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Obras de Diego Catalán

224.- 10. LA RECONQUISTA DE GRANADA Y LA EXPANSIÓN DEL «SECECEO»

224.- 10. LA RECONQUISTA DE GRANADA Y LA EXPANSIÓN DEL «SECECEO»

10. LA RECONQUISTA DE GRANADA Y LA EXPANSIÓN DEL «SECECEO». III. UN DIALECTO NUEVO. EXPANSIÓN DEL ANDALUZ. EL CECEO/SESEO

      A pesar del ortodoxo toledanismo fonético propugnado por Nebrija desde Sevilla en el tránsito del s. XV al XVI, el nuevo dialecto andaluz, con el çeçeo-zezeo como principal galanura, ganaba por entonces al patrón oficial toledano dos batallas de singular importancia: las nuevas comunida­des castellanas y las de Canarias y América aceptaban des­de su fundación la novedosa simplicidad del habla sin dis­tinción de sibilantes alveolares y dentales.

      Con la incorporación del reino de Granada, el dialecto andaluz se dilata por un territorio doble del que tenía desde el siglo XIII. Como los Reyes Católicos encontraron totalmente arabizado aquel reino, sin que haya noticia de haber hallado mozárabes en él, es natural suponer que allí toda romanidad había  desaparecido, y que el romance ce­ceoso hoy dominante en casi todo el antiguo reino grana­dino fue allí propagado íntegro desde Andalucía la Baja 71.

      Puede sin embargo caber alguna duda. El elemento hispa­no en la población del reino moro granadino es notorio. Unos embajadores aragoneses informaban al Papa, en 1311, que, de 200.000 habitantes de la ciudad de Granada, apenas habría 500 que fuesen moros de naturaleza, pues todos los demás eran hijos o nietos de cristianos; también sabemos que en 1432 el rey de Granada tenía naturales o subditos cristianos, a quienes no debía consentir que islamizasen, según pacto que el rey moro había hecho como vasallo del rey de Castilla Juan II 72. Por lo demás y en general, era bien manifiesto el carácter hispánico de los musulmanes andaluces. El gran historiador tunecino Ben Jaldún, que viajó por Andalucía en 1362 y 1374, notaba diferencia racial profun­da entre el moro marroquí y el granadino, hallando en éste mucha más agilidad de miembros y vivacidad de espíritu, a la vez que encontraba el árabe hablado en Granada muy mezclado con la lengua de gallegos y francos, o sea de cas­tellanos y aragoneses 73. En fin, si no consta que los Reyes Católicos encontrasen cristianos en el territorio de su con­quista (salvo los muchísimos cautivos), encontraron muchos renegados o «elches» a quienes perseguía el cardenal Cisneros en 1499 para que tornasen a su primera religión 74. Aten­diendo a todo esto, podemos afirmar que el castellano era conocido, mal o bien, por buena parte de la población de Granada y hasta cabría pensar que se hubiese llegado a for­mar un «romance granadino» con cierta personalidad, habla­do por los elches o muladíes, por los moros latinizados y por los subditos cristianos libres y por los cautivos; pero si el romance de tan variados hablantes tenía algo en común ca­racterístico y distinto del castellano toledano, andaluz o murciano, sin duda no pasaba de ser alguna peculiaridad léxica, o a lo más una tendencia a dejar prosperar hábitos simplificadores del sistema fonético o morfológico semejan­tes a los que caracterizarían después a los moriscos poco versados en el castellano. Pero, en general, para todos esos hablantes el ideal lingüístico de lengua romance no podía ser otro que el castellano toledano y andaluz; y, dado el trato incesante que el reino de Granada, como vasallo de Castilla, mantenía, desde el siglo XIII, con los subditos del rey de Castilla, sea en paz sea en guerra con ellos, todo granadino culto lo habría alcanzado con cierta perfección. En fin, en cuanto al problema del castellano que se había de hablar después de la reconquista es lo más verosímil que ese pre­sunto romance granadino, lengua pobre y mixta, no sería ca­paz de influir en forma significativa sobre la lengua española allí implantada por los reconquistadores.

