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Obras de Diego Catalán

139.- 4. LENGUAJE VECINAL DE BERCEO

139.- 4. LENGUAJE VECINAL DE BERCEO

 

4. LENGUAJE VECINAL DE BERCEO. II. LOS PRIMEROS  POEMAS DE CLERECÍA

      La jactancia de los poetas del Alexandre y el Apolonio no es compartida por el más famoso hoy y el más fecundo de estos clérigos innovadores. Berceo (florece entre 1230-1250) no entra a cultivar la poesía en son de guerra contra los juglares. Tenía que pesar en su ánimo devoto el porte hu­milde de las nuevas órdenes mendicantes, cuyos fundado­res morían justamente por los años en que Berceo sentía su vocación poética. El monasterio de San Millán, donde Berceo escribía, dista poco más de una jornada de la pa­tria de Santo Domingo, la famosa Caleruega, la «fortunata Calaroga» de Dante y hacía pocos años que por el «cami­no francés», próximo a aquel monasterio (15 km.), había pasado peregrino a Santiago, San Francisco, el que en momentos de exaltada emoción se ajuglaraba imitando con dos palos el manejo del violin al cantar ante los fieles, y llamaba a sus frailes joculatores Domini 15. Berceo también se llama juglar de los santos que celebra 16, también como los juglares profanos desea, en pago de sus versos, «un vaso de bon vino» 17.

      Y el aroma de ese «bon vino», que reconforta a los poetas modernos, a Rubén Darío, a los Machados, a Mesa, a Pérez de Ayala (indiferentes respecto al orgulloso poeta del Alexan­dre), consiste precisamente en no haberse Berceo sentido clé­rigo sino juglar, y no juglar épico ante un público caballeres­co, sino juglar piadoso, edificador de multitudes. Él define con precisión su estilo 18: «en romanz paladino, en qual sue­le el pueblo fablar con su vezino» 19. Y esta lengua vecinal re­vela al poeta atrevimientos de genial simplicidad, aciertos de humilde candor, y le lleva, ante todo, a colmar grandes va­cíos, que notamos en la adusta lengua épica, sobre todo, la ausencia del diminutivo y la falta de comparaciones.

      El diminutivo, jamás usado en el Mio Cid, hace con Ber­ceo una primera aparición en la literatura, y la hace de lleno, en toda su extensión. Aparece ya con doble sufijo, poquiellejo; se aplica a adverbios, adjetivos y participios: «estábali cerquiella» 'estaba cerquita de él'; la fijuela a quien sus padres tenían muy mimada y «siempre bien vestidiella» 'bien vestidita'20 (el sufijo -ito no estaba aún propagado como hoy, relegando -illo a zonas por lo común despecti­vas). En Berceo se hallan todos los principales matices se­mánticos del diminutivo, el de modestia, el de encareci­miento, el irónico, sobre todo el de afectuosidad: la Virgen, explicando su dolor en el Calvario, «tanto la mi almiella sufría cuita mayor» 'mi almita', la misma clase de diminu­tivo para designar los componentes de la persona humana que usaba san Jerónimo, pectusculum, buccella 21.

      Las comparaciones (en todo el Mio Cid sólo hay una, tan enérgica como rudimentaria 22) son en Berceo numerosas y pintorescas. Buscan su vigor en lo sensual, lo familiar, lo campesino. Las metáforas bíblicas de viña y sembrador necesitan concretarse con color local de viñedos, parrales y barbechos de la Rioja. La paralítica que espera el mila­gro acostada junto al sepulcro de Santo Domingo de Silos, rodeada de compasivos orantes y de numerosos cirios ardientes, «yazía ella gañiendo, como gato sarnoso» 23, grito naturalista que en medio de la solemne ceremonia religio­sa tiene eficacia impresionante. Lo material, aunque sea más débil que lo moral, sirve como punto de referencia más evidente: la Mater Dolorosa explica su inmensa aflicción al pie de la cruz, como el bocado del silvestre fruto del ser­bal, que ahoga 24. Hasta la mayor idealidad mística siente la atracción de lo lugareño. En las celestes visiones de la niña Oria, «la serraniella» de las montañas sobre San Mi­ilan, precursoras de las de Dante, si éste encuentra en el paraíso a famosos contemporáneos suyos, ella encuentra entre los santos a sus humildes convecinos, el serrano don Jimeno, Muño abad de Valvanera, el ermitaño Galindo, ascetas de los yermos castellanos; en el coro de las vírge­nes pregunta Oria por su maestra Urraca, la hace llamar, la oye responder, pero no alcanza a verla por el gran gen­tío de los bienaventurados. Todo en el lenguaje de Berceo, aun lo más fantástico, quiere asirse a las experiencias in­mediatas. Una visión como la de Jacob de unas obradas que se elevan hasta el cielo, hace al poeta añadir un inciso: «Veer solemos tales, en las torres, obradas; yo sobí por al­gunas, esto muchas vegadas» 25; la misma llamada irresistible a las prácticas cotidianas que siente siempre santa Teresa, la que comparando el riego espiritual con el del agua sa­cada a torno de un pozo, no puede menos de añadir, en gracioso paréntesis, yo la he sacado algunas veces; el mismo gusto por hacer afables las altas imágenes, quitándoles so­lemnidad; el mismo atractivo por lo familiar y lo casero da llaneza encantadora al estilo del clérigo riojano y de la monja abulense, salvada la superioridad genial de ésta.

