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Obras de Diego Catalán

86.- 1. FALTA DE FIJACIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

86.- 1. FALTA DE FIJACIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

1. FALTA DE FIJACIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO. VI. EL HABLA ROMANCE

      Al estudiar el latín arromanzado y las glosas hemos visto cómo la lengua escrita hasta mediar el s. XI se veía combati­da por tendencias varias,  contradictorias, que daban lugar a una enorme indecisión de formas para cada palabra. De un modo paralelo, en el habla usual faltaba asimismo toda nor­ma de fijeza. En el caudal lingüístico de los hablantes coexis­tían estratos cronológicos varios de la evolución románica.

      En los romances centrales de la Península estaba aún inacabada la constitución definitiva del sistema vocálico. Desde luego había grandes vacilaciones respecto a los dip­tongos crecientes (porta, puorta, puarta, puerta) y respecto a los decrecientes (carraira, carreira, carrera; sauto, souto, soto)1. Pero además aún subsistía una vacilación más arcaica: la distinción que se observa en algunos textos entre la u y la o latinas en final de palabra; distinción en trance de per­derse, toda vez que la lengua posteriormente desechó por completo la u en favor de la o.

      En las Glosas Emilianenses y Silenses, aunque los casos que ofrecen son muy pocos, parece haber distinción entre la Ō de la persona Yo verbal, io castigo, conjuro, dico, y la Ŭ de la persona Nosotros, debemus; también distinguen en los ad­verbios lueco < lŏco, quando, cierto < cĕrto, de muitu < multum; pero en los sustantivos las Glosas muestran gran confusión, por influjo recíproco entre el singular -ŬΜ y el plural -ŌS: spillu 'espejo', fruitu 'fruto', kematu son escasos, siendo lo corriente que el plural sorteros, agueros, etc. haya impuesto su o al singular: terzero, nuestro, etc. En otros tex­tos es muy general esta propagación de la o al singular de los nombres, pero el hecho de conservarse algún caso de u en épocas muy posteriores a esta primitiva indica el arrai­go que la distinción tenía antiguamente. En los documen­tos leoneses del siglo XIII se conservan bastantes restos de la u latina, aun en los redactados en la parte oriental, por ejemplo en los de Sahagún, conventu (1251), vierun e odierun (1254) 2, y hoy todavía en varias regiones arcaizantes del antiguo reino de León se conserva la -u final, aunque por lo general muy olvidadas las distinciones etimológicas lati­nas; conservación muy vivaz sobre todo en Asturias, en la cual hay algunas zonas donde, si en el verbo reina gran confusión por efecto de la analogía de unas formas verba­les con otras, en el sustantivo, el singular -UM se distingue neta y regularmente del plural -ŌS: el carru, los carros. En la misma Castilla, en su parte al Norte del Ebro se usa bastante la -u en los documentos del siglo XIII; pedaçu, con­ceju, ermanu y otras formas así no son raras en Oña y de­más pueblos de la Bureba, así como en los de Campóo 3, y la -u es hoy tan usada en Santander como en Asturias.

      La antigüedad de la -u se observa también en el vasco, que conserva siempre esa final latina: maskelu < vascellum, goru  < colus, biku  < ficum, gaztelu  < castellum.

      En el siglo X no sólo las vocales velares o y u se mantie­nen en final de palabra hasta el punto de conservar algún recuerdo de su diferenciación latina, sino que la vocal palatal -e, la más débil de todas en posición final, se mantie­ne con firmeza, a pesar de una antigua tendencia a des­aparecer.

      Tras consonantes dentales y alveolares (t, d, n, I, r, s, c'), que en español moderno son finales obligadas por pérdi­da de la -e siguiente, la apócope, aunque iniciada ya en bajo latín hablado («bibere non biber», autumnal, etc.) 4, se halla todavía en el romance del siglo X, si no latente, tan sólo tolerada en muy pequeña minoría de casos. Las Glosas Emilianenses escriben siempre probatione, mandatione, sine, seignale, salbatore, honore, flore y sólo apocopan qual, tal. Las Glosas Silenses, siempre uoluntate, frangitate, lebatione, salutatione, ibizone, iuntatione, promissione, gentile, usuale, quale, feritore, acetore, muliere, stiercore, meretrize, vece, y sólo una vez leuator. En los documentos se halla muy rara vez la apóco­pe, «nullo deuer neque seruitio» (943, S. Juan de la Peña); se halla más en nombres de pueblo, naturalmente más apegados a la forma vulgar; así, en documento leonés, Toral, Legion junto a Karrale (989). Sólo a mediados del siglo XI se nota aumento de la apócope: en documento leonés, puçal, carral, segar, una segur (hacia 1050, Bezdemarbán); en documento aragonés, onor, senior, junto a kasale, ortale, Aragone (1062, S. Juan de la Peña).

