conde todo e por este achaque murió” (mss. L, Ss, N, J). Dado que Alfonso Jordán no murió entonces, debe de faltar “matólo” ante su nombre.

5 V. de la Fuente (1865, pág. 537).

6 Véase Luc d’Achery, Spicelegium, ed. de 1723, II, pág. 558.

7 Jaurgain (1898, pág. 235) desorientó durante algún tiempo a la crítica al suponer que los personajes aludidos eran Vivian II, Arnaud II y Raymond-Guillaume, lo cual haría preciso retrasar el Codex Calixtinus a los años 70 avanzados (algo, por lo demás, imposible). Ya Bédier (1912-1913, pág. 105, n. 1) sugirió que se debía pensar en Arnaud I de Laguigne y en Vivian I de Gramont.

8 Según ha ilustrado Louis (1956, pág. 287-388), el pequeño monasterio de San Salvador de Ibañeta era ya antiguo cuando Sancho, el de Peñalén, lo donó en 1071 al Obispo de Álava para que fuera regido por la abadía de Leire (véase también Lacarra 1949, págs. 100-103); pero sólo a partir del segundo cuarto del s.XII aparece en los documentos eclesiásticos con la denominación de Capella Carola Magni (1127); la denominación que emplea la “Guía”, Hospitale Rotolandi, se halla también atestiguada en otro documento eclesiástico de 28 de junio de 1174: Hospitalis de Summo Portu, quod Sancti Saluatoris et Capella Rollandi nominatur.

9 Eds. de Vázquez de Parga/ et al., 1948, II, págs. 66-70 y Salvador Martínez, 1980, págs. 279-293.

10 Kehr, 1928 n. 32.

11 Dada “la minuciosidad con que está descrito el altar del Apóstol, incluyendo el frontal y el baldaquino” (según subraya López Ferreiro, 1898-1911: IV, pág. 244) el autor no habría omitido una referencia al retablo, si ya existiera.

12 Se nombran como parte de la Galetia todas las diócesis hasta Colimbria, reconociendo el carácter metropolitano de Brachara (cfr. Dozy, 1881, pág. 383).

13 Aunque la parcialidad de las fuentes hace difícil el establecimiento de una versión suficientemente objetiva de la evolución de las relaciones legales y de poder entre el conde portugués y el rey de León durante estos años, parece claro (aún en la Historia Adephonsi Imperatoris, §§ 73-81) que la declaración del Imperio por Alfonso VII no fue acatada por Afonso Henriques mientras contó con la rebeldía paralela de García Ramírez para mantener en jaque al Emperador.

14 Detrás de las villas de la Transierra (véase n. 16), nombra las que cito seguidamente en texto, junto con Segouia, Aauilla, Salamanqua y Sepuuulega.

15 En 1121 o principios de 1122 Alfonso I había restaurado la diócesis de Sigüenza, dándole como término las tierras recién sometidas de Calatayud, Ariza, Medinaceli y Daroca. Cuando en 1127 Alfonso I y Alfonso VII firman las paces de Támara el obispado está ya repartido entre los dos reinos, con Sigüenza y Medinaceli como área castellana; sin duda, la paz reconocía unas fronteras de hecho, pues ya en 1124 Urraca y Alfonso VII dominaban en Sigüenza (cfr. Catalán, 1975, págs. 112-118, o, mejor, 1989, págs. 311-317).

16 Cita Auchala, Godalfaiar, Thalamanca, Uzeda, Ulmas, Canalias, Madrita, Maqueda, Sancta Eulalia, Talauera, además de Toleta.

17 Reúno los datos en Catalán, 1975, págs. 107-108 y nn. 57, 61, 64, 74 y 75 (reed. 1989, págs. 305-308 y notas con la misma numeración).

18 Sobre estas algaras cristianas, con resultados muy diversos, véase el relato de Ibn ﺀIḏarī, al-Bayān al-Mugrib, ed. Huici, 1963a, págs. 197-209, y la Chronica Adefonsi Imperatoris, ed. Maya, 1990, II. 24-29).

