45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR
8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR. III. ESPAÑA EN LA ROMANIA
El poder emigratorio de las palabras y la competencia entre formas léxicas más o menos equivalentes configura, como hemos visto, en la Romania áreas variadas, sustentadas en relaciones históricas propias de tiempos diversos. Estas coincidencias léxicas, salvo en casos extraordinarios, son explicadas por los historiadores de las lenguas romances de todo tiempo como resultado, bien de la irradiación de neologismos, bien por conservación de voces antes generales que fueron arrinconadas por nuevas creaciones. En cambio, respecto a las correlaciones sintácticas se duda de que tengan una comunidad de origen, y cuando se observan semejanzas fonéticas, dado que, por principio, todos los cambios fonéticos son «naturales», se recurre a considerarlos poligenéticos, descontando la necesidad de buscar para las analogías factores culturales explicativos. Pero suponer que dos fenómenos evolutivos iguales en el latín de dos regiones de la Romania se hayan producido independientemente por pura coincidencia y no tengan un origen común es hipótesis por lo general más arriesgada y dubitable que la de creerlos genéticamente relacionados 176.
La preferente participación de los pueblos sud-itálicos, cuando aún eran bilingües, en la colonización de la primitiva provincia de Hispania y muy especialmente de la Hispania Citerior, es un hecho demostrable, que arriba hemos expuesto 177; siendo así, el latín entonces importado tuvo que tener una base fuertemente dialectal, por perduración en él de rasgos de origen substratístico procedentes de las lenguas locales hermanas de la latina 178. Estas observaciones nos obligan a examinar la posible relación histórica entre «una lista imponente de correspondencias fonéticas» 179 que se han ido observando entre una extensa área que abarca las dos vertientes de la cordillera pirenaico-cántabra y de otra área extendida por todo el Sur de Italia, en la región osco-úmbrica, y que incluye asimismo las grandes islas del Tirreno. Admitir que haya una relación genética del área pirenaico-cántabra respecto a la itálica depende esencialmente de admitir o no el carácter primitivo de gran parte de los rasgos dialectales modernos, y de admitir o no el estado latente multisecular de esos rasgos 180. Veamos en qué consisten esas correspondencias.
La asimilación nd > nn > n es un rasgo característico del osco-umbro antiguo 181; domina hoy en los dialectos italianos de substrato umbro-sabino-osco 182, y se propagó a Sicilia y a Cerdeña. De igual modo, esta asimilación se da regularmente en catalán: demandare > demanar, fŭnda > fona, Gerunda > Gerona, etc., lo mismo en gascón (prendĕre > préne, merendare > brenà, etc.), conociéndose ejemplos desde el siglo XI 183, y en antiguo aragonés (quano ’cuando’ hacia 1090, Galino ’Galindo’ 1024), de donde los topónimos Mundŏbriga > Munébrega (Calatayud), Pano y Panillo (Benabarre), Camporrotuno y Camparretuno (Boltaña y Ainsa)184; modernamente se ha conservado en el alto-aragonés desde Plan hasta Torla y Campo (barana y baranato ’baranda’), siendo notable la perduración de la geminada -nn- en Bielsa (barannal y barannato, espuenna y esponnal ’espuenda’, brenna ’merienda’ 185), que explica por qué no se llegó en alto-aragonés ni en el catalán del Norte a resultados palatales 186. No se da ya la asimilación en español, aunque fue algo conocida en castellano preliterario (quano, Fredinano) 187.
