260.- 11. PRONUNCIACIÓN CASTELLANO-VIEJA DE LA J Y LA X

26 de julio de 2012 - 16:56 - I.- HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

11. PRONUNCIACIÓN CASTELLANO-VIEJA DE LA J Y LA X. VIII. GRAN RENOVACIÓN EN LA LENGUA COMÚN (1480-1550)

Alfonso de Ulloa (al fin de las Obras de Boscán y Garcilaso, Venecia, 1553) y Cristóval de las Casas (Vocabulario de las dos lenguas toscana y castellana, Sevilla, 1570), están conformes en que la x de enxuto y la j de jardín se pronunciaban, respectivamente, como en italiano la sci de asciutto y la gi de giardino; una útil y breve institución impresa en Lovaina, 1550, y Aldrete (Origen de la lengua castellana, Roma, 1606) nos dicen que se pronuncian como en francés la ch de chevalier y la j de jamais _⁸³. La pronunciación en general era, pues, prepalatal fricativa (la j más bien africada, como en ital. gi); mas, no obstante, Las Casas advierte por dos veces que la j o ge española se pronuncia «encorvando la lengua un poco más adentro que en la pronunciación Toscana»_⁸⁴, es decir, tendiendo a gutural. Esta tendencia se da también en algún otro territorio de la Romania, según veremos adelante, y en Castilla la Vieja había llegado ya a su término, que es la pronunciación velar de la moderna j, según se ve en la descripción que Torquemada hace de la j y la x: «estas letras se pronuncien con lo último del paladar cerca de la garganta... la. j blanda y morosamente, la x con mayor fuerza»_⁸⁵.

Torquemada defiende la distinción de sorda y sonora, pero reconoce que j y x «tienen tanta semejanza en la pronunciación que muchas veces se ponen la una por la otra, y esto cáusanlo los que inadvertidamente escriben sin querer mirar lo que hacen». Los inadvertidos eran inmensa mayoría, según nos informó fray Juan de Córdoba, y según confirma el vallisoletano Cristóbal de Villalón, en su Gramática, Amberes, 1558: «la x en el castellano tiene la mesma pronunçiaçión en el vocablo que tiene la j... porque poca differencia haze dezir jarro o xarro, jornada o xornada, porque todo se halla escripto en el castellano»_⁸⁶. En cambio, el toledano Juan de Valdés en 1535 _⁸⁷, o el recién citado sevillano Las Casas en 1570, hablan de j y de x como sonidos completamente diversos, sin aludir a ninguna confusión posible; sin duda, en el Sur había también desde antiguo focos varios de ensordecimiento de la j, pero serían mucho menos importantes que en el Norte _⁸⁸. Es de suponer, sin embargo, que en el Sur el ensordecimiento estaría apoyado desde temprano por el prestigio de Castilla la Vieja en general y por el de las cortes nobiliarias como la del Conde de Benavente.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

83 Véanse los textos en R. J. Cuervo, «Disquisiciones ant. ortogr. y pronunc», Rev. Hisp., II, 1895, pp. 53, 55.

84 La segunda vez: «encorvando en alto un poco más la lengua». En la pronunciación Toscana advierte también dos veces que ge, gi que suenan «ásperamente de la manera que nuestras aldeanas pronuncian el sancto nombre de Jesús», y que la gi de «giamai, gioia, giurare suena más áspero que nosotros pronunciamos jamás, joya, jurar, como la pronunciación rústica que dixe», por donde parece que la pronunciación africada de j ge se conservaba sólo entre los rústicos, mientras la pronunciación culta era simplemente fricativa.

85 En Viñaza, Bibl. Filol. Cast., 1895, col. 1150; texto omitido inadvertidamente por Cuervo, Rev. Hisp., II, p. 56.

86 Luego aconseja distinguir en la escritura, porque «verdad es que algo más áspera se pronuncia la x que la j». En Viñaza, Bibl. Filol. Cast., 1893, col. 1119. Que el Licenciado Villalón, autor de esta Gramática, se llamaba Cristóbal se ve en Viñaza, col. 489 abajo. Era natural de Cuenca de Campos, a diez leguas de Valladolid; N. Alonso Cortés, Miscelánea vallisoletana, 4ª serie, 1926, p. 55.

87 Véase ed. Montesinos, «Clásicos Castellanos», LXXXVI, pp. 37, 58, 40-41, 86. Sin embargo, en la corte napolitana del virrey don Pedro de Toledo (1532-1547) los españoles (castellanos viejos?) enseñaron al Tansilo a decir enoscio, esto es enoxo por enojo. El Aretino pronunciaba sonora la j española: «higio de putta» (voces registradas por Croce, La Spagna nella vita italiana, 1917, pp. 150, 151).

88 Grafías como mexor, xamás, trabaxo, en documentos medievales del Archivo Municipal de Madrid, aducidas por E. Cotarelo, Fonología, 1909, pp. 119 y 220, no prueban que en Madrid existiese el ensordecimiento de j, porque tales documentos proceden de la cancillería real y no sabemos la patria del notario. Falta un estudio crítico documental. En mis Documentos lingüísticos, 1919, no existen grafías mexor, xamás, coxer, trabaxo.

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