19 Urbs Besertum (‘la ciudad de Bizerta’), “en la cual se hallan los fortísimos guerreros que el vulgo llama arabit” (lat.); Maioricas insula (‘la isla de Mallorca’); urbs Bugia (‘la ciudad de Bugía’), “que tradicionalmente tiene rey” (lat., al cual sometieron en 1116 los almorávides); Agabiba insula (‘la isla o islas Habibas’); Goharan (‘Orán’), “que es una ciudad de Berbería” (lat.); Meloida (‘Almodia la Pequeña’, citada por la Gran Crónica de Alfonso XI, ed. Catalán, 1976, II pág. 232, al tratar de la campaña de Abū-l-ῌasan contra Tremecén; posiblemente al-Mahdiyya, ‘Médéa’); Evicia (‘Ibiza’); Formentaria (‘Formentera’): Alcoroz (al-Qayrawān, ‘Cartagena’); Almaría; Monequa (‘Almuñecar’); Gibaltaria (‘Gibraltar’); Kartago (‘Carteia’); Septa (‘Ceuta’), “que está en el discrito de Hispania donde el mar se estrecha” (lat.), “y de forma semejante” (lat.) Gesir (‘Algecira’) y Tharuf (‘Tarifa’).

20 Los almorávides contaron para la guerra marítima con una famosa familia, los Ibn Maymūn, que no sólo actuaron en el Mediterráneo, sino en las costas del Atlántico. El Alimemon de la Chronica o Historia Adefonsi Imperatoris que, “reunido un gran número de navíos, llegaba por el Mar Océano contra Galicia y por el Británico y por el Mar Mediterráneo contra las tierras de Ascalón y las regiones de Constantinopla y Sicilia y contra Bari y otras ciudades costeras y contra la región de Barcelona y todos los reinos de los francos combatiendo y depredando y haciendo muchos estragos y mortandades en los cristianos” (lat., II, 9), es Muḥammad ibn ﺀAlī ibn Maymūn, más bien que ﺀAlī ibn ﺀIsà ibn Maymūn. Los continuos ataques a las costas  gallegas, utilizando como bases las islas a la salida de las rías, los fecha la Historia Compostellana en torno a 1115 y 1120 (Lib. I, c. 103 y Lib., II, c. 21). Sobre las expediciones de Muḥammad b. ﺀAlī b. Maymūn en 1121-1122 contra Cortona y contra “Baqurta” (en el reino de Sicilia de Roger), vide Ibn ﺀIḏarī, al-Bayān al Mugrib (ed. A. Huici, págs. 155-158). Sobre ﺀAlī b. ﺀĪsà b. Maymūn., véase atrás Disq. 1ª, n. 59.

21 Dozy (1881, págs. 410-416) fue el primero en llamar la atención respecto a la onomástica que el relato de Turpín utiliza al singularizar a los caudillos sarracenos que actúan al lado de Aigolandus y en apoyarse en ella para negar que ese relato remontase a tiempos pre-almorávides. Las correlaciones más claras son la de Ailis regem Maroc con ﺀAlī ibn Yūsuf ibn Tāšufīn, emir de Marruecos, 1106-1143, la de Ebrahim regem Sibiliae con Ibrāhīm ibn Yūsuf ibn Tāšufīn, gobernador o rey de Sevilla de 1118 (mejor que 1116) a 1122, y la de Texephinum regem Arabum, con Tafīn ibn ﺀAlī ibn Yūsuf, virrey de al-Andalus de 1132 a 1137 (el cual desde 1129 gobernaba ya Granada y Almería). Fatimum regem Barbariae parece recordar a ﺀAbd Allāh b. Fāṭima, gobernador de Sevilla de 1115 a 1118, quien había sido antes gobernador de Fez. Aunque desplazados territorialmente, Auitum regem Bugie y Maimonem regem Meque posiblemente recuerdan al marino Auitus Maimon, que, al servicio de los moabitae ‘almorávides’, se apodera de una nave con peregrinos a Santiago en el “Libro de los milagros”, cap. 7, ya que tanto el nombre de Abbad (pronunciado con imala) como el de Maymūn se dan en la famosa familia de los almirantes almorávides de que hemos hecho mención en la n. 20.

