Blogia
Obras de Diego Catalán

77.- 1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO

77.- 1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO

 

1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO. V. LA LENGUA ESCRITA

      Sería no sólo arbitrario sino muy impropio querer fijar una fecha al nacimiento del romance, pues su evolución distintiva del latín clásico comienza en la época romana y continúa ininterrumpidamente en los siglos siguientes. Pero sí podemos decir que en el siglo X nace la nueva lengua escrita. Los escritores de los siglos anteriores quieren siem­pre escribir latín, aunque lo escribiesen muy arromanzado; sólo ahora en el siglo X tenemos, por primera vez, un cla­ro sentimiento de que se manejan dos idiomas distintos, sólo ahora sorprendemos la intención de redactar un am­plio párrafo en lengua romance. Pero esta voluntad de es­cribir la lengua materna, como algo diverso del latín apren­dido, es sólo manifiesta (para nosotros) en los escribas de dos glosarios, las Glosas Emilianenses y las Glosas Silenses, redactados en comarcas de caracteres muy particulares, le­jos de la corte leonesa, por monjes vascongados y romani­zantes de la Rioja y de Silos.

      Fuera de estas obras excepcionales, de que luego habla­remos, la lengua de los siglos X y XI corrientemente escri­ta la tenemos que buscar en los documentos notariales, que como títulos de propiedad archivaban los monasterios, en especial los de Sahagún y Eslonza en León, los de Cardeña y Oña en Castilla, el de San Millán de la Cogolla en Navarra (cuando la Rioja aún no se había incorporado a Castilla) y el de San Juan de la Peña en Aragón. Los ar­chivos de las catedrales, salvo el de León, son menos ricos en documentos de esta época primitiva. Archivos civiles de los reyes, de los señores, de las ciudades, nos faltan total­mente, y es bien de lamentar su falta, pues ellos nos da­rían alguna muestra de lengua más francamente popular que la de los archivos eclesiásticos.

      Los notarios eclesiásticos no conciben escribir otra cosa sino latín. La mayoría de ellos lo escriben más o menos pasaderamente; pero algunos nada saben de gramática o, sabiéndola, quieren escribir muy al alcance del lego otor­gante de la escritura, y sea por la una o por la otra causa mezclan su mal latín con muchas expresiones romances. Tales dos clases de latín no eran sólo de los notarios: un apócrifo atribuido a Virgilio, filósofo cordobés mozárabe, las menciona como de uso general y las denomina bárbara­mente latinum obscurum que sólo entienden los clérigos o doctos, y latinum circa romancium, inteligible para los le­gos 1. Este segundo, el latín arromanzado, el que ahora más nos interesa, se escribió poco o mucho en todos los países de la Romania, pero en Francia dura sólo hasta el siglo IX, mientras en España dura hasta la primera mitad del siglo XI 2, aunque casi únicamente en León, tierra muy conservadora de arcaísmos. Castilla ya no lo usa en los pri­meros documentos que de ella nos han llegado 3.

      En consecuencia, es en León donde hemos de buscar noticias de la evolución lingüística durante el siglo X; ade­más, debido a su superior desarrollo cultural, nos ofrece más cantidad de documentos que ninguna otra región. Ellos nos permiten insistir sobre lo inconveniente que es estable­cer un divorcio entre la lengua hablada y el latín escrito en el período de los orígenes románicos. Hay quien consi­dera los romances como nacidos del latín vulgar exclusiva­mente, y mira el latín escrito en la Edad Media cual un ser superior que ha dejado el mundo de los hombres, vivien­do encantado como el sabio Merlin, quien, según don Quijote, no tenía de la vida ordinaria más que el seguirle creciendo los cabellos. Pero el latín escrito no es un ente supraterreno, que sólo se renueve en alguna palabra que otra y viva encantado sin comunicación con los mortales, sino que fue maestro perpetuo y guía constante de la len­gua hablada; y aún más, según nos muestra el latín leonés, el latín escrito tuvo manifestaciones especiales íntimamen­te compenetradas con el romance en los orígenes de éste.

      El latín arromanzado leonés no sólo intercala voces de la lengua vulgar, sino que frecuentemente adapta las voces latinas a la prosodia romance y ésta es la mayor señal de su popularidad oral.

