262.- 13. LA B Y LA V

27 de julio de 2012 - 15:52 - I.- HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

13. LA B Y LA V. VIII. GRAN RENOVACIÓN EN LA LENGUA COMÚN (1480-1550)

Tampoco dice fray Juan de Córdoba nada sobre la b y la v; pero sabemos que su confusión partió igualmente de Castilla la Vieja.

Primitivamente había una b, d, g oclusivas, derivadas de p, t, k latinas, junto a ƀ, đ, ǥ fricativas, derivadas de b, v, d, g latinas. Nebrija distingue con precisión la b oclusiva de lobo < lupu, cabo, acabar v fricativa de provar cantava nuevo < novu; la grafía tradicional ofrecía dos signos b y v para tal distinción. No habiendo dos signos semejantes, la grafía habitual tenía que confundir la d y la g oclusivas, procedentes de t o c latinas (vida < vita, rueda < rota, seguro < securu, siega đ y ǥ fricativas procedentes de d y g latinas (vado < vadu, crudo < crudu, llaga < plaga, niega < negat). Fijándonos en la b y v que en la escritura revelaban su calidad y por ello atraían la atención de los gramáticos, hallamos que estos empiezan a denunciar la confusión de ambos fonemas refiriéndose a Castilla la Vieja. El doctor Busto en 1532, después de describir la b oclusiva («se pronuncia los labios cerrados») y la v labio-dental («los dientes de arriba sobre la labios de abaxo»), añade: «en esto deven mucho parar mientes los Burgaleses, que generalmente assí en escrevir como en pronunciar confunden estas dos letras ^₉₃. Lo mismo el helenista toledano Francisco Vergara, en 1537, censura a los clérigos de la diócesis de Burgos que pronuncian en latín vestia, vene por bestia, bene»_⁹⁴.

Antonio de Torquemada que refleja el uso de León y Tierra de Campos, hacia 1532, lamenta la falta en que casi todos caen de confundir b y v, «y en esto también pecan los que algo entienden como los que no saben nada; que yo confieso mi pecado, de que no dejo de tener algún descuido para esto por inadvertencia»; y a continuación describe la b como oclusiva bilabial y la v como labio-dental _⁹⁵. La evolución consumada en Castilla la Vieja y León fue sin duda el llegar al estado moderno: la b oclusiva se relajaba en fricativa bilabial, y atraía a sí la v, eliminando la articulación labio-dental (recuérdese la vacilación entre las variedades labio-dental y bilabial de la f).

La confusión de b y v debía de existir hacía tiempo en varias regiones. Nebrija en su Ortografía, 1517, nota de la B y la V que «algunos de los nuestros apenas las pueden distinguir assí en la escriptura como en la pronunciación, siendo entre ellas tanta diferencia quanta puede ser entre qualquier dos letras» (en la Gramática, 1492, tiene la v por labio-dental)_⁹⁶, y luego nota en el cordobés Juan de Mena, la rima imperfecta proverbios : sobervios, aunque la cree disculpable por «la vezindad que tienen entre sí la b con la v consonante»_⁹⁷. Juan del Encina copió a Nebrija en la censura y excusación de Mena, añadiendo otro ejemplo de rima imperfecta disculpable, biva : reciba, la misma que él usó en su Égloga de Plácida y Victoriano _⁹⁸. En verdad, el testimonio de los consonantes no es muy probatorio, pues los poetas se contentan a veces con rimas aproximadas sin completa identidad de los sonidos. Más decisivo es para probar la confusión en el Norte de España el caso de san Ignacio, escribiendo en su diario palabras como saber, entrebalos, enterbalos, etc._⁹⁹; esta última palabra, aunque más veces aparece escrita intervalo, parece indicar que san Ignacio hasta el latín lo pronunciaba a la manera que señalaba Francisco Vergara para la diócesis de Burgos.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

93 Arte para aprender a leer y escrevir, Licencia fecha en Segovia, 13 septiembre 1532 (en Viñaza, Bibl. Filol. Cast., 1893, col. 825).

⁹⁴ De graecae linguae grammatica libri quinqué, Alcalá, 1537: «B (β) vulgo laxius quam b profertur, ita ut ad v consonantem declinet, ut (βios vios. Quo vitio perpetuo laborat in Hispania Burgensis dioecesis enuntians vestia, vene pro bestia, bene. Quin eadem adhuc vitium geminat, quum praepostere profert bita, binum, bacca, pro vita, vinum, vacca» (Cuervo, en Rev. Hisp., II, p. 11). Vergara cita sólo casos de b inicial, posición en que la pronunciación oclusiva se produce aún hoy, y por eso nota las pronunciaciones inversas bita, binum.

95 Manual de escribientes, manuscrito; en Viñaza, Bibl. Filol. Cast., 1893, col. 1147, o en Gallardo, Ensayo, IV, 1889, col. 751: «B con los labios ambos, poniendo el uno igualmente sobre el otro... V poniendo los dientes de arriba en principio del labio de abajo por de dentro».

96 Ortografía, en Viñaza, col. 1098, Gramática, I, 4º, describe la pronunciación latina de F y V «puestos los dientes de arriba sobre el beço de baxo, e soplando por las helgaduras dellos, la f más de fuera, la v más adentro un poco»; pronunciación que se supone sea la romance, pues en I, 5º, tratando de las letras de la lengua castellana, no anota entre las pronunciaciones diferentes nada respecto a b y v, sino que vuelve a asemejar la v a la f y al digama eólico; véase en Viñaza, col. 1079-1080 y 1083.

97 Gramática, IIª, 6º.

98 Encina, Arte de poesía, 6º (en Menéndez Pelayo, Antología de poetas líricos, V, 1894, p. 43). Égloga, en Teatro completo de Juan del Encina, ed. RAE, 1893, p. 376).

99 Monumenta Historica Societatis Iesu, vol. LXIII, Monumenta Ignatiana, pp. 137₈₉, 121₅₀, 123₄. No hay para qué citar receuir, autógrafo de Carlos V en 1543. (Bull. Hisp., I, 1899, p. 142, línea 107), pues ha de ser por galicismo, recuerdo de recevoir.

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