      Respecto al caso concreto que ahora nos ocupa, el de si en la suerte de las sibilantes en el reino de Granada pudo tener algún influjo la población preexistente a la conquis­ta, constituye un importante voto negativo lo que acerca de la lengua romance en boca de los moriscos nos dicen los autores de aquel tiempo. Según hábito inveterado de mu­chos siglos entre los arábigo-hablantes de toda España 75, los moros latinados remedaban imperfectamente la s ápico-alveolar del español y del portugués pronunciando en su lugar un sonido más palatal, el del ش, xin árabe (que los hablantes de las lenguas romances hispanas transcribían con su x). Nebrija dice, tratando de la pronunciación de la x castellana: «Los moros siempre la ponen en lugar de nues­tra s, y por lo que nosotros dezimos: señor San Simón, por s, ellos dizen: xeñor xan Ximón, por x» 76; es de suponer que los moros que conocía Nebrija eran los de Andalucía. Es, pues, evidente que la pronunciación predorso-dental de ss y s  en Granada, Andalucía la Baja o el Sur de Portugal nada debe a la población morisca, acostumbrada a permutar por x (= xin árabe) la s de las voces romances. Gracias a los textos moriscos portugueses 77 conocemos dos etapas en la pronunciación morisca del romance: en los escritos alrede­dor de 1517 se palataliza las ss, s distinguiendo la sorda de la sonora: «foxa mercé», xaber frente a dejonrado, caja 'casa', coja 'cosa'; mientras la ç y la z conservan su dentalidad: mercé, lançax y dizer, fez 78. Más tarde los moriscos portugue­ses extendieron la palatal a las voces con c, z, según se ve en la frase que Andrés Resende, Pro Colonia Pacensi, 1553, transcribe de un morisco: «xenior, berdone me voxa merxee», por 'sennor, perdone me vossa mercé'» 79. La igualación de las dos series de sibilantes, la alveolar y la dental, fue, obviamente, resultado de la pérdida de la distinción entre ss y ç y entre s y z en el portugués meridional, ocu­rrida paralelamente a la del andaluz, aunque el portugués, como el andaluz, generalizase la pronunciación predorso-dental, no la ápico-alveolar. Las dos etapas observables en el morisco portugués nos explican que entre los moriscos andaluces se produjera asimismo el xexeo no sólo de ss, s, sino de ç, z (con la distinción de sordas y sonoras): La mora encantada que habla castellano en Gil Vicente, Cortes de Jú­piter 80, 1519, palataliza con x sorda xaber, xon, extar frente a coja 'cosa' (pero caxa 'casa') distinguiendo con j sonora, conservando la distinción sorda : sonora de la ss y la s, y también utiliza sonora en fager 'hazer', digerme 'dizerme, dezirme', pues confunde z con s.

      Así es que la presencia del çeçeo en el reino granadino debe explicarse como resultado del triunfo, entre las nue­vas comunidades de castellano-hablantes allí instaladas con la reconquista, de la práctica neológica que, según hemos venido viendo, estaba arraigada en el reino de Sevilla en fechas anteriores.

      Pues esta reconquista nos es conocida con pormenores que nos faltan para todas las anteriores, vale la pena que nos detengamos algo en ella, haciendo un intento de in­terpretación lingüística.

      En la distribución actual del «seseo» (con el canal de la lengua redondeado) y el «ceceo» (con estrechez alargada) dentro del reino de Granada se observa una diferencia entre las regiones granadinas incorporadas a la Andalucía cris­tiana antes y durante la gran reconquista de los Reyes Ca­tólicos. La poca tierra ganada definitivamente a los moros desde 1280 a 1480 o «sesea» como Córdoba (Rute 1327, Priego 1407, Antequera 1410, Archidona 1462) o «cecea» como Sevilla (Algeciras 1344, Gibraltar 1462, Olvera 1327, Cañete la Real 1410, Morón desde antes de 1407), o dis­tingue a la castellana como Jaén (Quesada 1309, Puebla de don Fadrique 1381, Huelva 1436), según se halle en la proximidad de uno u otro reino. Esta distribución actual nada tiene que ver con la procedencia de los repoblado­res; por ejemplo, en la toma de Antequera por el infante don Fernando (el futuro rey de Aragón), sabemos que, aun­que trabajaron gentes de todas partes de Andalucía, los de Sevilla se distinguieron notablemente, así que el infante les premió de modo extraordinario 81; es natural que prevale­cieran en la repoblación, y sin embargo Antequera no co­noce el «ceceo». Sin duda, la confusión de s, ss con z, ç  es bastante posterior a su reconquista. En el momento de propagación del çeçeo-zezeo, esos territorios que se hallaban ya incorporados a Andalucía fueron afectados por la moda confundidora, que en su expansión se detuvo sólo entre Córdoba y Jaén y en la frontera cristiano-musulmana.

      En contraste con las primeras reconquistas granadinas, la totalidad del reino nazarí, ganado en el decenio de 1482 a 1492, se reparte sólo en dos mitades: la parte oriental dis­tingue entre s y z y la parte occidental prefiere el «ceceo». El «seseo» sólo aparece como variante refinada ciudadana, al igual que en toda el área «ceceosa» del reino de Sevilla. La ausencia en los territorios de nueva conquista de un área específicamente «seseosa» resulta muy significativa en vista de que Rute, Priego, Antequera y Archidona, incorpo­radas de antiguo a la corona castellana, forman hoy un saliente de «seseo» en el área del «ceceo». Sin duda, en los últimos decenios del s. XV se había puesto en gran moda la pronunciación «ceceosa», nacida entre el pueblo sevillano como exageración de la sibilante dorsal, y bajo el imperio de esa moda ocurrió la repoblación cristiana del reino de Granada.

      Para la última guerra de reconquista, la ciudad de Sevi­lla toma la iniciativa con el asalto de Alhama en 1482, obra de dos magnates sevillanos, el Marqués de Cádiz socorrido magnánimamente por su rival el Duque de Medinasidonia. Hoy Alhama prefiere el «ceceo», como Sevilla.