      En cuanto a las consonantes, la sonorización de la oclusi­va sorda venía, de siglos atrás 4, transformando toda la pro­nunciación del latín y ahora aparece representada constante­mente: «tidulus donacionis», junto a titulus (de donde la metátesis «tilde»), nodicia junto a notitia, ederna saluden 1027, por aeterna salute, edivicium por aedificium, santivigare por sanctificare (de ahí, también con metátesis, «santiguar»), «illo prado, de nostro iure abraso, in vestro con­firmado aueadis et vindicedis». No se evitan las formas gramaticales muy extrañas al romance, pero su consonantismo se adapta a la pronunciación vulgar: así los casos de la declina­ción, posteridas, mader, «cum omnia sua edivicia» < aedificia; «de colegio sancti Jacobi abostoli» 989, «a fronte amobus careat oculis» 1041 < ambobus, «terras aradeblis cum pra­tis et vineas» 1061 < aratibiles; las formas verbales, «quantum ibi podueritis inuenire» 1030, «quod ego uindigare non poduero» 973; no se excluye la voz pasiva5: «is cingidur terminibus ... aueadis (habeatis) ipsa corte duplada, meliorada et uobis perpedim auidura» 989; son frecuentes los adverbios extraños al romance como ese citado perpedim, o parider, primider, o las preposiciones «abud te», «jam subra dictos», sigut, «segus rivulo Zeia» 1038. Los grupos consonanticos se simplifican, se forman y reforman romanceados: «una cuba (cupa) cum omnem udesilium» 1052 < utensilium, «et acebit de uos precium» 973 < accepi, «qui pro alios ora simediso ad Deum conmenda» 997 < semet ipso, «poltro obtimo colore morzello» 924 < *púlltero por pŭllĕtru, y mauricellu. La g ante vocal palatal se pierde: maistro < magistrum; «pro me orare non pieatis» 936 < pigeatis.

      Respecto a las vocales, el latín arromanzado usa poco la diptongación («boue per colore nigro ualientem VI solidos» 965), fenómeno demasiado romance; pero altera mucho el timbre de las vocales, tanto acentuadas como átonas: «per aliga cosa» 1061 < aliqua causa; «orias libras» 1056 < aureas, «in terridurio legionense» 932; «sagrosancta comonione» 1052; «collegium fradrum sanctorum Facundi et Premediui» 934 < Primitiui; semedarium 947, semdario 1017, sendero 1059 < semitarium; baseliga por basilica (de donde el topónimo «Baselga»)6.

      Por todos éstos y otros muchos cambios fonéticos total­mente románicos, el latín arromanzado leonés, lo mismo que el latín francés de la época merovingia, muestra ser una lengua aprendida de viva voz (no por la escritura), trans­mitida de labios a oídos dominados por propensiones ro­mánicas. Era, en fin, una lengua aún viva, aunque sólo vi­vía en el ámbito de las escuelas eclesiásticas y en el de las personas semidoctas.

      En esta lengua, intermedia entre el latín gramatical y el romance familiar, las vacilaciones eran innumerables. Una misma voz de estructura algo complicada como  auctōrĭcăre ofrecía al gusto lingüístico del hablante multitud de posibilidades: si sólo se propende al vulgarismo más vie­jo y arraigado, ocurre la sonorización de la consonante in­tervocálica y se dice simplemente auctorigare 1030, 1050, 1075; si se tiende a formas populares del diptongo, obtoricare 1067, 1084, obturicare 1071, obtorigare 1058, 1061, 1107, 1143, obturigare 1057, octoricare 1145, octurgare 1040; si se olvida todo recuerdo del diptongo, otorikare, otorekare 1061, otorigare 1047, 1076, oturigare 1034; si se acepta la síncopa propia del popularismo cotidiano, autorgare 1129, octurgare 1040, otorgare; en fin, si a la vulgaridad se mezcla la pe­dantería, se cae en la ultracorrección, autorkare 1069, otorkare 1061, donde a pesar de la síncopa vocálica se pone consonante k en vez de la sonora g, revelando confusión en el manejo de las formas auténticamente tradicionales 7.

      Vemos así cómo se transfunden o circulan del latín al romance y del romance al latín los principios informativos de una y otra fonética: dentro del cuerpo de la lengua la­tina escrita se agita y remueve embrionaria la frase roman­ce, como criatura que empieza a vivir dentro del claustro materno que le da el ser 8.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

1  Fol. 65v de la copia hecha por Palomares «ex vetustissimo codice papyraceo in almae Ecclesiae Toletanae servato» (ms. 6463, olim: S-164 de la Bibl. Nacional, Madrid); otra copia en ms. 13011 (olim: Dd-30), fol. 133. Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 953.

En que la reforma cluniacense restauró la latinidad y es raro encontrar un documento que abunde en formas románicas (Menéndez Pidal, Orígenes del esp., «Al lector» y §§ 953, 985).

3  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 461.

4  Véanse Parte Ia, cap. Ill, § 3; Parte IIa, cap. Ill, § 3, y Par­te IIIa, cap. II, § 4.

5  M. A. Pei (The Language of the Eight-Century Texts In Northern France, 1932, p. 257) extraña la supervivencia de la pasiva en el latín arromanzado de Francia. Vemos que era forma vulgarizada cuando sonoriza su consonante; comp. en Francia adebisci < adipisci que indico en Orígenes del esp., § 95 .