La asimilación mb > mm > m sin duda se practicaba también en el osco popular y se practica hoy en esa misma mitad meridional de Italia 188. En España los documentos de la alta Edad Media nos dejan observar la asimilación en las dos vertientes del Pirineo. Su antigüedad en Gascuña se ve en un documento en que el obispo de Com-minges (Comenge < Conuenicus, de los Conuenae) firma «Commenensae sedis episcopus» 189; en España los documentos de los siglos X y XI nos dan ejemplos de Cataluña, de Cantabria y de la meseta del alto Duero hasta Sahagún (lomam < lumbam, camium, comento ’convento’, «inter ammas meas germanas» ’entrambas’) y hoy es general en catalán: paloma < palumba, llom < lumbu, y lo mismo en español: paloma, lomo; pero no lo fue en La Rioja, donde aún en el siglo XIII Berceo prefería palomba, lonbo, anbos, y el fenómeno no penetró ya en leonés, palomba, llombo, ni en gallego-portugués, pomba, lombo, ni entre los mozárabes (lumbillo, palombina, Colombaira hoy Colomera por imposición de los colonos castellanos reconquistadores). Inicialmente, la m resultante de la asimilación se pronunciaría geminada, según hoy se conserva en el alto-aragonés de Bielsa: tammién 190. Esta repartición geográfica no puede ser más elocuente: las ondas lingüísticas propagadas de Este a Oeste, desde la cuenca del Ebro (donde se produjeron los más antiguos asentamientos romanos) hacia el interior.
Correlativa de estas asimilaciones con nasales es la de -ld- > l, mucho menos frecuente: Bisaldunum > Besalú (Gerona), solos ’sueldos’ año 1090 en Aragón, sollada ’soldada’ en Berceo; y en la baja Edad Media ejemplos abundantes, en general de -ld- secundario y tardío. En Italia es corriente en los mismos dialectos del centro, del Sur y de las grandes islas, pero ocupando menos extensión territorial que las otras asimilaciones -mb- > -m-, -nd- > -n- 191.
Fenómeno mucho más raro y restringido aún es la sonorización de p, t, c, oclusivas sordas latinas, tras n, l, r. Modernamente sólo se registra en el área alto-aragonesa donde se conservan la p, t, c latinas intervocálicas sin sonorizar: altus > aldo ’alto’, sŏrte suarde, cambo ’campo’, fuande ’fuente’ (Fanlo, Sercué) y en el gascón del alto-Bearne y el valle de Arán: cundà ’contar’, urdiga ’ortiga’; en lo antiguo, tuvo mayor extensión en aragonés y navarro 192 y se hallan casos aislados fuera de ese dominio lingüístico 193. En Italia el antiguo úmbrico sonorizaba tras n (iuenga por el latín iuuenca, etc.) y lo mismo hacía el osco según el conocido pasaje de Festo «ungulus oscorum lingua anulus» ’uncus’. Hoy la sonorización tras n, l, r se practica en el mismo centro y Sur donde se dan las asimilaciones anteriormente comentadas, pero en menos extensión territorial: trenda ’trenta’, spirdu, kumberná ’confermare’, etc. 194.
El hecho singular que, con lo anteriormente expuesto, trato de destacar es el de que las varias asimilaciones -mb-> mm > m, -nd- > nn > n, -ld- >l.l> l (la de -mb- algo usada en otras áreas menores en la Romania, las otras no), así como las sonorizaciones de -nc-, -nt-, -lt- (extrañas totalmente a la común evolución de las lenguas románicas), se dan todas reunidas en el Sur de Italia y todas en el Nordeste de España, cuya parte más oriental fue la primera conquista de Roma en la Península Ibérica. Tanta coincidencia en todos estos fenómenos, unos infrecuentes, otros muy raros, hace plausible la hipótesis de que la Hispania Citerior recibió una romanización sometida a influjo osco-umbro, menos culta que la de la Hispania Ulterior, cuyas huellas resurgieron cuando el latín literario, oficial, dejó de actuar sobre la escritura y las hablas latinas locales adquirieron autonomía 195.