      Berceo quiere escribir como habla, lo mismo que todos los estilistas más representativos en las épocas iniciales de cada nueva edad del idioma. Pero no olvidemos que todo escritor, aunque se proponga la lengua hablada, se propo­ne necesariamente elevarse por cima de ella, y que Berceo mezcla la familiaridad romance con el cultismo latino. Cuando yuxtapone las dos frases «la tu cara preciosa... el tu precioso viso» lanza dentro de la lengua poética un sus­tantivo docto, viso mantenido en gran boga hasta Juan de Mena, y lo coloca junto al vocablo cara, hoy privado de la distinción de otros sinónimos como «rostro» o «faz». Sin embargo, no parece que aquí buscase el autor un efecto artístico en el contraste de dos palabras de muy distinta categoría, y siempre debe tenerse en cuenta que el no con­siderar el distinto valor y tonalidad de los vocablos de lo antiguo, descamina a la crítica moderna, que quiere ver en los autores medievales más gusto por los contrastes rudos de lo que realmente tuvieron. El valor estético de los voca­blos antiguos encierra siempre un delicado problema inter­pretativo, que la crítica suele descuidar guiándose sólo por la impresión que modernamente producen. Berceo puede decir de las palomas celestes «más blancas que las nieves que non son coceadas» 26, porque el verbo cocear, aunque de fonética vulgar 27, conservaba hasta el siglo XVI, sin la de­gradación innoble que hoy sufre, su sentido etimológico de 'hollar, pisar', y así, Alfonso el Sabio, traduciendo a Jere­mías, pone «coceó el Señor el lagar de la virgen». Berceo puede usar en expresiones de la mayor majestad el sustan­tivo mollera («alzó la mano diestra de fermosa manera, fizo cruz en su frente, santiguó su mollera»)28, como el Alexan­dre o el Arcipreste de Hita usan esa voz en estilo elevado; puede emplear dentro de la mayor nobleza la voz teta, como Santillana la emplea al describir la elegancia de sus hijas o Mena al tratar de las amazonas y como sigue en uso en el XVI; muchos otros vocablos y frases mantenían así su origi­naria pureza aún no prostituidos por el mal uso, y cuando carezcamos de la necesaria documentación histórica sobre un caso dado, no propendamos a creer que la lengua veci­nal de Berceo pretende quitar a la lengua literaria su imprescindible dignidad.

      Es verdad que el gusto por lo familiar suele traer en Berceo caídas de gran prosaísmo (interesantes, muchas ve­ces, por suministrarnos un raro vocabulario vulgar), pero no olvidemos que la de Berceo no es sólo lengua vecinal, sino al mismo tiempo lengua muy propensa al cultismo: a la vez que introduce en la literatura los recursos del fami­liar diminutivo, inicia también el uso del superlativo clási­co en -íssimo; tanto se desenvuelve en un ambiente de sen­cillez lugareña, como lleva su deleite descriptivo, su adjetivación, su afluencia de vocabulario preciso y variado a un esfuerzo de expresión antes no intentado.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

15  Menéndez Pidal, Poes. jugl.,  1924, p. 102.

16  «Quiérate por mi mismo, padre, merced clamar, ca ovi grant taliento de seer tu juglar; esti poco servicio tu lo deña tomar e deña por Gonçalo al Criador rogar», Santo Domingo, 775. Al empezar el libro segundo de la Vida, también se llama juglar del santo (estr. 289).