22 Ed. Gómez-Moreno, págs. 24-26. Según este relato, los “serranos” van a Traba en busca del rey niño y lo traen a Ávila. Entre Cantineros y Fontiveros uno de ellos da muerte a un hermano del rey de Aragón. Tras el rompimiento de la paz conyugal entre Alfonso I y Urraca, Toledo y Extremadura se incluyen entre los dominios del rey aragonés en docs. de agosto 1115, marzo, abril y julio de 1116, marzo de 1117, etc.; no obstante, en doc. del 8 de mayo de 1116 se consigna la tripartición “Regnante... Adefonso aragonensium rege in regno suo, in Nazara atque Burgis; regina vero Urraca in Legione atque Gallecia, et infans eius filius apud Toletum et Extrematuram”. Al año 1116 se refiere la información de la Historia Compostellana (Lib. I, caps. 108 y 109) sobre el gobierno del conde Pedro Froílaz, con su pupilo Alfonso Raimúndez, sobre Toledo (Catalán, 1975, pág. 110 y nn. 87-88; 1989, págs. 309-310 y nn. 87-88).

23 Ed. Puyol, págs. 248 y 250. Cfr. Catalán, 1995, nn. 63-66.

24 Dozy (1881, II, pág. 423) sitúa el Campus Laudabilis cerca de Alcalá de Henares y supone que al autor le era conocido por los breviarios el nombre a causa del martirio de los santos Justo y Pastor (ocurrido en el s. IV). Cree Campus Letoriae de pura invención, pese a que Fita (1880, pág. 329a) lo había identificado con la Litera.

25 Murieron los obispos de Huesca, de Roda y de Jaca y el Abad de San Victorián y de los seglares Centulle V, hijo de Gaston de Béarn, Aimeri II de Narbonne y Bertrand de Laon, Conde de Carrión y de Logroño, junto a muchos otros. El obispo Gui de Lescar fue enviado cautivo a Valencia, (Hist. Adefonsi Imp., I, 56-57)

26 El desastre, seguido de la muerte del rey, trajo consigo la retracción de la frontera cristiana hasta Belchite, Zaragoza, Huesca, Barbastro y Monzón.

27 Consignan las muertes del obispo y de Gaston los Anales toledanos Ios, en la era 1168 (a. 1130), y la victoria de Yintān, con el envío de la cabeza de Gaston a Granada en mayo/junio de ese mismo año, Ibn ﺀIḏarī, (ed. Huici, págs. 188-189);

28 Historia Compostellana (ed. E. Falque, 1988), Lib. III, cap. 26 (pág. 463).

 

 ÍNDICE

CAPÍTULO I: TEMA I: LA ÉPICA EN LENGUA VULGAR AL SUR DE LOS PIRINEOS. TESTIMONIOS DEL SIGLO XIII

* 1. LA ÉPICA ESPAÑOLA. NUEVA DOCUMENTACIÓN Y NUEVA EVALUACIÓN (I)
* 2. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS CAROLINGIOS DE LA ÉPICA HISPANA
* 3. EL TESTIMONIO ALFONSÍ. TEMAS ESPAÑOLES DE LA ÉPICA HISPANA
*
4. EVALUACIÓN DEL TESTIMONIO ALFONSÍ
* 5. HUELLAS DE LA ÉPICA EN LOS DOS GRANDES HISTORIADORES LATINOS DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XIII: EL ARZOBISPO DON RODRIGO Y DON LUCAS.
* 6. EL TESTIMONIO DE FRAY JUAN GIL DE ZAMORA: VERSIONES VARIAS DE UNA MISMA GESTA EN EL S. XIII
* 7. OTROS TESTIMONIOS DEL S. XIII. LOS POEMAS EN ROMANCE DEL MESTER DE CLERECÍA Y UNA CRÓNICA LOCAL
* 8. EVALUACIÓN DE LOS TESTIMONIOS DEL S. XIII COMPLEMENTARIOS DEL TESTIMONIO ALFONSÍ.
* 9. LAS COPIAS POÉTICAS TARDO-MEDIEVALES DE CANTARES DE GESTA A LA LUZ DE LOS TESTIMONIOS INDIRECTOS DEL S. XIII SOBRE LA EPOPEYA.