      Las huestes que después formaban anualmente los Reyes Católicos para esa guerra se componían de soldados de todos los reinos de Castilla y de León, desde Galicia, Astu­rias y Vizcaya hasta el Sur. Al desperdigarse, una vez acabada cada campaña, mientras los venidos de lejos repasa­ban la Sierra Morena 82, eran los andaluces quienes por lo común no regresaban a sus casas y se quedaban a guarne­cer las ciudades y fortalezas ganadas a los moros, atrayendo a otros coterráneos para poblar las casas abandonadas por el enemigo. Así sabemos que a la campaña de 1485 acuden gentes del Norte, del centro y del Sur, pero cuan­do los moros vacían la ciudad de Ronda, los que van a poblarla proceden principalmente «de las ciudades de Se­villa e de Córdoba» 83; es presumible que la mayoría de los repobladores fuesen sevillanos por la mayor proximidad, así como los de Marbella, ganada en el mismo año. Hoy toda esa región de Ronda y Marbella «cecea» como Sevilla, con­tra Córdoba, que «sesea».

      La suerte de todas esas conquistas era igual, y nos intere­sa para la implantación de la lengua romance en ellas. Los moros eran obligados a desalojar inmediatamente las ciuda­des o villas fortificadas, cuyas casas venían a ser ocupadas por caballeros, peones y repobladores cristianos; los vencidos bajaban a instalarse en las aldeas y alquerías de la campiña en calidad de mudejares, esto es, moros tributarios, o si lo preferían, pasaban al África en naves castellanas que les deparaban los Reyes Católicos. Sólo los vencidos de Málaga, en número de unos 11.000, fueron reducidos a esclavitud y dis­persados por España, Portugal, Nápoles y Roma 84.

      En la mitad occidental del reino granadino, la más so­metida a la influencia sevillana (vía Sevilla, Antequera, Loja, Granada), no existe diferencia entre el tratamiento de la s en las ciudades y en los campos: unas y otros practican el «ceceo» como en Sevilla (hallándose en minoría el «seseo», usado por las gentes más cultas). Por más que las milicias de Jaén, Ubeda y Baeza en 1486 se distinguen en la toma de Íllora 85, por ejemplo, hoy Íllora «cecea» como Sevilla; está tres veces más distante de esta ciudad que de Jaén, pero su comunicación natural es valle del Genil abajo ha­cia Sevilla. Lo mismo ocurre con Moclín y Colomera.

      Otra cosa sucede en la mitad oriental del reino de Grana­da, la región más montañosa y más dentro de los caminos de Jaén (vía Ubeda, Guadix, Almería); aquí la diferencia entre la primera repoblación cristiana de las ciudades y la continuidad mudejar en los campos parece reflejarse en las tierras ganadas en la campaña de 1489. Se reúnen en la región de Jaén gentes, como siempre, venidas desde el mar Cantábri­co hasta el Guadalquivir, pero sobre todo concurren de Se­villa, Córdoba y también de Jaén, aunque menos 86. Las ciudades fuertes rendidas entonces, desalojadas por los moros y ocupadas inmediatamente por los conquistadores con­funden s y z: Guadix y Baza, ciudades ocupadas por vecinos cristianos en 1489 y 1491, «cecean» hoy como Sevilla; Alme­ría «sesea» con «seseo» culto; por el contrario, los pueblos menores de esos partidos judiciales, los dejados a los mude­jares, distinguen la s de la z lo mismo que Jaén, sea que po­blación jaenesa viniese a convivir con los moros, sea que los sustituyese después cuando fueron expulsados en 1570.

      En esta mitad oriental del reino granadino, la parte extre­ma fue conquistada en 1488. La campaña se emprendió des­de Murcia y Lorca, y obtuvo sin resistencia la sumisión de una tierra que quedó así incorporada al dialecto murciano.

      La capital del reino, Granada, rendida en 1492, quedó habitada por más de 40.000 vecinos moros 87, conviviendo con los cristianos. Hoy en la ciudad «cecea» el pueblo bajo y predomina el «seseo» entre las gentes más cultas, lo mis­mo que en Sevilla y que en otras poblaciones mayores de todas las regiones «ceceantes»; pero en Granada, además del «seseo» y el «ceceo», se da también, como práctica más culta aún, la distinción de s y z, sin duda favorecida por la conservación vulgar de la distinción en las tierras que le están vecinas por el oriente a partir del valle del río Alhama.

      La confusión de s y z, así como la de ss y ç, se atestigua desde los primeros años de la conquista. El documento más antiguo que hoy conserva el Archivo Municipal de Grana­da, un cuadernito, registro de escrituras hecho en 1495, ofrece cacografías bien notables: «el baño que disen de la Çapatería», «por le faser plaser e serviçio», «molino del aseyt», «sercas del monesterio», etc. En las Actas capitulares se halla haser, disen 1500, pontesuela 1501 88.