17  Vida de Santo Domingo (ed. Fitz-Gerald), estr. 2d. Y recuerda expresamente la petición juglaresca de soldada: «quiero por mi servicio algo de vos levar, pero non vos querría de mucho em­bargar, ca dizríades que era ennojoso joglar», si bien confor­mándose con un don vuelto a lo espiritual: «ternéme por paga­do que bien me solladedes» con «sendos Pater Nostres» (Santo Domingo, 759-760). Notaré aquí de pasada que «las tres meajas» de que habla en San Millán (estr. 2) no es paga juglaresca (como piensa Cirot en RFE, IX, 1922, p. 169), sino del voto de Fernan González (San Millán, 423), cfr. Menéndez Pidal, Poes. jugl. y orígenes,  1957, p. 275, n. 3.

18 Véase G. Cirot, «L'expression dans Gonzalo de Berceo», RFE, IX, 1922, pp. 154-170.

19  Santo Domingo, estr. 2. «En romanz, que la pueda saber toda la gent», repite en San Lorenzo (estr.  1).

20  Vida de San Millán, 343.

21  Véase atrás, Parte IIa, cap. II, § 5.

22  La famosa separación «como la uña de la carne» de Rodrigo y Jimena cuando el Campeador parte a su destierro.

23  Vida de Santo Domingo de Silos, 586.

24  Duelo de la Virgen, 35.

25  Vida de Santa Oria, 39.

26  Vida de Santa Oria, 30.

27  Véase atrás, Parte IIIa, cap. V, § 7.

28  Vida de Santa Oria,  176.

CAPÍTULOS ANTERIORES:

PARTE PRIMERA: DE IBERIA A HISPANIA
A. EL SOLAR Y SUS PRIMITIVOS POBLADORES

CAPÍTULO I. LA VOZ LEJANA DE LOS PUEBLOS SIN NOMBRE.

1.- 1.  LOS PRIMITIVOS POBLADORES Y SUS LENGUAS

2.- 2. INDICIOS DE UNA CIERTA UNIDAD LINGÜÍSTICA MEDITERRÁNEA

3.- 3. PUEBLOS HISPÁNICOS SIN NOMBRE; PIRENAICOS Y CAMÍTICOS

CAPÍTULO II. PUEBLOS PRERROMANOS, PREINDOEUROPEOS E INDOEUROPEOS

4.- 1. FUERZA EXPANSIVA DE LOS PUEBLOS DE CULTURA IBÉRICA

5.- 2. NAVEGACIÓN DE FENICIOS Y DE GRIEGOS EN ESPAÑA

6.- 3. LOS ÍBEROS Y LA IBERIZACIÓN DE ESPAÑA, PROVENZA Y AQUITANIA

7.- 4. FRATERNIDAD ÍBERO-LÍBICA

*   8.- 5. LOS LÍGURES O AMBRONES

*   9.- 6. LOS ILIRIOS

*   10.- 7. LOS CELTAS

*   11.- 8. «NOS CELTIS GENITOS ET EX IBERIS» (MARCIAL)

12.- 9. PERSISTENCIA DE LAS LENGUAS IN­DÍGENAS EN LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA

B. LAS HUELLAS DE LAS LENGUAS PRERROMANAS EN LA LENGUA ROMANCE

CAPÍTULO III. RESTOS DE LAS LENGUAS PRIMITIVAS EN EL ESPAÑOL

13.- 1. VOCABLOS DE LAS LENGUAS PRERRO­MANAS

14.- 2. SUFIJOS PRERROMANOS EN EL ESPAÑOL

15.- 3. LAS LENGUAS DE SUBSTRATO EN LA FONÉTICA ESPAÑOLA

16.- 4. RESUMEN DE LOS INFLUJOS DEL SUBSTRATO

PARTE SEGUNDA: LA HISPANIA  LATINA
A. LA COLONIZACIÓN ROMANA Y LA ROMANIZACIÓN

CAPÍTULO I. HISPANIA PROVINCIA ROMANA

* 17.- 1. CARTAGO Y ROMA. LA PROVINCIA ROMANA DE HISPANIA Y SU EXPANSIÓN DESDE EL ESTE AL OESTE

18.- 2. LA ROMANIZACIÓN

19.- 3. ESPAÑA Y LA PROVINCIALIZACIÓN DEL IMPERIO

20.- 4. PREDOMINIO DEL ORIENTE. EL CRISTIANISMO

CAPÍTULO II. EL NUEVO LATÍN

21.- 1. ¿LATÍN VULGAR?

