173.- 1. INFLUJO GALAICO-LEONÉS. ROMANCES Y ARTE MAYOR

03 de julio de 2012 - 00:34 - I.- HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

C. ARTIFICIOSIDAD RENACENTISTA.
PRERRENACIMIENTO RETÓRICO

1. INFLUJO GALAICO-LEONÉS. ROMANCES Y ARTE MAYOR. VII. PERÍODO DE TRANSICIÓN, 1370-1400

La última época del español antiguo se abre con un período de transición, falto de brillantez; lo viejo desaparece sin ruidosas protestas y lo nuevo surge sin ímpetu de lucha. Se observa un rápido decaimiento de muchos usos tradicionales, desde el cómputo nacional por la era española _¹, sustituido por el Año de Cristo en las cortes de Segovia de 1383, hasta el deporte hispánico de los bofordadores: en el propio Burgos, donde tan afamados habían sido, ya no quedaban sino caballeros ancianos que supiesen bofordar cuando Juan I quiso celebrar las fiestas de su hijo, creado primer Príncipe de Asturias, en 1388.

Y con el bofordar, tan celebrado en todos los cantares de gesta, sobre todo en las trágicas escenas de los Infantes de Lara y del Infante García, se extinguía la primitiva epopeya, disolviéndose en los romances, que en la segunda mitad del siglo XIV empezaban a divulgarse, trayendo un profundo cambio en la métrica y en el estilo épico tradicional. Heredaban de la lírica, la galaico-portuguesa principalmente, el octosilabismo regular, y heredaban de la épica, principalmente castellana, el hacer del octosílabo, no un verso, sino un hemistiquio de verso de 16 sílabas, monorrimo, asonantado, en series estróficas de longitud variable, resultando así el metro más largo de las literaturas románicas, el más comparable al hexámetro latino, el menos mortificado por la rima, no cohibido por la división estrófica.

Además, la poesía gallego-portuguesa dio ahora también a la castellana una estrofa de verso rítmico, de hemistiquios biacentuales de base hexasílaba (-)-́---́(-) de nueva maestría mayor: la octava (abbaacca, o bien ababbccb), llamada de Arte Mayor. Esta octava aparece por primera vez en la Revelación de un Ermitaño, escrita en 1382; luego en la Danza de la Muerte, hacia 1390; y enseguida se propagó rápidamente, arrumbando a la monótona cuaderna vía de hemistiquios heptasílabos a sílabas contadas. Con razón el Marqués de Santillana señala el comienzo de una nueva época en la literatura con la invención del Arte Mayor, venido «de los reinos de Gallicia e Portugal», estrofa majestuosa, capaz de elevación poemática, muerta sin suficiente cultivo, lastimosamente olvidada en el transcurso del siglo XVI.

Con esas dos invenciones métricas, la lengua española había encontrado su propio ritmo en frases o hemistiquios de 6 y 8 sílabas, con acento en las impares 5^a y 7^a, a diferencia del ritmo heptasílabo alejandrino de la cuaderna vía, y del eneasílabo de los pareados tan usados en la época anterior, con acento en las sílabas pares 6^a y 8^a. Este cambio de versificación sin duda se relaciona con el olvido de la apócope, o sea, con la conservación de la -e final latina que, por influjo principal de León, dio al idioma su nuevo y definitivo ritmo; no es por esto de extrañar el influjo del reino leonés en la constitución de los dos metros de Romance y de Arte Mayor.

Este influjo se ejerce precisamente cuando la vieja escuela lírica galaico-castellana estaba a punto de extinguirse. Poesía cortesana, decae en extremo con el luto de casi dos años y medio que Juan I guarda por su desastre de Aljubarrota (1385-87)_²; pero esa lírica gallega, aunque pronto cesó de ser cultivada por los poetas de la región central, dejó como recuerdo en la lengua castellana algunos vocablos poéticos, cuyo más vivaz representante es ledo 'alegre', galleguismo afortunado, que al declinar el siglo XIII desbancó al castellano liedo < laetus, y que con gran prestigio de elegancia ennobleció los decires del siglo XV y se perpetuó hasta la poesía de hoy modernista y postmodernista.

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