A estas pronunciaciones hay que sumar la de las consonantes geminadas -ll-, -nn- en un área del Sur de Italia y las islas del Tirreno, muy similar a las consideradas 196. En conjunto, esa gran área ofrece la característica común de retraer el punto de articulación de esas geminadas latinas; pero ello se produce en dos formas básicas: en el extremo Sur de la Umbría, Occidente de los Abruzos y Norte de la Campania la apical alveolar lateral pasa, ante i o u, a pronunciarse prepalatal dorsal mojada (como la ll del español), bien geminada o bien degeminada (que puede perder su lateralidad): kapílli ’capelli’, kallína, kavállu, vitiéyyu ’vitello’ o kwelu ’eolio’, alomá ’ahumare’, kaváyu, etc.; de otra parte, en el Sur de la Campania, la Lucania, Apulia, Calabria, con Sicilia, Cerdeña y parte de Córcega, la apical alveolar lateral ha adquirido, en cualquier entorno vocálico, una pronunciación retroflexa (ápico-palatal o cacuminal) de modo que el reverso de la punta de la lengua, arqueada hacia arriba, hace contacto con la bóveda del paladar (conservando o perdiendo el carácter lateral): kaváḷḷu, fratéḷḷu, gaḷḷína, vaḍḍi, steḍḍa ’stella’, kavaṭṭ, consonante que puede degemi-narse en ḷ, ḍ o ṛ 197. La suerte de la -nn- es similar, con análogos resultados dorso-palatales y ápico-palatales o cacuminales en una y otra zona 198.
Carecemos en este caso de testimonios latinos que relacionen estas pronunciaciones con el antiguo osco; sólo cierto gramático 199 se interesa en denunciar que algunos hablantes hacen erróneamente de -ll- un «asperum sonum» y llama a ese vicio «laptacismus» 200, pero esa aspereza no sabemos bien en qué consistía ni tenemos noticia de qué hablantes incurrían en ella 201.
No obstante, la repartición geográfica de los resultados fonéticos en la Romania nos inclina a pensar en un posible origen substratístico en Italia y en una expansión colonial del fenómeno análoga a las estudiadas, ya que en territorio hispánico se reproducen las dos áreas, la de la palatalización dorsal en l, n (catalán, aragonés, castellano, leonés): caball caballo, coll cuello, penya peña, canya caña, y la de la palatalización ápico-alveolar (cacuminal) en ḷ > ļ, ṭs, o t, r (gascón 202 y alto-aragonés 203, montaña astur-leonesa occidental 204): gat, gatch (< gallu), pourtero (< portĕlla), garío (< gallīna), ed amic o ed amic (< ĭllu amīcu), pano (< pannu), pena (< pĭnna) en gascón; betieto, betiecho (< vitĕllu), mandiata, mandiacha (< mantĕlla), era (< ĭlla), capana (< capanna), pena en alto-aragonés 205; portieḍa, portieṭsa (< portĕlla), payeṭsa (< patĕlla), gaḍía gaṭsina (< gallīna) cueṭso (< cŏllu) 206, cabana, pena en la montaña astur-leonesa occidental 207. Es de notar que en el área alto-aragonesa, el belsetán conserva restos de la pronunciación geminada bel.la, payel.la (junto a betiecha, aquera), capan.na, «nin.neta des güellos» ’la niña de los ojos’, pen.na, etc.208, que hacen remontar los otros resultados a tiempos primitivos, ya que la originaria cacuminalidad evitó la confluencia con la ̮l, ̮n procedente de l̯i, n̯i 209.
La existencia de esta área bipartida (altoragonesa-gascona y astur-leonesa) de cacuminalidad ṭs,ṇ > n, tan excepcional en la Romania occidental, en correspondencia con los dialectos del Sur de Italia, nos añade una complejidad geográfica a la hipótesis que hemos venido defendiendo, que nos lleva a recordar la posible colonización tardía de las cumbres del mons Uindius con gentes suditálicas más arriba expuesta 210. Quizá haya que relacionar este islote lingüístico de recargada dialectalidad con un hecho sociológico que se manifiesta hasta en nuestros tiempos modernos en las tierras marítimas de Tineo-Luarca a la que se extendió la pronunciación ṭs, ṇ > n: la conservación hasta comienzos del s. XX de una tajante discriminación entre xaldos o aldeanos labradores y vaqueiros de alzada, con repercusiones lingüísticas 211.