22.- 2. EL LATÍN NUEVO

23.- 3. INFLUJO DEL CRISTIANISMO

24.- 4. NEOLOGISMOS DEL VOCABULARIO DOCTO

25.- 5. NEOLOGISMOS DE ESTILÍSTICA COLEC­TIVA

26.- 6. ACEPCIONES NUEVAS

27.- 7. FRASEOLOGÍA

28.- 8. MÓVILES DEL NEOLOGISMO GRAMA­TICAL

29.- 9. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SINTAXIS DEL NOMBRE

30.- 10. CAMBIOS EN LA FLEXIÓN Y SIN­TAXIS DEL VERBO

31.- 11. PREPOSICIONES Y ADVERBIOS

32.- 12. COLOCACIÓN DE LAS PALABRAS

*   33.- 13. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

34.- 14. EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONSO­NÁNTICO

*   35.- 15. OTRAS SIMPLIFICACIONES FONÉTICAS

*   36.- 16. LARGA LUCHA ENTRE INNOVACIÓN Y PURISMO

*   37.- 17. LAS INSCRIPCIONES

B. EL LATÍN DE HISPANIA

CAPÍTULO III. ESPAÑA EN LA ROMANIA

*   38.- 1. LA ROMANIA

*   39.- 2. CAUSAS DEL DIALECTALISMO RO­MÁNICO

*   40.- 3. ROMANIA OCCIDENTAL, ROMANIA MERIDIONAL

*   41.- 4. TRES ZONAS DE COLONIZACIÓN DE ESPAÑA

*   42.- 5. ESPAÑA Y LA ITALIA MERIDIONAL

*   43.- 6. ARCAÍSMO PURISTA DEL LATÍN DE ESPAÑA

*   44.- 7. RELACIONES ENTRE EL LATÍN HISPA­NO Y EL DE LA ROMANIA MERIDIONAL: VOCABULARIO Y FORMACIÓN DE PALABRAS

45.- 8. FONÉTICA DIALECTAL EN EL LATÍN DEL SUR DE ITALIA Y DE LA HISPANIA CITERIOR

*   46.- 9. UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL LA­TÍN DE HISPANIA

*   47.- 10. TOPONIMIA CRISTIANA

PARTE TERCERA: HACIA LA NACIONALIZACIÓN LINGÜÍSTICA DE HISPANIA
A. DESMEMBRACIÓN DE LA ROMANIA. ÉPOCAS VISIGÓTICA Y ARÁBIGA