      Tal confusión debía de ser casi general, pues con el «sececeo» plenamente andaluz escribían los primeros moriscos cristianizados que aprendían el romance como lengua de infancia. Por los años de 1500, un morisco noble, Francisco Núñez Muley, nacido hacia 1485, bautizado acaso cuando la presión catequista de Cisneros en 1499, y paje del arzobispo fray Hernando de Talavera en 1502 89 aprendía a escribir con multitud de grafías confundidoras, como usansa, vesinos, sil­ben 'sirven', junto a çuçedió, neçeçidad, zuziedad, vaçallos 90.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

 

71  T. Navarro, A. M. Espinosa y L. Rodríguez-Castellano, en «La frontera del Andaluz» (RFE, XX, 1933, pp. 225-227), supo­nen que la confusión de s y z partió de Sevilla en el XVI, propagándose primero en forma de «seseo» a Córdoba y a los pueblos reconquistados temprano, como Antequera (reconq. 1410) y Archidona (1431 [1462]), cuando el «ceceo» no era aún fenó­meno general sevillano (pp. 262, 276-277). Más tarde, cuando ya el «ceceo» sería general en Sevilla entre la clase popular, se repueblan Málaga y Granada, las cuales reciben la modalidad ce­ceante, sobre todo después de la expulsión de los moriscos en 1610; los de Granada y Málaga fueron expulsados ya en 1470 (pp. 266-267, 277). Estas hipótesis están basadas en la distribu­ción geográfica de la distinción y de la confusión de s-z, así como en el pasaje de Arias Montano, según el cual la confusión de s-z o de z-s no existía en Andalucía hacia 1540 y sólo se generali­zó hacia 1570; si bien ya los articulistas reconocen (p. 262) que el comienzo de la confusión tuvo que ser anterior a esa fecha.

72  Simonet, Hist. de los mozár., 1903, pp. 788 y 792. Memor. Ac. Hist., III,  18, p. 42b.

73  La España del Cid, 1929, p. 670; Orígenes del español, p. 449.

74  Simonet, Hist. de los mozár., p. 792.

75  Según ya dijimos atrás: Parte IVa, cap. IX, § 8.

76  Nebrija, Ortografía, Alcalá de Henares,  1517.

77  Textos em Aljamia portuguesa, publ. por David Lopes, Lisboa, 1940.

78  D. Lopes, Textos em Aljamia,  1940.

79  V. en mi Poema de Yúçuf,  en Rev. de Archivos, VII,   1902, pp.  116-117.

80 Ed. 1834, II, p. 418.

81 La Crónica de Juan II, refiriéndose a la toma de Antequera en 1410, dice: «En esta guerra pocos hubo en el Andalucía que no pusieron las manos...; e de los caballeros de Castilla queda­ron muchos por venir... E como quiera que todas las Cibdades e Villas del Andalucía trabajaron mucho en esta guerra, la Cibdad de Sevilla sirvió mucho más e con mayor presteza que ninguna otra; e así el Infante gratificó mucho a todos los naturales della» (BAE, LXVIII, p. 332).

82  Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos, IIIª, 48º.

83  Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos, IIIª, 41º, 44º.

84  Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos, IIIª, 44º, 46º, 51º, etc., 93º, 94º. Cura de los Palacios, Historia de los Re­yes Católicos, 87º, 88º.

85  En el mismo año 1486 las mismas gentes de Jaén, con las de Sevilla, Carmona y Jerez son las que sitian Montefrío, la excepción «seseante» que hemos mencionado. Pulgar, Crónica, IIIª, 56º, 60º, 62º. Caso diferente es el de Cambil (3 leguas Sureste de Jaén), ga­nado en 1485 y entregado por la Reina Católica a Jaén (Pulgar, IIIª, 51º); hoy Cambil distingue s y z, lo mismo que Jaén.

86  Pulgar, Crónica, IIIª, 104º. Los moros de Almería y de Guadix quedan dentro de esas ciudades en 1489 y 1490, pero luego fueron obligados a morar en el campo o a pasar a África (Pulgar, IIIª, 125º, 132º; Cura de los Palacios, Hist. de los Reyes Católicos, 98º).

87  Cura de los Palacios, Hist. de los Reyes Católicos, 102º.

88  Datos que me comunica don Manuel Gómez-Moreno, con otros posteriores de las Actas Capitulares: sierran 'cierran' 1556, y del Archivo Eclesiástico, donde en un contrato de obras de la iglesia en 1542 se leen: sinquo 'cinco', sanjas, sepa 'cepa', adelgasen (dos veces), etc. Y así otros varios documentos entre otros muchos correctos en el empleo de la s, c, z.

89  Memoria de Núñez Muley sobre los sucesos que precedie­ron a la rebelión de los moriscos en 1567 (Rev. Hisp., VI, 1899, pp. 207-208): «El dicho año de treze yo fui entre otros cavalleros de los naturales deste rreyno [de Granada] a negocios que con­venía con su altesa del rrey Católico»; tendría Muley en 1513 unos 25 años por lo menos. Muley sirvió de paje al Arzobispo Talavera por más de tres años y como tal le acompañó a la visita de las Alpujarras en 1502 (p. 223); tendría entonces 17 años.