En el asturiano central (en dos áreas, en la montaña y en la costa, que en el pasado debieron estar unidas) y en el castellano de los pasiegos, en la montaña de Cantabria, existe un neutro de materia que se adjetiva con -o final romance, contrapuesto al masculino que utiliza -u final, y esta -u inflexiona la vocal tónica que precede. En consecuencia, junto al contraste «un guetu» o «götu», «una gata», «cuatro gatos», cordiru, cordera, corderos, etc., se observa el de «un pilu», «el pelo de la cabeza», «un muzu muy eltu», «en lo alto del teyeu» ’en lo alto del tejado’, etc.212. En el Sur de Italia, ambos fenómenos, la metafonía de -u final y la no inflexión en los nombres de materia finalizados en -o se hallan, dispersos pero emparejados, en una región que se extiende desde el Sur de las Marcas y de Umbría hasta cerca del golfo de Tárento 213, constituyendo otro caso más de «la larga serie de concomitancias en que se basa la teoría... de colonización suditaliana de España 214.
Citaré un último caso de posible influencia del dialectalismo itálico en el desarrollo del latín de la Hispania Citerior. El osco hacía ū la ŏ, y decía nūdus por nōdus; hallamos el sardo nuu, catalán nu, castellano nudo, frente al gallego-portugués nó; y esta figura geográfica, una vez más repetida, nos inclina a mirar las formas con u como restos de un dialectalismo osco, aunque se les ha dado otras explicaciones complicadas. También el osco ohtūfri, en vez de octōber, dio en el Sur de Italia attufre, attúvare, uttubre, y en latín inscripcional de España octuber, octubres 215, catalán uytubre, español antiguo ochubre, moderno octubre, y en este caso el dialectismo penetra en el gallego-portugués, outubre; es verdad que se busca otra explicación para la u en el hipotético *octobrius 216, pero es cerrar los ojos al latín de las inscripciones mencionadas.
Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)
NOTAS
176 Toda evolución fonética podrá hallarse en alguna otra lengua y, puesto que puede producirse, es «natural», fisiológicamente posible; pero considerarla por ello «espontánea» es negar que la naturalidad no implica necesidad; los cambios, por muy naturales que sean, no se dan siempre, no son fatales; para que se produzcan han de concurrir circunstancias de historia humana que actúen contra la fuerza histórica de la corrección tradicional. Cfr., respecto a los razonamientos que preceden, Menéndez Pidal, «A propósito de -l y -ll», Bol. Acad. Esp., XXXIV, 1954, pp. 200-201, 215; «Dos problemas iniciales» en Enc. Ling. Hisp., I, 1960, pp. LXXV, CXXXVII.
177 Véase atrás, §§ 4 y 5.
178 Que, a su vez, fue también recibido por Sicilia, cuya latinidad se une a la del sur de Italia, conservando hasta hoy restos de un sistema latino antiquísimo, a pesar de las grandes innovaciones que hacen aparecer el dialecto siciliano como resultado de una neorromanización medieval (según ha mostrado bien Giuliano Bonfante), Menéndez Pidal, «Sicilia y España», Bollet, del Centro di Studi Filol. e Ling. Siciliani, III, 1955, p. 7 (del «estratto»).
179 Como la califica Elcock, De quelques affinités, 1938, pp. 179-183, aunque crea fortuitas las correspondencias por poder ser debidas a evolución «espontánea».