CAPÍTULO II: TEMA II: TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII

* 10 II TESTIMONIOS DE LA POESÍA ÉPICA AL SUR DE LOS PIRINEOS ANTERIORES AL SIGLO XIII
* 11 2. LA HISTORIOGRAFÍA EN LATÍN EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XII Y LA ÉPICA ORAL: LA HISTORIA DE CASTILLA EN LA CHRONICA NAIARENSIS.

*
12 3. ¿ALCANZÓ LA HISTORIOGRAFÍA ÁRABE DE LA PRIMERA MITAD DEL S. XII A CONOCER UN CANTO ÉPICO CASTELLANO?
*
13 4. LA ÉPICA CASTELLANA Y LA ÉPICA FRANCA EN LA ESPAÑA DE ALFONSO VII
* 14 5. LA PRESENCIA AL SUR DE LOS PIRINEOS DE LAS GESTAS FRANCESAS A MEDIADOS DEL S. XII Y LA TRADICIÓN ÉPICA DEL MEDIODÍA EUROPEO
*
15 6. LA GESTA DEI PER FRANCOS EN COMPOSTELA: EL IACOBUS.
*
16 7. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS A PRINCIPIOS DEL S. XII

* 17 8. LA ÉPICA CAROLINGIA AL SUR DE LOS PIRINEOS EN EL S. XI.
*
18 9. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS DE LOS SIGLOS XI Y XII.

CAPÍTULO III: TEMA III: LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA

* 19  III LOS TESTIMONIOS POST-ALFONSÍES DE LA CONTINUIDAD DE LA EPOPEYA
* 20 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA SE HACE CIDIANA: LAS “ENFANCES” DE RODRIGO
*
21 3. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LAS LEYENDAS CAROLINGIAS.
* 22 4. LA OBRA HISTORIAL DEL CONDE DON PEDRO DE BARCELOS Y LA EPOPEYA

* 23 5. LA HISTORIOGRAFÍA POSTERIOR A 1344 Y LA SOBREVIVENCIA DE LOS CANTARES DE GESTA.
*
24 6. EVALUACIÓN SUMARIA DE LOS TESTIMONIOS TARDO-MEDIEVALES ACERCA DE LA LONGEVIDAD DE LA POESÍA ÉPICA

CAPÍTULO IV: TEMA IV: LA ÉPICA MEDIEVAL ESPAÑOLA Y ROMÁNICA. LA HERENCIA DE UNA ORALIDAD PRIMITIVA

* 25 1. ÉPICA DE ORÍGENES ORALES Y ÉPICA CULTA
* 26
2.LOS MODELOS CONTEMPORÁNEOS DE POESÍA NARRATIVA ORAL Y LA ÉPICA MEDIEVAL
* 27 3. EL MODO DRAMÁTICO DE LA NARRACIÓN ÉPICA
* 28 4. EL MOLDE PROSÓDICO Y LA GENERACIÓN DEL DISCURSO ÉPICO
* 29 5. LO FORMULARIO ÉPICO Y LA CREACIÓN ORAL
* 30 6. CREACIÓN Y REFUNDICIÓN
* 31 7. LA ETAPA ÁGRAFA DE LA PRODUCCIÓN ÉPICA. RAÍCES DEL GÉNERO.
* 32 8. LA ESCUELA ÉPICA ESPAÑOLA