CAPÍTULO I. EL REINO TOLOSANO Y EL TOLEDANO

*   48.- 1. DISOLUCIÓN Y RUINA DEL IMPERIO DE OCCIDENTE. CRISIS DE ROMANIDAD

*   49.- 2. NACIONALIZACIÓN DEL REINO VISI­GODO

*   50.- 3. REINO VISIGODO TOLEDANO

*   51.- 4. ONOMÁSTICA GERMÁNICA

*   52.- 5. CAUSAS DE LA FRAGMENTACIÓN ROMÁNICA

*   53.- 6. LA LENGUA COMÚN QUE NO SE ESCRIBE

*   54.- 7. CENTROS DIRECTIVOS DE LA HISPANIA VISIGÓTICA

*   55.- 8. LENGUA CORTESANA VISIGODA

*   56.- 9. EL MAPA LINGÜÍSTICO DEL REINO GODO

*   57.- 10. ORÓSPEDA, CANTABRIA Y VASCONIA

*   58.- 11. NACIONALIZACIÓN LITERARIA. SAN ISIDORO

*   59.- 12. LA ESCUELA ISIDORIANA

CAPÍTULO II.  AL-ANDALUS. EL ÁRABE Y LA ALJAMÍA

*   60.- 1. LA ARABIZACIÓN DE HISPANIA

*   61.- 2. LOS MOZÁRABES EN SU ÉPOCA HE­ROICA

*   62.- 3. MUSULMANES DE HABLA ROMANCE

*   63.- 4. LA ALJAMÍA O LENGUA ROMANCE HABLADA EN AL-ANDALUS

*   64.- 5. TOPONIMIA ÁRABE

*   65.- 6. TOPONIMIA MOZÁRABE

*   66.- 7. TOPONIMIA LATINA EN BOCA ÁRABE

CAPÍTULO III. LOS PUEBLOS INDOCTOS DEL NORTE

*   67.- 1. UNA NUEVA BASE PARA LA NUE­VA ROMANIDAD HISPANA

*   68.- 2. GRANDES TRASIEGOS DE POBLACIÓN

*   69.- 3. TOLEDANISMO OVETENSE. EL DIALEC­TO ASTURIANO Y LEONÉS

*   70.- 4. ONOMÁSTICA NUEVA

*   71.- 5. EL PATRONÍMICO EN -Z

CAPÍTULO IV. EL IMPERIO LEONÉS Y SU FRONTERA VÁRDULO-VASCONA

*   72.- 1. ORÍGENES DEL REINO DE NAVARRA Y DEL «IMPERIO» LEONÉS

*   73.- 2. FORMACIÓN DEL GRAN CONDADO DE CASTILLA

*   74.- 3. LA RIOJA

*   75.- 4. REPOBLACIÓN AL SUR DEL DUERO

*   76.- 5. PREPONDERANTE INFLUJO ÁRABE Y MOZÁRABE

B. PRIMEROS BALBUCEOS DEL IDIOMA (960-1065)
GLOSAS Y CANTARES ÉPICOS

CAPITULO V.  LA LENGUA ESCRITA

*   77.- 1. LATÍN DOCTO Y LATÍN ARROMANZADO

*   78.- 2. LAS GLOSAS EMILIANENSES

*   79.- 3. LAS GLOSAS SILENSES

*   80.- 4. DIFICULTAD DE LA ESCRITURA

*   81.- 5. LOS DIPTONGOS

*   82.- 6. LA Ñ Y LA LL

*   83.- 7. REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE OTROS SONIDOS ROMÁNICOS

*   84.- 8. GRAFÍAS PARA SONIDOS ESPECIAL­MENTE CASTELLANOS

*   85.- 9. RESUMEN ORTOGRÁFICO

CAPÍTULO VI.  EL HABLA ROMANCE

*   86.- 1. FALTA DE FIJACIÓN DEL SISTEMA VOCÁLICO

*   87.- 2. SONORIZACIÓN DE LA CONSONANTE SORDA

*   88.- 3. VACILACIÓN EN LA PÉRDIDA DE LA VOCAL INTERTÓNICA

*   89.- 4. FECHA RELATIVA DE LA SONORIZA­CIÓN Y DE LA SÍNCOPA VOCÁLICA

*   90.- 5. UNA ÉPOCA DE MÚLTIPLES SINCRE­TISMOS

*   91.- 6. CONTIENDA ENTRE LLANOS Y CULTOS

*   92.- 7. ARCAIZANTES Y NEOLOGISTAS

*   93.- 8. AFECTACIÓN ULTRACORRECTA

CAPITULO VII. EL CASTELLANO ENTRE LOS DEMÁS DIALECTOS ROMANCES HISPÁNICOS

*   94.- 1. CARÁCTER DIFERENCIAL DE CASTILLA

*   95.- 2. RASGOS PRIMITIVOS DEL CASTELLANO FRENTE AL LEONÉS, AL ARAGONÉS Y A LA ALJAMÍA

*   96.- 3. CASTILLA SE ADELANTA A LOS OTROS DIALECTOS AFINES

*   97.- 4. EL CASTELLANO CON EL LEONÉS Y EL GALLEGO-PORTUGUÉS

98.- 5. EL CASTELLANO CON EL ARAGONÉS Y EL CATALÁN

CAPÍTULO VIII. LA LITERATURA DEL MILENIO

*   99.- 1. CLÉRIGOS Y JUGLARES

*   100.- 2. CANCIONES ANDALUSÍES. EL LEN­GUAJE DE ESTOS CANTARCILLOS ROMÁNICOS

*   101.- 3. ESTADO LATENTE DE UNA POESÍA ÉPICA

*   102.- 4. ¿HUBO UNA ÉPICA MOZÁRABE?