180 Menéndez Pidal, «A propósito de l- y -ll-», 1954, p. 200.
181 El antiguo osco-úmbrico tiene como rasgo característico la asimilación -nd- > -nn- (sakrannas, por el latín sacrandas, etc. El umbro Plauto la practica alguna vez. Invadió tarde la lengua romana; antes se propagó en La Campania, donde se registra en inscripciones (Uerecunnus, Seccunus). Véase G. Devoto, «Teoría del sustrato osco-umbro», Rev. de Ling. Rom., IX, 1933, p. 244.
182 Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 53. Bertoldi, Colonnizzazioni, p. 199 halla ya bennere por ’venderé’ en un códice bíblico del año 829 de la provincia de Salerno.
183 Baldinger en Rev. Ling. Rom., XXII, 1958, p. 256, n. 2, ejemplos desde el siglo XI al siglo XVI.
184 Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 531.
185 Catalán, «Resultados ápico-palat.», RFE, XXXVIII, 1954, pp. 10 y 13; Badía, El habla del valle de Bielsa,1950, § 60.
186 Ya qUe en esa área pirenaica tanto -nn- como -nd- > -nn-(> -n-) siguieron distinguiéndose siempre de -nḭ- y -gn-) > ñ. Menéndez Pidal, «Dos problemas iniciales», 1960, p. LXXVIII, n. 2, remitiendo a Catalán, «Resultados ápico-palat.», 1954.
187 Menéndez Pidal, Orígenes del esp., pp. 299 ss.
188 Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 52.
189 A. Thomas, Essais de Phil. Franc, 1897, p. 8; K. Baldinger en Rev. Ling. Rom., XXII, 1958, p. 257, sólo cita ejemplos de -mb- > -m- de los siglos XV y XVI.
190 Como la de mamma. Badía, El habla de Bielsa, 1950, § 60.
191 Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 54 y mapa de la p. 294.
192 Que explica la amplia difusión de algunas formas como ordica, palanga. En documentos medievales se halla Petralda 1006 hoy Peralta, rangura 1070, algualde 1160, etc.
193 En La Rioja, las Glosas Emilianenses, del siglo X, ofrecen aliquandas ’aliquantas’; en el Penedes (Cataluña) Olerdula 979 (junto a Olertula 1025). Incluso en Sahagún (entre Castilla y León) hallamos septendrionem 962, faculdatem, espondania 1008, etc.; en territorio mozárabe valenciano ardimón < artemone.
194 Ejemplos y bibliografía en Menéndez Pidal, Orígenes del esp., §§ 55 y 55 bis.
195 H. Meier, Die Entstehung der romanischen Sprache und Nationen 1941, en especial pp. 74-75, 501, y Ensaios de Filol. Roman., 1948, en especial, pp. 11-12. Aparte de las asimilaciones consonanticas citadas, Meier nota la generalización del verbo tenēre, sustituyendo a habēre en la acepción de ’poseer’, de modo que habēre viene a quedar sólo como verbo auxiliar en español, portugués, catalán, Sur de Italia (desde toda la Campania y el promontorio Gárgano, hasta la Apulia y la Calabria, es decir, en territorio osco-lucano), Sicilia y Cerdeña: tener frío, tenía pensamiento, deseo, etc., pero como auxiliar había pensado, deseado, etc.
196 véase la más amplia exposición de lo que a continuación sigue en Menéndez Pidal, «A propósito de -ll-, l-», Bol. Acad. Esp., XXXIV, 1954, 165-216 y «Dos problemas iniciales», en Enc. Ling. Hisp., I, 1960, pp. LXXXVII-CΧΧΧVIIΙ.
197 Según AIS, 118, 222, 362, 823, 829, 953, 1046, 1122; ALF-Corse 653; Rohlfs, Hist. Gramm. it. Spr., I, pp. 384, 386-388 y 382.