      Lo mal vista que estaba la supresión de la -e final se deja ver en las ultracorrecciones por ella motivadas. El hablan­te, falto de seguridad en el dominio de la buena tradición idiomática, sabiendo que era más culto decir meretrice, vece que meretriz, vez, añadía también la e a alfoce (967, Oña; 1032, Cárdena), aunque esta voz en árabe no tiene vocal final, alhauz. Era sabido que decir probatione, mandatione se tenía por correcto, y que probación, mandación era repro­bable; entonces el que no estaba muy fuerte en la legítima tradición se asustaba de pronunciar la persona Ellos del verbo acabada en n, le sonaba mal fueron o foron < fuerunt, y decía fórone: «infra terminos ... que forone de Morteira» (1001, Santillana 5, y forone escribe también un documento de León, 1047); sonaba mal veden 'veen, ven' < v i d e n t, y se decía védene: «quemo mellor bedene» 'como mejor ven' se escribe en un documento aragonés (hacia 1090, Sobrarbe), y este mismo documento aragonés usa el derivado del relativo o conjunción quid, no con las for­mas qued o que corrientes entonces, sino con paragoge kede, porque era sabido que fede, edade es mejor que fed o fe, edad, y otro documento aragonés de 1064 usa más ultracorrectamente quete por que 6. Por igual razón entonces, cuando la persona Él del verbo conservaba la -t latina, quádrad (959, León), camiód 'cambió' (1062, S. Juan de la Peña)7, en vez de «matod uno puerco» (1044, S. Millán), otra copia del mis­mo documento pone matode 8 < *mattau(i)t, y en un documento aragonés del siglo XI se escribe «mentes biua forede» en vez de fored < fuerit (San Juan de la Peña)9. Frente a la abundancia de estas ultracorrecciones en el siglo XI, no encuentro en el siglo siguiente sino una en los primeros años y en una región tan arcaizante como es Asturias, repitiendo hasta tres veces la persona Ellos del ver­bo «estar» con paragoge: «pumares qui ibi stane ... arbuscula qui ibi stane ... pumares qui ibi estane plantados» (1114, Oviedo)10. Pues bien, toda ultracorrección se produce cuan­do la forma que para imitar se toma por modelo (probatio­ne, leone, fede, edade) goza de la mayor autoridad, como la única correcta o prestigiosa, y cuando la forma cuya seme­janza se trata de evitar (probación, león, fed, edad) tiene as­pecto vulgar o bajo. Hoy un maestro de obras inculto que trata de pulir su lenguaje, dice la crujida, en vez de «cru­jía», porque sabe que cuando él pronuncia habitualmente la comía en vez de «la comida» se ríen de él; hay quien dice «el corredo de Bilbado» porque sabe que enreo o deo es ha­blar muy zafio. Insistimos pesadamente en este concepto de la ultracorrección (tan desatendido, aun por los mismos lin­güistas) para sentar que las formas antietimológicas fórone, estane prueban que la conservación de la -e latina etimoló­gica tras -n era en el siglo XI lo correcto y lo general, pane, partitione, etc.; las formas antietimológicas fórede, matode, que­de o quete prueban que la conservación de la -e etimológica tras -d era lo corriente y lo autorizado, fede, heredade, voluntade; lo mismo cabe decir de toda -e final, flore, señore, leale, gentile, etc. El castellano no ha tomado todavía su propia decisión en cuanto a la vocal final; está todavía muy cerca del gallego-portugués.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

1 Meyer-Lübke, Das Katalanische, 1925, § 143, se inclina a creer que la monoptongación de ai, au irradia de Cataluña. Contra sus fundamentos, véase A. Alonso, en RFE, XIII, 1926, pp. 20, 21, 22 y 24. Para el período primitivo románico no debemos pensar en una irradiación de un centro peninsular a otro, sino en una propensión latino-vulgar más desarrollada en un centro que en otro.

2 Otros varios casos en Staaff, Anc. dial. Léon.,  1907, pp. 215-216.

3 Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 353.

4 Grandgent, Lat.  Vulg., 242.

5  Cartulario de la Abadía de Santillana, pub. por E. Jusuè, 1912, p. 53.

6  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., §§ 381, 791.

7  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., §§ 704, 751.

8  Menéndez Pidal, Doc. ling., n° 71.

9  Menéndez Pidal, Orígenes del esp., § 755.

10 Serrano, Cartulario de San Vicente de Oviedo,  1929, p. 145.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

18.- 2. LA ROMANIZACIÓN

19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO

20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO

CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN

21.- 1. ¿LATÍN VULGAR?