90  Así escribe Núñez Muley en la Memoria citada del año 1567, que parece autógrafa (Rev. Hisp., VI, p. 205). Otras cacografías: çuçediese, p. 217; aconçejasen, 236; conçejo 'consejo' 238, zuçiedad 225, proçiçiones y p[r]osesiones 223, minsión 'mención' 211, sus altesas 230, franquesas 218, usansa, conçiderado 233, etc.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

18.- 2. LA ROMANIZACIÓN

19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO

20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO

CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN

21.- 1. ¿LATÍN VULGAR?

22.- 2. EL LATÍN NUEVO

23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO

24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO

25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLEC­TIVA

26.- 6. ACEPCIONES NUEVAS

27.- 7. FRASEOLOGÍA

28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMA­TICAL

29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE

30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SIN­TAXIS DEL VERBO

31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS

32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS

*   33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSO­NÁNTICO

*   35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS

*   36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO

*   37.- 17. LAS INSCRIPCIONES

B. EL LATÍN DE HISPANIA

CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA

*   38.- 1. LA ROMANIA

*   39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO RO­MÁNICO

*   40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL

*   41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA

*   42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL

*   43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA

*   44.- 7. RELACIONES ENTRE EL LATÍN HISPA­NO Y EL DE LA ROMANIA MERIDIONAL: VOCABULARIO Y FORMACIÓN DE PALABRAS

45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR

*   46.- 9. UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL LA­TÍN DE HISPANIA

*   47.- 10. TOPONIMIA CRISTIANA

PARTE TERCERA: HACIA LA NACIONALIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANIA
A. DESMEMBRACIÓN DE LA ROMANIA. ÉPOCAS VISIGÓTICA Y ARÁBIGA

CAPÍTULO I. EL REINO TOLOSANO Y EL TOLEDANO

*   48.- 1. DISOLUCIÓN Y RUINA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE. CRISIS DE ROMANIDAD

*   49.- 2. NACIONALIZACIÓN DEL REINO VISI­GODO

*   50.- 3. REINO VISIGODO TOLEDANO

*   51.- 4. ONOMÁSTICA GERMÁNICA

*   52.- 5. CAUSAS DE LA FRAGMENTACIÓN ROMÁNICA

*   53.- 6. LA LENGUA COMÚN QUE NO SE ESCRIBE

*   54.- 7. CENTROS DIRECTIVOS DE LA HISPANIA VISIGÓTICA

*   55.- 8. LENGUA CORTESANA VISIGODA

*   56.- 9. EL MAPA LINGÜÍSTICO DEL REINO GODO

*   57.- 10. ORÓSPEDA, CANTABRIA Y VASCONIA

*   58.- 11. NACIONALIZACIÓN LITERARIA. SAN ISIDORO

*   59.- 12. LA ESCUELA ISIDORIANA

CAPÍTULO II.  AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

*   60.- 1. LA ARABIZACIÓN DE HISPANIA

*   61.- 2. LOS MOZÁRABES EN SU ÉPOCA HE­ROICA

*   62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

*   63.- 4. LA ALJAMÍA O LENGUA ROMANCE HABLADA EN AL-ANDALUS

*   64.- 5. TOPONIMIA ÁRABE

*   65.- 6. TOPONIMIA MOZÁRABE

*   66.- 7. TOPONIMIA LATINA EN BOCA ÁRABE

CAPÍTULO III. LOS PUEBLOS INDOCTOS DEL NORTE

*   67.- 1. UNA NUEVA BASE PARA LA NUE­VA ROMANIDAD HISPANA

*   68.- 2. GRANDES TRASIEGOS DE POBLACIÓN

*   69.- 3. TOLEDANISMO OVETENSE. EL DIALEC­TO ASTURIANO Y LEONÉS

*   70.- 4. ONOMÁSTICA NUEVA

*   71.- 5. EL PATRONÍMICO EN -Z

CAPÍTULO IV. EL IMPERIO LEONÉS Y SU FRONTERA VÁRDULO-VASCONA

*   72.- 1. ORÍGENES DEL REINO DE NAVARRA Y DEL «IMPERIO» LEONÉS

*   73.- 2. FORMACIÓN DEL GRAN CONDADO DE CASTILLA

*   74.- 3. LA RIOJA

*   75.- 4. REPOBLACIÓN AL SUR DEL DUERO

*   76.- 5. PREPONDERANTE INFLUJO ÁRABE Y MOZÁRABE

B. PRIMEROS BALBUCEOS DEL IDIOMA (960-1065)
GLOSAS Y CANTARES ÉPICOS

CAPITULO V.  LA LENGUA ESCRITA

*   77.- 1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO

*   78.- 2. LAS GLOSAS EMILIANENSES

*   79.- 3. LAS GLOSAS SILENSES

*   80.- 4. DIFICULTAD DE LA ESCRITURA

*   81.- 5. LOS DIPTONGOS

*   82.- 6. LA Ñ Y LA LL

*   83.- 7. REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE OTROS SONIDOS ROMÁNICOS