6  Véanse otros caracteres varios en Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 95.

7  Ejemplos sacados de Orígenes del esp., §§ 1111 y 192, 3, 5, 213, 322b, 332, 451, 3, 583.

8  Menéndez   Pidal,   Orígenes  del  esp.,   p.   558   (ed.   1950, p. 528).

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

18.- 2. LA ROMANIZACIÓN

19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO

20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO

CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN

21.- 1. ¿LATÍN VULGAR?

22.- 2. EL LATÍN NUEVO

23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO

24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO

25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLEC­TIVA

26.- 6. ACEPCIONES NUEVAS

27.- 7. FRASEOLOGÍA

28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMA­TICAL

29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE

30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SIN­TAXIS DEL VERBO

31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS

32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS

*   33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSO­NÁNTICO

*   35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS

*   36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO

*   37.- 17. LAS INSCRIPCIONES

B. EL LATÍN DE HISPANIA

CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA

*   38.- 1. LA ROMANIA

*   39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO RO­MÁNICO

*   40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL

*   41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA

*   42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL

*   43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA

*   44.- 7. RELACIONES ENTRE EL LATÍN HISPA­NO Y EL DE LA ROMANIA MERIDIONAL: VOCABULARIO Y FORMACIÓN DE PALABRAS

45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR

*   46.- 9. UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL LA­TÍN DE HISPANIA

*   47.- 10. TOPONIMIA CRISTIANA

PARTE TERCERA: HACIA LA NACIONALIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANIA
A. DESMEMBRACIÓN DE LA ROMANIA. ÉPOCAS VISIGÓTICA Y ARÁBIGA

CAPÍTULO I. EL REINO TOLOSANO Y EL TOLEDANO

*   48.- 1. DISOLUCIÓN Y RUINA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE. CRISIS DE ROMANIDAD

*   49.- 2. NACIONALIZACIÓN DEL REINO VISI­GODO

*   50.- 3. REINO VISIGODO TOLEDANO

*   51.- 4. ONOMÁSTICA GERMÁNICA

*   52.- 5. CAUSAS DE LA FRAGMENTACIÓN ROMÁNICA

*   53.- 6. LA LENGUA COMÚN QUE NO SE ESCRIBE

*   54.- 7. CENTROS DIRECTIVOS DE LA HISPANIA VISIGÓTICA

*   55.- 8. LENGUA CORTESANA VISIGODA

*   56.- 9. EL MAPA LINGÜÍSTICO DEL REINO GODO

*   57.- 10. ORÓSPEDA, CANTABRIA Y VASCONIA

*   58.- 11. NACIONALIZACIÓN LITERARIA. SAN ISIDORO

*   59.- 12. LA ESCUELA ISIDORIANA

CAPÍTULO II.  AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

*   60.- 1. LA ARABIZACIÓN DE HISPANIA

*   61.- 2. LOS MOZÁRABES EN SU ÉPOCA HE­ROICA

*   62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

*   63.- 4. LA ALJAMÍA O LENGUA ROMANCE HABLADA EN AL-ANDALUS

*   64.- 5. TOPONIMIA ÁRABE

*   65.- 6. TOPONIMIA MOZÁRABE

*   66.- 7. TOPONIMIA LATINA EN BOCA ÁRABE

CAPÍTULO III. LOS PUEBLOS INDOCTOS DEL NORTE

*   67.- 1. UNA NUEVA BASE PARA LA NUE­VA ROMANIDAD HISPANA

*   68.- 2. GRANDES TRASIEGOS DE POBLACIÓN

*   69.- 3. TOLEDANISMO OVETENSE. EL DIALEC­TO ASTURIANO Y LEONÉS

*   70.- 4. ONOMÁSTICA NUEVA

*   71.- 5. EL PATRONÍMICO EN -Z

CAPÍTULO IV. EL IMPERIO LEONÉS Y SU FRONTERA VÁRDULO-VASCONA

*   72.- 1. ORÍGENES DEL REINO DE NAVARRA Y DEL «IMPERIO» LEONÉS

*   73.- 2. FORMACIÓN DEL GRAN CONDADO DE CASTILLA

*   74.- 3. LA RIOJA

*   75.- 4. REPOBLACIÓN AL SUR DEL DUERO

*   76.- 5. PREPONDERANTE INFLUJO ÁRABE Y MOZÁRABE

B. PRIMEROS BALBUCEOS DEL IDIOMA960-1065—
GLOSAS Y CANTARES ÉPICOS

CAPITULO V.  LA LENGUA ESCRITA

Diseño gráfico:
 
La Garduña Ilustrada

Imagen: letra T, alfabeto siglo XII, vía www.fromoldbooks.org

0 comentarios