198 Rohlfs, Hist. Gramm. it. Spr., I, p. 394. Sobre la cacuminalidad en las grandes islas del Tirreno de ḷ, ṇ y otras consonantes da amplios datos G. Millardet, «Études siciliennes», en Homenaje a Menéndez Pidal, I, 1925, pp. 757 ss. y «Sur un ancien substrat», Rev. Ling. Rom., IX, 1933, pp. 361 ss.
199 El del llamado Commentum Einsidlense.
200 «Laptacismus est uitium siue scisio L litterae, quae flit quando duo LL in medio positae asperum sonum reddunt, ut sella, stella».
201 Otros autores denuncian el defecto del labdacismus o lambdacismus (término tomado del griego) como consistente en pronunciar la -ll- doble como pinguis y no, según le corresponde, como exilis (pero se contradicen al referir la correcta pronunciación pinguis sea a la l+cons., sea a la intervocálica).
202 En toda Gascuña, desde los Pirineos hasta el Garona la -ll- doble da -r- entre vocales y generalmente -t al quedar final; en las montañas del Sur de Gascuña es -tch (la ch de la ortografía española) y esa final, si por fonética sintáctica queda intervocálica es sonora. Es evidente que el ensordecimiento es tardío y debido a la pérdida de la vocal final. Tras todas estas formas hay que suponer una pronunciación cacuminal como prototipo. Cfr. ALF, 862, 857; G. Rohlfs, Le Gascon, pp. 101 ss.
203 La pronunciación antigua alto-aragonesa se conservó con cierta vitalidad (en algunas palabras del habla común y en la toponimia) en los valles superiores de los ríos en los partidos de Jaca y de Boltaña. Reúne los testimonios D. Catalán, «Resultados ápico-palatales», RFE, XXXVIII, 1954, pp. 12-13 y 33-34.
204 Delimité con todo detalle el área de la pronunciación ṭs (y similares) y el carácter de la articulación en sus variantes en una encuesta realizada en 1910. Véase la sistematización de los datos hecha por D. Catalán, «El asturiano occidental», Rom. Phil, XI, 1957, pp. 124-126, quien nota que la solución -ll- (y l-) > ṭs aparece desligada de un sistema fonológico determinado pues en su disposición Oriente-Occidente pasa por cima de grandes fronteras lingüísticas del leonés que corren de Norte a Sur (como la frontera de -ct- > -ch- frente a -it- que separa el leonés oriental del occidental, o la de au, ai > o, e frente a ou, ei).
205 véase Catalán, «Resultados ápico-palatales» y cfr. Elcock, Affinités, pp. 184-186 y 41 con mapa núm. 10.
206 La sonoridad sólo se conserva en cuatro lugares (parroquia de Sisterna y Tablado), donde los palatogramas obtenidos por L. Rodríguez Castellano son iguales a los de ḍ cacuminal de Sicilia («El sonido ŝ» en Estudios Menéndez Pidal, IV, 1953, pp. 24-227). El ensordecimiento de ḍ, ḍs se produjo, sin duda, cuando, en el curso del s. XVI, se propagó el ensordecimiento de las sibilantes fricativas y africadas, tanto en castellano como en astur-leonés, gallego y dialectos valencianos y catalanes.
207 D. Catalán, «El asturiano occidental», Rom. Phil. X, 1956, pp. 72-92 y XI, 1957, pp. 120-158, delimitando en vista de todos los materiales dialectológicos hasta ahora reunidos cuatro variedades dialectales del astur-leonés occidental (120-136), ha hecho notar (pp. 124-128, 146-149) el exacto paralelismo que existe entre la evolución de la -ll- (l-) y de la -nn- (n-): allí donde aparece el resultado ṭs (o sus variantes), portieṭsa, ṭsobu, la nasal es -n-, cabana, nabu (confundiéndose con el resultado de la -n-mtervocálica), allí donde se halla ll, portiella, llobu, la nasal es -ñ-cabaña, ñabu (confundiéndose con el resultado de -n̯̯̯̯̯̯i-).