*   103.- 5. CANTARES DE GESTA BREVES EN CASTILLA

*   104.- 6. EL ASONANTE EN LA POESÍA JUGLA­RESCA

C. LA LENGUA Y LA LITERATURA CASTELLANA
SE ABREN PASO EN UNA ESPAÑA NUEVA

CAPITULO IX. EL INFLUJO FRANCO Y LA EMANCIPACIÓN DEL ROMANCE

*   105.- 1. LA DINASTÍA NAVARRA. CASTILLA HECHA REINO

*   106.- 2. ALFONSO VI; RUPTURA CON LA TRA­DICIÓN MOZÁRABE

*   107.- 3. RECONQUISTA DE TOLEDO. DECA­DENCIA MOZÁRABE

*   108.- 4. LA EXTREMADURA AL SUR DEL DUERO. DESAPARICIÓN DE LOS DIALECTOS ROMANCES PRIMITIVOS

*   109.- 5. EL CID Y LOS ALMORÁVIDES

*   110.- 6. LA CUÑA CASTELLANA

*   111.- 7. ARROLLADOR AVANCE DE LA APÓCOPE

*   112.- 8. FIJACIÓN DEL RITMO ACENTUAL DE LA PALABRA

*   113.- 9. EL CATALÁN

*   114.- 10. EL PORTUGUÉS

CAPITULO X. ESPLENDOR DE LA LITERATURA DIALECTAL (1140-1180)

*   115.- 1. RESURGIMIENTO DE TOLEDO. LA HERENCIA CULTURAL ÁRABE

*   116.- 2. LA POESÍA BILINGÜE CONTINÚA TRIUNFANDO EN AL-ANDALUS

*   117.- 3. LA TOLEDO ROMÁNICA FRONTERIZA; SU MEZCLA DIALECTAL

*   118.- 4. EL POEMA DE «MIO CID»

*   119.- 5. EL LENGUAJE VERSIFICADO. EL MONORRIMO Y EL PAREADO ANISOSÍLABO

*   120.- 6. LA VERSIFICACIÓN: EL ASONANTE Y LA LLAMADA -E PARAGÓGICA

*   121.- 7. PRIMITIVISMO DEL LENGUAJE LITE­RARIO

*   122.- 8. CARÁCTER DIALECTAL DE LA LITERA­TURA

*   123.- 9. PRIMER ELOGIO DE LA LENGUA CAS­TELLANA. LA LITERATURA DE CASTILLA

CAPÍTULO XI. SINCRETISMO EN LA LENGUA LITERARIA DE LA ESPAÑA DE LOS CINCO REINOS (1180-1230)

*   124.- 1. PREPONDERANCIA CASTELLANA

*   125.- 2. INFLUJO DE LA LITERATURA GALLEGA

*   126.- 3. CONTINÚA EL INFLUJO PROVENZAL

*   127.- 4. SANTO DOMINGO DE GUZMÁN Y LA LLANEZA DE EXPRESIÓN

*   128.- 5. «SIESTA DE ABRIL»

*   129.- 6. CONVIVENCIA Y MIXTURA DE DIA­LECTOS

*   130.- 7. CASTELLANIZACIÓN DE LA LENGUA LITERARIA

*   131.- 8. DIALECTALISMO CANCILLERESCO Y NOTARIAL

PARTE CUARTA:  EL ESPAÑOL ANTIGUO
A. RENOVACIÓN ERUDITA DEL IDIOMA (1230-1293)

CAPÍTULO I. NUEVAS CONDICIONES DE VIDA

*   132.- 1. UNA NUEVA EDAD

*   133.- 2. EXPANSIÓN DE LOS DIALECTOS DEL NORTE

*   134.- 3. MODO DE LA PROPAGACIÓN LIN­GÜÍSTICA POR RECONQUISTA

*   135.- 4. «YA HAY PIRINEOS»

CAPITULO II. LOS PRIMEROS  POEMAS DE CLERECÍA

*   136.- 1. DIALECTALISMO ATENUADO

*   137.- 2. CLERECÍA Y JUGLARÍA. EL LATINISMO

*   138.- 3. VERSO «A SÍLABAS CONTADAS»

Diseño gráfico:
 
La Garduña Ilustrada

Imagen: letra iluminada L, siglo XV, de www.retrokat.com

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