273.- 1. ÚLTIMOS ECOS DE LA OPINIÓN CORTESANA Y TOLEDANA

31 de julio de 2012 - 14:27 - I.- HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

1. ÚLTIMOS ECOS DE LA OPINIÓN CORTESANA Y TOLEDANA. X. ASPIRACIÓN A UNA NORMA LINGÜÍSTICA NACIONAL

La norma cortesana del buen hablar, que tan absolutamente acataban Villalobos, Valdés y Garcilaso, era contradicha en los más variados modos por los nuevos rumbos de la literatura, pues si ésta tomaba como norma el lenguaje hablado, podía no ser el de la corte, como no lo es en el Lazarillo, ni en santa Teresa; y si buscaba una perfección especial de la lengua escrita, se apartaba de todo tipo conversacional, como se apartaban fray Luis de León y Herrera. Aun para la misma lengua hablada se buscaba otra guía, la de los libros, como sienta con claridad el valenciano Martín de Viciana (1574), distinguiendo en todo idioma tres maneras de hablarlo: la primera o principal es «la más esmerada y preciada lengua de que usan los hombres de letras», porque éstos saben guardar la propiedad y los términos nuevos pueden sacarlos del griego y el latín «las dos princesas del bien hablar»; la segunda manera es la de «la gente principal cortesana y ciudadana», cuya polideza falla a veces por falta de letras; la tercera es la de los villanos y gente común, que a cada paso aplican términos impropios _¹. Igualmente, tanto el maestro Medina como Herrera en las Anotaciones a Garcilaso, ponen la mayor nobleza de la lengua a cargo de «los buenos ingenios», los hombres «de estudio y arte»; en la defensa de sus Anotaciones, Herrera, combatiendo a Prete Jacopín, un noble de la más alta nobleza cortesana, dice: «yo no me he criado en las academias de la corte, sino entre unos libros viejos», y expresamente desecha la autoridad de las dicciones cortesanas o de la alta sociedad madrileña: «la menos buena lengua es la más mezclada, y por esto la cortesana es menos propia, más adulterada, como aquella que sufre más alteración por la diversidad de gentes extrañas que concurren en la corte»; y como Prete Jacopín encomia las dicciones de un verso de Garcilaso, Herrera pregunta: «¿Qué son diciones cortesanas? ¿Son de otra naturaleza que las que se usan en todo el reino?»; si la corte se trasladase de Madrid a Bilbao no sería, la que se hablase allí, la lengua mejor, sino la que se habla entre todos, castellanos o andaluces; cortesano hay que no es más que un asno _². Así, cuando Felipe II hace a Madrid residencia regia, el patrón lingüístico cortesano está combatido por varios conceptos _³, si bien Madrid se impondrá tanto por ser corte como porque siendo corte se hizo patria de los mayores ingenios. No se impondrá ya el habla de los cortesanos, sino el de los habitantes de la ciudad-corte, y, a causa de esto, Toledo perderá su importancia.

Diego Catalán: Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal (2005)

NOTAS

1 Libro de alabanças de las lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana, Valencia, 1574. (En Viñaza Bibl. Filol. Cast., 1893, col. 20-22.

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