208 Badía, El habla de Bielsa 1950, p. 88 y § 60.
209 Menéndez Pidal, «Dos problemas iniciales», 1960, pp. CXXIX-CXXX; Catalán, «Resultados ápico-palatales», 1955, pp. 32 y 34.
210 Véase atrás, § 5.
211 Los «vaqueiros» eran pastores trashumantes que por el invierno vivían en las brañas de las tierras próximas a la costa sin mezclarse con los aldeanos y por el verano iban con sus ganados a las «alzadas» o pastos de los pueblos altos de la Cordillera Cantábrica; todavía en el siglo XVIII no se empadronaban ni hacían el servicio militar; y todavía en el siglo XIX no se les permitía acceder al interior de la iglesia ni enterrarse con los labriegos. Corrijo lo que dije en «Pasiegos y vaqueiros» (1954), p. 28, donde creía que los vaqueiros eran la población primitiva de la zona baja y marítima de ṭs, ante el examen de problemas geográficos, sociales y estructurales planteados por los resultados de l-, -ll- > ṭs; n-, -nn- > n; -l̯i-, -c’l- > ch y pl-, cl-, fl- > ch, ṭs que hace Catalán, «El asturiano occidental», Rom. Phil, XI, 1957, pp. 146-156 (Menéndez Pidal, «Dos problemas iniciales», en Enc. Ling. Hisp. I, 1960, p. CXXVI y n. 2).
212 En 1897 («Notas acerca del bable de Lena», en O. Bellmunt y F. Canella, Asturias, (1897), II, pp. 332-340) descubrí en un dialecto asturiano del concejo de Pola de Lena la existencia de esa sistemática metafonía de una -u final, distinta de la -o: Mis investigaciones dialectales en el conjunto de Asturias en 1910 me hicieron conocer después la extensión del fenómeno y sus variedades. En 1932 las encuestas de Rodríguez Castellano me proporcionaron más noticias y precisiones, que este investigador del Centro de Estudios Históricos sólo comenzaría a publicar en 1952 La variedad dialectal del Alto Aller); Diego Catalán, ampliando una encuesta mía hecha en 1930 en la península del cabo de Peñas, reunió datos más precisos sobre la conservación de la inflexión en ese rincón extremo, alejado de la montaña («Inflexión de las vocales» en Rev. Dial, y Trad. Pop. 1953). Véase Menéndez Pidal, «Pasiegos y vaqueiros» en Archivum IV, 1954, pp. 11-18, en que doy a conocer, además, la metafonía existente en el valle de Pas que descubrí en 1930, pp. 20-22.
213 R. Menéndez Pidal, «Pasiegos y vaqueiros», 1954, pp. 18-19.
214 D. Alonso, «Metafonía y neutro de materia», Zeit. f. rom. Phil, LXXIV, 1958, pp. 1-24.
215 Inscripciones de Pamplona, año 119 (CIL, II, 2459) y Córdoba, año 642 (Hübner, Inscr. Hisp. Christ., nº 113).
216 REW, 6036.
CAPÍTULOS ANTERIORES:
PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES
CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.
* 1.- 1. LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS
* 2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA
* 3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS
CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS
* 4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA
* 5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA
* 6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA
* 7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA
* 8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES
* 11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)
* 12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS INDÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA
B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE
CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL
* 13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS
* 14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL
* 15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA
* 16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO
PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN
CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA
* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE
* 19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO
* 20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO
CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN
* 23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO
* 24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO
* 25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLECTIVA
* 28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMATICAL
* 29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE
* 30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL VERBO
* 31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS
* 32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS
* 33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO
* 34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSONÁNTICO
* 35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS
* 36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO
B. EL LATÍN DE HISPANIA
CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA
* 39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO ROMÁNICO
* 40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL
* 41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA
* 42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL
* 43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA
Diseño gráfico:
La Garduña Ilustrada
Imagen: letra B, siglo XVI
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