*   84.- 8. GRAFÍAS PARA SONIDOS ESPECIAL­MENTE CASTELLANOS

*   85.- 9. RESUMEN ORTOGRÁFICO

CAPÍTULO VI.  EL HABLA ROMANCE

*   86.- 1. FALTA DE FIJACIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

*   87.- 2. SONORIZACIÓN DE LA CONSONANTE SORDA

*   88.- 3. VACILACIÓN EN LA PÉRDIDA DE LA VOCAL INTERTÓNICA

*   89.- 4. FECHA RELATIVA DE LA SONORIZA­CIÓN Y DE LA SÍNCOPA VOCÁLICA

*   90.- 5. UNA ÉPOCA DE MÚLTIPLES SINCRE­TISMOS

*   91.- 6. CONTIENDA ENTRE LLANOS Y CULTOS

*   92.- 7. ARCAIZANTES Y NEOLOGISTAS

*   93.- 8. AFECTACIÓN ULTRACORRECTA

CAPITULO VII. EL CASTELLANO ENTRE LOS DEMÁS DIALECTOS ROMANCES HISPÁNICOS

*   94.- 1. CARÁCTER DIFERENCIAL DE CASTILLA

*   95.- 2. RASGOS PRIMITIVOS DEL CASTELLANO FRENTE AL LEONÉS, AL ARAGONÉS Y A LA ALJAMÍA

*   96.- 3. CASTILLA SE ADELANTA A LOS OTROS DIALECTOS AFINES

*   97.- 4. EL CASTELLANO CON EL LEONÉS Y EL GALLEGO-PORTUGUÉS

98.- 5. EL CASTELLANO CON EL ARAGONÉS Y EL CATALÁN

CAPÍTULO VIII. LA LITERATURA DEL MILENIO

*   99.- 1. CLÉRIGOS Y JUGLARES

*   100.- 2. CANCIONES ANDALUSÍES. EL LEN­GUAJE DE ESTOS CANTARCILLOS ROMÁNICOS

*   101.- 3. ESTADO LATENTE DE UNA POESÍA ÉPICA

*   102.- 4. ¿HUBO UNA ÉPICA MOZÁRABE?

*   103.- 5. CANTARES DE GESTA BREVES EN CASTILLA

*   104.- 6. EL ASONANTE EN LA POESÍA JUGLA­RESCA

C. LA LENGUA Y LA LITERATURA CASTELLANA
SE ABREN PASO EN UNA ESPAÑA NUEVA

CAPITULO IX. EL INFLUJO FRANCO Y LA EMANCIPACIÓN DEL ROMANCE

*   105.- 1. LA DINASTÍA NAVARRA. CASTILLA HECHA REINO

*   106.- 2. ALFONSO VI; RUPTURA CON LA TRA­DICIÓN MOZÁRABE

*   107.- 3. RECONQUISTA DE TOLEDO. DECA­DENCIA MOZÁRABE

*   108.- 4. LA EXTREMADURA AL SUR DEL DUERO. DESAPARICIÓN DE LOS DIALECTOS ROMANCES PRIMITIVOS

*   109.- 5. EL CID Y LOS ALMORÁVIDES

*   110.- 6. LA CUÑA CASTELLANA

*   111.- 7. ARROLLADOR AVANCE DE LA APÓCOPE

*   112.- 8. FIJACIÓN DEL RITMO ACENTUAL DE LA PALABRA

*   113.- 9. EL CATALÁN

*   114.- 10. EL PORTUGUÉS

CAPITULO X. ESPLENDOR DE LA LITERATURA DIALECTAL (1140-1180)

*   115.- 1. RESURGIMIENTO DE TOLEDO. LA HERENCIA CULTURAL ÁRABE

*   116.- 2. LA POESÍA BILINGÜE CONTINÚA TRIUNFANDO EN AL-ANDALUS

*   117.- 3. LA TOLEDO ROMÁNICA FRONTERIZA; SU MEZCLA DIALECTAL

*   118.- 4. EL POEMA DE «MIO CID»

*   119.- 5. EL LENGUAJE VERSIFICADO. EL MONORRIMO Y EL PAREADO ANISOSÍLABO

*   120.- 6. LA VERSIFICACIÓN: EL ASONANTE Y LA LLAMADA -E PARAGÓGICA

*   121.- 7. PRIMITIVISMO DEL LENGUAJE LITE­RARIO

*   122.- 8. CARÁCTER DIALECTAL DE LA LITERA­TURA

*   123.- 9. PRIMER ELOGIO DE LA LENGUA CAS­TELLANA. LA LITERATURA DE CASTILLA

CAPÍTULO XI. SINCRETISMO EN LA LENGUA LITERARIA DE LA ESPAÑA DE LOS CINCO REINOS (1180-1230)

*   124.- 1. PREPONDERANCIA CASTELLANA

*   125.- 2. INFLUJO DE LA LITERATURA GALLEGA

*   126.- 3. CONTINÚA EL INFLUJO PROVENZAL

*   127.- 4. SANTO DOMINGO DE GUZMÁN Y LA LLANEZA DE EXPRESIÓN

*   128.- 5. «SIESTA DE ABRIL»