22.- 2. EL LATÍN NUEVO

23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO

24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO

25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLEC­TIVA

26.- 6. ACEPCIONES NUEVAS

27.- 7. FRASEOLOGÍA

28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMA­TICAL

29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE

30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SIN­TAXIS DEL VERBO

31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS

32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS

*   33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSO­NÁNTICO

*   35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS

*   36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO

*   37.- 17. LAS INSCRIPCIONES

B. EL LATÍN DE HISPANIA

CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA

*   38.- 1. LA ROMANIA

*   39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO RO­MÁNICO

*   40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL

*   41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA

*   42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL

*   43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA

*   44.- 7. RELACIONES ENTRE EL LATÍN HISPA­NO Y EL DE LA ROMANIA MERIDIONAL: VOCABULARIO Y FORMACIÓN DE PALABRAS

45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR

*   46.- 9. UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL LA­TÍN DE HISPANIA

*   47.- 10. TOPONIMIA CRISTIANA

PARTE TERCERA: HACIA LA NACIONALIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANIA
A. DESMEMBRACIÓN DE LA ROMANIA. ÉPOCAS VISIGÓTICA Y ARÁBIGA

CAPÍTULO I. EL REINO TOLOSANO Y EL TOLEDANO

*   48.- 1. DISOLUCIÓN Y RUINA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE. CRISIS DE ROMANIDAD

*   49.- 2. NACIONALIZACIÓN DEL REINO VISI­GODO

*   50.- 3. REINO VISIGODO TOLEDANO

*   51.- 4. ONOMÁSTICA GERMÁNICA

*   52.- 5. CAUSAS DE LA FRAGMENTACIÓN ROMÁNICA

*   53.- 6. LA LENGUA COMÚN QUE NO SE ESCRIBE

*   54.- 7. CENTROS DIRECTIVOS DE LA HISPANIA VISIGÓTICA

*   55.- 8. LENGUA CORTESANA VISIGODA

*   56.- 9. EL MAPA LINGÜÍSTICO DEL REINO GODO

*   57.- 10. ORÓSPEDA, CANTABRIA Y VASCONIA

*   58.- 11. NACIONALIZACIÓN LITERARIA. SAN ISIDORO

*   59.- 12. LA ESCUELA ISIDORIANA

CAPÍTULO II.  AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

*   60.- 1. LA ARABIZACIÓN DE HISPANIA

*   61.- 2. LOS MOZÁRABES EN SU ÉPOCA HE­ROICA

*   62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

*   63.- 4. LA ALJAMÍA O LENGUA ROMANCE HABLADA EN AL-ANDALUS

*   64.- 5. TOPONIMIA ÁRABE

*   65.- 6. TOPONIMIA MOZÁRABE

*   66.- 7. TOPONIMIA LATINA EN BOCA ÁRABE

CAPÍTULO III. LOS PUEBLOS INDOCTOS DEL NORTE

*   67.- 1. UNA NUEVA BASE PARA LA NUE­VA ROMANIDAD HISPANA

*   68.- 2. GRANDES TRASIEGOS DE POBLACIÓN

*   69.- 3. TOLEDANISMO OVETENSE. EL DIALEC­TO ASTURIANO Y LEONÉS

*   70.- 4. ONOMÁSTICA NUEVA

*   71.- 5. EL PATRONÍMICO EN -Z

CAPÍTULO IV. EL IMPERIO LEONÉS Y SU FRONTERA VÁRDULO-VASCONA

*   72.- 1. ORÍGENES DEL REINO DE NAVARRA Y DEL «IMPERIO» LEONÉS

*   73.- 2. FORMACIÓN DEL GRAN CONDADO DE CASTILLA

*   74.- 3. LA RIOJA

*   75.- 4. REPOBLACIÓN AL SUR DEL DUERO

*   76.- 5. PREPONDERANTE INFLUJO ÁRABE Y MOZÁRABE

B. PRIMEROS BALBUCEOS DEL IDIOMA960-1065—
GLOSAS Y CANTARES ÉPICOS

CAPITULO V.  LA LENGUA ESCRITA

*   77.- 1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO

*   78.- 2. LAS GLOSAS EMILIANENSES

*   79.- 3. LAS GLOSAS SILENSES

*   80.- 4. DIFICULTAD DE LA ESCRITURA

*   81.- 5. LOS DIPTONGOS

*   82.- 6. LA Ñ Y LA LL

*   83.- 7. REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE OTROS SONIDOS ROMÁNICOS

*   84.- 8. GRAFÍAS PARA SONIDOS ESPECIAL­MENTE CASTELLANOS

*   85.- 9. RESUMEN ORTOGRÁFICO

CAPÍTULO VI.  EL HABLA ROMANCE

Diseño gráfico:
 
La Garduña Ilustrada

Imagen: letra L, siglo XII, vía www.fromoldbooks.org

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