* 33 9. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. LA VERSIFICACIÓN.
* 34 10. CARACTERES DE LA ÉPICA ESPAÑOLA. TEMAS Y CONTENIDOS IDEOLÓGICOS
* 35 11. LA INTEGRACIÓN DE LA TEMÁTICA CAROLINGIA EN LA TRADICIÓN ÉPICA ESPAÑOLA

CAPÍTULO V: TEMA V: EL MIO CID

* 36 1. EL MANUSCRITO DE VIVAR Y LA GESTA
* 37 2. EL MIO CID, GESTA CABEZA DE SERIE

* 38 3. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES FORMALES DEL GÉNERO
* 39 4. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LAS CONVENCIONES TEMÁTICAS DEL GÉNERO

* 40 5. EL POETA DEL “MIO CID” ANTE LA MEMORIA DE LAS GESTAS HISTÓRICAS DE RODRIGO
* 41 6. LA “PASIÓN” COMO FUERZA REESTRUCTURADORA DE LA HISTORIA. INTENCIONALIDAD POLÍTICA DEL CANTO ÉPICO
* 42 7. ¿DESDE CUÁNDO SE CANTÓ EL MIO CID?

CAPÍTULO VI: TEMA VI. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL CICLO CIDIANO

* 43 1. LA CREACIÓN DEL PERSONAJE LITERARIO. EL MIO CID Y LAS PARTICIONES DEL REY DON FERNANDO
* 44 2. LAS RECREACIONES JUGLARESCAS Y EL PASADO DE RODRIGO
* 45
3. LAS MOCEDADES DE RODRIGO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL HÉROE: EL SOBERBIO CASTELLANO
* 46 4. EL PRÓLOGO LINAJÍSTICO

* 47 5. ESTRUCTURACIÓN DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA

* 48 6. EL RODRIGO CONSERVADO Y LA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO ÉPICO

CAPÍTULO VII: TEMA VII. LA HISPANIZACIÓN DE LA ÉPICA CAROLINGIA: EL RONCESVALLES

* 49. 1. EL FRAGMENTO MANUSCRITO DE PAMPLONA
* 50. 2. IMPORTANCIA DEL MANUSCRITO DE PAMPLONA

CAPÍTULO VIII: TEMA VIII. EL TESTIMONIO DEL ROMANCERO ACERCA DE LA ÉPICA

* 51. 1 CONSIDERACIONES PREVIAS
* 52. 2. LOS ROMANCES RELACIONADOS CON CANTARES DE GESTA SOBRE TEMAS ESPAÑOLES

* 53. 3. LOS ROMANCES RELACIONADOS CON CANTARES DE GESTA SOBRE TEMAS FRANCESES

CAPÍTULO IX: IX AIMERI PICAUD, AUTOR DE LOS CINCO LIBROS DEL IACOBUS

* 54 DISQUISICIÓN 1ª: AIMERI PICAUD, AUTOR DE LOS CINCO LIBROS DEL IACOBUS
*
55 2. TRAS EL PSEUDO CALIXTO II, AUTOR DEL IACOBUS, SE ESCONDE EL POITEVINO AIMERI PICAUD, ALIAS OLIVIER D’ASQUINS-SOUS-VÉZELAY
* 56 3. EL IACOBUS ES OBRA FRANCESA, PERO VINCULADA A LOS INTERESES DE LA IGLESIA APOSTÓLICA DE COMPOSTELA.
* 57 4. EL IACOBUS ES OBRA PERSONALÍSIMA DE SU AUTOR, AIMERI PICAUD
* 58 1. DISQUISICIÓN 2ª: UNIDAD DEL LIBER BEATI IACOBI

* 59 2. COMUNIDAD DE PRINCIPIOS E INTERESES JACOBEOS

* 60 3. DETALLES VARIOS QUE TRABAN ADICIONALMENTE ENTRE SÍ LOS CINCO LIBROS DEL IACOBUS

Diseño gráfico:

La Garduña ilustrada

Imagen: Alejandro Magno y sus caballeros