*   129.- 6. CONVIVENCIA Y MIXTURA DE DIA­LECTOS

*   130.- 7. CASTELLANIZACIÓN DE LA LENGUA LITERARIA

*   131.- 8. DIALECTALISMO CANCILLERESCO Y NOTARIAL

PARTE CUARTA:  EL ESPAÑOL ANTIGUO
A. RENOVACIÓN ERUDITA DEL IDIOMA (1230-1293)

CAPÍTULO I. NUEVAS CONDICIONES DE VIDA

*   132.- 1. UNA NUEVA EDAD

*   133.- 2. EXPANSIÓN DE LOS DIALECTOS DEL NORTE

*   134.- 3. MODO DE LA PROPAGACIÓN LIN­GÜÍSTICA POR RECONQUISTA

*   135.- 4. «YA HAY PIRINEOS»

CAPITULO II. LOS PRIMEROS  POEMAS DE CLERECÍA

*   136.- 1. DIALECTALISMO ATENUADO

*   137.- 2. CLERECÍA Y JUGLARÍA. EL LATINISMO

*   138.- 3. VERSO «A SÍLABAS CONTADAS»

*   139.- 4. LENGUAJE VECINAL DE BERCEO

CAPITULO III. ALFONSO X EL SABIO Y LA ESCUELA DIDÁCTICA (1252-1295)

*   140.- 1. FEDERICO II Y ALFONSO X

*   141.- 2. CREACIÓN DE LA PROSA LITERARIA

*    142.- 3. TRABAJO DIRECTIVO DEL REY SABIO

*   143.- 4. EL ARABISMO

*   144.- 5. LA ESCOLÁSTICA Y LA ANTIGÜEDAD

*   145.- 6. TENDENCIA ETIMOLÓGICA

*   146.- 7. NEOLOGISMO LATINISTA

*   147.- 8. NEOLOGISMO ROMÁNICO

*   148.- 9. IDEA ESTILÍSTICA DE ALFONSO EL SABIO

149.- 10. CUESTIÓN DEL IDIOMA: «CASTELLA­NO DERECHO»

150.- 11. CASTELLANO, LEONÉS, ARAGONÉS

151.- 12. ESPAÑOL, LENGUAJE DE ESPAÑA

152.- 13. LA ORTOGRAFÍA ALFONSÍ

*   153.- 14. EL CASTELLANO EN LA NUEVA POE­SÍA DE CLERECÍA

*   154.- 15. PREPONDERANCIA DEL CASTELLANO

CAPÍTULO IV. LA LENGUA COMÚN. RELACIONES EXTRANJERAS

*   155.- 1. INTERCAMBIOS DE VOCABULARIO ENTRE FRANCIA Y ESPAÑA

*   156.- 2. LA APÓCOPE POTESTATIVA DE -E; GEOGRAFÍA Y CRONOLOGÍA

*   157.- 3. LA APÓCOPE EN LOS TEXTOS LITERA­RIOS

B. LOS DOS PRINCIPALES ESTILISTAS DE LA EDAD MEDIA.
APOGEO DE LA ESCUELA DIDÁCTICA (1205-1370)

CAPITULO V. LA LENGUA LITERARIA

*   158.- 1. SANCHO IV SE APARTA DE LOS GUSTOS DE ALFONSO X

*   159.- 2. LA ESCUELA ALFONSÍ. CULMINACIÓN DE LA LITERATURA

*   160.- 3. PROPÓSITO ESTILÍSTICO DE DON JUAN MANUEL

*   161.- 4. LENGUA RACIONAL Y LÓGICA

*   162.- 5. INTENTO FALLIDO DE OSCURIDAD

*   163.- 6. EL ARCIPRESTE DE HITA. «RAZONES ENCUBIERTAS»

*   164.- 7. LO IRRACIONAL

*   165.- 8. VOCABULARIO Y FRASEOLOGÍA

*      166.- 9. EL VERSO Y LAS «SERRANILLAS»

CAPITULO VI. ESTADO DE LA LENGUA COMÚN

*   167.- 1. RELATIVA ESTABILIDAD

*   168.- 2. LA LENGUA COMÚN. TOLEDO Y SEVILLA

*   169.- 3. APÓCOPE POTESTATIVA DE LA -E

*   170.- 4. LOS DIALECTOS LATERALES Y EL DIA­LECTO CENTRAL

*   171.- 5. TENDENCIAS CASTICISTAS

*   172.- 6. RELACIONES EXTERNAS

C. ARTIFICIOSIDAD RENACENTISTA.
PRERRENACIMIENTO RETÓRICO

CAPÍTULO VII.  PERÍODO DE TRANSICIÓN, 1370-1400

*   173.- 1. INFLUJO GALAICO-LEONÉS. ROMAN­CES Y ARTE MAYOR

*   174.- 2. ENSAYOS HUMANÍSTICOS EN ARAGO­NÉS. FERNÁNDEZ DE HEREDIA

*   175.- 3. DON PEDRO LÓPEZ DE AYALA

CAPITULO VIII. ALEGORÍA, OSCURIDAD. RETÓRICA ELOCUENCIA (1400-1450)

*   176.- 1. PRIMERA APARICIÓN DE UNA ES­CUELA SEVILLANA. DECIRES ALEGÓRICOS Y OSCUROS (1395-1415)

*   177.- 2. LA PROSA. DON ENRIQUE DE VILLENA (1417-28)

*   178.- 3. LA POESÍA. SANTULARIA Y MENA (1429-1456)

*   179.- 4. NUEVAS ORIENTACIONES

*   180.- 5. LO LIBRESCO

*   181.- 6. DENOMINACIONES METAFÓRICAS

*   182.- 7. LOS NEOLOGISMOS «LECTOR» Y «POETA»

*   183.- 8. LA RETÓRICA Y EL DESPRECIO DE LA LENGUA COMÚN

*   184.- 9. LATINISMO POR RAZONES ESTÉTICAS

*   185.- 10. SINTAXIS ARTIFICIOSA. HIPÉRBATON

*   186.- 11. LA POESÍA COMO CIENCIA

*   187.- 12. NUEVA VIDA CORTESANA. OSTEN­TACIÓN Y LUJO

*   188.- 13. GUSTO POR LO INUSITADO. LO IRREVERENTE, LO OBSCENO

*   189.- 14. RETÓRICA Y NATURALIDAD. FER­NÁN PÉREZ DE GUZMÁN

*   190.- 15. DECADENCIA DE LA ARTIFICIOSIDAD Y TRANSICIÓN (1458-1475). JUAN DE LUCENA

*   191.- 16. GÓMEZ MANRIQUE. VUELTA A LA NATURALIDAD

CAPÍTULO IX. ESTADO DE LA LENGUA COMÚN (1370-1470) Y RELACIONES EXTERIORES DEL CASTELLANO

*   192.- 1. RACHAS DE ARTIFICIOSIDAD

*   193.- 2. FONÉTICA DEL LATINISMO LÉXICO

*   194.- 3. SIMILICADENCIAS Y RIMAS EN LA LENGUA CONVERSACIONAL

*   195.- 4. NEOLOGISMOS MORFOLÓGICOS

*   196.- 5. EXTINCIÓN DE LA APÓCOPE POTES­TATIVA DE -E

*   197.- 6. ARAGÓN Y CATALUÑA. CORTE DE ALFONSO V

*   198.- 7. LAS CANARIAS Y PORTUGAL

*   199.- 8. EL ÁRABE Y EL ROMANCE

*   200.- 9. ITALIA

*   201.- 10. FRANCIA

PARTE QUINTA. EL ESPAÑOL ÁUREO
A. RENACIMIENTO HUMANÍSTICO (1474-1554)

CAPITULO I. DEL RETORICISMO AL HUMANISMO: LOS REYES CATÓLICOS (1474-1516)

*   202.- 1. SIGNIFICACIÓN DEL NUEVO REINADO

*   203.- 2. JORGE MANRIQUE

*   204.- 3. LA CELESTINA

*   205.- 4. CONCEPTISMO POÉTICO DEL CANCIO­NERO GENERAL

*   206.- 5. LA REINA ISABEL Y EL HUMANISMO

*   207.- 6. NEBRIJA

*   208.- 7. LA LENGUA, LA UNIDAD NACIONAL, EL IMPERIO

*   209.- 8. FRUTOS TARDÍOS MEDIEVALES

*   210.- 9. LOS ROMANCES

CAPITULO II. LOS DIALECTOS VIEJOS COMPLETAN SU NACIONALIZACIÓN

*   211.- 1. OJEADA GENERAL

*   212.- 2. LA UNIDAD POLÍTICA Y EL REINO DE ARAGÓN

*   213.- 3. EL REINO DE LEÓN

*   214.- 4. CASTILLA LA NUEVA. TOLEDO Y LA CORTE COMO NORMAS UNIFORMADORAS

CAPÍTULO III. UN DIALECTO NUEVO. EXPANSIÓN DEL ANDALUZ. EL CECEO/SESEO

*   215.- 1. PROSPERIDAD DE ANDALUCÍA

*   216.- 2. ANDALUCÍA Y TOLEDO EN CONTIENDA

*   217.- 3. EXPLICACIÓN HISTÓRICA DE LA CON­FUSIÓN DE LAS SIBILANTES ALVEOLARES Y DENTALES

*   218.- 4. DIGRESIÓN SOBRE LOS VERBOS «CE­CEAR» Y «SESEAR»

*   219.- 5. PRIMERAS NOTICIAS DEL «CECEO»

*   220.- 6. EL «CECEO» EN EL USO CORTESANO

*   221.- 7. EL SECECEO SEVILLANO

*   222.- 8. EL «SECECEO» EN CÓRDOBA

*   223.- 9. LA NORMA TOLEDANA AÚN VIGEN­TE PESE A LA GRAN DIFUSIÓN DEL «CE­CEO» EN ANDALUCÍA

Diseño gráfico:
 
La Garduña Ilustrada

Imagen: alfabeto griego: letra mayúscula Β, Beta (βήτα)  

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